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Hoy me Levanto por LovelessMidori

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Notas del capitulo:

Notas: Hola nuevamente, gente hermosa. Realmente me estaba planteado si hacerle una continuación a este fic, al final estaba escuchando mi música rutinariamente xD y de pronto me vino a la cabeza que era buena para la segunda parte que no tenía idea de que iba a escribir, pues bueno, espero les guste mucho y no olviden dejarme sus bellos comentarios :3

Este capítulo va dedicado para esa personita anónima que me dejó su precioso review y que espero que vuelva a comentarme porque de verdad que me gustaron mucho sus palabras de amor <3

Disclaimer: Los personajes de Corazón de Melón son propiedad de ChiNoMiko y escribo esto con el único fin de entretener. La canción en la que está basada este capítulo es Mr. Brightside de The Killers. La coloco traducida por mí solo para que vaya más acorde con la historia.

Mr. Brightside

The Killers

.

Estoy saliendo de mi jaula, y lo he estado haciendo bien.

 

Han pasado ya varias semanas desde que Nathaniel me mandó a volar, unas... ¿3?, ¿4? Justo ahora estoy recostado en mi cama, con la mirada fija en el techo, la habitación da vueltas a mi alrededor justo como si estuviera sobre una plataforma giratoria y no tiene nada que ver con el porro que me estoy terminando... bueno, eso creo.

He intentado levantarme y salir, de cierta forma creo que me estoy recuperando. Ayer hice mi primer intento por tocar algo en la guitarra, y si bien es cierto que me hastié a los pocos minutos, al menos estoy intentando hacer algo. Recuerdo que suspire toda la tarde, no debería sentirme así pero por el momento no hay gran cosa que pueda hacer. No se a quien trato de engañar, estoy molesto. Éstos días tan solo atino a colocarme los audífonos en el más alto volumen del celular, es difícil retomar una vida que ha dado un cambio tan brusco. ¿Qué pasa? Pues que terminar una relación es más difícil; cuando dejas que alguien entre en tu vida y le permites invadir cada parte de lo que eres y lo que haces, es un proceso lento, se da de poco en poco por un tiempo prolongado, te acostumbras sin saberlo, cuando te das cuenta, tu vida ya no es solo tuya, pero cuando se termina... no es como que de poco en poco dejen de dormir juntos, no sabes cuantos besos te quedan por dar, ni pueden permitirse el separarse lentamente. No es como que decidan verse 3 veces por semana cuando antes convivían a diario, ni que se vayan desapegando con el paso del tiempo. Nadie pone una fecha límite y dice "en un mes exactamente rompemos, hay que irnos acostumbrando en este tiempo". Simplemente pasa. Uno dice "terminamos" y se termina. Es un cambio brusco. Un corte seco.

Me decido a levantarme, de pronto mi estómago está reclamando la comida que me he negado desde anoche. Llego a la cocina y revuelvo en las alacenas, tan solo encuentro un paquete a la mitad de galletas con sal y un tarro casi vacío de mermelada. No se si es el olor o la consistencia de aquella pegajosa sustancia pero el estómago se me revuelve, las galletas son saladas, la mermelada es dulce, no se llevan para nada así que dejo las cosas en el mismo lugar donde las tome. Del refrigerador saco una lata de cerveza. Debo recordarme hacer las compras si es que no quiero morir de inanición, pero será otro día. La cerveza resbala con rapidez en mi garganta y todo sigue dando vueltas, pero estoy mejorando.

 

Puede que esté deprimido porque lo quiero todo.

 

Tal vez deba sacar a Demonio a pasear, tal vez deba llamar a Lysandro para que venga a cenar... tal vez deba comprar algo para cenar. Necesito darme una ducha y distraer mi mente con la música. Tal vez sea hora de comenzar a leer un libro, uno corto porque no suelo hacer esas cosas. Tengo que pagar el internet y quizás meter un poco de saldo a mi teléfono, o tal vez deba empezar por buscar mi teléfono. Podría poner una película, podría aprender a cocinar. Necesito comenzar a hacer tantas cosas, pero quiero recostarme porque estoy cansado y tengo que dormir otro poco... Quiero a Nath de vuelta.

 

Empezó con un beso, ¿Cómo es que terminó así?

