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UNKNOWN por RoronoaD-Grace

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Notas del capitulo:

HOLAAAAAAA

Perón, me tardé, no hay excusas.

Pero yaaaaaaa. Bueno en realidad me costó bastante la escena del baile, no es que hubiera hecho algo así por lo que fue difícil. Y no estoy del todo segura que haya quedado bien. De todos modos akdksksdkwwld me gustó mucho escribir este cap.

Estan todos feos los números de capítulos, si les soy sincera no se donde está el error, pero lo que importa es el contenido jeje

Muchas gracias a quienes me dejaron su msj, no crean que no los leo porque sí lo hago. me hacen feliz y me motivan demasiado

Los persones son propiedad de Tadatoshi Fujimaki. Por los horrores ortográficos, 10 mil millones de disculpas. Ya saben  estoy pendeja y ciega, pero más pe deja.

Sin más que decir excepto que, espero de todo corazón que el cap sea de su agrado, los dejo leer.

 

 

PD: POR FAVOR LEAN LAS NOTAS FINALES. TENGO UNA PREGUNTA OARA USTEDES Y EN SERIO NECESITO UNA RESPUESTA.

UNKNOWN

—Capítulo 19—

I see red

 

 

Era casi medio día cuando Fresita se despertó de golpe, asustado y sudando frío mientras observaba en todas direcciones buscando algo, totalmente desesperado. Cuando se dio cuenta que estaba en el sofá de la sala, suspiró aliviado. Entonces se permitió observar con calma la escena frente suyo. Los cuerpos desparramados aquí y allá en la alfombra y los otros sillones.

—Ay, no puede ser —Dijo divertido, sus ojos se humedecieron debido a la sorpresa. Tuvo que cubrir sus labios para no hacer sonidos y despertarlos.

Oh, al menos tenía que sacarles una fotografía.

Pero, claro… él no tenía celular.

Permaneció en silencio unos segundos antes de decirse a si mismo que solo los observaría detalladamente para grabar en su cabeza tal escena.

Por un lado tirado en la alfombra, estaba Midorima solo en bóxeres y abrazado a uno de los cojines del sofá. Muy cerca de él, Kasamatsu yacía recostado boca abajo en una pose un tanto extraña, Takao tenía ambas piernas sobre la espalda de este junto con sus brazos talmente extendidos además de su playera había desaparecido. No muy lejos de ellos, Kise tenía medio cuerpo en el alfombra y medio cuerpo sobre el sofá más pequeño.

Un poco más allá, cerca de la chimenea de decoración, un Murasakibara con el torso desnudo yacía abrazado y con una pierna encima de un Seimei con una marca de puñetazo en su mejilla y sin pantalones que parecía tener problemas para respirar. Atsushi era enorme y pesado. En otro de los sofás, específicamente el más grande, Kuroko dormía plácidamente en una pose incluso algo linda. Él era el único que estaba cubierto aunque no precisamente por una manta, en realidad era un abrigo… su playera estaba hecha jirones.

Akashi no y Satsuki no se veían por ningún lado, aunque vagamente recordaba ver dormir a Momoi en uno de los sofás, también que Aomine la había llevado en brazos hasta su habitación.

Aomine.

Fresita sonrió como un bobo total antes de bajar la mirada a su vientre y observar el brazo que rodeaba su cintura. Solo bastó girar un poco la mirada para encontrarse con el peli-azul dormido plácidamente a su lado. Se permitió observarlo un momento, en realidad nunca lo había visto durmiendo, así que resultaba de alguna manera fascinante.

Su rostro atractivo lucía tan calmado, sus pestañas eran más largas de lo que se veían a simple vista. Su pecho subiendo y bajando con tranquilidad.

¿Por qué era tan jodidamente atractivo? Fresita se sentía atacado.

Unos sonidos en la cocina captaron su atención. El de cejas raras volteó la mirada un segundo antes de volverla una vez más a Daiki. Le sonrió, inclinándose un poco para darle un besito en la mejilla. Finalmente tomó el brazo que lo rodeaba y lo quitó muy despacio, una vez libre, aún más despacio se levantó tratando de no despertar al bello durmiente.

Les dirigió una última mirada divertida a sus amigos antes de ir hacía la cocina. En esta, un despelucado Seijūrō parecía tener problemas para prepararse un café. En realidad parecía tan perdido en sus  pensamientos que no se enteraba de nada. Lo observó en silencio un momento antes de por fin hablar:

—¿Necesitas ayuda?

Seijūrō tiró la taza que tenía en las manos debido a la sorpresa de ya no estar solo, esta cayó al suelo, destrozándose irremediablemente y regando el liquido que contenía en todos lados.

 

~•§•~

 

Kuroko se levantó de golpe debido a un fuerte sonido que hizo estruendo en la cocina y que atravesó sus tímpanos debido a la terrible resaca. Sus ojos se torcieron hacia arriba antes de que se dejara caer de nuevo en el sofá mientras se sostenía la cabeza. Él soltó maldiciones mientras gemía de dolor. 

