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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Hoy es el 2min Day en Corea uwu Y antes de que deje de serlo, me apuré a subir esto ♥

-¡Buenos días!- Taemin saltó sobre Minho, llenándole el rostro de besos y cariñitos. –Despierta, señor flojo, se hace tarde.

Minho se giró, usando las sábanas  para cubrirse hasta la cabeza e  ignorar al demonio que prácticamente estaba saltando sobre la cama para lograr hacerlo levantarse. ¿Cómo podía estar tan activo si las últimas tres noches sólo había dormido dos horas por estar viendo una nueva serie? No lo entendía, Taemin era como un redbull sin fin, siempre con energía, haciendo cosas no tan prudentes.

-Cariño, déjame en paz.- Gimió, escondiéndose debajo de la almohada.

-No oh~.- Taemin rio, colocándose a horcajadas sobre el ángel. -¡Min! ¡Min! ¡Minho!- Chilló. –Te hice el desayuno, y preparé tu almuerzo para que te lleves al hospital.- Logró alzar la almohada, encontrándose con el espeso cabello del ángel. –Por favor~

Un pequeño grito agudo salió de su garganta cuando fue derrumbado de donde estaba. Minho salió de entre las sábanas para colocarse sobre el demonio, frunciendo el ceño antes de reir.

-¿Por qué estás tan activo y alegre esta linda mañana, mi amado demonio?- Le sostuvo por las muñecas, asegurándose que Taemin no se moviera de debajo suyo.

-Es un buen día.- Sonrió, alzando el rostro para robarle un beso  al mayor. –Feliz aniversario amor.

Minho rio por lo bajo, escondiendo su rostro en el cuello de Taemin. Era tan lindo, que podía sentir su corazón latir tan rápido que probablemente tendría un paro. Regó besos en la piel nívea, escuchando la risa afable del menor, dándole un hermoso inicio a su día.

-Feliz aniversario bebé.- Exhaló, soltándole las muñecas para poder abrazarle. –Mmm, no quiero ir a trabajar, así podría quedarme aquí abrazado a ti todo el día, disfrutando de nuestro primer aniversario.

-Pero eres demasiado Minho, y no puedes con la idea de faltar a trabajar si no es por una causa de fuerza mayor.- Se burló. –Lo sé, y entiendo que eres así. La única razón por la que no me enojo, es porque ya tengo planeada nuestra velada.- Abultó los labios, rogando con ojos de borrego al ángel. -¿Beso?

Minho sonrió, juntado sus labios a los rosados y gorditos labios de Taemin. Besos cortos y tiernos, compartidos por el par de amantes que no podían dejar de alegrar que tuviera ya un año de haber decidido que hacía demasiado sentido el estar juntos, porque se sentía natural, y era definitivamente lo que querían.

-De acuerdo, cariño.- El ángel exhaló. –Vayamos a comer ese desayuno que preparaste.

Taemin chilló de felicidad, empujando a Minho para que se pusiera de pie y saliera de la habitación. Salió corriendo, provocando que Minho le persiguiera con el fin de atraparle y sostenerle unos segundos más. El ambiente travieso y bullicioso que podían conjugar entre ambos daba una muy buena perspectiva al día. Se sentaron a desayunar, conversando amenamente con pequeños toques picantes que Taemin podía agregar.

Incluso el vestirse para comenzar el día fue toda una proeza entre sus besos y caricias. No había duda de que podían pasar todo el día mimándose. Entonces llegado el momento, donde Minho debía correr para poder llegar a tiempo a trabajar, Taemin le tomó por los hombros, regalándole el último beso de la mañana.

-Nos vemos a las nueve treinta en el Dragón de Oro, si no llegas te daré pesadillas por tres años.- Le advirtió.

Minho rio, acurrucándose contra el menor alegremente.

-No faltaré por nada en el mundo. El Dragón de Oro, nueve treinta. Entendido. Nos vemos ahí, amor.- Confirmó, terminando por aceptar que debía separarse y continuar con sus actividades del día.

La cena en un restaurante exclusivo, era uno de los gestos románticos que Taemin podía llegar a tener. Y a pesar de la suntuosa cena, su conversación fue sencilla, contándose esas historias de cuando estaban iniciando su relación, de lo mucho que habían logrado conocer el uno del otro y en conjunto. Por supuesto que los comentarios traviesos de Taemin no faltaron, ni los muchos sonrojos y regaños sutiles de Minho. Porque era su dinámica, y no había mejor manera de celebrarla más que apegarse a sus propias personalidades.