 

Ese rubio debió quedarse como el delegado idiota que era y no entrar tan profundo en mi mente, pero se ha clavado ahí. Debí dejarme la boca cerrada, odiarlo era mucho más sencillo. Me despertaba y hacía mis cosas ¿qué cosas hacía antes de él? Me despertaba y hacía lo que fuera con lo que me entretenía, me saltaba mis clases, escribía nuevas canciones y me mantenía huyendo de la directora. Todo era más sencillo... Hasta que dejó de ser así.

Todo era tan sencillo hasta que comencé a prestar atención a Nathaniel. De lejos le observaba, a mitad de un examen mordía el bolígrafo al leer las preguntas, pero no pensaba demasiado las respuestas. Estúpido sabelotodo. Idiota. Delegado idiota. Tenía que pasearse por toda la escuela con esa boba sonrisa que yo sabía falsa. Comencé a disfrutar el prestar atención a sus gestos, comencé a notar ese dolor en su mirada, esa ira que se guardaba cuando creía que nadie le veía. De pronto un día ya reconocía con tan solo verle caminar si había tenido un día malo o uno mas o menos pasable. Y todo era tan sencillo hasta que no pude soportarlo más. Nos encontramos a mitad del pasillo principal, él terminaba lo que sea que hacía en el salón de los delegados e iba tan metido en sus pensamientos que no se fijó que yo iba de frente y se estampó contra mi pecho. Ya no era tan sencillo fingir que le odiaba pero algo de orgullo me quedaba como para confrontarlo. "No seas caprichoso, Castiel, fue un accidente", su voz cosquilleaba en mis oídos, tenía que sacarla de ahí. Lo tomé por la camisa y lo estrellé contra los casilleros "¿Un accidente, dices? Me has llamado caprichoso, estúpida rubia." En ese instante creo que quería golpearlo pero algo pasó dentro de mi, tal vez fue la lágrima que le vi, luchando por no caer por su mejilla, tal vez fue esa mirada que me lanzó de angustia y desafío, una extraña mezcla. Algo se removió en mi y lo besé. Lo sentí tensar entre mis brazos, más se relajo en cuanto lo volví a dejar en el suelo y luego lo solté tan pronto como había comenzado con aquello, porque en ese momento supe que no podría controlarme, porque el rubio había comenzado a corresponderme. Y no podía ser que aquello fuese real.

 

Era tan solo un beso, tan solo un beso.

 

Pero hoy me aferro a ese recuerdo, al día siguiente tuve que corretear al flacucho de Nath para que me encarara de una maldita vez. Huyó de mí todo el día y yo me sentí por primera vez compadecido de la directora, admirando también toda la paciencia que imagino, debió necesitar conmigo. Cuando por fin pude acorralarlo:

-Escucha, delegado idiota, no se que es lo que pasa, ¿de acuerdo? solo se que de un tiempo para acá se vuelve complicado estar aquí, en el mismo sitio que tu sin que mi mente me la juegue cada vez que volteo a verte y me descubro observando tus labios, tu cabello... No se que es lo que me sucede, pero me está gustando. -Nath se removió incomodo pero no pudo rechazarme cuando me incliné sobre su oído y le dije susurrando, no porque no quisiera que alguien escuchara, no había nadie ahí, sino porque de esa forma se sentía íntimo, seguro... quería que prestara atención a mis palabras. -Me estás gustando más de lo que puedo controlar, Nathaniel.

Pasó una semana, no recuerdo si volví a besarle aquella vez, pero si recuerdo que Nathaniel me seguía evadiendo. Lo habría dejado ser pero mi, en aquel entonces, nuevo hábito de observarle me hizo darme cuenta de que él comenzaba a mirarme también. Se sonrojaba cuando lo descubría y tuve que hacer uso de mi amistad con Lysandro para lograr que aceptara hablar conmigo una vez más.

Hoy me aferro a ese recuerdo, Nath rojo hasta las orejas, ocultando su rostro en mi pecho. Nath diciendo que aceptaba el riesgo de estar conmigo.

