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Amor Asesino por Tina Black

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Notas del fanfic:

One Piece pertenece originalmete a Eiichiro Oda

Notas del capitulo:

No he terminado el otro fic y ya se me antojó hacer otro :V Pero esta vez será un fic muy diferente saliendo por un ratito del ZoSan. Espero lo disfruten y me manden sus comentarios para ver si vale continuar con este fic o no XD

Fue en el invierno de ese año, pero este era distinto al resto... Ya que ese día, jamás hubiera pensado que mi vida cambiaría cuando nuestros caminos se cruzaron ese día y te volvería a ver en otro momento y en otras circunstancias. Me llaman Zeff. De día y parte de la noche soy el dueño de uno de los restaurantes más importantes de Japón. El resto, es un secreto que solo unos pocos saben.

Todo comenzó en una noche, el restaurante estaba repleto de gente adinerada ya que íbamos a recibir la visita de una de las familias mas importantes de Francia y que tenían  en cuanto a economía y finanzas como socios a Japón. Estaba terminando de preparar una salsa para un platillo especial que recibiría con gusto a nuestros invitados. Uno de mis trabajadores entró a la cocina para decirme que ellos por fin habían llegado. No estaba nervioso puesto que ya estaba acostumbrado a recibir a este tipo de gente; lo que si, es que me advirtieron que esta familia estaba conformada por personas caprichosas y prepotentes. De algo si estaba seguro, si hacían algún escándalo o le faltaban al respeto tanto a mis trabajadores como al restaurante lo lamentarían, aun si ellos son gente poder o no.

Salí de la cocina y me dirigí a la entrada del edificio para recibirlos. Los vi bajar de aquella limusina de color negro mate. Bajó primero la cabeza de la familia. Era un hombre bastante alto y con una cabellera larga y desordenada rubia, por alguna extraña razón llevaba puesto un casco en forma de antifaz, y tenía un extraño corte de bigote, lo dice quien tiene sus bigotes atados con moños... En fin. Iba vestido de un traje de color negro al igual que el resto de sus hijos quienes en seguida bajaron. Eran extraños, cada uno tenía un exótico corte de cabello y de colores y todos tenían sus cejas en espiral. Al parecer la chica de cabello rosa era la mayor de los cinco hijos y futuros herederos. Después seguía un chico  pelirrojo, uno de color azul y tanto el como el otro llevaban lentes oscuros. El siguiente era un chico que dejaba ver sus dos cejas y tenía el cabello verde, y por último, bajó del carro un chico de un aspecto tímido e inseguro. Era diferente del resto, era normal y sencillo a comparación de sus hermanos.  No lo esperaron y entraron al restaurante siendo recibidos por algunos disparos de las cámaras de los reporteros de las revistas de gala y moda. Los recibí con normalidad y los llevé a su respectiva mesa.

-Siéntanse cómodos. Es cierto...  El otro chico. Por favor esperen a... -Antes de decir mas, el chef fue interrumpido por el magnate.

-No se preocupe, podemos empezar con o sin el. No hay problema. -Dijo el hombre sin importarle su hijo quien entró encarrerado al restaurante y yendo con prisa hacía ellos.

-Eso no debe ser. Esperen al muchacho y una vez que llegue podrán sentarse y pedir lo que gusten de nuestro menú. -Obviamente con esto, el padre le cayó mal a Zeff y se dispuso a no decir más para no comenzar una pelea por culpa del niño.

-¡Lo siento mucho! No quería retrasarlos mas... -Decía el joven rubio al llegar por fin a la mesa.

