Mordecai había peleado otra vez con margarita, era la quinta vez en la semana. Rigby se lo noto en la cara cuando entro a la casa y paso de largo, sin mirarlo, perdiéndose en las escaleras. Ya había terminado el tazón de cereal. Rigby subió al segundo piso, al pasar frente a la habitación escucho los sollozos de Mordecai, otra vez estaba llorando. Pensó en entrar, pero continuo camino al ático. “No tengo derecho” se repetía así mismo Rigby, él era responsable por tan lamentable estado de Mordecai, él ya había hecho suficiente con no divulgar lo ocurrido la noche del campamento, puedo contárselo a todos y destruir la poca reputación que le quedaba, pero Mordecai guardo el secreto, Rigby no entendió el motivo.
Se dejó caer sobre el trampolín que estaba hasta el fondo, no había luz, la única venta circular fue cubierta por cortinas negras.
Rigby sollozo, conocía las consecuencias, aun así fue más duro de lo que pensó.
-¡Mordecai!- La voz le resulto bastante familiar, salto del trampolín y haciendo las cortinas aun lado miro hacia el frente de la casa. Margarita estaba ahí, con los brazos cruzados. Unos medios círculos negros colgaban de sus ojos. Mordecai apareció hasta estar al lado de margarita. Rigby no escuchaba nada, por por los gestos que hacían parecía una nueva discusión, pero algo era diferente, la tranquilidad con la que hablaban, sin gritos ni lagrimas como en otras ocasiones.
Margarita dio un beso en la mejilla de Mordecai y se fue sin más, dejándolo como una estatua, por un momento no hizo nada, después clavo la vista en el suelo. Rigby no perdía detalles. Una larga media hora paso. Mordecai entro en la casa y salió, justo en la entrada del parque alzo la mano y subió a un taxi. Sin medio a equivocarse Rigby entendió que habían terminado, una felicidad muy dentro de él, que no podía esconder, hizo flamear una fugaz sonrisa en sus labios, se reprendió internamente, no tenía duda, él era una terrible persona.
-¿Cómo puedes estar feliz?- Rigby hablo para el mismo en voz alta, haciéndose ovillo en el trampolín “Tu mejor amigo está sufriendo por tus descuidos ¿Y te pone feliz verlo destrozado?” escucho la voz de su conciencia tan fuerte y claro como jamás la escucho en su vida. Sollozo en silencio hasta quedar dormido.
La junta matutina inicio como de costumbre, el último en llegar fue Mordecai. Todos lo miraban incrédulos: sus ojos parecían carbones ardientes y el olor a whisky y alcohol no tarde en saturar el aire, aun traía puesta la misma ropa del día anterior. Para su suerte Bennson salió a una junta con el señor Melard, el encargado del día era Papaleta, que lo miro lleno de preocupación
-¿Te encuentras bien, Mordecai? Puedes tomarte el día si lo deseas-
-Mordecai intento enfocarlo y torció los labios tratando de componer alguna sonrisa- No te preocupes, todo está bien- Dijo con esfuerzo.
Papaleta no se convencía aun, parecía que en cualquier momento perdería el conocimiento –De acuerdo, pero si en algún momento no puedes continuar no dudes en ir a descansar-
Mordecai juntaba las hojas de los árboles en bultos que Rigby iba recogiendo después, antes ambos hubieran juntados las hojas juntos y las recogerían juntos, lo que sin duda era más rápido.
Rigby miraba furtivamente a Mordecai, pero parecía estar más distante que nunca.
-Chicos, por favor paren un momento- Papaleta llamo desde lo lejos alzando la mano. Rigby miro en su dirección, pero Mordica continúo ensimismado observando el suelo con movimientos automáticos. Detrás de Papaleta caminaba un chico con una gorra blanca, Rigby arrugo el gesto al notar de quien se trataba –Chicos, buenas noticias. A partir de hoy Doug estará trabajando en el parque, debido a que los visitantes y las ganancias han ido en aumento papa decidió que necesitaríamos un par de manos extra-
-Hola chicos- Saludo Doug, sonriendo - Sé que tenemos una historia turbulenta, pero esta vez hare las cosas bien. Espero que seamos buenos amigos-
Rigby no creyó ni un instante en su palabra, Doug era conocido por ser un buen mentiroso y estafador.
-Bien los dejo para que continúen, intenten no discutir- Papaleta se alejó dando saltitos entre la hojas.
Rigby continúo con su labor ignorándolo por completo, pero esto no duro mucho al escuchar que Doug estaba hablando con Mordecai.
-Hola Mordecai, cielos viejo te vez fatal- Dijo Doug colocando una mano en su hombro- Sé que fue duro lo de Margarita, pero no puedes torturarte por el resto de tu vida-
-¿Cómo es que sabe lo de Margarita?- Pensó Rigby, sentía la cara roja de celos por la naturalidad con la que hablaba Doug y no solo eso, por la poca distancia que había entre Mordecai y el. Sin darse cuenta Rigby dejo de rastrillar las hojas mientras escuchaba la conversación.
