Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AMOR ETERNO [ChanBaek/BaekYeol] por Kang_princessM

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este one shot está basado en la historia de una pareja muy bonita que existe en el maravilloso mundo del Role Play, con una graaaaaan cantidad de cambios, por supuesto.

 

Lo siento, Aini bebé¿? hice lo que pude;; Esta historia es para ti, pero si alguien más la lee, bienvenido¿? 

 

Chanyeol conoció a Baekhyun en un bar dedicado a satisfacer y dotar de placer a los clientes más exigentes. Allí, el menor trabajaba como mesero, aunque en alguna que otra ocasión no dudaba en atender a quien le ofreciese una buena compensación, a veces era por dinero, a veces por simple diversión.

Baekhyun era menor de edad, pero no era un chico común. Durante su infancia había sido sometido a severos maltratos y abusos, al grado de ser llevado a una clínica destinada a la investigación científica donde le tuvieron cautivo durante años, tratándolo como menos que una persona debido a su peculiar condición. Baekhyun era híbrido.

Un híbrido de zorro, para ser precisos.

Al entrar en la adolescencia aprendió a ocultar su verdadera naturaleza. No más orejas. No más cola. Parecía a simple vista, un hermoso chico de quince años, bastante común. Tal vez, si Chanyeol hubiese sabido, a sus veinte años, que aquel chico era tan pequeño no lo habría follado como maníatico, de pie, contra la puerta de entrada al baño de hombres.

Pero el mayor no lo sabía. Chanyeol, por su parte, era hijo de una familia rica, no necesitaba trabajar para ganarse la vida y disfrutaba de los lujos y los excesos. Follar era una de sus más grandes pasiones y no podía dejar escapar a una presa tan exquisita como Byun Baekhyun.

La chispa entre ambos fue instantánea.

El deseo estuvo presente por ambas partes. Baekhyun deseaba que Chanyeol le hiciera suyo, tanto como Chanyeol deseaba enterrar su polla dentro del estrecho culo del joven.

Los pasionales encuentros se dieron en más de una ocasión. Siempre rápidos. Siempre calientes. Buscándose únicamente para satisfacer sus necesidades más bajas, aunque luego de unas cuantas folladas, al término de estas, Baekhyun regalaba una copa al alto y le escuchaba hablar de su día con una gran sonrisa.

Una sonrisa que por alguna extraña a razón a Park Chan Yeol le encantaba.

Como todo lo bueno en la vida, aquellos encuentros cesaron una noche en la cual un avergonzado Baekhyun detuvo a Chanyeol con las manos en su fuerte pecho. Al parecer, luego de una breve ausencia por parte del alto, el pequeño chico, ya próximo a sus diesciséis primaveras, había aceptado tener una relación estable con otra persona.

Chanyeol respetó aquello, por su puesto, aunque regaló al menor una suave risa y tras revolver sus cabellos afirmó que pensaba seguir disfrutando de su grata compañía y que, si no le incomodaba, podía considerarlo su amigo.

 

 

Los meses pasaron. Las visitas de Yeol dejaron de ser tan regulares al bar y el único que conocía el motivo de aquella ausencia era Baekhyun. Su amigo estaba al tanto de que también al alto le estaban ganando el corazón. Un chico de labios gruesos se estaba metiendo en la vida de Park Chanyeol y el de baja estatura se alegraba.

Si él había logrado sentar cabeza, ¿por qué Chanyeol no?

A pesar de las ocupaciones de ambos y de sus relaciones, jamás perdieron el contacto. A Yeol le encantaba hablar con Baekhyun y abrazarlo de vez en cuando, después de semanas de ausencia. Le gustaba contar al menor todo cuanto había pasado en su vida y le gustaba escucharlo a él hablar de sus días y su relación con su novio.

 

Su amistad duró un total de dos años. Dos años contados a partir de la primera vez que Chanyeol lo hizo suyo. Nunca volvieron a tener un contacto sexual, no durante ese tiempo. Eran un par de personas fieles, enamoradas y felices.

