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UNDERCOVER por Shiroi Kaze

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Notas del capitulo:

https://www.youtube.com/watch?v=tEnCoocmPQM 

Pueden utilizar esta pista para la lectura

En cualquier punto 

Fue de gran ayuda para mi inspiración 

Asimismo: 

Untitled – The GazettE 

Pledge – The GazettE 

Shinkirou – Loveholic 

Entre otros...

 

No me hago responsable de sufrimiento ajeno al de Bam(?)

7:45 A.M. de un sábado. 


Young Jae estaba en mi puerta.


Quedé atónito y confundido. El que estaba en mi puerta no era otro que el mismísimo jefe del departamento de casos encubiertos. El jefe de Mark, el jefe y mejor amigo de Jackson. Se trataba de la única persona que sabía de nuestra relación, aquella que podría hacerse una idea de los planes de Jack y de hacia dónde me dirigía cuando me excusaba de las salidas en grupo; así de grande era la confianza que individual y como pareja, aquel hombre de cabellos negros representaba. Su presencia en nuestra puerta, un día de descanso, a tan tempranas horas sólo podía significar una cosa: algo importante, algo que necesitaba ser comunicado con demasiada urgencia.


Esto no iba bien.


El hecho que portara su uniforme no significaba nada bueno. Usual para algunos pero, esta vez, algo indescriptible circulaba en el aire; lo volvía un poco más oscuro de lo normal, con una mirada más decaída de lo normal; con un augurio más devastador que cualquier otro.


No hablamos por varios minutos. Sólo nos vimos las caras y ese satírico escalofrío volvió a aparecer, burlándose de mi desconocimiento... Tal y como lo había hecho cuando rocé los labios de Jackson antes de despedirnos.


Jackson...


Me llevó directo a la revelación de mi única debilidad. Mi más grande temor se asomaba entre las posibilidades.


Vacilé por un largo tiempo. Sólo podía fijarme en el hombre frente a la puerta cuando el escalofrío se propagó por toda mi espalda. Me hizo remover en mi lugar y pronto se transformó en un frío sudor. Pero no, era imposible algo tan...malo. ¿No? No podía ser lo que acababa de pensar.


Young captó mis sospechas y cada que intentaba modular alguna palabra, no conseguía hacerlo. No tuvo el valor para sostenerme la mirada. La dejó caer como lo haría un padre frente a la herida que deja la pérdida de un hijo.


— Bam...yo...


La manera en la que apenas había logrado pronunciar mi nombre lo decía todo; quebradizo y sin aliento. Yo apenas y pude tomar aire; la bocanada más letal de mi vida.


Una inexplicable presión se me inyectó en el pecho, una invisible soga amenazó mi cuello para dejarme con la dificultosa labor de respirar. Un filo inexistente me estaba atravesando la boca del estómago para retorcer mi interior sin escrúpulos. En consecuencia, una repentina torpeza a la hora de hablar impedía que las palabras salieran de mi boca inmediatamente.


— E-esto es una broma... una maldita broma, Young. No bromees porque, no. Es lo peor que me puedes estar haciendo. Y...¡Jackson igual! Estoy cansado de sus putos juegos.


Lo señalé incrédulo. El creciente disgusto se abalanzó con un repentino y apresurado hablar; era la única forma que salieran las palabras. Sin embargo, el no bienvenido dolor acabó por hacerme pasar las manos por todo mi rostro cuando no soporté ver la expresión ajena. Los ojos enrojecidos y vidriosos, el desganado suspiro, el desgraciado velo de agonía que me compartió al bajar la mirada y morder su labio inferior. Esto no era el juego en el que, como las otras condenadas veces, había sido el blanco de este par de imbéciles.


Después de largos años sin saber lo que era una sensación tan monstruosa, ahí estaba, apenas logrando sostenerme de la puerta. Los oídos se me taparon al punto que apenas y percibía un lejano pitido. La vista se me nubló hasta el punto que no pude distinguir absolutamente nada. Lo único que pude ver con claridad era la presencia de la muerte anunciándose en mi puerta.


— Bam... Como lo siento. Perdóname por esto.


— No—. Negué con vehemencia. — Cállate... ¡Deja la maldita broma de una buena vez, Young Jae!


No podía creerlo y no podía evitar negarlo.


 


« Tu regalo para mí es cuidarte bien las espaldas hasta que termines este caso »


 


Todo una farsa.