¿Quién rayos lo mandaba a beber tanto?

Fue entonces que notó el abrigo sobre su cuerpo, reconociéndolo de inmediato. Claro que lo reconocía. Kuroko se retorció en su lugar debido a la cólera, pataleando como desquiciado para quitárselo de encima aunque la prenda no tuviera la culpa. Al final, terminó con un dolor de cabeza incluso peor.

Cuando vio su torso desnudo con su playera destrozada, los recuerdos de la pasada noche golpearon su mente castigándolo de doble manera.

Oh sí.

La frustración y la vergüenza lo habían hecho emborracharse hasta no poder caminar.

Maldición.

¿Por qué no podía ser de esos borrachos que se olvidaban de lo que habían hecho? Ojalá pudiera jodidamente olvidarlo. ¿Con qué cara vería a Seijūrō?  ¿Debía acaso fingir que no recordaba? ¿O es que debía salir corriendo en ese momento y no regresar jamás? 

Kuroko cubrió su cara con ambas manos mientras se hacía bolita en el sofá y los recuerdos solo fluían en su mente.

.

.

 

—Que el número 6 —Seimei dijo, sonriendo de oreja a oreja mientras veía al peli-celeste, quien torció los ojos a un lado con fastidió. ¿Con que mañas le saldría ahora?—, le haga un striptease al numero 9 mientras este esta sentado en una silla en medio de todos.

Satsuki, Kise y Takao soltaron silbidos y vitorearon con la idea. De hecho, ellos tres lucían ebrios, más de lo que aparentaban. Fresita y Aomine se vieron a los ojos con complicidad, satisfechos con la idea, quizá podía ayudar en algo. 

Midorima solo quería que ya acabara ese tonto jueguito. Murasakibara lucía ligeramente interesado.

Akashi, que obviamente tenía el 9, veía su carta como si de una reliquia de inmensurable valor se tratase. Sus ojos lucían brillantes pero al mismo tiempo su expresión parecía de espanto. Kuroko por su lado, que había desviado el cuello irritado por la voz de Seimei, lo giró tan rápido que bien pudo haberse dislocado algo.

¡Ese bastardo malparido!

Kuroko sintió que se le tercian las tripas.

«Cálmate, Kuroko, cálmate hijo de tu…». El peli-celeste inhaló profundamente. No podía permitirse mostrar cuanto le afectaba la idea de pararse frente a Seijūrō y bailarle sensualmente. En su lugar, colocó en su rostro una expresión de indiferencia monumental, también aburrimiento. 

—¿En serio? —Le dijo a Seimei, viéndolo con fastidio—. ¿Se te acabaron las ideas acaso?

Pero Seimei sabía que solo fingía.

—Al parecer estoy un poco ebrio, las ideas no fluyen bien con alcohol en la sangre, perdóname, nuestro duele parece no tener más que esto —Dibujó una sonrisita burlona en sus labios. 

Kuroko tragó, nervioso.

—Como sea —Se encogió de hombros—. Como si fuera la gran cosa —Le restó importancia al acto—. Kise-kun, ve por una silla al comedor. 

El rubio, ya borracho como estaba, pregunto a nadie el porqué siempre lo agarraban de mandadero. Kuroko lo vio irse, al segundo siguiente estaba dirigiéndose de nuevo al menor de los Akashi.

—¿Puedo escoger yo la canción?

La risita burlona se ensanchó en los labios del de ojos bicolores.

—Claro. 

Luego, finalmente Tetsuya volteo a ver a Seijūrō, que no le había quitado los ojos de encima pero al verlo observarlo, desvió la mirada. 

«Cobarde». Aunque él también lo había sido al no querer verlo a los ojos hasta el último momento.

Minutos después, Kise regresó con la silla y todos los amigos vitorearon ansiosos por el espectáculo.  Kuroko sentía como si le dieran un puñetazo en el estomago cada que alguno lo apresuraba.

Malditos traidores. 

Aomine y Fresita agarraron a Akashi de los hombros y lo llevaron al centro donde yacía la silla. Tuvieron que poner un poco de presión para que tomara asiento pues su cuerpo estaba totalmente rígido. ¿Quién lo diría? El gran Akashi Seijūrō totalmente aterrado con la idea de un striptease hecho a él. 

—¿Me harías uno si te lo pidiera? —Escuchó a Daiki susurrarle a Fresitas mientras tomaban asiento en sus lugares, el peli-rojo solo se sonrojó como respuesta.

Akashi le dirigió una mirada mortífera a Aomine.

Seimei, que también había escuchado al moreno, se levantó de su lugar con una vena hinchada en la frente. Fue hasta ellos:

—Ah, mira, un lugar vacío —Si Aomine hubiera tenido repelente a la mano se lo hubiera vaciado encima—, Tomaré asiento aquí —Y, como si nada, se sentó en medio de ambos. 

Seijūrō le dio una sonrisa aprobatoria a su hermano. Mientras Daiki parecía querer romperle el cuello y Fresita solo se reía.

