Parodia
Las fiestas de navidad no eran algo especialmente atractivo para Naruto ni para Sasuke debido a los amargos recuerdos que les traía de sus infancias solitarias. Sin embargo, ante el relato de su amiga Sakura respecto al nacimiento del niño Jesús, decidieron aprovecharlo como cuento para dormir para su pequeño Menma. Por el cual sentían que esas fechas valían realmente la pena y dejaban atrás las malas experiencias anteriores.
―¿Quieres un nuevo cuento para dormir? ―preguntó el rubio cuando arropó a su hijo ante la mirada de Uchiha, quien se mantenía allí expectante.
―Sí quiero, sí quiero ―exclamó el menor mirando a su padre rubio.
―Sasuke ―llamó a su pareja mirándolo sumamente pensativo―. ¿Te imaginas cómo sería si nosotros protagonizáramos ese cuento? ―interrogó comenzando a imaginar la situación.
Hace mucho, mucho tiempo existía una virgen llamada Sasuke…
―¿Por qué yo, Usuratonkachi? ―preguntó ofendido el moreno mientras lo miraba de mala manera.
―Porque eres más frígido que un alga ttebayo ―acusó el blondo con burla mientras le sacaba la lengua―. Y por eso yo tomo a veces las “iniciativas” ―dijo con una mirada sugerente.
―Tú tampoco eres precisamente muy dado a ese tipo de cosas. Eres de los que se sonroja hasta por recordar nuestro primer beso ―refutó Sasuke con calma, sabiendo lo mucho que se sonrojaba su pareja cuando le recordaban aquel beso accidental entre ellos.
―Es muy diferente ser pudoroso a ser un frígido ―declaró seguro de sí mismo.
―¿Ustedes salen en el cuento? ―preguntó Menma curiosamente―. Yo quiero que salgan.
―Luego, luego, primero debo empezar como corresponde ttebayo ―explicó Naruto tranquilamente dejando de lado un momento su pelea con el azabache―. Con María, José y el niño Jesús.
―Cambia eso, quiero ser José ―ordenó Sasuke pellizcando sus mejillas hasta hacer que el otro se retractara de sus palabras anteriores acerca de ponerlo de María.
―Pero yo soy José ―protestó Naruto negándose a cambiar su cuento.
―¿O sea que prefieres ser el cornudo? ―preguntó Uchiha con calma fingiendo darse por vencido.
―¿Cornudo? ―interrogó el de ojos azules sin entenderlo.
―Sí ―asintió Uchiha mirándolo con soberbia―. ¿No recuerdas que María tuvo al hijo de Dios? José estuvo técnicamente criando al hijo de otro.
―No dejaré de ser José por ti. Bien, entonces ambos seremos José, así no nos ponen los cuernos con una estúpida paloma ttebayo ―resolvió Uzumaki antes de seguir con su relato improvisado.
Hace mucho tiempo, existía un hombre llamado José, que decidió casarse con otro hombre del mismo nombre, porque descubrió que su prometida le había sido infiel. Además de que intentó engañarlo diciendo que era un milagro para que se hiciera cargo del hijo de otro. Supuso que María estuvo haciendo algo más que rezar cuando aseguró que el espíritu Santo, en forma de paloma, bajó hasta ella y dijo “llevarás en tu vientre a un niño divino” a lo que ella respondió: “hágase en mí tu voluntad”.
―No creo que alguien sea tan ingenuo de tragarse ese cuento ―comentó Sasuke refiriéndose al supuesto relato de María.
―Déjame seguir, bastardo ―ordenó Naruto mientras seguía imaginando lo que seguiría a eso.
Entonces José montó a su burro rumbo a Belén...
―Oh sí, más fuerte ―gimió estando a cuatro mientras era embestido por su pareja―. Puedo ver Belén, las puertas del cielo y hasta a San Pedro.
―Dije “montó a su burro rumbo a Belén”, pervertido ―reclamó Naruto cuando su pareja agregó esa frase a su relato.
―Es que yo me los imagino “montando” de otra forma mirando hacia Belén ―comentó el azabache con burla.
―Debí dejarte como la virgen María para que te monté la paloma ttebayo ―regañó carraspeando antes de seguir con su relato inventado.
―Pues te aguantas porque ahora tienes a dos José en tu historia ―comentó desinteresado Sasuke mientras seguía atento al relato de su pareja.
Los dos José siguieron su camino hacia Belén montados a burro y de vez en cuando se montaban entre ellos también, pero esas noches no son para relatarse en un cuento para niños. Hasta que llegaron a una ciudad donde abundaban las palomas, con desconfianza las evitaron todas, temiendo un “embarazo celestial”. Sin embargo, no contaban con la presencia de un cuervo acechándolos todo su trayecto.
―¡Cuidado con el cuervo! ―gritó uno de ellos cubriéndose mientras usaba su mano libre para arrastrar al otro lejos del ave.
―¿Por qué? ―cuestionó el otro viendo al animal curiosamente―. ¿Qué tiene de malo esto?