Sin embargo, sus relaciones comenzaron a ir en picada. En una ocasión en la cual se reunieron, Baek confesó a Chanyeol que llevaba bastante tiempo sin tener intimidad con su pareja y que recientemente éste se había ido de viaje, y que cada vez el contacto era menos frecuente. Yeol, por su parte, tenía problemas con su novio. El chico era realmente inseguro y constantemente provocaba peleas que sacaban de quicio al alto. Así, la relación se fue deteriorando hasta que ninguno pudo más y llegó la ruptura.

Chanyeol quedó devastado.

Lloraba constantemente e incluso el irse del País, muy lejos, a un lugar distante, sonaba muy bien. Quería olvidarse de todo y de todos. Nada le importaba.

Nunca esperó que el chico que tanto quería, aquel al que llamaba amigo y al que había follado años atrás, se convirtiera en su razón de vivir. En su aire. Su agua. Su luz.

 

Baekhyun no dejó que Chanyeol cayera. Se encargó de sostenerlo en todo momento. Incluso se mudó a su departamento, por un tiempo. Juntos reían y se olvidaban del mundo que existía más allá de las paredes entre las cuales se encontraban.

A Yeol le encantaba abrazar a Baek por la espalda mientras éste preparaba el desayuno. También le gustaba llevarlo a desayaunar a un buen restaurante cercano. Aunque, la mayor parte del tiempo, le gustaba tenerlo abrazado en casa.

Y tomándolos desprevenidos, pronto, llegó el primer beso.

Después del primer beso hicieron el amor, aunque ellos no lo sabían o quizá no lo aceptaban.

Hacían el amor a toda hora y en todo momento. A Baek le encantaba molestar a Chanyeol con sus juguetes, solía decir que amaba sus dildos rosas y que jugaría con ellos cuando el alto no estuviese cerca. Por su parte, Chanyeol odiaba aquellos juguetes, siempre hacía berrinche rogando al bajito porque dejara de lado los largos y delgados dildos, y que mejor cabalgara algo notablemente más grueso.

Aún si sus encuentros estaban cargados de líbido, Yeol se preocupaba por Baek y el híbrido solo deseaba hacer sonreír al más alto. Definitivamente, no quería que el hombre siguiera triste. Chanyeol también amaba hacer sonreír al menor. Le encantaba llenarlo de besos, caricias y toda clase de mimos, aunque nunca preguntó qué había pasado con el novio del contrario.

No deseaba saberlo. No quería descubrir si seguían juntos a pesar de la intimidad que ya compartían o si habían terminado. Le gustaba vivir en su burbuja, en ese nido de amor que ambos habían construido pero que ninguno se atrevía a aceptar aún.

Las palabras cariñosas pronto se hicieron presentes.

 

—Te adoro.

—Yo te adoro más…

—¡No! —se quejaba Baek mientras formaba un mohín y se removía incómodo sobre el regazo del alto—. ¡Yo gano!

—¡Esa trompita! —Exclamaba Chanyeol lleno de júbilo. Era adicto a la expresión del chico cada que deseaba ganar—. Eres tan hermoso.

—Lo soy, pero yo gano. Dije que yo más —insistía—.

—Sí, tú más… tú más… —murmuraba sonriente contra su boca, suspirando feliz—.

 

 

 

Cierta tarde de primavera Chanyeol se recargó en el marco de la puerta y observó atento a su chico. A pesar de que sus ojos siguieron largo rato a la figura frente a él, su mente se fue lejos y Baek lo notó. Sus orejas, en ese momento visibles, se movieron de forma graciosa y se acercó al alto.

—¿Estás bien? Te noto pensativo.

Chanyeol salió de su ensimismamiento y le sonrió de manera despreocupada.

—Hey… Lo estoy, zorrito.

Sus fuertes brazos se envolvieron en torno a su delicada cintura y besó sus labios con infinita dulzura.

—Solo pensaba…

Su voz fue un bajo susurro. Si Baek no se hubiese encontrado tan cerca de su rostro definitivamente no le habría escuchado.

—¿En qué, señor?

Chan rio al ser llamado de aquella forma y acarició los costados de su talle aún por encima de la ropa. Le encantaba sentirlo.

