Esa noche Aoi se despertó por los gritos de Ruki en el pasillo. Después de pensarlo un rato decidió asomarse y vio como Ruki golpeaba la puerta de la habitación de Uruha con furia, casi tirándola abajo, Reita estaba junto a la puerta, apoyado en la pared y de ojos cerrados.
- Déjame entrar Uruha!! Abre la puerta de una maldita vez!!! – gritaba Ruki mientras golpeaba
De adentro una voz suave le respondía entre llantos.
- No voy a abrirte, vete Ruki...
Reita suspiraba, sintiéndose terriblemente culpable, se había dejado llevar por la situación, se habían dejado llevar por la situación, sin mencionar los vasos de tequila que ambos tenían encima. Se acercó a Ruki y lo tomó de los hombros, pidiéndole que se calmara, Ruki accedió después de varios intentos más, más por cansancio que porque Reita se lo hubiese pedido.
Dentro de la habitación, Uruha lloraba con su cabeza apoyada en el pecho de Kai y este lo abrazaba consolándolo y acariciándole el cabello. Kai ya no sabía que hacer, la situación se estaba saliendo de control. El siempre había creído que estar con Ruki no le haría bien a Uruha, pero lo vio tan feliz que no pudo decirle nada y los dejó unirse. Ahora lo sabía, lo mejor para la salud de Uruha, sin duda alguna, era estar con Aoi, que solo viviría para él y nadie más, no alguien tan pendenciero y depravado como Ruki. Aún así Ruki siempre era muy bueno con la gente que amaba, y Kai, a pesar de todo, entendía la decisión de Uruha.
Se escucharon unos leves golpes en la puerta. Uruha se aferró de Kai y hundió la cabeza en su pecho.
- Márchate de una vez Ruki… - dijo en un resoplo
- Soy Aoi
Uruha se separó de Kai de golpe y se quedó mirando la puerta mientras se secaba las lágrimas, Kai se puso de pie y abrió la puerta, dejando pasar a Aoi. Éste se sentó en la punta de la cama, junto a Uruha y se quedaron mirándose el uno al otro, Aoi acariciando las mejillas de Uruha lleno de amor. Kai se aclaró la garganta y se excusó para irse.
- Gracias Kai… - dijo Uruha dulcemente.
Kai hizo una pequeña reverencia y se fue, dejándolos solos. Enseguida Aoi trabó la puerta para que a Ruki no se le ocurriera aparecer de pronto. Uruha se dejó caer en la cama, Aoi volvió a sentarse a su lado y le quitó el cabello del rostro, besando su mejilla.
- Uruha, te amo tanto…
Uruha sonrió y cerró los ojos, mientras estiraba su mano y tomaba la de Aoi para quedarse dormido finalmente.