—¿Seguro que tu atención debería estar en ellos? —Le dijo Kuroko.

Akashi sintió escalofríos en la espalda. Inhaló profundamente antes de mirar hacia el frente, hacía Kuroko. Sus ojos se encontraron. ¿Podría acaso sobrevivir a lo que estaba por suceder?

—Trata de no morir desangrado, sería asqueroso —Kuroko le dio una mirada repulsiva.

—Uuuuh, que te la a poner dura como un tronco dice —Takao echando más leña al fuego. Un zapato salió volando de saber donde en dirección de este—. Uhdg —Él cayó de espaldas pero de inmediato continuó riéndose y medio retorciéndose. 

Yukio, a su lado, solo podía sonreír divertido. Ciertamente Kazunari era todo risas normalmente, pero borracho era incluso peor.

Kuroko soltó un suspiro antes de hablarle a Momoi y de inmediato ir hasta ella. Le susurró algo al oído a lo que la chica sonrió entre divertida y apenada, pero asintió luego de unos segundos. Suspiró de nuevo mientras se dirigía hacia el centro y se posaba frente a Akashi. 

Permaneció en silencio, observando a Seijūrō, este veía en cualquier dirección menos la suya. Kuroko sonrió de medio lado, decidido. Si bien estaba tan nervioso que casi se ponía a gritar aunque no lo pareciera, iba a hacer las cosas bien. Akashi creía que si no lo veía estaba bien, pero estaba equivocado al asumir que podría soportar tener la mirada en otro sitio. Haría que lo viera sí o sí.

Takao tenía razón.

Iba a aprovechar esa oportunidad. 

Se quedó a una distancia considerable, cerró los ojos unos instantes e inhaló hondamente dejando los nervios por un lado. «Tú puedes, Kuroko», se animó. Finalmente, abrió los ojos y asintió en dirección de Momoi para que pusiera la canción que le había dicho.

 

I SEE RED.

 

Al segundo de iniciada la melodía, Takao se incorporó de golpe en donde estaba tirado.

—¡Eso mamonaa! —Gritó, Kasamatsu pegó un brinco—. ¡Wuuuuuuhh!

Kuroko no volteo a verlo, sus ojos estaban fijos en Akashi, que había volteado la mirada hacia él en cuando el primer acorde sonó.

Y entonces Tetsuya comenzó a bailar al compas de la melodía.

 

Did you really think?
I'd just forgive and forget? No
After catching you with her
Your blood should run cold, so cold

 

El peli-celeste moviéndose de un lado hacia otro, con lentitud y sensualidad, como una ardiente flama que oscilaba al compás del viento. Mecía sus caderas con un ritmo suave mientras sus ojos permanecían fijos en Akashi; sus manos jugueteaban sobre su cuerpo al mismo tiempo que apresaba su labio inferior entre sus dientes.

Takao vitoreaba emocionado.

—¡CogemeeEEe! —Yukio lo atrajo hacia si y le cubrió los labios con una mano. Kazunari soltó una risa ahogada.

Midorima le dio a Kuroko una mirada fea.

 

You
You two timing, cheap lying, wannabe
You're a fool
If you thought that I'd just let this go

 

Kuroko avanzó hacía el dueño de casa, contorneando las caderas de un lado hacia otro, sus manos toqueteando bajó su playera, mostrando su blanca piel, subiendo las manos hasta su pecho para mostrar como jugaba con él.

Seijūrō pasó saliva. Había tratado de solo centrarse en sus ojos, pero la mirada lo traicionó. Lo observó desde las caderas, el ombligo y subienfo hasta su pecho, inhalando con fuerza cuando Tetsuya apretó uno de sus pezones e hizo un ruidito ante ello.

Tetsuya se plantó frente a él, poniéndose de cuclillas y posando ambas manos en las rodillas de Seijūrō, luego sus muslos. Clavo su mirada en él, desde abajo, sonriendo y luego lamiendo su labio. Entonces separó las piernas del Emperador y se inclinó.

 

I see red, red, oh, red
A gun to your head, head
To your head, oh
Now all I see is red, red, red

 

Seijūrō inhaló con fuerza y hubiera retrocedido si no hubiera estado en la silla.

Kuroko se acerco hasta su vientre, muy, muy cerca, y luego, mientras aún se veían a los ojos, el peli-celeste se fue enderezando en un movimiento de pecho y cintura, de modo que casi se recostaba sobre Akashi. Sus pechos se rozaron y sus labios casi se tocaron.

Después Tetsuya subió las manos, que aún estaban sobre los muslos del de cabellos rojizos, y  lo tomó de los cabellos de forma sensual, pero con algo de brusquedad. Tiró de ellos hacía atrás con esa misma brusquedad.

—Ah…

 

Did you really just say
She didn't mean anything? Oh
I'll remember those words
When I come for your soul, your soul

 

Tetsuya se alejó con un vuelto en el corazón que intentó disimular. Retrocedió dos pasos. Sus manos subieron hasta su cuello y luego bajaron de nuevo a su pecho y juguetearon ahí un momento. Sus ojos siempre fijos en Akashi mientras se mordía el labio. Sus caderas contorneándose.