—Algún día, no ahora, claro… me gustaría tener un bebé contigo.

Lo dijo así, de golpe. Baekhyun abrió los ojos con bastante sorpresa y el agarre que tenía en los hombros del alto se aflojó visiblemente.

La decepción pronto llegó a la mirada del titán. Comprendía que el chico no lo veía como él sentía que empezaba a verlo y una parte de él se sintió muy triste. Ninguno de los dos aceptaba sus sentimientos, ni siquiera él, pero en su mente ya había hecho frente a los deseos que tenía de estar por mucho tiempo con Byun Baekhyun.

Realmente lo deseaba. Veía a Baek como parte de su familia y quería eso a su lado: una familia.

Sin embargo, el menor no lo deseaba. Al menos eso parecía indicar su mirada.

—No dije que debía ser pronto… —se apresuró a añadir en tono bajo, aflojando igualmente su agarre en el cuerpo ajeno—. Solo…

—¿Por qué quieres tener un bebé conmigo? —inquirió con firmeza el bajito—.

—Creí que sería lindo.

—Seguro lo sería… pero ¿por qué yo? —insistió—. ¿Por qué quieres tener un bebé conmigo? ¿Por qué me elegiste?

Chanyeol analizó todo. No estaba seguro de nada. Tampoco tenía idea de como explicar los nuevos sentimientos al menor, sentimientos que ni él mismo entendía.

Y aunque no estaba enterado, al menor le pasaba lo mismo. Él también deseaba ver con más claridad, esperaba que Yeol sintiera lo mismo que él. Sería horrible que no fuese correspondido.

—No lo sé.

La decepción esta vez se reflejó en los ojos del pequeño. Sonrió de lado tratando de restar importancia al momento.

—Quizá más adelante, gigante. Ahora estamos bien.

No dijeron más. Tristes y decepcionados, sintiéndose no correspondidos, se abrazaron un momento, luego Chanyeol fue a la habitación y Baek partió hacia la cocina. Ni Yeol estaba cansado ni Baekhyun tenía hambre, pero no deseaban tomar el mismo camino.

 

 

 

Cuando el invierno llegó ellos seguían juntos. Los meses habían pasado, pero la conexión entre ambos solo se fortaleció. Los besos matutinos no cesaron en ningún momento, las noches de entrega solo se volvieron más largas y placenteras, y la sonrisa en el rostro de ambos no se fue en ningún momento.

Baekhyun tenía claro que los días de Chanyeol se iluminaban con un mensaje suyo. Y al alto le quedaba claro que lo mismo pasaba con el bajito.

Los te quiero y te adoro pronto se hicieron más frecuentes, y la pelea sobre quién lo hacía más era cosa de todos los días.

No pasaron juntos navidad ni año nuevo. Baekhyun tuvo cosas que hacer, cosas en las cuales Yeol no se entrometió. El alto, a su vez, tuvo que visitar a su familia en ambas ocasiones.

Todo ocurrió en vísperas de Año Nuevo. El 31 de diciembre llegó a su fin. El reloj de pared de la casa de la tía de Chanyeol se aferró a las 23:59 sin intenciones de dejarlo ir, pero el tiempo llevaba prisa y nada lo detendría.

Pronto, los gritos de júbilo en la televisión inundaron el lugar. Las risas en torno a la mesa en aquel hogar tampoco se hicieron esperar. Vino el conteo: 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2,1.

Y entre cada número una nueva uva era devorada. Un nuevo deseo para comenzar el año con el pie derecho.

El cucú de madera marcó las 00:00 horas y los personajes de la tv como la familia de Chanyeol se unieron al conocido: ¡FELIZ AÑO NUEVO!

Todo era risa y alegría. El día 1 de enero de un año nuevo comenzaba. Un año sin tristezas, sin odios ni rencores. El tío y la prima de Yeol tomaron una maleta y salieron a correr con ella a rastras por todas las calles cercanas, con la esperanza de viajar en el año recién comenzado.

El resto de la familia se dedicó a brindar, a atender llamadas de familiares que no habían podido asistir y a enviar o recibir mensajes colmados de los buenos deseos de amigos y familiares.