-¿Qué te parece si terminaos esto rápido y vamos a jugar videojuegos?- Propuso Doug tomando la mano de Moredcai. Rigby sentina ardor en sus mejillas y apretó con tanta fuerza el mango del restillo que logro hacerse daño
-Está bien, eso me distraerá un poco- Asintió Mordecai con una ligera sonrisa. Rigby se quedó helado, para muchos puedo haber sido una simple sonrisa, pero él lo conocía desde hace mucho tiempo y esa sonrisa solo la había visto con una sola persona, era la tonta sonrisa que Mordecai mostraba cuando Margarita estaba con él. Intento no darle importancia, estaba pensado demasiado aun así no lo conseguía sacar de su mente
Las horas pasaron y como Doug había dicho pasaron jugando videojuegos toda la tarde y no solo eso cenaron juntos incluso Mordecai estaba riendo otra vez, Rigby no podía soportarlo era doloroso así que se fu directo as su habitación en el ático muy temprano y se quedó dormido.
Unas risas distantes y murmullos sacaron a Rigby de sus sueños, miro hacia los lados, pero todo estaba muy oscuro, encendió la luz de su reloj de muñeca, eran las 12:30 de la noche. Quizás había sido su imaginación, pero volvió a escuchar los murmullos provenían de un ducto de ventilación en el suelo, se acercó para escuchar mejor.
-Es una suerte que pueda quedarme en la misma habitación que tú, Mordecai- Era la voz de Doug. Rigby sintió un dolor en el pecho y su corazón se aceleró de forma dolorosa, respiro entrecortadamente, pero quería escuchar más aquello no le gustaba para nada.
-¿Ya pensaste en lo que te propuse?- El tono de Doug era serio, extraño a Rigby le daba asco el tono meloso en su voz ahora estaba respirando muy agitado, no podía dejar de escuchar aun por más que le doliera, pese a que no sabía de qué estaban hablando se sentía muy mal.
-Doug sabes que no puedo hacer eso, a mí no me gustan los hombres- Dijo Mordecai, EL corazón de Rigby ardió como nunca sin pensarlo dos vez arranco la rejilla de la ventilación cortándose las palmas de la manos pero no le dio importancia, sigui las voz hasta estar en el ducto de ventilación de su antigua habitación, Doug estaba sentado en la cama al lado de Mordecai, muy cerca, demasiado cerca para su gusto. Es noche solo se encontraba ellos tres en la casa todos habían salido a la fiesta de Skyps, creyó que Doug y Mordecai también habían ido, pero no fue asi. Desde la oscuridad de la ventila continuo observando. Las lágrimas salieron de los ojos rojos de Doug y comenzó a llorar, Mordecai se quedó pasmado sin saber qué hacer.
-¿Qué acaso no me quieres?- Dijo Doug con voz quebrada
-Yo… Por supuesto que te quiero, pero como amigo- Dijo mordecai muy apresurado
Rigbi sentía como caía dentro de un agujero lleno de cosas afiladas que rasgaban su corazón, un dolor punzante en el pecho lo hizo respirar de forma irregular, no creía que veía y escuchaba, Mordecai nunca le había dicho algo así.
-Si eso es verdad- Dijo Doug entre sollozo- Bésame-
-¿Qué? Estás loco Doug, a mí no me gustan los hombres-
-Besame, demuestra que me quieres- Continuo Doug acercándoseos mas a él con lágrimas desbordándose-
-Basta Doug, hay que dormir ya-
-¡Besame!-
Mordecai miro hacia todos lados como si intentara asegurarse de algo y sin previo aviso tomo a Doug por los hombros, El corazón de Rigby se detuvo, sin notarlo había dejado de respirar y miro con horror, Mordecai estampo los labios con los de Doug y este lo sujeto para besarlo con más fuerza. Rigby sentía ira, decepción, tristeza y un profundo dolor -¿Por qué, lo besa? ¿Por qué a mí me rechazo? ¿Por qué lo hace no lo entiendo?- se preguntaba Rigby que en ese momento odia a Mordecia y Doug, quería verlos sufrir, hacerles daño. Quería que sufrieran su dolor, tortúralos hasta que murieran, sentía un odio profundo venenoso algo que jamás había experimentado, las lágrimas caían de sus ojos, mientras lo miraba con rabia. Deseaba saltar y golpearlos hasta no poder más, pero solo pudo quedar ahí sin hacer anda, impotente contenido. Odiándose así mismo por desear matarlos, por darle tanta importancia, pero no lo podía evitar, Mordecia lo había rechazado de una forma cruel, pero ahí estaba besando a un sujeto que apenas conocía y no solo eso un sujeto que había ya intentado quitarle su lugar, RIgby no lo entendía, ¿Por qué a el lo aceptaba? y no solo eso ¿por qué lo correspondía? Cuando ese sujeto solo les había hecho daño en el pasado, Rigby deseaba desaparecer, morir y que nadie lo encontrar pero ahí estaba presenciando lo impensable. La noche trascurrió y Doug se quedó dormido en la misma cama que Mordecai mientras lo abrazaba. Rigby se había desplomado en la ventila, intento volver a su habitación, pero sus extremidades no le respondieron, no tenía fuerza alguna para moverse y no podía pensar en otra cosa que hacerlos sufrir y eso lo hacía sentir más miserable, todo el mundo lo rechazaba y ahora su mejor amigo aceptaba a otra persona que no era él.