Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Días en el Paraíso por Ari_123_love

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Taemin apagó el televisor, la película que estuvo viendo justo acababa de terminar y no se le antojaba seguir mirando lo que había en otros canales. Afuera, las nubes se arremolinaban amenazando con llover en un día tranquilo. Subió ambas piernas sobre el sofá, pegándolas contra su pecho para así poder recargar su cabeza sobre ellas. Estaba solo en casa, ya que sus malcriados bebés estaban en el veterinario. Kikyong no había regresado a jugar en un par de días, probablemente se encontraba recolectando comida, y los pececitos no se encontraban de humor para jugar tampoco.

Así que estaba solo y aburrido. Suspiró, observando por la ventana, de hecho era un buen día para recordar. Con lo nublado y lluvioso del día, el que llevara puesto su sudadera favorita color blanco (que no se atrevía a usar fuera de casa para evitar mancharla), y su falta de quehacer, Taemin podía recordar perfectamente aquel día que, justo estando de este modo, Minho se había confesado.

 

 

 

-¡Taemin!

Taemin parpadeó sorprendido por el abrazo en que fue envuelto en cuanto abrió la puerta. Minho estaba empapado, y le faltaba el aliento, así que probablemente había corrido todo el camino, escaleras incluidas, hacia el apartamento de Taemin.

-Hey Minho ssi.- Taemin bromeó un poco al hablarle de manera tan formal. -¿Quieres pasar? Te traeré una toalla.- Le permitió el paso, dándose la vuelta para ir por la toalla prometida. Le daba un poco de risa que Minho había corrido bajo la tormenta, en vez de aparecerse directamente. ¡Él había estado ahí la tarde pasada! No había ninguna barrera de magia que se lo impidiera.

Sólo alcanzó a dar un paso lejo antes de que el ángel le tomara por la mano, evitando que se moviera más.

-Taemin…- Minho le llamó.

-¿Sí?- Dio media vuelta para verle. En ningún momento soltaron sus manos, entrelazando sus dedos sin notarlo.

-Yo te amo, Taemin.

Tal vez perdió el aliento, pero no podía decirlo con seguridad. Su pecho se sentía tibio, y pesado. Una pesadez distinta, cómoda. No lo pensó, se cernió sobre el ángel, besándole sin pensarlo. Sólo quería hacerlo, sentía que debía hacerlo.

Minho le tomó por el rostro con su mano libre, acariciándole la mejilla. Compartieron ese beso por un instante más, todo lo que pudieran.

-Ven conmigo.- Taemin exhaló cuando se separaron, sin soltarle de la mano.

Caminaron torpemente juntos, a lo largo del estrecho apartamento hasta ver la pequeña habitación de Taemin. Minho miró un segundo la puerta a la izquierda de esa habitación, estaba abierta y se podía notar un pequeño escritorio ahí. Sólo Taemin podía tener un apartamento diminuto y aún así dedicarle un espacio como tal a un escritorio. Sonrió, mientras era halado dentro de la habitación del demonio. Taemin se veía algo ansioso, totalmente lo contrario a como era normalmente. Su ansiedad se disipó en cuanto juntó sus labios de nuevo con los del ángel. Entonces los nervios de Minho empezaron. Se había dado cuenta de a dónde le había conducido Taemin, de lo que se supone que tendría que pasar ahora.

-Yo nunca…- Exhaló dubitativamente, liberándose de las demandas del joven demonio.

 -¿Oh?- Entonces Taemin abrió los ojos, comprendiendo. Sonrió suavemente, sintiéndose extraño por no tener la necesidad de burlarse de eso. Se sentía halagado, y extrañamente dichoso. Colocó un corto beso en los labios de Minho, asintiendo. –No te preocupes por ello, es como besar.- Le besó de nuevo, probando su punto. –Se da de manera natural, tiene su propio ritmo. Yo te guiaré.

Un suspiro se escapó de la boca de Minho, asintiendo. Lo sabía, podía confiar en él, y ese era una pequeña parte de por qué se había dado cuenta que lo amaba. Se había enamorado de un demonio, y ni siquiera tenía pensamientos encontrados acerca de eso. Se sentó al filo de la cama en cuanto Taemin le empujó suavemente. El demonio rio por lo bajo, agachándose lo suficiente para robarle otro beso y después guiñarle un ojo mientras se alejaba.