Yeol brindó, charló y rio un poco más con su familia, para finalmente salir al patio frontal y coger su teléfono móvil. Llamó a la única persona que echaba de menos en ese instante, la persona a quien no había dejado de enviar mensajes durante la cena y a la cual escribió: Feliz año nuevo, en el momento justo.

 

—Hey, bebé —saludó en cuanto el menor contestó. Había bebido, y la voz del chico le confirmó que él también.

—¡Yeollie! —Exclamó el bajito con entusiasmo. Se escuchaba mucho ruido tanto en la casa de la familia de Yeol como donde Baek se encontraba—. ¡Feliz año nuevo!

—Feliz año nuevo —deseó igualmente el alto con una radiante sonrisa, pese a que Baek no podría verlo—. Quiero pasar este año nuevo contigo. He sido muy feliz estos meses… y no quiero perderte.

Baek rio ligeramente a través del auricular mostrando su emoción. Estaba más ebrio que Yeol.

—Yo tampoco quiero perderte… Me pondría muy triste si eso pasa. No me dejes nunca, ¿sí?

—Nunca, zorrito rico.

—¿Soy tu zorrito?

—Solo mío… Mi zorrito de colita esponjocita —le llamó, como siempre lo hacía.

Baek se cubrió la boca avergonzado y suspiró enamorado, tomando asiento en la banqueta cerca.

—Eres un lindo.

—¿Tú? Siempre.

Ya era costumbre entre ambos, que cada vez que Baek decía un halago para el mayor, Chan siempre se lo regresaba.

—¡Ya!

—¿Sabes? Te quiero mucho —murmuró—.

El sonrojo llenó el rostro del más bajito.

—Yo te quiero más.

Chanyeol negó entre risas.

—No, no. Yo más, jovencito. Shh.

—No me Shh —se quejó el bajito haciendo berrinche a través del auricular—. Yo más. Mh.

—Yo te quiero más y más y más. Así que yo gano.

—Que no —refunfuñó.

Chanyeol sonrió. No había nada en Baek que no le pareciera adorable.

—¿Me quieres?

—¡Muchísimo!

—Yo te adoro. Así que yo gano —sonrió triunfante—.

Baek formó un mohín con sus labios y el sonrojo aumentó considerablemente.

—Yo gano.

—No, no ganas… Ya dije que te adoro.

—Yo te adoro más… Yo hago más que adorarte —confesó en tono bajo—.

—¿Ah sí?

El corazón de Chanyeol comenzó a latir de prisa. Casi estaba seguro de lo que su zorrito trataba de decir, pero quería escucharlo de su voz. Anhelaba escucharlo. Su corazón llevaba deseando escuchar aquellas palabras desde hacía mucho, pero hasta ese momento lo aceptaba.

—Mh…

El alto veía a Baek tal y como estaba en ese instante: formando un adorable mohín, con una sonrisa bobalicona y el rostro completamente rojo.

—Dímelo.

—Si ya sabes para qué me preguntas —se quejó—. Ya voy a colgar.

—¡No, bebé!

Esta vez fue el alto quien empezó a hacer morritos para que el menor no le colgara.

—Ya, bye.

—¡Bebé! Dime… Anda…

Baek pareció pensarlo un momento.

—El alcohol me hace decir cosas que no debo…

—Creo que te daré alcohol más seguido entonces —sonrió Yeol—. Dime.

—Te amo… —susurró dulcemente tras varios segundos de duda—.

Chanyeol se sintió morir.

Su mundo entero se detuvo. En el cielo, los fuegos artificiales brillaban y resonaban con fuerza haciendo el momento aún más especial.

—Yo también te amo.

Ninguno de los dos añadió algo más. Ambos estaban emocionados y trataban de asimilar lo que ocurría.

—Amor… —Lo llamó Chanyeol luego de varios minutos de silencio.

Baek se mordió el inferior emocionado al ser llamado de esa forma.

—¿Mh…?

¿Quieres ser mi novio?

