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Entre negocio, deber y placer por Dakuraita

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Notas del capitulo:

Amé escribir esto, tras la semana de mierda que tuve y el examen que tuve esta mañana necesitaba relajarme, sentirme a gusto, y pues escribir es lo que más me agrada.

 

Reo era indiferente pero cooperativo, contestaba a cualquier pregunta y mantenía cierto nivel de cortesía para no ser grosero. No me importaba su actitud mientras no entorpeciera mi trabajo. De hecho, se mostró muy servicial cuando le pedí que me mostrara las habitaciones y el lugar en general. Me mostró todo, desde las habitaciones donde se recibían a los clientes, hasta las instalaciones privadas donde el resto habitaba cuando no estaba trabajado, como el cuarto de lavandería, el comedor común, los baños, las salidas, la cocina, los jardines, etc.


Las mujeres me miraban con recelo y los mayores sencillamente creían que era un cliente al cuidado de Reo por lo que no me dedicaron mucha atención. Los niños y niñas, que variaban entre los siete a los catorce, eran los más abiertos y propensos a acercarse, unos con preguntas para mí, y otros con algún asunto de tratar con Reo, a quien todos llamaban “Hermana” o “Señorita”. Este no mostraba desagrado alguno por esto, parecía ser de su agrado, hasta apostaría que él propició que esto se diera así. Además, como vestía ropa femenina todo el tiempo le iba a juego, ¿tal vez esto era para evitar que los clientes escucharan que era un hombre? No tendría mucho sentido, pensé primero, pero luego me percaté que si Reo era una especie de “empleado especial” tal vez su trabajo requería realizarse sin necesidad de perder prendas.


El lugar tenía orden y horarios específicos, los menores se iban a la cama temprano y ellos trabajaban ayudando en quehaceres simples hasta tener una edad apropiada para trabajar (las niñas, trece años, varones quince); las mujeres jóvenes que no estuviesen ocupadas estaban encargadas de arropar a los niños y preparar la ropa de todos para el día siguiente. Aquellas que trabajan de noche suelen ser a las que se les permite descansar lo que deseen de día. Y, esos cuyo trabajo es más indecoroso tienen a una persona designada que se encarga de darle los cuidados que su cuerpo agotado no puede proporcionarse por sí solo. Todos ayudan a mantener el lugar, aunque hay empleados que se encargan de cosas “extra”. Por ejemplo, en la cocina conocí a un hombre llamado Murasakibara Atsushi, encargado de la dieta de todos en el lugar, con asistentes que facilitan la preparación de los banquetes diarios que se sirven en el comedor. Son tres comidas al día y una cena extra para los que trabajan hasta más tarde. Por otro lado, también quienes trabajan haciendo ropa, como Momoi Satsuki, quien es una costurera del lugar, pero no es una empleada como las otras, al atardecer regresa a su hogar. También hay empleados administrativos, como es el caso de Midorima Shintaro, a quien se me presentó en una oficina adjunta a la de Akashi a la que solo se puede acceder por la parte trasera del lugar. Digamos, la estructura del lugar es algo así como una gran mansión, de dos pisos, que fue dividida a la mitad. La mitad que ve el publico y es la delantera está decorada con un estilo antiguo, donde ingresan los clientes y en el que se puede acceder a la recepción y las diversas habitaciones donde se puede convivir con las “damas de compañía”, luego están los cuartos donde se dan los asuntos más de “burdel”, y entonces se llega al final del negocio. Hay una puerta que separa esto y solo pocos tienen acceso a la llave, según me comentó Reo. “Midorima, Akashi y yo somos los únicos que tenemos copia”. Los horarios permiten que Reo abra y cierre la puerta a ciertas horas, permitiendo el flujo de empleados. A una hora se deja el cambio de mujeres y varones que atienden. El resto debe entrar por la entrada principal, sean los encargados de mantenimiento, clientes, agentes del gobierno, de la mafia, sastres, etc. La llave de Midorima es una formalidad, ya que es un amigo intimo puede entrar por donde desee, además de que conviene de vez en cuando verle por la entrada principal. Akashi, por supuesto, no hace falta explicarlo.


—¿Algún cliente ha sido violento en tiempos recientes? ¿Algún problema? —pregunté a Reo.