Minho sentía su corazón latir claramente dentro de su pecho. Un ritmo constante y firme, mucho más notorio cuando estaba cerca del demonio que ahora se encontraba bailando frente a él de manera sencilla. Taemin ni siquiera estaba haciendo algo obsceno, como para ser un demonio incitador de lujuria, sólo se balanceaba de un lado a otro, moviendo su cadera en un ritmo marcadamente lento. Su respiración se detuvo cuando Taemin subió sobre su regazo, colocando ambas rodillas a los costados de su cadera sobre la cama. Arrastró sus manos desde el centro del pecho del ángel, hasta subir y envolverlas alrededor de su cuello. Tomó un beso más de los labios del ángel, sonriendo codiciosamente al darse cuenta que podía tomar todos los besos que quisiera, Minho no se negaría. Entonces una lluvia de besos cayó sobre los labios del mayor, sonriendo al notar el mucho entusiasmo de Taemin. Taemin era un demonio sumamente tierno a su parecer.

Cuando el frenesí de besos terminó, Taemin lucía radiante y listo para brincar sobre su presa. Sin embargo se abstuvo de hacer cualquier movimiento brusco; Minho era un lindo ángel virgen que le  que le estaba regalando su primera vez. Quería mimarlo por completo y consumirlo lentamente.

Se sacó de encima su sudadera junto con su camisa, dejando que Minho viera su torso desnudo. De hecho era la primera vez que se iban a ver desnudos, y Taemin se estaba dando cuenta que no había tenido prisa en ello hasta este momento. Acarició los brazos del ángel hasta llegar a sus manos y tomarlas para poder indicarle que le tomara por la cadera.

-Puedes empezar por acariciarme.- Le sugirió. -Siempre me acaricias, aun cuando no te das cuenta.

-Acariciar es una forma de demostrar el amor.- Minho susurró, tímidamente moviendo sus dedos sobre la piel nívea.

-¿A sí?- Taemin le molestó juguetonamente. -Me gusta que me acaricies. Puedes empezar por mi pecho.- Sugirió.

Minho asintió sin dudar. Sus dedos picaban un poco, sintiendo alivio cuando empezó a dibujar círculos con sus pulgares sobre la piel de Taemin. Despacio, con algo de temor de arruinarlo, arrastró sus dedos sobre el vientre, cruzando sobre el pecho. Tento el pecho suavemente, descubriendo lo firme de los músculos del demonio. Taemin no estaba demasiado construido, pero era obvio que tampoco estaba descuidado. Estaba justo en la perfección. Y le gustaba tocar, exceptuando claramente ciertas áreas.

-Tsk tsk tsk, Min.- Le susurró al oído, tomándole una mano y colocándola de manera abierta sobre su pectoral, para que sintiera cada centímetro. -No te olvides de nada, me gusta la atención en mis pezones.

Minho tragó duro, sintiendo una extraña emoción en su vientre. Picaba, de una manera deliciosa en que no quería dejar de sentir nunca. Mordió su labio inferior, acariciando con pequeños movimientos circulares el disco color café claro. Taemin se dobló un poco ante el tacto, iniciando una sucesión de besos detrás de la oreja de Minho hasta bajar a su hombro.

-Lo estás haciendo muy bien Min.- Exhaló. –Aprendes rápido.

Minho asintió de nuevo, sintiéndose en trance, sólo podía escuchar, ver y sentir a Taemin. El demonio le estaba dominando sin tener que hacer mucho. No supo en qué momento su otra mano comenzó a estimular el otro pezón de Taemin, sólo sintiendo un escalofrío de placer al escucharle gemir suavemente. Su mandíbula dolía un poco, debido a que genuinamente se le estaba haciendo agua la boca por Taemin.

-Taem yo quisiera…

-Sí, usa tu boca.- Exhaló, casi como si hubiese leído la mente del ángel. –Quiero sentir tu boca en mí Minho, por favor.- Rogó.

Iba despacio, pero definitivamente había dejado de titubear en cada uno de sus movimientos. Taemin disfrutaba de su toque, y se veía tan relajado, que Minho no pudo encontrar otro motivo para seguir teniendo temor de equivocarse. Acercó su rostro al pecho del menor, regando besos rápidos alrededor antes de llegar a la meta. Atrapó entre sus labios el botoncito izquierdo del malvado demonio. La piel de Taemin vibró por completo, sintiéndose más caliente de lo que normalmente era.

-Min, Min…- Gimió, enredado sus manos en el cabello del ángel. –Sí, ah es fantástico.

El hecho de que estuviera sentado sobre el regazo de Minho hacía que Taemin se retorciera de manera violenta, instintivamente. Podía sentir como el bulto en la entrepierna del ángel crecia, y alcanzaba a ver que Minho ni siquiera lo había notado, él sólo tenía sus sentidos puestos en explorarle como se lo había indicado. ¡Realmente quería comerse de pies a cabeza a este ángel puro!