 

La pregunta que los unió aquel primero de enero. La pregunta que les hizo llorar de emoción. La pregunta que derrumbó cualquier duda, la pregunta que terminó por sellar sus corazones.

Chanyeol era de Baekhyun, como Baekhyun era de Chanyeol, desde ese momento y para siempre.

 

 

 

Chanyeol calentó el agua de la tina y dejó que Baek entrara. Se puso en cuclillas a un costado y comenzó a frotar delicadamente el jabón por el cuerpo desnudo de su pareja. Enjabonó cada rincón sin pudor alguno y puso bastante empeño en su cabello y orejas, así como en su larga y bella cola, la cual enjabonó con paciencia.

Baekhyun se limitó a reír. Estaba consciente de cuánto amaba Yeol su cola, así que dejó que el alto hiciera con ella todo lo que deseara.

No podría estar más feliz con todas esas atenciones.

En cuanto el baño terminó, Chanyeol lo tomó delicadamente en brazos y le llevó hasta la cama. Lo secó con la toalla y luego pasó la secadora por su cabello, orejas y, por supuesto, por su colita.

Baek no dejó de sonreír en todo momento.

—¿Te gusta mucho mi colita? —cuestionó al tiempo que la movía de lado a lado.

—Me encanta, precioso zorrito —respondió el alto dejando un beso en su mejilla, mientras trataba de atrapar su colita—. Eres un zorrito muy travieso. Anda, déjala quieta, la voy a cepillar.

Baekhyun se esforzó en reprimir un chillido de alegría. Le emocionaba la forma en que el alto lo trataba, así que se quedó muy quieto. Internamente hizo la promesa de no mover más su colita, para que su pareja continuara con esos mimos que tan bien se sentían.

Pronto, las manos se Yeol se deslizaron por su esponjosa cola desenredando pacientemente las finas hebras de la misma. El cepillo también resbaló una y otra vez minutos más tarde. En cuanto aquella bella cola estuvo perfectamente bien, Yeol la besó y roció un poco de perfume sobre ella, así como en el cuellito de su amado.

—Listo, amor. Estás precioso y tu colita también.

Baek asintió feliz y le dio un dulce beso en los labios, empezando a mover su colita con cuidado.

—Gracias, mi amor. Te amo.

—Yo te amo más… —susurró contra su boca—. Y algún día le pondré un moñito a tu colita.

—¡Amor! No —se quejó el bajito con un morrito en los labios—. Soy un zorrito, no un perro,

Chanyeol se echó a reír.

—Te verás adorable.

—No… Soy un zorro salvaje. Hmp.

Chanyeol matuvo su risa y besó sus labios repetidas veces.

—Algún día me dejarás hacerlo, yo lo sé… Solo un ratito.

Baekhyun pareció meditarlo por unos instantes.

—Tal vez.

 

 

 

Cuando el segundo invierno llegó, el frío hizo acto de presencia en su relación. Se instaló en el medio de su ambos como un viejo amigo que llega de visita. El distanciamiento entre ambos se acentuó.

Al principio, Yeol descuidó al pequeño por cuestiones de trabajo. Luego de unos meses, fue Baekhyun quien descuidó al más alto al retomar sus estudios y trabajar al mismo tiempo.

Cada vez era menos el tiempo que compartían juntos. Cuando Yeol podía estar en casa, Baekhyun debía quedarse en casa de algún amigo o amiga cercana para terminar un proyecto. Nunca coincidían y cuando lo hacían peleaban. Chanyeol quería devorar a su niño. Lo necesitaba. Tenía tiempo sin tocarlo y aunque jugaban de vez en cuando, no lograban terminar. Quería hacerle el amor, pero Baek estaba tan concentrado en sus cosas que la duda se instaló dentro de él.

Quizá ya no lo amaba.

Tal vez era eso.

El alto pensó que era tiempo de dejarlo ir. Lo amaba más que a nada en el mundo. Cada día lo amaba un poco más, pero si su relación no funcionaba no pensaba a obligarlo a nada.

—Lo mejor será terminar —dijo. Su voz sonó firme, pero por dentro su corazón estaba hecho mierda.