« Te quiero ». Su imagen modulando esas últimas palabras para salir por la puerta, sus besos, los fuertes abrazos, todo desgarraba mi ser. Pronto sentí como las lágrimas, involuntariamente, corrían por mi rostro.


Horas nada más, ¡Sólo unas malditas horas nos separaban! Y ahora tenía que hacerme la idea que, las últimas pizcas de su calor en mi piel se desvanecerán para siempre. Tenía que ser mentira. Sí, tan falso como las promesas y las últimas palabras de afecto, como...esta visita...


Pero ese era el problema, todo era demasiado real.


 


Jackson había sido reportado como fallecido a las siete en punto por tres disparos letales; el mismo desgraciado momento en el que yo abría los ojos. 


 


Esto tenía que ser una miserable pesadilla.


¡¿Por qué?! 


El acelerar en mi pecho me llevó a intentar cerrar la puerta pero, fue inútil. No me podía mover y no podía sentir más allá que los vidrios de mis más recientes memorias, incrustándose en mi alma. Al primer ademán de movimiento, la mano de YoungJae se interpuso. ¿En qué momento acabó envolviendome? No tuve la menor idea pero, lo único que desató fue un arremetido estallido de todo lo que mi estado de impresión estaba conteniendo.


Lo quería matar. Desaparecerlo de la faz de la tierra. Quemarlo junto a toda la maldita unidad de espionaje.


— ¡NO ME TOQUES!— El forcejeo y mis quejas era lo que llenaban el silencio. Young permaneció estático. No cumplía mis demandas pero no se atrevía a pronunciar palabra alguna. En parte, ambos sentíamos que tenía razón entre tanta incongruencia. 


— ¡ESTO ES TU MALDITA CULPA! ¡Tu culpa! ¡Lo arriesgaste sin importar nada! ¡Si no le hubieras dado el caso, Jackson estaría aquí! ¡Conmigo!...Young...e-esto tiene que ser mentira... Jack... Él. No puede ser... El no puede estar...


El no puede estar muerto. Era una frase tan pesada que no podía articularla sin sentirme mareado.


La rigidez invadió mi cuerpo en el momento que Young Jae me sostuvo. Mis piernas flaquearon pero, no dudé en rechazarlo según lo que horas después me relató. Yo...realmente no lo recuerdo. No me percaté de mis gritos, el forcejeo o el llanto. Las lágrimas continuaron su curso hasta hacer irreconocible mi expresión; vacía.


Lo único que sé es que me sujetó con la fuerza que yo carecía; todas mis reservas se habrían ido en la agonía, en los golpes y fuertes agarres que le propicie sobre varios puntos de su pecho antes de rendirme y apoyar el rostro en su hombro. Y llorar. Dejé que la tristeza y desolación me carcomiera por dentro. No me permitía ser una amenaza si quiera para mi mismo. Esta sensación no se la deseaba ni a mi peor enemigo.


Aquel abrazo...ese acompañamiento era el que se le daba a un niño cuando se reconoce como perdido y miserable. Eso era lo que yo era, miserable.


 


Y de repente, todo pareció cesar.


Todo sonido y movimiento se detuvo. Young no pudo sostenerme en pie por mucho tiempo pero, en ningún momento me soltó. Se había deslizado junto a mí tras la puerta principal de aquel paraíso que ahora sucumbía en mil pedazos. Sólo me sostuvo hasta que las lágrimas cesaran... si es que eso era imposible.


— L-lo siento... perdóname—. Sollocé sin poder controlarme.


— No te preocupes—. Al fin me dirigió una respuesta.


Pareció como si contuviera las palabras pero, no dijo más. Sólo me acunó entre sus brazos hasta que caí en un decadente sueño que sólo sirvió para torturarme todavía más. La imagen cristalizada de la persona que más había amado y, a quién había perdido, me perseguía.


Ese día Young se mantuvo lo suficiente a mi lado pero, ambos sabíamos no podía extralimitarse. Tenía que esclarecer los lamentables sucesos y yo deseaba, con más fervor que nunca, estar solo. Solo en mi maldecida paz... al menos por los minutos, horas o días que tuviera al alcance de mis manos.


Todo eso se acabaría más rápido de lo que esperaba. 

Notas finales:

Sé que para cuando lleguen a este punto me odiaran, 


incluso yo lo hago.


 


Pero las cicatrices son las que marcan nuestra forma y manera, 


Incluso inconscientemente


 


Nos vemos el jueves~ 


Thx wxtch;


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