Minho podía ver el amor en Taemin, en su mirada, o en ese pequeño acto que es el que se tomaran de las manos por debajo de la mesa por iniciativa del menor. Del mismo modo, Taemin encontraba el mucho amor de Minho, en la caja de donas que le obsequió y le llegaron al trabajo, interrumpiendo la junta con el consejo estudiantil en la que estaba. Minho había dejado más que claro que era su aniversario junto al enorme cartel y globos que adornaban la caja;  a nadie en la universidad le quedaría duda que Lee Taemin tenía un novio demasiado enamorado de él. Sin faltar que en durante la cena, recibieron un postre especial por comanda del chef, porque los enamorados celebrando su aniversario sólo deberían probar lo dulce del amor.  

Incluso el hecho de que Taemin apurara a Minho para volver al departamento era parte de su plan de aquella velada. Minho lo sabía, riendo por lo bajo al aceptar que Taemin le jalara con ahinco. Se dejó llevar por el demonio, siendo aprensado por los labios de Taemin mientras estuvieron en el elevador. Le tomó por la cintura, ayudándole a moverse como un solo cuerpo mientras salían de ese reducido espacio y caminar el pasillo hasta su lugar. Con poca dificultad, Taemin abrió la puerta, ambos entrando a casa y cerrando la puerta de golpe.

Taemin no lo dudó, transportó a ambos a su habitación, empujando a Minho contra la cama. Se subió a horcajadas sobre él, sentándose sobre su cadera para poder mostrar el dominio total que tenía sobre el ángel. Compartieron besos por un rato, sólo besos, y sus manos curiosas que no dejaban de acariciar cada trocito del ser contrario.

-Min…- Exhaló, apenas separándose del ángel. –Hagamos algo divertido por nuestro aniversario.- Sonrió, deleitándose con la mirada de pánico que Minho le dio.

Genuinamente había temblado, Minho se encontró sin palabras para describir todo lo que sentía ante la propuesta de Taemin.

-¿Q-qué clase de diversión?- Porque, sí, estaba a favor de jugar. Aunque no hubiesen probado las cosas que Taemin había comprado en esa sex shop, aún. Era tan sólo que le daba un poco de miedo el tratar de imaginar algún juego con el que pudieran celebrar su aniversario.

-No tienes nada que temer, amor mío.- Se mofó, besándole en la punta de la nariz. –No usaremos los juguetes, aún. Necesitas más preparación para ese paso.

Minho quiso replicar, por la obvia subestimación; pero, ciertamente, se encontraba aliviado de saber eso. Taemin era burlón, pero sincero.

-¿Entonces?

-Tsk, tsk, tsk.- Taemin rio, tronando la lengua contra el paladar. –Estás tan interesado, a pesar de todo.- Deslizó su mano debajo de la camisa del ángel, tocando cada musculo duro y ceñido a su paso. –En realidad, quisiera darle un poco de picor a nuestra relación.- Le susurró al oído. –Hoy, te daré permiso de que hagas el amor con alguien más.

-Espera, ¿qué?- Minho tomó al menor por los hombros, apartándole para verle por completo. Frunció el ceño, sintiéndose definitivamente muy sorprendido con eso. Imposible, Taemin no podía querer eso. –Taemin, no creo que…

-Shhh.- Le cubrió la boca. –Jamás dejaría que alguien más que yo te tocara.- Admitió, riendo. –Pero, puedo ser alguien más. Ventajas de poder cambiar de apariencia.- Se tocó el cabello, cambiándolo de color a rubio. -¿Te gusta? O, ¿prefieres rojo?- Lo tornó color cobrizo. -¿Castaño? ¿Tal vez quieras que mis ojos cambien, o mi boca? Seré quien tú quieras que sea, te daré tu mejor fantasía.

Entonces Minho lo entendió, Taemin quería ser más que perfecto ante su vista. No se trataba de hacer el amor con alguien más, o de agregarle sabor a su relación, era sólo la necesidad de Taemin de darle el mejor aniversario. Taemin quería el perfecto día, en todo sentido. Y Minho sabía exactamente que pedir.