—Pues, no es muy común —admitió pensativo—. ¿Quién en su sano juicio se atrevería? Aunque… un par de veces hubo una que otra “situación”, por clientes borrachos, pero tras un escarmiento de Sei, no se presentó de nuevo ese tipo de situación.


—¿La mafia les da problemas?


—Oh, ¡No! Son los mejores portados, unos encantos, siempre generosos al momento de dar propinas a nuestras chicas —Me percaté de que Reo siempre hablaba de todos en general como si todos fueran mujeres—. Quienes son un poco más desagradables tienden a ser los agentes de servicio públicos, y los políticos-gobernadores, ¿me entiendes? No hay mucho barbaján que pueda venir aquí a crear caos, este lugar de barato tiene muy poco, las damas de compañía son un lujo que pocos pueden ostentar y aquellos que desean algo más no quiero ni te contaré cuanto pueden llegar a pagar, por ende, vienen tipos específicos de personas, y los más prepotentes suelen ser aquellos rodeados de cierto lujo galante presuntuoso, esos que están en la “luz del mundo” si me permites la analogía. Los de la mafia saben de la oscuridad y respetan a Sei y a lo suyo, muchos vienen deseando un espacio seguro, nuestras chicas nunca les harían daño, muchos incluso vienen a tomar una siesta en sus regazos. Sexo, violencia…ese tipo de cosas abunda en sus vidas, no buscan eso aquí. En cambio, para esos de pulcritud y apariencia nada es más deseable que poder propasarse y desatar sus deseos —enfatizó con una expresión de desagrado y desaprobación—. No suelen hacer nada “grave” y la mayoría no me cuenta porque saben que Sei se enteraría, pero muchas han sido hostigadas y terminan muy asustadas, son demasiado rudos.


—¿Alguien en especial? ¿Un nombre?


—Diría… Makoto Hanamiya. ¿Le conoces?


—Sí, no sabía que él ostentara lugares como estos —me di cuenta que mi comentario le desagradó a Reo, y traté de corregirme—. No que tenga algo de malo, pero Makoto es… alguien muy centrado en juegos y en guerras, ¿no te parece?


—Ciertamente, es listo, un poco pedante y me fastidia que busque su “diversión” aquí. Hay muchas formas de tortura, y él, como jefe del ministerio de seguridad y armamento sabe demasiado sobre técnicas para jugar con las cabezas de otros —Reo bufó— A él siempre hay que vigilarlo, y por desgracia, Sei está muy atado con él, no es algo sensato meterse con el ministerio de seguridad y armamento, aunque podría hacerle frente sería… ridículo.


Hanamiya era, sin duda algunas, un hombre al que no comprendía, que respetaba, pero con el cual sencillamente nunca tendría una solida amistad, por más que yo lo quisiera así. Lo conozco desde mi juventud, él tomó el camino de los cargos públicos y el poder; al inicio yo quería ser jefe de policía, pero la vida me llevó por otros caminos, y decidí que prefería tener menos poder, pero mucha más libertad, algo que la agencia de detectives me ha ofrecido y de la que he sacado provecho. Pese a que la justicia está muy corrupta y coludida, no me arrepentí de mi decisión. No sospeché de Hanamiya como sospechoso del asesinato, la sangre ya corre por sus manos, pero, ¿matar a simples empleados? No es su estilo. Lo suyo es a escala, en masa, planeado, en cadena, catastrófico. Pero siempre tapado como algo honorable que protegió a la ciudad de alguna amenaza.


Entre más hablaba con Reo menos podía verle como otro empleado más, ni siquiera le veía como la posesión de Akashi (que fue la primera impresión que me formé) parecía más una mano derecha, y una especie de esposa. Manejaba el negocio como si fuese la mujer de Akashi y no un empleado. ¿Será que por eso todos le trataban como mujer? Tal vez todos habían concluido que era la mujer de Akashi. Además, noté que era educado y culto, comprendía todo con precisión y sencillez, respondía correctamente, con propiedad, y encima, emitía un juicio filoso pero muy agudo. Me encontré fascinado por este tipo de persona, alguien capaz de ser muchas caras y a su vez ser una sola, parecía que llevaba a cabo muchos papeles, pero como si todos encajaran cual si fuese su piel. Podía ser una mujer femenina, un varón fuerte y competente, un culto pensante, un amable servidor… Increíble.