Seijūrō simplemente dejó de intentar no verlo. Cuando se trataba de Tetsuya sus ojos solo viraban hacia él. En su expresión fue imposible ocultar el deseo. Se mordió los labios mientras lo veía con intensidad abrumadora.

 

Know that you
You dug your own grave, now lie in it
You're so cruel (you were cruel)
But revenge is a dish best served cold

 

Kuroko giró sensualmente, aún moviendo sus caderas de un lado a otro y jugando con su piel bajo su ropa.

Se inclinó hacía el frente sin llegar a doblar las rodillas, regalándole a Seijūrō la maravillosa vista que era su perfecto trasero. Las manos de Tetsuya se posaron en sus caderas y él fue poniéndose de cuclillas poco a poco mientras continuaba moviéndose sensualmente. Luego volvió a enderezarse hasta alzar nuevamente su trasero.  Giró una vez más. Una sonrisilla picara se dibujo en sus labios al ver como Akashi inhalaba profundamente.

Tetsuya fue de nuevo hacía él.

 

I see red, red, oh, red
A gun to your head, head
To your head, oh

 

Se sentó sobre la entrepierna de Akashi mientras volvía a tomarlo de los cabellos y una vez más tiraba de estos hacía atrás.

Seijūrō jadeo de nuevo igual que la vez anterior, y Tetsuya lo observó fijamente a una distancia mínima, sonriendo por el deseo en los del dueño de casa. Se inclinó más, cortando un poco la distancia y Akashi creyó que lo besaría.

Pero en cambió se alejó de golpe, soltando sus cabellos y posando las manos en el pecho del de cabellos rojizos.

Comenzó a moverse sobre Akashi.

 

Executioner style and there won't be no trial
Don't you know that you're better off dead
All I see is red, red, oh, red
Now all I see is

 

Un vaivén sensual y jodidamente erótico. Con las manos aún sobre su pecho, Tetsuya sintió como este se hinchaba al Akashi jalar aire con fuerza.

«Sí, esa expresión. no pierdas esa expresión». Tetsuya pensaba.

Bajó las manos y tomó las de Seijūrō, llevándolas hasta su propio pecho y haciendo que tomara su playera por el cuello de esta.

—Rómpela… —Susurró jadeando.

Y Seijūrō la rompió sin dudarlo.

Seimei, en medio de Aomine y Fresita, le tapó los ojos a este.

—No mires, Cerecita —Le llamó por un nuevo nombre—. Es demasiado asqueroso para tu puro corazón —Pero Cerecita, en medio de una risa entre divertida y tierna, logró quitarse su mano de encima para continuar viendo.

En medio de los amigos, Kuroko hizo que Akashi posara las manos sobre la piel de su pecho. Ambos se estremecieron ante el contacto, pero el peli-celeste continuo moviéndose, ahora con el agarre de Seijūrō sobre él. Un movimiento de caderas hacia adelante y hacia atrás mientras poco a poco dirigía el contacto hasta su vientre, y luego a sus caderas.

Akashi lo sujetó de los muslos con fuerza y Tetsuya una vez más lo tomó de los cabellos sin dejar de moverse sobre su entrepierna mientras se veían aún a los ojos.

El calor en sus cuerpo a pesar de estar al aire libre en la playa, el deseo brillando en sus ojos. Se sintió como si solo estuvieran ellos dos y nadie más.

Y fue entonces que Kuroko lo sintió.

La erección de Akashi en su trasero.

 

Run, hide, oh, you're so done
Better sleep with one eye open tonight

 

Volvió de golpe a la realidad.

«Oh, mierda, ¿qué estoy haciendo?».

Akashi debajo suyo claramente, demasiado, más de lo que hubiera creído, excitado. Una expresión en su rostro de deseo total sin dejar de tocarle el trasero, ¿en qué momento había posado las manos ahí?

Y no solo Akashi, él mismo podía sentir la excitación recorrer cada parte de su cuerpo.

Eso estaba tan, tan mal.

No podía continuar así.

Soltó los cabellos de Seijūrō y se bajó de él con prisa, tenía que largarse de ahí en ese preciso momento.

Una vez de pie, se dio la vuelta y salió corriendo.

Akashi se puso se pie y lo tomó de la muñeca antes de que pudiera escapar, girándolo dramáticamente y pegándolo a su pecho.

—¿Qu…?

 

I see red, red, oh, red
A gun to your head, head
To your head, oh

 

Seijūrō lo tomó de la cintura y del cuello, y luego lo beso.

Kuroko se resistió los primero dos segundos, al tercero simplemente se rindió.

Takao, que había estado haciendo ruidos, se quedó callado con un notable asombro en su expresión, que tan solo lo que Kuroko se tardo en corresponder el beso. Luego continuó vitoreando.