En seguida, Zeff les dio la indicación de poder sentarse ya. Antes de tomar asiento el chico de cabello azul estaba a punto de hacerle una travesura de mal gusto al chico rubio con quitarle la silla, antes de que pudiera hacer eso, el chef lo detuvo diciéndole al oído -Si lo haces... Te juro que lo pagarás muy caro... No permitiré este tipo de estupideces en mi restaurante... -Al decir esto en un tono imponente y tétrico, el mal criado dejó la silla permitiendo así que su hermano se sentara sin ningún problema y por supuesto no se dio cuenta de lo que iba a ocurrir. Zeff se alejó por un momento de ellos para ir a la cocina y preparar lo que ya habían ordenado -Nunca dejarán de venir este tipo de gente a mi negocio...

-Estúpido... -Dijo en un susurro Niji.

-¿Y bien? ¿Cómo les fue con sus clases de "música", hijos míos? -Preguntó el padre para hacer tiempo en lo que esperaban su comida.

-Bien, supongo... Ahora pude ejecutar mas de veinte notas con el chelo... -Comentó el pelirrojo. Tanto el como su padre y el resto de los hermanos, hablaban en clave para ocultar de lo que en realidad estaban hablando.

-Yo sólo pude sacar entre quince y dieciocho notas con el violín y el piano. -Respondió el peli azul con un tono de aburrimiento mientras le daba una mordida a un dedito de pan con queso parmesano y ajo.

-Eso no es nada, yo logré sacar una sinfonía con las cuerdas del violín... -Comentaba con orgullo el peli verde.

-Ichiji, Niji y Yonji en verdad han avanzado con las clases. Estoy orgulloso de ustedes... Reiju. -La peli rosa levantó la mirada para prestar atención a su padre.

-¿Si, querido padre? -Preguntó con una sonrisa.

-¿Cómo vas con tu lección de canto?

-Bastante bien. No he fallado en ninguna de las lecciones. -Comentó con tranquilidad la chica.

-Perfecto. Espero que te de vergüenza, Sanji... -Dijo con un tono diferente dirigiéndose al rubio quien solo bajó la mirada -Es increíble que no puedas hacerlo... Tus hermanos ya van avanzando en sus lecciones y tú... Sólo... –Intentó acabar la frase con desprecio.

-Si no fuera por mi... -Interrumpió el pequeño a su padre -Nadie tendría las notas para ejecutar las canciones... -Dijo con temor, estaba en lo cierto. Aquella tradición familiar era muy importante, y así como eran indispensables los "músicos", también lo era quien componía y hacía las correcciones de las notas.

-Tienes suerte de que estemos aquí, idiota... -Respondió el pelirrojo con sarna a su pequeño hermano.

-Si me disculpan... Iré a lavarme las manos... -Dijo con pena Sanji y se levantó de su lugar para ir de camino al baño.

-Ja... Padre, también iré a lavarme mis manos... -Comentó el peli azul levantándose de su lugar.

-Bien, pero no tardes, Niji. -Respondió el padre sin importarle las intenciones que tenía su hijo. Era ya una costumbre que los tres hermanos molestaran a Sanji.

Nuestro joven rubio fue de camino al baño para lavarse las manos, justo cuando terminó, se dio la vuelta para ser atacado por un gran chorro de agua en medio de sus pantalones de vestir -¡¿Qué hiciste?! -Gritó con mucho coraje al observar a su brabucón y el resultado de la broma de muy mal gusto.

-Jajajajajaja... Con eso pareciera que te acabas de hacer, tonto debilucho... ¡Jajajajajajaja...! -Dijo con una exagerada expresión de burla hacia su hermano quien ganas le sobraban para golpearlo, pero sabía muy en el fondo que eso provocaría una riña en la cual perdería, pondrían en vergüenza a la familia y hacer un escándalo para la prensa y para que al final le terminen echando la culpa injustamente -¿Acaso quiere llorar el bebé...? Anda, ve con padre para que te cambie tu pañalito, idiota... ¡Jajajajajaja...!