Sabía que estaba mal por admirarle tanto, por mirarle tanto, pero no podía contenerme.


—¿Algún sospechoso de tu juicio? Puede que hayas hecho unas conjeturas —apunté.


—Por supuesto, lo he pensado noche tras noche… —suspiró con cierto desánimo—. Por supuesto que pienso lo que cualquiera “que es un depravado” un “atroz psicópata”, el tipo de persona que lo haría solo porque sí, pero no puedo evitar siempre pensar que alguien está tras Sei, tras el negocio, tras su vida misma —sus ojos brillaron, ¿será que Reo estaba… enamorado? —. Estos casos de asesinato, ya está afectando el negocio; Sei no quiere que llegue a un punto crítico, y comparto el sentimiento, ¿qué harían nuestras niñas si no estuviéramos? Sé que encontraríamos otra manera, pero no tan pronto, muchas tendrían que irse, y otras tantas no correrían con mucha suerte… Demasiada atención está siendo puesta en el lugar, y no por algo muy positivo. El lugar es popular, claro. Pero hay ciertas cosas que son invisibles cuando no son relevantes para todos, que se mantiene en secreto, un secreto que se pasa a voces porque así conviene que sea. Podemos manejar a la policía, pero, ¿no es extraño? Es poner el lugar en un foco de atención sinceramente nefasto, que también afecta a la clientela que teme ser atacada.


—¿Tú temes ser atacado? ¿Hay alguien que podría hacerte daño?


—¡Huh! Que lo intente —sus ojos echaban fuego, maravilloso—. No, yo no temo, y no porque no sea el mismo tipo de empleado que el resto, sencillamente se cuidar mi espalda, porque Sei me entrenó para eso —un rubor iluminó sus mejillas, parecía haber recordado algo crucialmente vergonzoso—. No creo que alguien esté tras de mí por algún motivo especifico especial, pero dime, señor detective, ¿Qué es lo que piensas de todo esto?


Sonreí nervioso, ¿cómo podía decir lo que iba a decir?


—De momento, no mucho —Reo tenía la total expresión de golpearme, así que intenté ponerme más serio—. Necesito ver los cuerpos yo mismo, visitar algunas escenas del crimen y entrevistar más personas, será necesario que me acompañes en algunos casos, por ejemplo, en las noches, pero no es necesario en el día, tú eres alguien elemental para el funcionamiento del lugar, ¿no es así?


El halago pegó mejor de lo que esperaba.


—De acuerdo, que así sea —cedió.


—No me gusta dar conjeturas tan “al aire”, no obstante, agradezco tu cooperación, todo es importante en la investigación, son pistas que me ayudarán más adelante, gracias, Reo.


—No tienes que agradecérmelo —cortó con su voz templada—. Todo lo hago por Sei.


Asentí y salí del lugar, lo primero sería revisar las escenas. Las primeras habían ocurrido bastante lejos del lugar, pero parecían irse acercando, una cuestión de calles. El último y más reciente era el más cercano, el mercado estaba lo suficientemente cerca. Noté que, en los primeros escenarios, de no ser por la cooperación de unos oficiales que asistieron en su momento, ni siquiera habría podido prescindir del lugar como una escena del crimen. Todo estaba pulcro, no había nada que indicara una “pelea”, parecía ser un trabajo de lo más simple para el perpetrador.


Dos oficiales me asistieron en esto, Kagami y Aomine, ambos un poco más jóvenes que yo, muy enérgicos y sin duda apasionados por el asunto de la justicia, la criminalística y la labor. La gente joven es sin duda impresionante, pensé, y luego pedí con esperanza que este par permaneciera como estaba durante un par de años. La policía se corrompe, al menos, entre más se escala de rango.


—No se encontró arma alguna —dijo Aomine—. Fue un asesinato, no hubo violación, no hubo ninguna especie de hostigamiento sexual, y el victimario usó guantes, como en el resto de los casos, no ha sido posible recuperar ADN aún. La chica no presenta muchas señales de lucha, aunque sí algo hubo compulsiones antes de llegar al rigor mortis.