De hecho todos los amigos estaban asombrados, unos más que otros. También habían otros más emocionados que la mayoría. A como habían estado las cosas, creían le daría una bofetada, no que correspondería. Te todos modos, sabían que se amaban, no era extraño que acabaran así.

—Ja, te salió mal esa mierda —Dijo Aomine con una sonrisa, dirigiéndose a Seimei—. A los dos les encanta.

Seimei soltó un chasquido de lengua y desvió la mirada hacia el lado contrario. Entonces sonrió de medio lado con suavidad.

Cerecita, que lo había visto sonreír, alzó las cejas genuinamente asombrado. El de ojos bicolores notó su mirada, se observaron un momento y, sin perder la sonrisa, le guiñó un ojo. No dijo nada y ese gesto podía significar cualquier otra cosa, pero el de cejas de langosta supo que Seimei en realidad era un buen chico.

Medio loco, pero buen chico. Y que sin duda quería a su hermano. Fresita estaba totalmente enternecido.

En el centro del circulo de amigos, Kuroko se aferraba al cuello de Akashi como si fuera lo único que lo sostuviera de caer a un precipicio sin fin. Seijūrō lo tenía sujeto de la cintura, pegándolo como si quisiera que se fundieran y volvieran uno solo.

Los labios de Kuroko eran dulces y sobre todo, adictivos. Y Akashi solo quería más y más, devorarlo por completo, tomarlo con dulzura pero también empotrarlo contra algo y hacerlo gemir.

Tetsuya dejó que él marcara el ritmo y en su lugar se dedicó solo a disfrutar el momento y las manos de Seijūrō sobre la piel desnuda de su cintura. Akashi no paraba de toquetearlo, subiendo las manos recorriendo el camino de su columna, haciendo que Kuroko se removiera y soltara un gemido ahogado entre el beso.

Fresita se cubrió los ojos él solo, sonrojado. Seimei y Aomine desviaron la mirada hacia cualquier lado. Takao los observó en silencio. Yukio carraspeo un poco la garganta, viendo hacia otro lado, igual que Satsuki. Murasakibara lucía muy interesado, Kise algo celoso. Mientras que Midorima, por unos segundos, mostró una suave sonrisa, luego miro en dirección de Kazunari, finalmente bajó la mirada.

Las manos de Akashi bajaron de nuevo, agarrando y apretando las nalgas de Tetsuya, haciendo que este soltará otro gemido y se abrazara con fuerza a su cuello. Kuroko alzo una pierna a la altura de la cintura de Seijūrō, y este acaricio todo su muslo hasta finalmente tomarlo de rodilla mientras el beso se volvía aún más intenso. Los sonidos sobresalían al de las olas detrás de ellos.

—¡Bueno! ¡Okay ya! —Takao, que parecía repentinamente muy lucido, se puso rápido de pie, obteniendo la atención de todos excepto la de la parejita—. ¡He dicho que ya basta!

Pero ellos continuaban besuqueándose y metiéndose la lengua, restregando sus cuerpos.

A Kazunari le saltó una vena en la frente. Fue hasta ellos, que lo ignoraron totalmente. Entonces puso las manos detrás de sus cuellos e hizo que chocaran muy fuerte sus frentes.

Ellos soltaron un quejido, pero al fin se separaron. Estaban jadeando, sonrojados y con los cabellos muy alborotados. Continuaban cerca aún, Kuroko con las manos en el pecho de Akashi mientras este lo sostenía de la cintura.

—Sí, ya sabemos que se llevan muchas ganas y que quieren fornicar como conejos —Kazunari se cruzó de brazos, parecía muy enojado—. ¿Pero quiere alguien por favor pensar en Fresita? —El aludido dio un brinquito alzando las cejas—. Velo ahí, tan puro e inocente.

Cerecita sonrió divertido, estaba seguro de que no era muy puro e inocente. No después de todas las cosas que había pensado de Aomine.

—¡Lo van a traumar! —Takao obviamente estaba exagerando, siendo toda una reina del drama.

La parejita lo observó, luego voltearon a ver a Fresita. Fue entonces que la realidad de los hechos golpeo su cabeza. Tetsuya de pronto se encontraba muy lucido, y asustado. Se alejó de Akashi empujándolo por el pecho, luego retrocedió varios pasos.

¿Qué maldita sea acababa de hacer?

«¿Acaso te volviste loco, Kuroko?». Probablemente.

Bajó la mirada, sin saber a donde rayos ver después del espectáculo que le había regalado no solo a Seijūrō, sino también a sus amigos. La vergüenza se apoderó de su rostro. Y él luchó contra si mismo por controlar su sonrojo. Sonrojo que paso a la historia al bajar la mirada y  observar esa parte baja suya.

«¡Kuroko, eres un maldito idiota!». Trató de cubrirse de forma disimulada. Por el rabillo del ojo notó cierto movimiento por parte de Akashi, y sin querer lo observó. Casi le salía vapor de las orejas al notar que el dueño de casa estaba igual que él.

Satsuki, tratando de aliviar la tensión, dijo:

—Creo que el clima ya está demasiado frío, ¿entramos ya?