Pero al darse cuenta que su hermano estaba por responder, Niji actuó rápido y le agarró de la camisa para estamparlo contra la pared. Levantó su puño para propinarle un gran golpe sobre el rostro del rubio -Esto te pasa por... -Pero justo antes de terminar su oración su brazo fue retenido por una tosca mano mucho mas fuerte -¿¡Pero que cara...?! -Volteó a ver a la persona que le acaba de arruinar su diversión, su rostro palideció al presenciar esa temible mirada por parte del chef.

-Parece que no te quedó claro, ¿Cierto? -Dijo el mayor obligando a que el peli azul soltara de una vez por todas a su pequeño hermano -Mas te vale no hacer una tontería, o lo lamentarás muy caro... No voy a permitir ninguna escenita tonta en mi restaurante, mocoso. -Dijo mostrando un aura bastante mortal que hizo que el altanero de Niji soltara por fin al rubio.

-¡Usted no es nadie para decirme que debo o no debo hacer y mucho menos para insultarme, viejo decrepito! –Justo en eso, Zeff estampó tu pie en la pared y a pocos centímetros de tocar la mejilla de Niji quien se acobardó aun más al escuchar ese crujido en el azulejo. Lo mucho que pudo hacer fue tragar un poco de saliva y retirarse lentamente del baño dejando por fin al dueño y al muchachito quien estaba admirado por la hazaña que hizo el chef.

Volteó a ver al joven quien de inmediato ocultó el lugar donde estaba mojado con las manos. Zeff dio un profundo suspiro y dijo –No puedes estar así, mocoso. Este es un lugar de alta reputación... –Vio como el pequeño se encogió de hombros y agachó la cabeza por la vergüenza -Acompáñame. –Dijo después de dar otro suspiro y le hizo un ademan con la cabeza para que lo siguiera. Sanji sin pensarlo mas de dos veces fue con el a un cuarto en donde tenían los casilleros de los cuales los trabajadores podían usar para guardar su cambio de ropa y sus demás pertenencias, llegaron al fondo del cuarto para toparse con una puerta de color rojo. Al otro lado de esa puerta aguardaba una lavandería que solo se usaba en casos de emergencia. Fue a un armario en donde ahí tenía algunos conjuntos de uniformes para los cocineros y para los meseros, también en caso de algún incidente o para los nuevos que entran a trabajar para el restaurante. Si, este hombre estaba preparado para todo –¿Qué talla de pantalón eres, niño? –Preguntó al comenzar a buscar entre los uniformes para los meseros.

-Bueno... Soy talla mediana... Soy seis.

-Vaya, eres muy delgado... Ten. –Le dio unos pantalones de vestir de color negro –Me das tu pantalón para meterlo a la secadora –Dijo esto dejando a solo al muchacho en el cuarto de la ropa para que se pudiera cambiar. Pasado al fin unos minutos, Sanji salió con sus nuevos pantalones y le entregó los que estaban empapados al mayor –Bien... Puedes regresar por tu pantalón cuando sirvan el postre, pero me recuerdas... Yo los estaré atendiendo esta noche.

-Disculpe por las molestias, señor... –Dijo el muchacho haciendo una reverencia.

-No te disculpes, mocoso. –Dijo con un tono de indiferencia.

-También lamento el alboroto que sucedió hace rato...

-Descuida, todo el tiempo hay peleas en este lugar, por eso andamos algo cortos de trabajadores.

-No creo que sean tan graves... Mucho menos para un lugar como este. Es un restaurante bastante acogedor. –Dijo con sinceridad el rubio al contemplar el cuarto de lavado –Además están muy bien prevenidos.

-Este lugar lo es todo para mi... –Salieron del cuarto y fueron haciendo plática en todo el pasillo hasta llegar de nuevo a la convivencia de entre clientes y trabajadores. Se toparon con un vitral lleno de postres muy bien decorados. Sanji fue a echar un vistazo y se deleitó con los diseños de cada pastelillo -¿Te gustan? Puedes pedir el que gustes...