—Nadie escuchó nada tampoco —complementó Kagami—. Una mujer dice haber estado despierta toda la noche y nunca escuchó grito alguno. Nos preguntamos si fue drogada antes, dado a que en la autopsia no se mostraron marcas de haber sido amordazada y tampoco se encontró daño en el cuello, ni en las cuerdas vocales… Hablamos con la linda mujer que trabaja en la casa, y esta dijo que no hay tales sustancias en el lugar, por lo que tuvo que drogarla un cliente, marcharse, y esperarla fuera, o en el camino ingirió algo de dicha naturaleza. La primera es descartable ya que la vieron salir y estaba normal. ¿Ha oído eso de los papeles con químicos? Uno ya no puede aceptar nada en la calle, podría contener alguna droga, tienden a ser del tipo que duerme, o del que inmoviliza, claro que podría ser cualquier droga, pero esto se ha popularizado para facilitar asaltos y secuestros…


—Joder, calla la puta boca, hablas de más, a nadie le importa —le cortó Aomine— El detective no vino aquí para escuchar sobre tus cosas de tercer grado, ve al puto grano, te lo he dicho.


—¿HUH? ¿Acaso quieres pelea, imbécil?


Decidí intervenir.


—¿Algún otro dato relevante que hayan captado?


—Será cuestión de que vea la autopsia, las victimas tienen patrones iguales en los cuellos, señales de las asfixias, aunque los estudios no apuntan a que esa haya sido la causa primaria de muerte… cabe la posibilidad de que esto lo haya realizado independientemente de cómo se dio el asesinato, ¿una marca persona, quizá? —Aomine tenía una expresión de aburrimiento y desprecio, pero estaba siendo totalmente serio, y el dato me pareció algo digno de recordar. A veces, el mínimo de los detalles puede romper el código para encontrar al sospechoso.


—Pero no ha servido de mucho, nadie encuentra criminal alguno al cual vincular esto, el método y el patrón son nuevos en el espacio y tiempo, ¿si me capta? —Kagami se quedó observando el lugar—. Sea quien sea, sabe lo que hace, y cómo lo hace.


En efecto, no era un novato. Los asesinos novatos son fáciles de distinguir, mucho menos ordenados, más violentos, propensos al daño físico extremo y a dejar todo lleno de evidencia, sea porque la adrenalina nubla el juicio o por la prisa del escape. Son menos sutiles por lo que la victima puede pelear más. Si es serial sus patrones son sencillos de acomodar, la gente tiende a recordarles dado a que al querer ocultar su presencia la hacen destacar como algo fuera de lo común… dejan, pues, huecos. Pistas sencillas de perseguir. Pero, los profesionales son eficientes, planifican, saben hacer trabajos limpios y discretos… ¿Podría ser, quizá, un asesino a sueldo? Pero, ¿quién pagaría para matar empleados de la casa del lirio rojo? Aquí es cuando las palabras de Reo resonaron en mis recuerdos, y lo dejé como una opción, el asunto de contratar a alguien, alguien que asesinara a estas personas, que lo hiciera limpio y simple, pero que dejara marcas y pistas para crear un caso, uno que se le atribuyera y fuese más interesante, ya que un simple asesinato importa muy poco, y en cambio, el dulce morbo de leer sobre algo más impresionante, peligroso y organizado despierta el interés y no permite que se vaya al olvido. Por eso la soga sin necesidad, y por eso la experiencia.


Aún faltaba demasiado como para decantar por esto, pero quedó claro que no se trataba de un psicópata cualquiera ni de un demente que comete asesinatos al azar por el placer de hacerlo. Había alguien con un plan y meticulosa organización tras esto. La búsqueda podría tanto más sencilla, tanto como más compleja. Todo dependería qué tan profundo tendría que escarbar. De momento, tendría que hacer un par de visitas a las personas más inmiscuidas en el negocio de la muerte pagada. Un negocio poco accesible y escondido a ojos comunes, pero, cuando se tiene cierto tiempo en este trabajo, uno sabe como acceder a las fuentes de información, aún si estás son un poco sucias.


Tendría que hacerle una visita a Imayoshi Shoichi.


 

Notas finales:

De momento la meta es introducirles a ciertos personajes sea por mención o por interacción, no es un caso que se resuelva de la noche a la mañana, algunos toman mucho tiempo, pero no demasiado.

Espero les gustara <3 Los cameos son con todo mi amor y el fanservice no faltará en su momento.

;) <3 Nos leemos. ¡Muchas gracias por leer!


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