Justo ahora, tumbado de nuevo sobre el mullido colchón, cierro los ojos. La cerveza está abandonada a un lado de la cama y los últimos rastros del porro se desvanecen de mi cuerpo. La mano que tengo sobre el pecho se desliza hasta mis pantalones con aquel recuerdo: Nath bajo mi cuerpo, en esta misma cama, sus brazos alrededor de mi cuello, sus labios pegados a los míos y yo sentado sobre él. Él estaba nervioso así que fuimos lento. Acompañado de besos y suaves caricias me dedique a recorrer su cuello y su pecho. Acariciaba los costados de su torso y no pretendía hacer más que eso, hasta que sentí el bulto que se formaba en su entrepierna, debajo de mi propia cadera. Sonreí sobre su piel cuando le sentí empujar contra mí como reflejo cuando deslicé los dedos bajo su camisa. Le provoqué, moviendo en círculos mis caderas sobre él. Justo ahora tengo que desabrocharme el pantalón, porque la presión me está inquietando. Aún tengo los ojos cerrados y he comenzado a acariciarme el abdomen, como le acariciaba a él en aquella ocasión.

Nath enterrado en el hueco de mi cuello mientras yo desabotonaba lento su camisa, no llevaba nada debajo. Me recorrió un delicioso escalofrío al escuchar su primer gemido, cuando yo cerraba los labios alrededor de su pezón y estrujaba el otro con cuidado. Pequeños botones de color rosa que se endurecían bajo mi húmeda lengua. Esos espasmos que le daban, le hacían encorvar la espalda, pegándose así un poco más a mí y me permitían separar nuestros rostros lo suficiente para verle, con los ojos cerrados y una muy fina capa de sudor brotando de su frente. Me hice espacio entre sus piernas, él me permitió abrirle el pantalón. Su miembro se asomaba apenas por el elástico del bóxer...

Tengo que bajarme el pantalón a las rodillas, mi propio sexo reclama atención, y no es algo que simplemente pueda ignorar. Muerdo mi labio inferior y cierro los dedos alrededor de mi miembro, arriba, abajo... Arriba, abajo. ¡Dios! Más rápido. Recuerdo la mirada de Nath, buscaba todo lo que había en mi habitación, hacía lo posible por no bajar la mirada y encontrarme lamiendo su dureza por toda su extensión. Su cadera de pronto empujaba hacia arriba y la rosada punta de su miembro se frotaba con mis labios. Lo engullí poco a poco, dejándome embriagar por el sabor, por el peso del miembro sobre mi lengua, por los sonidos que acariciaban mis tímpanos, y luego fue mejor. Al sentir los largos dedos del delegado aferrándose con fuerza en mi cabello, él jadeaba, no se daba cuenta pero me guiaba al ritmo que más le estaba complaciendo. Su cuerpo en tensión, el gemido ronco en su garganta y el sabor de su esencia llenando mi boca... Es simplemente abrumador aquel recuerdo.

 

Ahora estoy cayendo dormido.

 

Mis ojos pesan, el sopor me llega de pronto, tan esperado, me relajo y comienzo a cerrar los párpados poco a poco, pero cuando estoy por quedarme dormido un recuerdo viene a mi mente. Aquel preciso día, de hecho.

Pedimos pizza para cenar, estábamos sentados en el suelo de mi sala, viendo alguna película de suspenso policiaco, de esas que tanto le gustaban y de la nada comenzó a hablar.

-Castiel, hay algo de lo que me gustaría hablar contigo... -Me puse tenso por unos cuantos segundos. Siendo él, podría tratarse de cualquier cosa. Ya mi mente estaba buscando posibles cosas que pudiera haber olvidado por las cuales pudiera estar molesto pero solo estiré mi mano para alcanzar la caja de cigarrillos y encender uno mientras me recostaba sobre la alfombra. - ¿Qué piensas sobre vivir juntos?

Me tomó por sorpresa, casi me ahogo con el humo del tabaco y un fuerte ataque de tos me hizo incorporarme y mirarle tal vez con más sorpresa de la que esperaba expresar. - ¿Qué? -Fue lo único que atine a decir una vez recuperado el aire que había escupido tan violentamente.

- Sí, bueno, mi alquiler... Puedo pagarlo, es sólo que ya que paso la mayor parte del tiempo aquí en vez de mi departamento, me parece un desperdicio de dinero pagar por un lugar que no ocupo... - No supe que decir, me quedé estático, estaba tan feliz. - S-sabes que no tengo tantas cosas así que estaba pensando... tal vez...

- ¿Estás seguro?

- Bueno, no tiene que ser así si no quieres. Era solo una idea.

Y de pronto le noté algo molesto, inseguro y comenzó a soltar palabras tropezadas, a decir cosas que no me pareció tuvieran pies ni cabeza. Sin darme cuenta comenzamos a discutir.