-Muchas gracias, se ven increíbles. Me gustaría hacer algo así... –En eso, percibió un aroma exquisito de un platillo especial –¡Un bacalao estilo Isla de Antigua! –Exclamó al ver el delicioso platillo.

-Vaya, veo que te gusta la cocina. –Comentó un poco animado el cocinero.

-Ah, si... Me gusta mucho la cocina... En especial todo lo que tenga que ver con mariscos.

-Oye, también son mis platos preferidos. –Se volvió a abrir otra charla en la que ellos dos estaban compartiendo lo que les gustaba, cosas en las cuales ellos coincidían, algo que logró hacer buena química y contentos de haber encontrado a alguien con quien poder conversar en temas poco comunes y en el que los dos se entendían perfectamente. Una charla de 20 minutos los cuales fueron interrumpidos por cierto hombre alto y robusto quien se acercó al joven y al chef.

-Señor, llevamos mas de diez minutos esperando... –Dijo con autoridad el gran hombre y después volteó a ver a su hijo con una cara de pocos amigos -¡¡Sanji!! –El mencionado se crispó ante esa voz llena de enojo -¡¡Ve a sentarte y deja de molestar al cocinero!!

-No soy un cocinero... –Dijo el dueño con exasperación mirando a los ojos a su no bien deseado cliente.

-Para mi es un cocinero cualquiera... –Respondió con sarna el empresario.

-¡El no es cualquier cocinero! –Interrumpió el menor y continuó -¡Es el chef ejecutivo!

-Nadie te llamó, Sanji... –Dijo a secas queriendo acallar a su hijo de un solo golpe, pero el impedimento era que estaban en público y no quería armar un gran alboroto. En cuanto a Zeff, estaba sorprendido por el conocimiento que tenía aquel muchacho, era único. Judge por otra parte se indignó y mejor decidió dar por terminada esta tonta pelea yendo a su mesa mientras se llevaba a su hijo a rastras dejando a un impresionado jefe de cocina. Regresó a su labor para terminar con los platillos de la familia. Entró a la cocina topándose con sus ayudantes quienes comenzaron a preguntarle por el alboroto de hace unos momentos.

-¿Oiga jefe, que sucedió? –Preguntó algo preocupado el cocinero de nombre Patty.

-Nada, lo de siempre... Peleas con los clientes... –Dijo lavándose las manos y yendo a preparar los platillos.

-Jefe le recuerdo que ellos no son cualquier familia de ricachones... –Comentó esta vez el hombre de gafas oscuras llamado Carne.

-Lo sé... No me interesan quienes sean, cuantos amigos en el gobierno tengan o que tan prepotente sea ese engreído de Vinsmoke –Comentó el chef haciendo una pequeña rabieta al aplanar la masa para preparar una lasaña.

-Pero jefe...

-¡¡No les pago para que discutan conmigo!! ¡¡¡A trabajar!!! –Gritó el chef amenazando con el puño a sus trabajadores.

-Jefe... –Interrumpió un mesero de un aspecto tanto descuido, pero que no le quitaba esa personalidad varonil –Necesito hablar con usted...

-¿Podrías esperar al menos hasta que acabe un platillo, Shanks?

-Es acerca de la entrega que debe hacer esta noche... –El chef dejó su labor y volteó a ver al mesero quien se mostraba completamente serio.

-¿Es muy urgente?

-Si, señor... –A excepción de Patty y de Carne, los cocineros que estaban presentes no entendían muy bien a que se estaba refiriendo. Sin mas que hacer, Zeff ordenó al resto de los trabajadores terminar con las órdenes; salió por la puerta trasera junto con el pelirrojo para poder hablar con mas calma sobre “aquello”. Una vez afuera del lugar, Shanks se  dispuso a hablar –Entiendo que es parte de su trabajo, pero es muy sospechoso la forma en la que se reunirá con su cliente para esta noche –En eso, sacó una carta de su chaleco y se la entregó al mayor –Me dejaron esta carta en una de las mesas. –Zeff tomó la carta y la abrió para leer lo que contenía.