-Minho…Detente un momento.- Gimió algo falto de aliento. –Podemos hacer esto por horas, pero tú aun tienes ropa y eso es totalmente injusto.

Minho le miró con desconcierto, asintiendo sin entender el punto de Taemin.

-Tontuelo.- Taemin sonrió, acariciando los hombros anchos del ángel. Minho siempre vestía tan formal, y aún así el día que le había conocido no llevaba más que una sencilla camiseta color negro. Tal vez si lo hubiese engatusado para tener sexo ese día, no hubiera sido tan diviertido como lo estaba siendo ahora mientras jugaba a arrancar botón por botón de esa camisa color celeste. –¿Qué es lo que escondes aquí abajo, eh?- Le molestó un poco, sacándole la camisa junto con la chaqueta que llevaba puesta. Ni siquiera se sintió decepcionado al ver que Minho usaba una camiseta interior bajo su camisa, simplemente deslizó sus manos debajo de ella, tentando los abdominales del ángel. –Oh, esto definitivamente es algo que me gusta.- Sofocó una risa, tomando después la bastilla de la camiseta y sacándosela. –Tú eres algo que me gusta.

Se besaron por un instante más, compartiendo la sensación de piel con piel. Fue el instinto, Minho tomó la cintura del demonio con una mano, la otra acarició su espalda hasta llegar a su nuca de donde le asió firmemente.

-Vamos Min, tienes que soltarme si quieres continuar con esto.- Taemin susurró sobre la boca del ángel. –Prometo que seguiremos besándonos.

-¿Qué es lo que…- Minho se sintió extraño cuando Taemin se levantó de su regazo, deseando que volviera y se sentara justo donde había estado.

-Sólo mira, Min.- Le guiñó un ojo, sonriendo.

Alzó sus manos al aire, con movimientos delicados. Después giró sus caderas, bailando ante un ritmo inexistente. Con la mirada se aseguraba que Minho no se distrajera, llamando su atención con ligeros movimientos que le atraían. Sus manos serpentearon hasta su cadera, afianzándose al elástico de su pantalón. Sin muchas pretenciones lo deslizó hacia abajo, subiendo su pierna al regazo del ángel, para sacarlo sin dificultad, repitiendo el acto con su otra pierna. Entonces quedó desnudo. No usaba calzoncillos, no cuando estaba en casa con su cómoda ropa de no hacer nada.

-Wow…

El ángel exhalo.

-Muy halagador señor Choi.- Taemin murmuró, acercándose lo suficiente para acariciarle el rostro. -¿Merezco un beso?

-Todos los que quieras.- Jadeó.

-Ven aquí tontuelo.- Rio, inevitablemente, tomando a Minho por el cuello y llevándole consigo hasta el centro de la cama. Giró, hasta quedar debajo del gran y pesado cuerpo del ángel. –Hey, ¿recuerdas que te dije que acariciar es una forma de empezar?- Sonrió ante el asentimiento que Minho hizo con su cabeza. –Podemos continuar haciendo eso.

-Empiezo a notar que te gustan mucho los besos y las caricias.- Minho exhaló una risita boba, mirándole a los ojos. –Realmente te amo.- Suspiró.

Taemin sintió que su rostro ardió, sin lograr entender el porqué precisamente. Giró un poco su rostro, recuperando su aliento. Un ligero gemido se escapó de su boca al sentir la boca de Minho dejándoles pequeños besos en la mejilla, recorriéndole la mandíbula y luego su cuello. Hundió sus dedos en la espalda de Minho, sintiendo cada uno de sus músculos tensarse mientras él se movía poco a poco con cada beso que dejaba. Exploró la piel de Minho, disfrutando de la sensación fresca de su piel.

-Me gusta este lunar de aquí.- Taemin detuvo al ángel, señalándole su lunar cerca de la boca antes de morderlo suavemente. –Bastante tentador.

-Taemin…- Minho trató de reprenderlo, sin tener obvio éxito al ser mordido de nuevo. –A mí me gusta mucho el lunar en tu nariz…- Rio. –Y el que tienes en tu mejilla, y todos los demás que me has dejado ver.

-Cariño, todavía puedes descubrir más.- Acercó su boca al oído del mayor. -¿Qué te parece si damos el siguiente paso?