Los ojos de Baek se llenaron de lágrimas y se abrieron ante la sorpresa.

—Es una broma… ¿verdad?

Su voz se quebró al final de la pregunta. Lo que Chanyeol estaba diciendo no podía ser verdad. Estaban bien. No habían tenido tiempo suficiente en los últimos meses, pero estaban bien. Él seguía amando al más alto. Estaba seguro. ¿Acaso su gigante ya no lo amaba?

—Esto no está funcionando, Baek, y ya me cansé.

—Sé que no he tenido tiempo… que te he abandonado un poco… pero las clases terminan en una semana. Dame una semana. Todo mejorará en una semana.

—¿Qué es lo que va a mejorar? —preguntó el alto con crueldad, sin contemplaciones—. No hay nada que mejorar, porque entre tú y yo no hay nada.

—¡Mentira!

—Solo tenemos una cuenta vacía. Cada día uno del mes es uno más a tu lado, aunque ya no significa nada.

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas del más pequeño y se acercó a él como si tratara de detenerlo en caso de que el alto intentase marcharse.

—Te prometo que todo será diferente… ¿sí? Dame otra oportunidad.

—Las cosas no van a mejorar, Baek. No haremos en otra oportunidad lo que no hicimos en la primera. No hemos tenido citas, tampoco hablamos de tener familia ni nada. ¿Qué es lo que será diferente?

—Yo si quiero tener familia contigo… En verdad lo quiero.

—Ya es muy tarde.

Las palabras de Chanyeol fueron crueles en todo momento. Baekhyun aceptó dejarlo ir aún con el corazón tan roto como el del mayor.

Lo dejó ir porque pensó que Chanyeol ya no lo amaba, que no quería tenerlo más a su lado. Así que cogió una pequeña maleta y abandonó el departamento sin decir nada más. Tan pronto Baekhyun cruzó la puerta, Yeol tuvo deseos de arrodillarse y suplicar que no se marchara, pero no fue capaz. Pensó, erróneamente, que había hecho lo correcto. Baekhyun no había insistido más, así que… tal vez todo era cierto, no lo amaba tanto como decía.

 

 

 

Esa noche Chanyeol no pudo dormir. Se la pasó mirando las fotos en su móvil, todas estaban relacionadas con el menor. Su sonrisa, sus besos. Los bellos momentos que ahora estaban tan lejos. Abrió la conversación con su pareja y releyó uno a uno los mensajes compartidos, las caritas tan graciosas que hacía y los corazones que a menudo le mandaba.

<< Zorrito >> se podía leer el nombre de su contacto. Verlo en línea dolía, incluso a través del móvil deseaba suplicarle que volviera. Se preguntó que haría en ese momento. Se preguntó si él también se encontraría leyendo la misma conversación, observando sus mismas fotos.

El primer día después de su ruptura, Chanyeol le envió un mensaje casual de buenos días. Baekhyun no tardó en responder. Era gracioso, durante meses se respondieron los mensajes luego de horas o días, pero ahora en menos de un minuto ya estaba la respuesta.

El menor se mostró tan frío como el mayor al momento de la ruptura. No hubo corazones ni caras sonrientes. Solo puntos cortantes.

Yeol no se dio por vencido. Quería el perdón del bajito, pero no encontraba como pedirlo. Hablaron de todo y nada. En esos tres días hablaron más de lo que habían hablado por teléfono cuando fueron pareja.

Incluso llegaron a reír.

Parecían tan cómodos en esa situación que Chanyeol tuvo miedo de haber perdido a Baek definitivamente. Le dio miedo que el chico nunca fuese a perdonarlo. Casi resignado a la idea, se encontró con un par de videos en youtube. Tenían algo en común, ambos hablaban de rupturas amorosas.

Uno de ellos lo hizo llorar. Era un video donde se observaba a una pareja feliz que finalmente se separaba, y se centraba en cómo iban llevando su día a día lejos el uno del otro, mientras una música de fondo acompañada de la voz del narrador lo complementaba.