-Dice que debo verlo a las doce en punto de la media noche en el viejo almacén del muelle... Es el cliente mas extraño que eh tenido durante mis años de plomero.

-Jefe, si me lo permite, usted debería jubilarse de todo esto. Ya tiene un gran trabajo de lo que en verdad ama hacer...

-Debo hacerlo, muchacho... Mi jubilación será hasta que muera o me maten... No es sencillo vivir de esto, Shanks. Tienes mucho por qué continuar viviendo. Tu si estás a tiempo para retirarte... –Fue de nuevo a la puerta para entrar a la cocina –A las once cerraremos el local. Se pueden ir sin hacer el inventario... –Entró por fin a trabajar dejando a un pensativo Shanks quien solo se dedicó por un momento a mirar la luna en su cuarto menguante.

 

[...]

 

Eran justo las once en punto de la noche. El restaurante había cerrado ya sus puertas dejando salir a todos sus trabajadores con un descanso de dos días, algo que se daba cuando su jefe debía hacer unos pendientes. Zeff fue el último en salir despidiéndose de sus tres trabajadores de confianza y que han trabajado con él durante años. Zeff no solo era el dueño del restaurante “Baratie”, sino que también era un veterano como asesino a sueldo, ya quedan muy pocos de su época quienes aún continúan en este negocio. Estaba consiente en el que un día de estos no regresaría a su hogar; no tenía el tiempo para pensar en el mañana, que podría hacer en sus tiempos libres; no quería dejar algún pendiente, su destino estaba ya escrito desde el día que entró a esta organización de dinero fácil, pero trabajo complicado. Subió a un taxi que lo llevaría al muelle. Bajó, le pagó al chofer dejándole una propina. Se adentró a las sombras del muelle para buscar el viejo almacén; una vez que lo encontró, entró por la puerta de atrás. Esperó solo cinco minutos para que por fin llegara el sujeto que lo había contratado para el siguiente servicio –Buenas noches... –Dijo el sujeto de gabardina negra. Zeff respondió el saludo asintiendo con la cabeza –Me dijeron que usted es bastante bueno para exterminar algunas plagas. Necesito que usted mate a un par de sujetos...

-Primero el adelanto... –Interrumpió con una severa voz el rubio a lo que el tipo solo gruñó como respuesta.

-Está bien... Te daré por ahora una tercera parte, el resto será cuando vea las cabezas de esos mal nacidos –Dijo al sacar un sobre con dinero dentro –Aquí tienes...

-¿En verdad desconfías de mi trabajo? –Dijo con una sonrisa ladina el chef –No arriesgaré mi vida por pocos yenes...

-Son euros... Son mas valiosos que esa miserable moneda nipona...

-Años que no veía un euro... –Tomo el sobre y lo abrió para encontrarse con los billetes, los contó y dijo con tranquilidad –De acuerdo... Necesitaré las fotos de los hombres a los que quieres que aniquile...

-Bien... Así me gusta... ¿Señor...?

-Llámame Zeff. –Respondió a secas.

-Bien, Zeff. Estos... –Sacó de su gabardina otro sobre para entregárselo al rubio, pero a unos centímetros de recibir el sobre se escuchó un gran disparo impactando sobre la pared de lámina, el sujeto de gabardina se escabulló entre algunas cajas y Zeff intentó huir del lugar, pero otra bala volvió a salir esta vez logrando herirle su brazo, pero no fue impedimento para el ya que logró salir del almacén. Corrió todo lo que pudo hasta que ya no sintió mas fuerza en sus piernas. Llegó a un parque y se recargó en un árbol y se sentó en el pasto. Se quedó durante unos minutos, al menos hasta que recuperara el aliento.

Notas finales:

Me despido. Nos leemos pronto :D Espero sus reviews con ansias ya que ustedes tienen la última palabra :)


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