Tetsuya no dijo nada, no vió a nadie más, solo asintió y, sin importar nada más, se marchó casi corriendo hacia la casa y con los ojos de Seijūrō clavados en su espalda.

 

~•§•~

 

En la sala, las cosas estaban poniéndose en ambiente  gracias a la intervención de Takao.

Minutos después de que regresaran dentro y acabado de entrar todas las cosas, todo estaba terriblemente incomodo, si no era uno era otro con pensamientos que estaban totalmente fuera de lugar en lo que se suponía sería un momento tranquilo entre amigos.

Pero entonces ahí estaba Takao y su hermosa sonrisa, tratando de salvar lo que quedaba de la noche. Había puesto música a todo volumen, sacó todo el alcohol que había guardado y lo repartido sobre la mesita en medio de los sofás mientras hacía alguna tontera. Al final, poco a poco cada uno parecía un poco mejor. Aunque ciertamente el alcohol en la sangre los soltó cada vez más.

Luego de un rato incluso Midorima, que continuaba casi desnudo, hacia el intento por bailar con Seimei, que estaba igual o más borracho que él, siendo apoyados con entusiasmo por Cerecita y Momoi.

Así que, como la mayoría tenía su atención en esos dos. Takao se acercó con una sonrisa a Kuroko.

—Casi cedes por completo ahí —Le dijo alegre, casi hablándole al oído por la fuerte música. Ambos tenían bebidas en las manos, Kazunari en ambas.

—Gracias por detenerme, Takao-Kun —Kuroko se sonrojo.

—Eeh, no podía dejar fuera tan fácil para Akashi.

—No volverá a suceder. No lo permitiré —Sus ojos celestes lucían seguros—. Haré que estos sentimientos desaparezcan.

—Estás seguro de eso —Takao tenía una sonrisita picara en los labios—. Como sea, la próxima ves hazte de rogar un poco más, que sufra.

Dicho eso se marchó.

Kuroko cerró los ojos masajeando entre sus cejas.

Maldita sea la hora en la que Seimei le había puesto tremendo castigo… no. No. Al menos tenía que ser sincero consigo, eso no fue un castigo para nada. Lo cierto era que no tenía que ser tan orgulloso, podía solo mandarlo a la mierda y terminar la pequeña lucha que habían tenido.

Había sido un gran tonto al creer que podría mantener la cabeza fría.

Pero…

¿Cómo podría?

Su razón se había nublado al tenerlo ahí bajo suyo, con esa expresión de deseo desbordante. Con sus ojos brillosos llenos de lujuria.

Maldita sea con Akashi, si lo rechazaba constantemente y con tanto empeño, ¿por qué no podía jodidamente ser frío con él? ¿Por qué tenía que poner esa cara? Nunca se habían besado pero, oh joder, esa condenada primera vez había sido maldita sea muy excitante. Había tenido la cabeza fría y luego solo…

Akashi hizo su aparición en las escaleras, pues este solo habían entrado y se perdió en el segundo nivel. Tetsuya no quería pensar en qué había estado haciendo, pero su mente le fallaba ya que él mismo había tenido que encerrarse en el baño del primer nivel para calmar esa parte de allí abajo.

Akashi tomó asiento en el sofá frente suyo mientras tomaba un trago sin quitarle los ojos de encima, mirándolo con tanta intensidad que Kuroko sentía que iba a atravesarlo con la mirada.

Tomó el contenido de su vaso de golpe, y luego tomó otro y otro y otro, dejando que el alcohol lo hiciera olvidarse un momento de Akashi Seijūrō y su increíble forma de besar. De sus manos acariciando su…

Bebió de nuevo el contenido de su vaso solo para dejarlo por un lado y tomar una botella llena. Y bebió y bebió… y continuó bebiendo, trago tras trago hasta que caminar era difícil. Y después solo siguió bebiendo más.

Luego de un tiempo todos, o al menos la mayoría, estaban cayéndose de borrachos.

Kazunari, en su borrachera, creyó que sería genial imitar el baile de Kuroko, así que se arrancó la playera y comenzó a bailarle a un medio borracho Kasamatsu. Kise trató de ignorar tal escena, pero sus esfuerzos quedaron en el suelo cuando los vio meterse toda la lengua hasta la garganta. Algo que compartió con Midorima, que sintió que un auto lo arrolló con brutalidad. Cada uno agarró una botella de licor, precisamente las más fuertes y se las empinaron con tragos largos.

Atsushi, que extrañamente le había agarrado gusto al licor, tal vez más de lo que debería, tuvo la fantástica idea de tomar el celular y hacer una llamada que terminó con él sentado en una esquina mientras continuaba bebiendo.

Satsuki se quedó dormida en uno de los sofás. Ella nunca había sido buena para beber, por lo que Aomine la había llevado en brazos a su habitación para que descansara. Luego regresó rápido a la sala donde la música hacía eco en todos lados, pero ahí era estridente.