- Tan solo te lo comento porque ya que nos amamos, y todo eso, no le veo ningún problema... - Su rostro reflejaba una duda tremenda. - Porque... nos amamos, ¿cierto? ¿Tú me amas?

- Nath... -no supe qué decir. - Mira, yo... no se si ésto sea amor, pero lo que si sé es que tengo deseos de estar a tu lado mucho tiempo más... No me veo estando sin tí.

Se puso en pie, se colocó con sorprendente rapidez los zapatos y salió furioso del edificio, yo le seguí hasta la entrada y le vi tomando un taxi, para cuando llegué hasta él tan solo así, sin mayor explicación, sin darme tiempo para decir nada más...

- Terminamos.

 

Ella pide un taxi mientras él está fumando.

 

Reaccioné cuando el auto ya había arrancado. Ni siquiera me miró al marcharse. Le marqué... ¡Te marqué tantas veces Nath...! Y nunca contestaste. Te busqué, te lloré, tan solo me apartaste y aún sigo sin saber qué demonios fue lo que hice mal...

El sonido del timbre me saca de mis pensamientos. Al abrir la puerta la boba cara distraída de Lyssandro es lo que encuentro. Entra a mi casa sin invitación previa y se sienta en el sofá. Le miro mientras cruzo los brazos, esperando a que hable, ya se que es imposible hacerle hablar cuando está divagando en sus pensamientos.

- Uhmm... - empieza. - ¿Cuánto tiempo duran los intercambios escolares?

- ¿Qué? Sweet Amoris no tiene programa de intercambio éste año, idiota.

- Entonces, ¿por qué Dakota le mentiría a Nathaniel? - Esperen... ¿Qué? Clavo mi vista en mi amigo con curiosidad e insistencia. Una clara mirada que dice "Habla ahora." - Vengo del centro comercial porque pasé a ver a mi hermano, resulta que está diseñando nueva ropa y necesitaba una especie de talla masculina estándar y al parecer yo soy...

- Lyssandro, deja de divagar y ve al grano.

- Ah.. sí. ¿Qué te decía? - Me mira con esos ojitos inocentes que en tantos problemas me han metido más de una vez.

- Mira, olvídalo. Iré al centro comercial.

- ¿Irás? Oh, cierto, acabo de ver a Nathaniel teniendo una plática bastante agradable con Dakota, estaban en la cafetería frente a su trabajo. 

 

Ella inhala un poco*

 

Suspiro con pesadez, el camino hasta el centro comercial ha sido más tardado ya que Lysandro insistía en venir conmigo pero tuve que pasar alrededor de 20 minutos convenciéndolo de ponerse el casco. No quería que su cabello se desordenara demasiado. Es un egocéntrico de primera, aunque no lo parezca.

Camino con paso agitado por todo el lugar, tan rápido como mis pies me lo permiten dirigiéndome a la cafetería que el albino me ha mencionado. Ahí sentados al fondo del local, en la última mesa, la más privada... la nuestra... se encuentran el par de rubios. Ríen, bromean y se meten ligeros empujones amistosos. Sí claro, amistosos.

Me hierve la sangre al ver que ese idiota surfista le pueda sacar las más bellas sonrisas a mi Nathaniel.

 

Ahora ambos se van a la cama y mi estómago se enferma

 

El delegado toma ambas manos de Dakota, las examina y ríe. Las sostiene entre las suyas y las aprieta ligeramente. Ahora las empalma y las mide. El idiota del surfista tiene los dedos más largos que mi... que Nath, los dobla un poco y aún le saca una falange.

 

Y todo está en mi cabeza, pero ella está tocando su pecho.

 

Se miran por varios segundos que a mí me parecen de lo más eternos... Dake le ha quitado una basura de las pestañas...
Ese imbécil, de seguro no era nada, pero Nathaniel le sonríe y creo que puedo distinguir un ligero rubor en sus mejillas.

 

Ahora, él le quita el vestido.

 

Y ésto ya son ganas de torturarme.

 

Solo déjenme ir.

 

Pero no me muevo, tan solo sigo viendo. No sé qué hago aquí. No debería estar aquí.

¿Acaso...? ¿Acaso Nathaniel me ha terminado, para irse con él?

Sin darme cuenta en qué momento comencé a caminar, estoy entrando a la cafetería. No sé, no podía seguir observando detrás del cristal. Estoy caminando hacia ellos y sé que debo detenerme, que lo que sea que suceda después sólo puede resultar mal... pero...