-Eh yo…

Taemin definitivamente disfrutaba ver como Minho se ponía en blanco. Como un canva en blaco, quería llenarlo de sus colores, y disfrutar del proceso. Acarició el vientre marcado de Minho, hasta llegar a su pantalón y desabrocharlo. Bajó el zipper, colando su mano dentro y palpando la erección presente.

-Oh diablos, eres enorme cariño.- Jadeó. –Cómo me encantaría sentirte rudamente, pero no esta vez.- Le empujó a penas un poco, para poder tener espacio y moverse hasta la mesa de noche que tenía a lado de su cama. Buscó en el primer cajón, sacando una botella de lubricante. Nuevo y sellado, usó los dientes para deshacerse del sello. –Presta atención Min, lo haré para ti.

Minho jadeó, tenía dificultad para respirar al ver como Taemin abierto de piernas jugaba con el pegajos lubricante entre sus dedos. Se mordió los labios al ver esa rosada lengua humedecer los gruesos labios del demonio, sintiendo un fuerte tirón en la parte baja de su vientre. Era mucho más abajo que su vientre, lo entendía, pero no sabía cómo reaccionar ante eso. Terminó de perder el aliento cuando Taemin empujó su primer dedo dentro de su propio cuerpo. Su mirada era pesada, llameante, y le exigia al ángel que no dejara de mirarle. Cada músculo de su cuerpo dolió de anticipación al ver el segundo dedo pulsando dentro de ese níveo cuerpo, abriendo y cerrando en un acompasado ritmo. El tercer dedo que Taemin hundió dentro de su ano fue el tiró de gracia para el ángel. Los gemidos y gruñidos bestiales del demonio provocaron que Minho apretara la mandíbula, deseando sin saber qué era lo que deseaba.

-Min…

Le escuchó rogar.

-Min, tócame por favor…

Minho volvió a cernirse sobre el demonio, colocando una de sus manos al costado del rostro del chico. Su otra mano tomó la pierna derecha, acariciando hasta llegar a subir lo suficiente como para…No tenía miedo, pero se encontró lívido. No podía moverse, ni siquiera hablar. No pudo reaccionar hasta ver que Taemin se deslizaba debajo de él, mirándole con cierto cariño.

-¿Qué haces?

-Dijiste que me amabas. Yo…quiero aprovecharme de tus sentimientos, quiero sentirlos…Quiero hacerte sentir de la manera en que me haces sentir.- Taemin le besó el vientre, varias veces, como distracción mientras terminaba de deshacerse de sus pantalones y boxers. Exhaló con un poco de nerviosismo, como jamas lo hubo sentido, antes de empezar la felación.

-¡Taemin!- Gritó, sorprendido por el atrevimiento del demonio. Se sostuvo del marco de la cabecera de la cama, para evitar moverse de más al sentir como el menor le lamía y chupaba. –Tae…cielos, Tae…

No se entretuvo mucho en la mamada, sólo lo suficiente como para que el ángel se relajara y se dejara atrapar por las sensaciones. Entonces se detuvo y volvió a escalar, besos arriba, hasta llegar al lugar que había abandonado. Sabía que no era la posición más cómoda para tener relaciones, pero quería ver a Minho, quería poder tocarlo en su primera vez, la primera vez de ambos juntos.

-Te quiero dentro de mí, Min.- Suplicó. –Por favor.

Sólo esas palabras bastaron, y un Minho demasiado dócil se rindió ante del demonio, demostrándole el amor que sentía por él de manera carnal. Juntó su cadera a la del menor, hundiéndose profundamente, gruñendo ante cada nueva sensación.

-Vas bien, Min. Lo haces muy bien cariño.- Taemin le alentó, envolviendo sus piernas en la cintura del moreno. –Sigue por favor, sigue sin detenerte.

Un gruñido más fuerte, y Minho continuó con los embates, apretando la quijada con fuerza. Taemin le distrajo, tomándole por el rostro y besándole, para que dejara de controlarse tanto y estuviera un poco más suelto y receptivo.

-¿Lo sientes? ¿Nuestra conexión?- Gimió. –Minho, ¡sí! Sigue, ahí.- Se retorció, rasgándole el pecho con sus largas uñas. Con cada golpe se arqueaba, cerrando los ojos sin notar como por fracciones de segundo pasaba a su forma natural. Pero Minho lo notaba, y se dio cuenta que incluso de ese modo sentía ese amor que se estaba empezando a desbordar por todos lados y no lo dejaba pensar racionalmente.

Gruñó cuando sintió que Taemin le mordía el cuello, y su lengua después le pedía perdón con sensuales movimientos sobre los que succionaba. Se estaba volviendo loco y no quería dejar de hacerlo. Sólo dejaría que Taemin le envolviera en su existencia.