Seimei, el primero que se había emborrachado en serio y continuaba con la racha, se acercó a Kuroko y lo abrazó de repente. Tetsuya, que claramente estaba súper borracho, quizá tanto como él, lo empujó de un manotazo.

Y fue entonces cuando Seimei comenzó a llorar.

Aomine y Fresita, que estaban grabando con el celular del moreno para ponerlos en vergüenza a todos al día siguiente, se vieron entre ellos un segundo antes de volver la mirada al frente.

¿Qué rayos estaba pasando?

Seimei intentó abrazarlo de nuevo, pero Kuroko se hizo a un lado y él terminó de rodillas en el suelo.  

—¡Lo siento! —Gritó, intensificando su llanto—. ¡Lo siento mucho… hip! —Se levantó del suelo y, por tercera vez, intentó acercarse, sin embargo Kuroko lo empujo, en su borrachera, no tenía ni idea de qué ocurría—. ¡No me hip rechaces! —Gritó de nuevo—. ¡Soy un idiota, pero sabes que te amo hip!

Aomine y Fresita se vieron a los ojos medio espantados.

—¡Te amo, Chihiro!

—Oh —Exclamaron luego.

—¡Te amo más hip que a mi mismo hip!

Fresita sonrió absolutamente conmovido mientras apretaba el puño. Era mejor que se fuera preparando para el sermón que le iba a dar junto con un puñetazo. Aomine se compadeció del Akashi menor.  

Kuroko, en su borrachera, tuvo unos segundos de lucidez en los cuales fue él quien se acercó a Seimei solo para darle un puñetazo en la cara. El de ojos bicolores se fue de espaldas y cayó de sentón mientras se acariciaba la mejilla.

—¡No me lo tienes hip que decir a mi, Animal hip! —Tetsu gritó, sus ojos desorientados.

Seimei, aún en el suelo, lo observó con sus ojos lagrimosos mientras ponía una cara de perrito regañado que Aomine desde luego grabó. Fresita todavía iba a golpearlo a la mañana, pero tan vez sería un poco más suave que al principio. Al final el Akashi menor terminó yendo a gatas junto a Atsushi y le quitó una de las botellas de licor que tenía, este le dio manotazo y forcejearon un momento pero luego de un rato ambos terminaron bebiendo juntos.

Seijūrō, que no estaba muy ebrio, no le había quitado los ojos de encima a Tetsuya, fue tanta la intensidad de su mirada que al final el peli-celeste se había percatado de ella como algo sumamente incomodo y amenazador.

—¿¡Qué me hip estás viendo!? ¿¡Eh!? ¿¡Quieres pelea hip!? —Intentó ir hacía Akashi, pero estaba tan ebrio que apenas podía caminar, por lo que tropezó con uno de los sofás y cayó sobre este.

Y, para sorpresa de los amigos, se quedó dormido al instante.

Fresita soltó una carcajada.

—¡Sí lo grabaste, ¿no?! —Dijo al moreno a su lado.

—Claramente —Aomine tenía una sonrisita en los labios.

Antes de que alguno dijera algo más, Akashi se levantó algo tambaleante y se quitó el abrigo que cargaba para cubrir con él el cuerpo semidesnudo de Kuroko, pues no se había cambiado y solo estaba con su playera que él le había hecho girones. Luego se fue de rodillas en la alfombra y cayó recostado sobre el abdomen de Tetsuya, dormido… al parecer estaba más ebrio de lo que aparentaba.

¿En qué momento había bebido tanto?

Ni siquiera lo habían notado.

La ternura en la mirada de Manolo se desbordo, también el puño de su mano derecha se apretó con más fuerza. Los golpearía, a esos dos hermanos idiotas los golpearía con fuerza.

Aomine a su lado suspiró, sería una noche larga con todos esos borrachos en la sala. Por supuesto, él también estaría embriagándose como desquiciado, pero a Fresita al parecer no le gustaba beber pues había hecho tremenda cara de asco en cuanto probó un trago que luego escupió.

En realidad no se le hizo extraño que no bebiera, por algún motivo no podía visualizarlo emborrachándose con esa carita tan linda que tenía.  Enojado sí, como fiera sedienta de sangre, pero borracho jamás.

Daiki rio para sí, antes de notar que Fresita lo había estado observando desde hacía un tiempo, sonriendo con él al verlo sonreír.

—¿Qué? —Dijo el moreno sin perder la sonrisa.

—Nada solo… la sonrisa te sienta bien.

—No me seduzcas —Le guiñó un ojo.

—T-Te hace lucir tan atractivo —Fresita tenía un tono rosa en las mejillas.

Aomine guardó silencio unos segundos, dedicándose solo a observar esa carita sonrojada a su lado. Por la mierda, se moría de ganas de atacarlo en ese preciso momento. Sería la mayor mentira de su vida el negarlo a si mismo… pero no podía, no quería hacer que recordara esos momentos malos de nuevo, primero se cortaba las manos antes de herirlo.

Sin embargo no es como si hubiera tenido la opción de negarse, pues fue Fresita quien se le lanzó encima.