-Quiero verte a ti.- Deslizó su mano por el cabello del menor. –Quiero verte, en tu manera natural.- Suavizó su voz, sabiendo que lo que pedía entraba dentro de terreno difícil.

Taemin se congeló, luciendo desconcertado. Se tocó la cabeza, en la parte donde debería estar su cuenro derecho.

-¿Quieres verme?- Susurró. -¿Por qué?

-Cariño, eres hermoso. Lo sé, porque cuando te exaltas cambias de apariencia.- Escuchó a Taemin soltar un pequeño gritillo de preocupación. –Y por instantes, puedo ver lo hermoso que eres. Quisiera poder contemplarte por más tiempo, ver lo maravilloso que eres. Amo como eres, todo tú me fascina. Sólo quiero poder contemplarte por un poco más de bbreves segundos.

Taemin se sonrojó, bajando la mirada. Claramente esa respuesta no había estado contemplada en sus planes. Mordió su labio inferior, indeciso. ¿Cómo rayos había terminado él siendo el cohibido? Se sorprendió al ver que Minho había disminuido la luz de la habitación, un poco menos que a medias. Le estaba dando privacidad, y la seguridad de la oscuridad, a pesar de que a él no le gustase. Lo agradeció profundamente, agradeció tener a Minho a su lado, y tener la dicha de llamarlo su pareja. Suspiró, accediendo. Dejó que cada cosa en él cayera en su lugar, mientras el cambio ocurría. La luz baja ayudaría a que sus ojos no dolieran, y Minho podría verle perfectamente.

-Wow.

Le escuchó decir, y aún así tenía miedo de abrir los ojos y toparse con la expresión del ángel. Pero sabía que tarde que temprano debía hacerlo. Y lo hizo, abrió los ojos, encontrándose que, en medio de esa baja oscuridad, la mirada de Minho brillaba con demasiado. Amor, cariño, deseo. Minho realmente estaba fascinado con lo que veía.

-¿Te gusto?- Jadeó.

-¿Qué si me gustas? No quiero que nunca más nadie te vea así, quiero ser el único con el permiso de poder verte de este modo.- Gruñó, sintiéndose más que atraído por el demonio. Taemin era un poco más alto, y mucho más espigado en su manera demoniaca. Su piel era como la de un durazno blanco, incluso con pequeñas áreas un poco más rosadas que otras. Su boca carnosa resaltaba de un rosa fuerte, además de tener ese par de enormes ojos color negro perfectos para infundir pesadillas. Minho los encontraba adorables. Y por supuesto, no sería Taemin si no tuviese el par de cuernos cimarrones que tanto adoraba. Adornaban su cabeza como si de una corona muy estilizada se tratase. Minho los tocó, deslizando sus dedos cuidadosamente. –No tienes idea de cuánto había anhelado poder hacer esto.

Una pequeña risa se escapó de la garganta de Taemin, volviéndose a ceñir sobre el mayor para besarle.

-Pensé que, tal vez no te gustaría verme como un demonio. Mis dientes, mis garras, las marcas demoniacas en mí.- Porque Taemin tenía marcas, que parecían tatuajes, que no lo eran. Su piel estaba marcada de tal modo en que mostraba que era demonio.

-Amo a un demonio, ¿por qué no había de querer verlo?- Rio, tomándole por las mejillas y cubriéndolo de besos. –Y he querido poder hacerte el amor de este modo por mucho tiempo.

Volvió a sonrojarse, lo sabía. Su rostro ardía, a pesar de que los demonios no estuvieran aptos para eso. Golpeó sin ganas el pecho de Minho, haciendo un puchero.

-Me has convertido en el ratón, cuando yo quería ser el malvado gato en este juego.- Lloriqueó. –Ahora estoy a tu merced, angelito.

Minho se carcajeó, sosteniéndole por la cintura antes de girarse y él quedar encima. Le cubrió con su cuerpo, apretándose hasta sentir que realmente se convertirían en uno solo.

-Dudo mucho algún día tenerte a mi merced.- Rodó los ojos. –Pero si puedo tener debajo de mí.

