-¡Voy a salir Min!- Taemin salió de la recámara, arreglando cualquier desperfecto que tuviese en su camisa. -Iré con mis amigos.
Minho desde el comedor, donde estaba leyendo unas investigaciones, subió la mirada en busca de su chico malvado.
-¿Qué amigos?- Cuestionó, porque usualmente Taemin salía con Kibum, y a veces con otras personas que se sumaban, pero no pasaba de un Kibum y anexos.
Taemin rio, recogiendo su cartera y guardándosela en el bolsillo del pantalón. Ahora bien, ¿dónde había puesto las llaves del auto?
-Ya sabes, con mi hermano Jongin, y mi sobrino Moonkyu: mis amigos.- Se encogió de hombros, mientras alzaba los cojines de los sofás en su pequeña busqueda de sus llaves.
-¿Ese par de demonios alcahuetes?- Murmuró un ligero mmm entre palabras, evitando agregar alguna molestia que sintiera al recordar a esos demonios que eran cercanos a Taemin.
-No son alcahuetes.- Se carcajeó, llegando hasta el comedor donde Minho estaba. -¿Has visto mis llaves?
-Debajo de la caja de cereal que comiste hace rato.- Indicó con su dedo. -¿Realmente estas diciendo que no son alcahuetes? Cariño, su única tarea es vigilar que no te estés convirtiendo en un ser de luz. Ellos no te han vigilado en lo absoluto.
-¡Las encontré!- Jadeó victorioso. –Tal vez tengas razón Min,- rio alegremente, acercándose a su novio –pero yo en su lugar creo que también lo sería.
-Si, puedo imaginar eso.- Rodó los ojos, aceptando el beso que Taemin tan cariñosamente le dio en los labios. -¿A dónde irán?
-A beber, por supuesto.- Sacó la lengua en un gesto travieso.
Minho rodó los ojos, volviendo a centrarse en sus papeles.
-No entiendo por qué van a beber si el calor de su cuerpo literalmente evapora el alcohol.- Exhaló. –No tiene sentido.- Sabía que Taemin no era un demonio normal, y de cierto modo encontraba algo de paz al ver que a quienes consideraba sus amigos tenía algo de parecido en él. A los demonios no les gusta la comida humana, pero Taemin la consume todo el tiempo. Si hay algun demonio que le hubiese hecho compañía antes, Minho estaría agradecido con él. Pero no con ese par de demonios, ellos le irritaban a más no poder. Demasiado lascivos como para estar cerca de Taemin. Suspiró, tratando de alejar sus celos. Taemin sólo los quería como amigos, debía recordárselo.
-Sabe bien, además, es divertido ver a humanos embriagarse.- Se encogió de hombros.
-Ya veo…- Exhaló. -¿A qué hora vas a volver?
-Entre una y dos de la mañana.- Colocó un dedo sobre su boca, pensando. –Tal vez tres. No me esperes despierto.- Rio.
Minho rodó los ojos, sonriendo. Taemin realmente no tenía remedio.
-De acuerdo, diviértete…No demasiado.- Agregó. –Estaré esperándote.- Se puso de pie, tomándole por la cintura y besándole. –Te amo.
-Yo también te amo Minho.- Taemin sonrió enormemente. –Volveré pronto, no me extrañes mucho.
-Lo intentaré.
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