La voz del narrador era suave y profunda. Relató la felicidad, el dolor, los recuerdos noche a noche y como, poco a poco, estos se fueron olvidando hasta que llegó el momento en que ninguno de los dos se pensó, en que conocieron nuevas personas e iniciaron una nueva historia.

Chanyeol lo envió.

<< Send >>

Baekhyun lo recibió.

 

<< Zorrito >>

No quiero olvidarte… No quiero… No quiero que pasen los días y estar sin ti se vuelva una costumbre.

 

<< Pastelito >>

Yo no quiero que me olvides, mi amor…

 

<< Zorrito >>

Ay. No me digas así… Deja de jugar conmigo.

 

<< Pastelito >>

No estoy jugando contigo, bebé. Yo te amo… Eres mi gran amor, mi zorrito. Te amo tanto.

 

<< Zorrito >>

Yo también te amo. Mi pastelito. Mi chocolatito.

 

<< Pastelito >>

Desde que cruzaste la puerta tuve ganas de arrodillarme y pedirte perdón. He llorado tanto… estos días sin ti han sido los peores de mi vida.

Te amo tanto…

Desde la primera vez que hablé pensaba pedirte perdón, pero no supe cómo. Me aterraba la idea de que me rechazaras.

 

<< Zorrito >>

No dejé de llorar en toda la noche, y justo cundo estaba más tranquilo me escribiste. Me dolió… me dolió leer “un mensaje de pastelito”, porque ya no eras más mi pastelito.

 

<< Pastelito >>

Lo soy, mi zorrito de colita esponjocita. Nunca he dejado de serlo, mh. Te amo.

 

<< Zorrito >>

Te amo más, hmp.

 

Ni Chanyeol ni Baekhyun eran muy buenos con las reconciliaciones, pero esa misma noche se rencontraron. Hablaron como dos adultos civilizados y aceptaron ceder en distintas cosas para que su relación funcionara ya que, después de todo, realmente se amaban con locura.

Aquella ruptura no había sido del todo mala. Ambos, por si llegaron aa dudar en algún momento de sus sentimientos, ya tenían claro que era amor, no costumbre. Amor de verdad.

 

 

 

Aquel Año Nuevo lo celebraron juntos, uno en brazos del otro, comiendo y bebiendo felices de estar nuevamente en una relación. Con amorosas miradas prometieron no separarse de nuevo. Chanyeol no se despegó del bajito en ningún momento. Le había echado de menos.

Cuando el reloj marcó las 00:00 horas, Chanyeol abrazó a Baekhyun y se perdieron en un beso lento, húmedo y cargado de alegría. Sin decir más, se arrodilló y sacó una pequeña caja de terciopelo, la cual contenía un anillo de compromiso.

Baekhyun parpadeó gratamente sorprendido. No podía creer lo que veía.

—¿Aceptas convertirte en mi esposo?

¡Sí!

Por supuesto que sí. Aceptaba a ese hombre como su esposo, como el padre de sus hijos, como su todo.

Chanyeol no podía ser más feliz.

 

 

 

No volvieron a separarse. Su amor pareció volverse a prueba de todo. Por muy ocupado que Baekhyun se encontrara siempre encontraba un momento para escribr a su amado, para enviar algún audio o incluso una fotografía. Nunca perdieron el sentido del humor. Eran una pareja que gustaba de bromear el uno con el otro, aunque a veces uno de ellos terminase ligeramente molesto.

Si Baekhyun se encontraba ocupado, Yeol no dejaba de enviarle mensajes dulces a lo largo del día y por las noches se preocupaba porque descansara lo suficiente. Si Yeol estaba ocupado, Baek hacía lo mismo e incluso le preparaba su comida preferida, la cual llevaba hasta donde su amado se encontrara.

El equilibrio perfecto.

El ying y el yang conviviendo en armonía, profundamente enamorados.

Discutían como cualquier pareja. Se herían con palabras, quizá más que cualquier otra pareja. Ambos tenían un temperamento horrible y Baekhyun solía ser muy cruel cuando quería, mientras que Yeol solía explotar de un momento a otro y eso solo lograba que Baek aumentara su mal humor. Nada salía bien de ello, por supuesto.