―A las palomas les gusta embarazar vírgenes. Quien sabe lo que nos puede hacer el cuervo ―dijo serio mientras intentaban escapar del ave oscura que sobrevolaba sobre sus cabezas―. ¿Y si es el espíritu de Lucifer o algo similar?
―El cuervo me recuerda a Itachi ―comentó Sasuke interrumpiendo a Naruto nuevamente.
―No pienses en eso ttebayo ―pidió el rubio con escalofríos ante esa idea―. Si la paloma embarazó a María y el cuervo es Itachi, sería cómo si te embarazara a ti o a mí en nombre de Hagoromo o Kaguya.
―Ni lo menciones ―ordenó Uchiha teniendo una horrenda imagen de ellos esperando un hijo de alguno de los mencionados por culpa de eso. Dejando ese asunto de lado, Uzumaki continuo el relato.
El cuervo sobrevoló por la cabeza de la pareja de José hasta que logró picotear sus cabezas y se llevó algunos cabellos de ambos hacia el cielo.
―¡Nos robó cabello!
―Seguro que nos hará brujería o algo.
El cuervo regresó tiempo después volando cargando con su pico un bebé envuelto en mantas. Bajó ante ellos y dejó al infante frente a sus ojos. Notaron que era idéntico de ellos; mejillas con marquitas, de cabellos negros y ojos azules. Al cual nombraron Menma.
―¿Cómo es esto posible? ―preguntó el rubio alzando a su bebè.
―Bueno, Dios creó al hombre del barro y a la mujer de la costilla de Adán ¿Qué es para él crear un bebé a partir de nuestros cabellos? ―preguntó viendo curioso al pequeño.
Naruto y Sasuke, alías los dos José, continuaron su camino junto a su pequeño Menma hasta que se cruzaron con tres extrañas personas. Las personas desconocidas se hacían llamar “los reyes magos”, llamados por todos; Melchor, Gaspar y el negro Baltazar.
―No coincide mucho esos nombres con ustedes ttebayo ―señaló Naruto no confiando mucho en quienes decían ser.
―Los tres son nombres de hombres y además más que reyes magos yo veo a una rubia alcohólica, un viejo pervertido y un posible pedófilo con cara de serpiente ―comentó Sasuke poniendo detrás suyo a Naruto y a Menma.
Los tres reyes magos tuvieron el impulso de ocultar sus regalos de aquellos mocosos malagradecidos, pero decidieron explicar la causa de sus nombres para de esa forma eliminar esa maldita desconfianza hacia ellos.
―Yo soy Jiraiya ―se presentó al que le dijeron pedófilo―. A ella le dicen que es “Gaspar” porque todo lo que hace o dice es “Gastar” y estando borracha no se le entiende nada, por lo que todos le entienden “Gaspar” cuando le preguntan quién es ―explicó ganándose la mirada de odio de la mencionada.
―Este pedófilo es Melchor porque intentaron abreviar “malhechor”―explicó la rubia―. Siempre lo confunden con algún tipo de delincuente, así que no puede quejarse de mí ―aseguró ella cruzada de brazos.
―Entonces el cara de serpiente ¿es el negro Baltazar? ―cuestionó Uzumaki mirándolo con duda.
―Le decimos así por el color de su alma ―respondió Jiraiya―. Nosotros traemos cosas para este niño milagroso.
―No, gracias ―dijo Uchiha rechazándolos lo más educado posible―. Yo puedo cubrir todas sus necesidades sin ustedes.
―Tenemos cupones de ramen ―dijo Jiraiya mostrando su regalo al niño Menma.
―Me convenció ttebayo ―comentó el rubio aceptando dicho regalo.
―Yo tengo poder ―siseó Orochimaru logrando llamar la atención de Sasuke.
―¡Yo quiero! ―exclamó de inmediato Uchiha ante lo que el rey mago sonrió.
―No, no quieres ―negó el blondo sujetando a su pareja para que no fuera con el otro―. No me gusta como se relame los labios al verte.
―Bueno, les daré inciensos ¿felices? ―interrogó Orochimaru al ver como hasta sus compañeros lo regañaban con la mirada.
―Yo traje montones de oro ―dijo orgullosa Tsunade mientras les entregaba una enorme pila.
―Son de chocolate ―se quejó la pareja al ver semejante engaño.
―Vieja tramposa…
El cuento se vio interrumpido por la voz del ultimo Uchiha, quien se percató de que el menor estaba profundamente dormido, por lo cual no había necesidad de seguir con el cuento, ya que el objetivo del mismo estaba cumplido.
―Se durmió ―señaló Uchiha al ver a su hijo profundamente dormido.
―Espero que no sea porque se aburrió ―comentó Naruto acercándose a su pareja.
―Está sonriendo con los ojos cerrados. Yo creo que le divirtió mucho tus ocurrencias ―explicó Sasuke dándole un beso a Naruto mientras se quedaban abrazados viendo a su pequeño y propio milagro: su amado hijo.