-¡Minho!

Ese era el fin, lo podía sentir.

-Tae…Taemin …

Y entonces todo entre ambos explotó, sintiendo la inevitable espiral del orgamos, cayendo profundamente en él. Sólo quedaron sus respiraciones alebrestradas, y el silencio a su alrededor. Frente con frente, y cada parte de sus cuerpos tocándose hasta saber que no era un sueño.

-Te amo.- Fue lo primero que Minho exhaló en ese sentimiento post orgasmo. Se movió muy cuidadosamente, algo temeroso de lastimarle. Volvía a ser ese ángel mesurado que era.

-¿Cómo puedes saber eso? Sólo tenemos diez días de salir juntos.- Taemin se giró de lado, quedando frente a Minho. Ambos se miraban, esperando poder transmitir todo sin tener que complicar lo que estaban sintiendo.

-Tú mismo lo dijiste, ¿puedes sentir nuestra conexión?- Le acarició el cabello. –Sé que eres tú, sé que te amo. Cada día desde que nos conocimos, sólo cuento las horas para poder volverte a ver. Incluso cuando estoy en el hospital, lo único que espero es a que llegues tú y me invites a comer, o tomar un café mientras platicamos y nos conocemos. Aun cuando sabes que no tengo tiempo, nunca fallas en ir. Lo puedo ver en tu mirada, la sientes, y es por eso que la sigues.

-Minho, una conexión no significa que yo sea tu elegido…O tú el mío.- Trató de hacerle ver.

-Pero, ¿no es ese nuestro caso?- Minho sonrió. –Cuando dije que te amaba, tú mencionaste que querías aprovecharte de mis sentimientos y hacerme sentir lo que te  hago sentir. Taem, el amor es algo que primero lo sientes tú, y a veces puede parecer egoísta. Pero cuando es real, quieres dar todo por el otro, quieres que sepa y sienta la felicidad. Taemin, ¿te hago feliz?

Taemin suspiró, asintiendo. Bajó la mirada, algo avergonzado de sus palabras.

-No sé que es el amor.- Susurró.

-Tal vez no sabes que lo estás sintiendo, pero dame la oportunidad de enseñarte que lo que sentimos juntos es amor.- Le tomó por la barbilla, sonriéndole. –Por favor Taem, no quiero que salgas ya de mi vida.

Taemin abrió la boca, perdiendo el aliento. Sus ojos se llenaron de lágrimas, asintiendo.

-Tampoco quiero salgas de la mía.- Confesó.  Porque realmente le gustaba estar alrededor de Minho, de compartir cosas con él día a día, o de descubrir cada pequeño detalle del ángel. Nunca se había sentido así de abrumado, pero tampoco quería dejar de sentirlo.

-Te amo, y creo que tú también me amas Taemin.

 

 

 

Taemin exhaló entrecortadamente. Una lágrima bajó por su mejilla ante el bello recuerdo. Se limpió la cara con el puño de su sudadera, tratando de despejarse. Ahora que había empezado, le era un poco difícil parar de llorar, pero estaba a tiempo.

-Amor, estoy en casa…- Minho apenas logró saludar, antes de notar las lágrimas en el rostro de su chico. Corrió a su encuentro sin dudarlo. -¡Taemin! Cariño, ¿por qué lloras? ¿Estás bien? Si algo te tiene triste…

-No lloro de tristeza Min.- Taemin rio através de sus lágrimas. Se limpió el rostro una vez más, poniéndose de pie y abrazando al hombre alto.

-¿Entonces por qué lloras?- Preguntó angustiado.

-Me siento feliz, Min.- Y tomó su mano, colocándola sobre su propio pecho para que Minho pudiera sentir directamente las ondas de felicidad que expedía. -¿Puedes sentirlo? ¿Lo muy feliz que soy? Soy muy feliz contigo, y no tienes idea de cuánto te amo.

Minho entonces se encontró sin palabras. Aplastó al delgado demonio contra su cuerpo, en un apretado abrazo. Ahora él también empezaba a llorar, agradeciendo el poder sentir tan explícitamente la enorme felicidad de Taemin. Porque su felicidad estaba tan cargada de amor, y sin duda alguna estaba dirigida hacia él, agradeciéndole por haberle enseñado que le amaba.

-Yo también te amo, mi vida.- Exhaló.

El día era gris, y algo tormentoso. Pero dentro de su departamento, música lenta sonaba de un tocadiscos que tenían guardados, mientras bailaban al compás todavía abrazados.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).