Pegó sus labios con los suyos mientras lo abrazaba fuerte por el cuello haciendo que se recostara completamente en el sofá. No lo beso con desesperación, esos eran besos que daría Aomine, como si quisiera comérselo completo. No, fresita ni siquiera movió los  labios durante un tiempo, era como si el solo contacto entre sus bocas llenara su alma. A Aomine le pareció tan jodidamente tierno que simplemente no se pudo negar a tan hermoso acto,  tan solo se dedicó a abrazarlo y acariciarle la espalda, a esperar pacientemente a que fuera Cerecita quien pusiera su ritmo.

Pasaron unos cuantos segundos hasta que sintió como los labios del peli-rojo comenzaban a moverse. Un beso dulce, lento. Algo sumamente tierno que removió el corazón de Daiki.

Había tenido muchos encuentros furtivos con desconocidos y jamás se había sentido de la forma en la que Fresita lo hacía sentir. Claro, el peli-rojo jamás podría compararse con nadie, pues desde el inicio él había sido especial. Fue tan extraño como su mirada siempre buscó la suya, esos ojos rojos tan hermosos. Solo quería cuidarlo y no volver a verlo llorar o con miedo.

A Aomine el impulso le ganó, esas ganas de devorarlo por completo. Abrió la boca lentamente mientras acariciaba los labios de Fresita con su lengua. Lo escuchó suspirar y sintió que ese era su pase para profundizar el beso.  Sin embargo cuando intentó hacerlo, Fresita no le correspondió, ni siquiera se movió. El agarre en su cuello se hizo débil.

Confundido, el moreno abrió los ojos e intento alejarse un poco, fue ahí que notó que, de hecho, Cerecita se había dormido… lo que era realmente increíble tomando en cuenta la fuerte música de fondo y que no estaba para nada ebrio como la mayoría allí.

Daiki no pudo evitar reírse.

Seguro había estado realmente muy cansado. Eso explicaba porque había sido tan impulsivo como para lanzársele encima.

Su rostro lucía tan calmo y bonito.

—¿Por qué eres tan maldita sea adorable? —Le pellizcó la mejilla, el peli-rojo soltó un gemido de queja.

Aomine sonrió de nuevo mientras acariciaba su espalda y no hacía ningún intento de cambiar la posición. Lo dejó ahí, dormir arriba suyo.

—Descansa, bebé grandote —Le susurró muy bajito antes de darle un beso en la frente.

Cerecita soltó un suspiro.

.

.

.

 

Claramente, Kuroko solo recordaba hasta quedarse dormido, pero era suficiente para querer cortarse la cabeza.  

Gritó silenciosamente mientras volvía a arremeter contra el pobre abrigo que, de nuevo, no tenía culpa alguna más que la de pertenecer a Akashi Seijūrō. Maldita sea, en serio, ¿cómo podría siquiera estar en la misma habitación que el dueño de casa? Se sentía como un verdadero idiota, y como si le hubiera pasado un tren encima.

¿Dónde carajos habían quedados sus palabras?

¿No que iba a superarlo?

¿Acaso no iba a matar ese amor?

Posó ambas manos en su cabeza y tiró de sus celestes cabellos con algo de fuerza. Todo era una jodida mierda.

«¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea!».

—¡Agh! ¡Maldito dolor de cabeza!.

Entonces escuchó un risita burlona no muy lejos de él, al alzar la mirada y girarla en la dirección que la escuchó, se topó con los ojos azules de Aomine y una curvatura desagradable en sus labios. Estaba sentado en uno de los sofás.

—¿¡Qué!? —Kuroko se veía enojado.

—Nada… —Daiki se encogió de hombros sin perder la sonrisa, al contrario, esta se hizo aún más notable. A Tetsuya le dio un tic en el ojo.

Se levantó de donde estaba sin decir más, el abrigo cayó al suelo y él lo pateó sin más, alejándolo de si lo más que pudiera como si le repudiara. Luego corrió escaleras arriba dispuesto a perderse en su habitación y tomar un baño lo más rápido que pudiera.

Tenía que salir de esa casa cuanto antes.

 

 

Notas finales:

YYYYYYYYYYYYY

Eso fue todo por ahora.

¿Qué tal?

¿Qué les pareció?

¿Les gusto?

OJALÁ Y LES HAYA GUSTADO EL PEQUEÑO BAILE.

La mayor culpa de que tardara fue porque me estanqué ahí, pero fin pude terminarlo sjdjsjsks

AHORA BIEEEEN, LA PREGUNTA:

¿QUÉ PREFIEREN?

¿CAPÍTULOS LARGOS AUNQUE ME TOME MÁS TIEMPO? O ¿CAPÍTULOS MÁS CORTOS PERO ACTUALIZACIÓNES MÁS RÁPIDAS?

Realmente quiero saber sus respuestas, ya que de esto dependerá la próxima actualización. Solo era eso.

Que Raziel me los cuide mucho, mucho. Besos y abrazos de oso para todos.

Hasta la próximaaaaaaa.

Byeee.


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