Taemin rio, enrredándose en el mayor, jalando su ropa para poder desnudarle y tocar cada rasgo de él de la manera más sencilla y carnal. Minho también le desnudó, al fin encontrando sus cuerpos sin ningún tipo de barrera. Jadeos de alivio sonaron al sentir como se rozaban piel a piel, tocándose por completo. Oh sí, Minho no dejó de restregar su cuerpo sobre el menor, jadeando de placer al sentir las afiladas garras de Taemin al enterrarse en su piel mientras intentaba sostenerle quieto. No se lo permitió, siguió moviéndse, tomando su boca con fuerza, sin temor a sus caracterísiticos dientes de demonio, o de su lengua perversa.

Poco a poco Taemin se derretía ante el mando del ángel, sintiendo su deseo tan fuerte como su amor. Minho estaba más que decidido a hacerle el amor de esa manera, no se negaría. Abrió sus piernas, enredándolas en la cadera del mayor, sintiendo como su miembro se endurecía bajo el continuo restriegue de la verga de Minho. Increíble que se sintiera tan al borde sólo con estarse rozando, jamás en su vida le había pasado. Y sin embargo Minho le llevaba hasta ese punto.

-¡Min!- Gimió, rogando.

-Te haré el amor Tae.- El ángel susurró al oído contrario, besando su camino hasta el cuello y hombro, soltando mordidas. No quería apartarse, pero lo haría para poder preparar adecuadamente al menor.

Tomó el lubricante que estaba guardado en el menester de su lado de la cama. Taemin siempre lo ponía ahí, porque sabía que Minho exigiría su uso, para evitar lastimarle. Desenredó las piernas del demonio de su cadera, después untándose los dedos de aquel pegajoso líquido que ayudaría a la penetración. Deslizó primero el dedo medio, encontrándose una ligera tensión que no había sentido antes en Taemin. Fue lento, tomándose todo el tiempo del mundo. Estaban haciendo el amor, no necesitaban ir rápido. Al introducir su segundo dedo, fue mucho más obvio, así que antes de continuar quizo preguntar.

-Taemin, ¿acaso tú…

-No.- Jadeó interrumpiendo porque sabía qué era lo que Minho preguntaría. Terminó escondiendo su rostro bajo sus brazos.

Oh cielos.  Minho lo sabía, Taemin le había dicho antes que la madurez sexual la había alcanzado estando ya en la tierra puenta. Eso significaba que nunca había tenido relaciones sexuales estando en su forma demoniaca. Y que Minho sería su primera vez.

-Prometo mimarte, hasta que te hartes de mí.- Se burló un poco, besándole un poco más allá que tierno. –Te reclamaré como mío, no me importa nada más. No me interesa si soy egoísta, o codicioso, eres mío Taemin.

Taemin le golpeó el hombro, aflojando su labio inferior.

-Ya soy tuyo, no hagas de esto todo un evento.- Se quejó, bajando la mirada para esconder la pequeña chispa de felicidad ante la posesividad en Minho.

-Puedes negarlo, cariño, pero sé que te alegras de mi reclamo.- Le mordió el hombro, distrayéndole del tercer dígito que introducía dentro de su cuerpo.

Definitivamente Minho era certero, Taemin se arqueó al sentir la corriente de placer recorrer su cuerpo. Era más que increíble que Minho pudiera hacerlo sólo con sus dedos, pero ya estaba más que satisfecho y todavía no alcanzaba su climax. Gimoteó, tratando de ganarse la compasión del ángel, para que empezara a follarlo ahora. Tenía suerte de tener a Minho en la palma de su mano, porque el ángel dejó de prepararle, liberándole sólo un segundo. En ese simple segundo Taemin logró recuperar el mando, empujando a Minho para poder moverse y volver a capturar al angel bajo de sí.

-¡Gané!- Se jactó, provocando que Minho riera.

-¿Cuándo no ganas, Lee Taemin?- Suspiró, abrazándole por la cintura hasta traerle contra su pecho. –Y ahora que ganaste…¿qué se supone que hagamos?- Le molestó, picándole los labios rápidamente.

-Tengo un buen plan para eso.- Jadeó, echando su mano hacia atrás para tomar el pene de Minho y dirigirlo hacia su entrada. Se deslizó hacia abajo, disfrutando del ardor de una primera vez, sintiendo como su cuerpo se abría para el amor de su vida.

