Miyavi desayunó con ellos esa mañana, no se despegó ni un instante de Ruki que estaba bastante deprimido. Aoi y Uruha estaban muy pegados y comentaban sobre las partituras de la nueva canción, por cada frase que Uruha acotaba, Aoi le robaba un beso y no lo dejaba en paz. Reita estaba en silencio, con la cabeza baja, ni siquiera le prestaba atención al televisor encendido por Kai que lo miraba confundido.
- Luego de desayunar Uruha y yo iremos al centro comercial del otro día, ¿quieres venir Kai? – comentó Aoi
- Buena idea, me sumo – dijo levantando sus platos
- Yo iré también, hay un nuevo local de Rude Gallery en ese centro – dijo Ruki bebiendo de su jugo - ¿vienes Miyavi?
- No, Rukipu, lo siento – le dio un beso en la mejilla – tengo una sesión de fotos…
Ruki se encogió de hombros y recibió dulcemente el beso que Miyavi le ofrecía.
- Yo también voy – dijo Reita lentamente
Ninguno dijo nada más y partieron en la camioneta del grupo después de despedir a Miyavi. Aoi conducía mientras tarareaba ‘Silly God Disco’, Uruha le hacía los coros y Kai los acompañaba golpeando el costado de la camioneta. Reita y Ruki estaban sentados en el asiento trasero, sin dirigirse la palabra y sin sumarse a la canción, una tensión terrible flotaba entre ellos.
Uruha los bajó a las rastras y Kai empujó a Reita fuera de la camioneta. Por suerte no había mucha gente a esa hora, y la poca que había eran puros ancianos, ya que era horario escolar y todas sus posibles fans debían estar en la escuela. Se separaron rápidamente, prometiendo juntarse nuevamente a la hora del almuerzo. Aoi y Uruha se fueron juntos, los otros tres cada uno por su lado.
Reita iba rengueando mientras miraba vidrieras, más concentrado en lo que había pasado en la mañana que en lo que estaba frente a él. Pendiente de la hora a cada instante, las doce se le hicieron inalcanzables, hasta que miró su reloj cuando estaba sentado en un banco, descansando su pie. Ya era la hora de juntarse nuevamente y fue más despacio debido a su dolor para la entrada del centro. Esta vez sí prestó atención, ya que pudo ver a Ruki caminando lentamente con una bolsa de colores en su mano, lo llamó y le hizo señas de que lo esperara. Cuando estuvieron frente a frente Ruki se mostró bastante incómodo con la presencia de Reita.
- Nee, ¿Qué compraste? – preguntó Reita señalando la bolsa
- Nada importante… - dijo Ruki vagamente
- No seas tonto, dime – dijo Reita sonriendo y le tomó la muñeca para acercarse la bolsa, Ruki la alejó asustado y lo empujó lejos de él, sólo ahí Reita recordó lo que había pasado esa mañana y que había olvidado por unos gloriosos segundos. – Err… los siento, no importa – dijo pasando por su lado, yéndose
- ¡Espera! – dijo Ruki dándose vuelta y tomándolo del brazo, obligándolo a mirarlo, ambos tenían los ojos vidriosos y se miraron adoloridos.
Ruki miró a un costado y le ofreció la bolsa, estirando el brazo. Reita la tomó y le agradeció con la cabeza, sacando su contenido, una pequeña caja azul. Se quedó mirándola estupefacto.
- Ruki, tú… - dijo abriéndola y sacando un teléfono celular, el último que había salido al mercado – debes estar bromeando…
- También hay uno para mí – dijo bajando la mirada
- ¡Te adoro Taka-chan! – dijo apretujándolo contra su pecho en un abrazo
Ruki se quedó callado, apoyó el rostro en el pecho de Reita y comenzó a gimotear, apunto de llorar. Reita le tapó el rostro de la gente que los miraba extrañada y se lo llevó al punto de reunión.