"Opuestos"
Hace tres años que lo conocía, hace dos que se había enamorado de él, y hace tres años también se había dado cuenta de que era un completo idiota.
Kirishima nunca dejaban de sorprenderlo, en cualquiera de los sentidos.
Y es que, era un supersticioso de mierda.
No podía derramar la sal en la cafetería sin que saliera con estúpidos comentarios sobre la suerte, cuando salían por las calles lo detenía antes de pisar alguna grieta en el suelo, o pasar cerca de alguna escalera, ni hablar de cuando veía un gato negro.
Eran cosas que pocos conocían sobre Kirishima Eijirou, pero Bakugou ya se sabía de memoria. Es decir, exceptuando a su familia, él era el único que sabía que Red Riot leía siempre su horóscopo antes de ir a las clases cada lunes, sin falta.
Esto no sería problema, si un día las chicas de su salón no estuvieran hablando de algo que vieron en una estúpida revista de chismes: la compatibilidad por cada signo zodiacal.
Oh, cómo no maldecir a esas perras por atreverse a llevar una de esas inútiles revistas, para simplemente matar el tiempo, más cuando conocía bien que pasaría.
— ¿Compatibilidad? —Escuchó la voz de Kirishima, cuando Ashido se lo comentó. Más tarde le reclamaría por incitar a su novio a ver esas pendejadas.
—Así es, se supone que con esto se ve cuanta compatibilidad amorosa tienes con la persona del otro signo, ¿Quieres intentarlo, Kirishima?
Oh, claro que no quiere. Di que no, idiota.
— ¡Por supuesto!
Carajo.
— ¿Qué signo eres y con cuál quieres probar?
Katsuki se asomó un poco por curiosidad, aquello sólo consistía de una tonta tabla a colores pastel, la cual unía cada posibilidad de signos zodiacales y decía si era buena, mala o regular.
—Libra y Aries. —Respondió el pelirrojo sin dudar. Se sabía bien el signo que era Bakugou. Era fuego y él aire. — ¿Qué sucede?
Esa era una mala señal, Mina había dejado de hablar tras revisar aquella ridícula tabla. El rubio sabía que a partir de ahí no saldría nada bueno.
—Su compatibilidad es pésima.
Maldición.
— ¿Eh?
Sabía que esa tarde, después de que las clases terminaran, Kirishima estaría pensando en ello demasiado. Su pronóstico fue acertado, el profesor Aizawa le llamó varias veces la atención durante historia por ello.
El timbre sonó anunciando el final de las clases, Bakugou casi tuvo que llevarse a rastras al pelirrojo para que éste tomara sus cosas y caminara. Parecía en shock. Si seguía así lo golpearía.
—Bakugou. —Una vez dentro de la habitación del rubio, Kirishima se había metido a la laptop del aludido, investigando quién sabe qué, mientras él leía sus apuntes.
— ¿Qué mierda quieres, Kirishima? Si es sobre la estúpida tabla que te enseñó Ashido ni quiero saber.
—No, Blasty, es sobre nuestra relación. —En un tono serio, captó la atención de Bakugou. —He investigado por mi cuenta, y dice que somos signos opuestos.
Katsuki dejó salir un suspiro con fastidio, llevándose una mano a la frente.
— ¿Y eso que mierda importa?
—Dice que hay demasiadas diferencias para que la relación dure a largo plazo. —En un tono de auténtica preocupación. — ¿Qué pasa si te aburres de mi?
Bakugou dejó caer su frente hasta las hojas de la libreta abierta que aún tenía en mano, su paciencia se estaba colmando, y para eso se necesitaba muy poco. Ya sabía que Kirishima tendía a creer esas ridiculeces, nunca quiso cuestionar sus creencias, puesto eso era más personal, pero que algo como eso llegara a generarle dudas en su relación era otro nivel.
—Es que eres idiota.
—Blasty, hablo en serio. —Hace un puchero aún en la silla giratoria. El aludido cierra la libreta y la deja sobre el colchón mientras se incorpora. —Además, leí en la mañana que voy a tener una suerte pésima en el amor, Bakugou, ¿Te estás cansando de mi? Si es así, dímelo...
Las palabras quedaron al aire tras sentir como las manos de Bakugou se posaban en el respaldo de la silla, evitando que se moviera, acorralándolo completamente.
—Cabello de Mierda, ¿Tú crees que soportaría tus malditos comportamientos supersticiosos, si dejar de quererte fuera tan pinche fácil?
Los ojos de Kirishima se agrandaron al término de aquella frase, Katsuki no era mucho de expresar lo que sentía, o soltar un "te quiero" o "te amo" muy a menudo, pero estas formas que tenía de hacerlo, eran dignas de un ataque cardíaco.
Fuego, sin duda era un elemento que lo representaba bien.
—Pero...
—Sin peros, maldito crédulo. —lo mandó a callar, haciendo que se escondiera casi por reflejo entre sus hombros. —Dime si tú estúpido horóscopo te ha preparado para esto.
Y de un momento a otro, un feroz beso hizo que Kirishima olvidara hasta cuál era su nombre.
Puede que Bakugou se esté acostumbrado a tener un idiota supersticioso como novio, y con el tiempo le sacaría provecho.
Por supuesto, se trata de Bakugou Katsuki de quién hablamos, ni los mismos astros le dirían que hacer. Él amaba a Kirishima y poco le importaba si fuerzas mayores se oponían a su unión o no. Y se lo demostraría cuantas veces fuera necesario.