Sin embargo, nunca marcharon a dormir molestos. Siempre se pedían disculpas, se besaban y dormían juntos, enamorados, como si nada hubiese pasado. Definitivamente, nunca permitirían que su relación se fracturara de nuevo.

Ambos eran muy felices y se valoraban el uno al otro, un mal entendido no terminaría con su bella familia.

 

Familia.

 

Chanyeol no podía creer lo que veía. Aquella tarde de primavera, Baekhyun entregó al mayor un regalo y se mordió impacientemente su inferior al tiempo que apretaba sus manos en clara muestra de nerviosismo aguardando la reacción de su prometido.

Cuando Yeol abrió aquella caja lo que encontró dentro lo sorprendió. Allí estaban tres pares de calcetitas pequeñas, de bebé, de distintos colores.

—¿Y esto? —cuestionó confundido, mientras reía nervioso. Siempre siendo pésimo con las sorpresas—. ¿Acaso son para nuestras orejas?

La risa de Baekhyun se unió a la de su amado y negó.

—¡Amor! Esta es mi sorpresa para ti…

Sus ojos adquirieron una bella luz y Yeol parpadeó por varios segundos antes de dejar salir su emoción.

—¿Acaso tú…?

Baek asintió.

—¡Joder!

Se puso de pie y fue de inmediato hasta su pareja, acortó de golpe la distancia que los separaba y lo envolvió en un cálido y fuerte abrazo dejando miles de besos en su bello rostro. Baek se dejó abrazar por el más alto y se aferró a su cuerpo disfrutando de su contacto.

—¡Amor! ¡Seremos padres!

Yeol sostuvo a Baek por la cintura y lo elevó dándole vueltas sin dejar de reír. Realmente era el hombre más feliz de todo el mundo.

 

 

La noticia de la dulce espera llenó de alegría sus vidas. Yeol nunca pensó que podría ser más feliz junto al híbrido, pero lo era. Realmente era más feliz a cada nuevo segundo que pasaba junto al chico que amaba.

Eran ya tantos años juntos. Se convertirían pronto en esposos y ya estaban formando una muy bella familia.

Sabían que por la condición de híbrido de zorro de Baek, tendrían más de un bebé, pero no estaban seguros de cuántos. La ecografía del tercer mes lo reveló: serían padres de tres hermosos bebés.

La ecografía del quinto mes dijo que serían padres de dos príncipes y una princesa.

 

 

Cuatro meses después sus tres retoños dieron su primer respiro en este mundo. Yeol lloró mientras besaba la cara de Baek y miraba embelesado el rostro de sus bellos hijos.

Se dio cuenta que todo había valido la pena.

La difícil niñez de Baek. Los fracasos de ambos en el amor. El dolor. La tristeza. Las largas noches que pasaron en soledad preguntándose si encontrarían en algún momento a la persona indicada. Cada boca equivocada que besaron, cada cuerpo vacío que llevaron a la cama para sumirse en una ola de éxtasis sin sentido.

Cada error tenía ahora un por qué.

Todo lo que Baekhyun y Chanyeol eran, tanto sus errores como sus aciertos, los tenía allí. Muy cerca al uno del otro y sosteniendo a sus tres hijos en brazos, la prueba de su amor.

Chanyeol estuvo seguro que no cambiaría ni una sola coma en su historia si con ello pudiese tener la vida feliz que vivía en ese instante con su bello zorrito de colita esponjocita.

 

—Gracias por amarme… Gracias por elegirme a mí, cuando podías haber elegido a cualquier otro.

—Nadie podría amarme como mi chocolatito lo hace. Solo mi chocolatito me ama.

—Tu chocolatito te ama mucho, mi amor.

—Tu zorrito te ama mucho más, mi cielo.

 

 

Te daré este amor hoy y para siempre, este amor que crece a cada segundo.

 

A través del tiempo.

Más allá de esta vida.

 

 

—No me dejes nunca, Baek.

—Nunca, Yeol.

 

 

 

 

Esto es amor. Un amor sin fecha de caducidad.

Un amor eterno.

 

 

Notas finales:

Aini bebé... ¡feliz cumpleaños!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).