 

Simplemente no puedo mirar, me está matando y tomando control.

 

Y Nath me nota. Me mira y se espanta. Tranquilo mi amor, no voy a morderte. Tu rostro es gracioso con esa mirada.

Dake nota la reacción de Nathaniel y voltea en mi dirección. Antes de que llegue junto a ellos, el surfista ya se ha puesto en pie y estamos uno frente al otro con la escueta mesa de madera entre nosotros, esto es de quien se rinda y aparte la mirada, y no seré yo. Te juro, que no seré yo.

- ¿Qué haces aquí? -Habla él primero.

- De paso. Lo siento, ¿interrumpo algo?

Mi tono de voz no demuestra más que sarcasmo, cargado de un veneno que ambos pueden notar.

- Pues ahora que lo mencionas.

 

Los celos llevan a los santos de vuelta al mar.

 

Mis puños arden y lo único que deseo es golpear la asquerosa cara de ese maldito y borrar todo el cinismo de aquella patética sonrisa.

Y sí, al parecer el delegado lo ha notado, pues se ha puesto en pie y nos ha obligado a poner distancia entre nosotros.

- ¿Qué haces aquí, Castiel? - Ahora toda mi atención es para Nathaniel, pero estoy molesto así que estúpidamente solo atino a decir aquello que me está quemando en la lengua. Ni siquiera lo pienso...

- ¿Por eso me dejaste? ¡Eh! ¿Para poder estar con éste grandísimo idiota? ¿Por eso te inventaste de la nada un problema conmigo y me dejaste? Porque estábamos bien Nathaniel, estábamos bien ¡Y de la nada...! - Mis palabras salen tan rápido de mi boca que no puedo ni pensar... en que... estoy por joderlo todo. - Me has estado mintiendo, ¿cierto? ¿Cuánto tiempo llevas metido con éste sujeto mientras me mirabas a la cara y me decías que me querías?

Su rostro es de sorpresa. Luego se oscurece y la ira se enciende.

 

Nadando a través de enfermas canciones de cuna que se ahogan por tus *excusas

 

-Eres el idiota más grande que pudo haber existido. - Me empuja. - ¿Engañarte? - Un golpe en el pecho.- ¿Y te atreves a creer que te mentía cuando te decía que te quiero? ¿Cuándo me lo dijiste tu a mí, Castiel?

Su voz poco a poco se fue tornando más suave, más débil, y puedo ver ahora el par de lágrimas que luchan por escapar de sus bellos ojos mientras él intenta retenerlas y se aferra a la tela de la playera sobre mis hombros.

-Eres un idiota... - Se limpia los ojos con la manga de su sudadera y toma a Dake por la muñeca. - Con permiso.

 

Pero es tan solo el precio que pago.

 

Salen ambos del local, Dakota me echa una última mirada antes de desaparecer con mi... Con Nathaniel, y no sé qué significa. Quiero creer que lo disfruta, tal vez era una sonrisa, tal vez... Al mismo tiempo parecía preocupado...

No.

Maldito imbécil, y lo digo ahora refiriéndome a mi mismo.

 

El destino me llama, abriendo mis ojos ansiosos.

 

Jodido imbécil.

 

Porque soy el Sr. Positivo.

Notas finales:

Notas Finales: Aquí les dejo un par de líneas de la canción original y las aclaraciones de los (*).

While he's having a smoke and she´s taking a drag: En la canción dice que él fuma y ella inhala un poco, fue lo más cercano que encontré para traducir esa parte ya que "Taking a drag" puede referirse a tomar el residuo del humo del cigarrillo.

Swimming through sick lullabies, choking on your alibis: Obviamente, la pronunciación en inglés rima, es una canción xD "Alibis" literalmente son coartadas, pero una palabra que puede tomarse como sinónimo es "excusas" me pareció más adecuado, realmente de la otra forma no me gustaba, tan solo sonaba mal.

Y bueno! eso es todo por éste capítulo. Estoy pensando en alargarlo unos cuantos capítulos más, la verdad no lo se. No tengo nada en especial planeado y solo estoy escribiendo éste fic sobre la marcha así que si tienen alguna canción, ideas, sugerencias que les gustaría ver en éste fic, no duden en comentarlas y yo las tomaré en cuenta n.n

Espero les gustara el capítulo

<3


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