El pelinegro despertó en una habitación desamueblada y algo roñosa. Se frotó los ojos tratando de desperezarse y de reconocer el lugar, pero no recordaba absolutamente nada.
¿Dónde estoy? giró la vista hacia los lados. Izquierda, derecha, atrás. Parecía estar solo pero, al girar la cabeza de nuevo hacia el frente, notó que algo no iba bien.
Al fondo de aquella oscura estancia divisó unas piernas, probablemente masculinas, seguidas del tronco, los brazos y la cabeza. Un cadáver.
Lo dedujo al observar varias manchas oscuras en la camisa que portaba aquel cuerpo sin vida. Quiso gritar, pero el sonido se ahogó en su garganta y trató de levantarse, aunque sus piernas no ayudaban en su tarea, pues no dejaban de temblar. Justo cuando se aproximaba a la puerta, una voz lo detuvo, dejándolo con el corazón en la palma y a punto de llorar de angustia.
-Bien, parece que has despertado al fin.-la voz sonó algo despectiva y cargada de humor. El chico no le veía la gracia.
-¿¡De qué coño va esto!?-gritó Yoongi lanzando un puñetazo al aire.
-Tranquilízate. Calma, o no podre explicarte nada.-ahora utilizó un tono algo más amable.
El aludido frunció el ceño y entrecerró los ojos hacia un punto concreto del lugar.
-Aquí hay cámaras, ¿No?
Se oyó una risita suave a través de los altavoces y después unos segundos de silencio incómodo.
-Por supuesto que las hay. Si no cómo habría sabido que acababas de despertar.-dijo con sarcasmo.-Además, ese no es el tema. ¿No quieres saber que haces aquí?
Él tan solo asintió, tragando saliva con dificultad.
-Pues bien,-comenzó la voz.-Como habrás podido observar, hay un hombre al lado de la puerta. Está muerto, pero supongo que eso ya lo sabías. La cosa es que, cada año, traemos aquí a siete personas que tienen una deuda con la sociedad y cada una de ellas debe tratar de acabar con las otras seis, si quiere salvarse.
-Y, ¿La razón es...
-Que la gente después se lo piense dos veces antes de cometer algún delito, pues saben lo que les espera. Lo bueno es que, si ganas, te daremos la libertad y una generosa cantidad de dinero para que dejes de hacer mal en la sociedad.
-¡Yo no hago mal en la sociedad!-gritó Yoongi molesto.
-¿Cómo que no? Que yo sepa, asesinar es un delito penado por ley.
El chico frunció el ceño. Otra vez con ese tema.
-¿No te parece suficiente con que me hayan encerrado cinco años de mi vida en un reformatorio, y otros cuatro en la puta cárcel por algo que no hice?
Se oyó una carcajada por el altavoz. Una risa extrañamente siniestra que le erizó el vello al pelinegro.
-¿Crees que me importa lo más mínimo si lo hiciste o no? Deja de creerte tan importante. Aquí me consta que fuiste condenado a todo lo que has dicho antes por asesinato en primer grado, y a mi me da completamente igual de quién fue la culpa. Yo sólo hago caso a lo que está escrito en el papel.-el hombre (supuso que era un hombre, pues su voz era varonil) pareció remover algo, pues se oyó el leve sonido de objetos deslizándose.-Bueno, mantente alerta si quieres vivir, porque en cualquier momento abriremos las puertas de todas las habitaciones y podrán entrar a matarte. Sólo es un consejo. Si quieres morir, adelante.
Se oyó un leve chasquido y luego un silencio sepulcral. Demasiado silencio.
-¿Dónde me he metido?-sollozó Yoongi colocando su cabeza entre sus rodillas y las manos en la misma.-No voy a salir de esta. Se acabó. ¿Por qué siempre acabo metiéndome en mierdas así?-se recostó en el suelo y comenzó a golpearse la cabeza con el suelo.-Joder, joder, joder, joder.
Después se giró en el suelo, quedando de lado y cerró los ojos. Se durmió.