-Joder Taemin…- Minho gruñó entre dientes. Taemin siempre había sido apretado, pero justo en esta situación, era más que insoportable la estreches de su canal. –Me vas a matar.

-No puedes morir Min…- Jadeó. –Prometiste mimarme y reclamarme como tuyo.- Exigió, empujándose hasta llegar a la base. Sosteniéndosde del alto, se incorporó, arqueando la espalda ante la sensación ardiente y deliciosa que sentía. –Infiernos, voy a llorar de lo bien que se siente.- Exhaló, alzándose a penas un centímetro, para después volver a bajar de manera lenta y tortuosa.

-¡Taemin!- Le apretó por la cadera, advirtiéndole. –Estás siendo más que travieso, compórtate.- Y sin pensarlo, le dio un pequeño manotazo en la cadera, escuchando el ruido de la piel al ser ligeramente golpeada.

-¡Sí!- Taemin rugió, deslizándose lejos y volviendo a sentarse de golpe sobre el pene del ángel. –Por favor, hazlo de nuevo.

Minho gruñó, fijándole con sus manos, apoyándose en sus talones para alzar la cadera y penetrarle más profundo. Taemin colocó sus manos sobre la cabecera de la cama, gimiendo ante el placer de ser dominado a pesar de encontrarse en la parte de arriba. Sólo gritó de emoción cuando Minho volvió a tomarle por la cintura para una vez más rodar y llevarle a bajo, no se quejaría si el ángel quería mandar con tanto ahínco. Admitía que le gustaba ser un poco flojo y dejar que Minho le hiciera el amor con tanto fervor. Rio alegremente, sintiendo las cosquillas de los besos, las mariposas en su estómago, el amor fluyendo através del mar de lujuria que venía de Minho. Estaba tan enammorado de todo esto, del ángel haciéndole el amor, de su existencia.

Gimió con fuerza, aferrándose a los brazos del ángel, abriendo la boca ante la sorpresa de sentir a Minho lamiendo y chupando sobre su cuello hasta dejarlo marcado. Esas marcas aparecerían su forma mortal, sin duda alguna. Minho no estaba siendo rudo, precisamente, pero era potente, embistiéndole cada vez más rápido, haciéndole chocar sus cuernos contra la cabecera de la cama. ¡Y no le importaba! Se estaba derritiendo entre amor y lujuría, ni siquiera podía pensar bien en lo que estaba sucediendo, en las muchas caricias que Minho le daba. Sólo podía sentir y existir. Exponiendo su placer en ondas que salían de su cuerpo, invadiendo al ángel.

-Taemin, correte para mí.- Minho le exigió al oído, con su voz ronca por el esfuerzo. El cuerpo de Taemin le tenía tan apresado, y estaba tan caliente, que el extasis del orgasmo le explotaría en cualquier momento.

-S-sí Minho…

Alcanzó a jadear, perdiendo el habla ante el mucho placer que sentía casi en el clímax. Se aferró a Minho, abrazándole con fuerza mientras su garganta se desgarraba en un largo grito de placer. Se derramó, empapando su vientre y manchando el de Minho, dejando todo pegajoso entre ambos por el constante roce de los cuerpos. Minho apretó la mandíbula, escondiendo su rostro en el cuello del demonio, apretando cada músculo de su cuerpo en un intento de autocontrol fallido antes de golpear fuerta dentro del cuerpo del demonio y eyacular. Gruñó, encajando sus dientes en la piel pálida bajo de sí. Su orgamos parecía eterno, y sin modo de terminar cuando los musculos internos y apretados de Taemin le ordeñaban con tanta fuerza, dejándole lo suficientemente sensible como para volver a hacer el amor.

Tomó más que segundos, y mucha concentración de ambos, para poder separarse lo suficiente. A pesar de los pequeños dolores que podía llegar a sentir por los rasguños y mordidas, se encontraban más que satisfechos. Taemin sonrió, abrazándose por completo y de manera no sexual al ángel.

-Te amo Minho.

-Te amo también, Taemin.- Exhaló, besándole en la nariz juguetonamente.

La noche de su aniversario aún era joven, y ambos sabían que todavía faltaba mucho para sentirse satisfechos del sexo. No cabía duda, harían el amor hasta el amanecer.


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