POV Tsukishima.
Parece que hubiera sido ayer cuando encontró por primera vez a ese enano irritante y con exceso de energía, al cual en un principio no prestó atención ya que estaba muy ocupado molestando al dichoso 'Rey de la cancha'. Más todo eso cambió en un instante, dicho enano se irritó de ser ignorado y brinco, aunque más que brinco, parecía que había alzado el vuelo, tan gráciles le parecieron sus movimientos, arrebatándole el balón antes de que pudiera atraparlo.
'Estoy aquí' Comentó, haciendo un mohín de molestia, harto de ser invisible por culpa del azabache que había jugado con Kitagawa Daiichi. En un principio mostró algo de sorpresa, ya que no se esperaba que alguien de esa estatura tuviera tal capacidad de salto, más no tardo en recuperar la compostura, volviendo a su típica expresión seria antes de dedicarle una sonrisa burlona al enano, alejándose con su amigo pecoso mientras comentaba con sarcasmo sobre el partido en el que se enfrentarían.
Una vez más, el 'dúo de raros' consiguió sorprenderlo, esta vez durante el partido donde Kageyama, o 'Rey' como se empeñaba en llamarlo, se jugaba su puesto como setter oficial dentro del equipo. Ambos lograron ejecutar un perfecto remate con sincronización en pleno partido hasta el más mínimo milímetro, además ¡Hinata había cerrado los ojos para el maldito movimiento! No podía creer como alguien podía confiar tan ciegamente en otra persona que casi acababa de conocer.
Y las sorpresas no paraban de llegar con cada partido, ya fueran de práctica u oficiales, nadie en el equipo dejaba de crecer mientras él… ¿Qué demonios hacía? Se conformaba con ser la sombra de Hinata, tal como sus nombres decían, ya que si el pelinaranja era el sol, mientras él apenas sobresalía, dedicándose a ser la luna, brillando gracias al brillo ajeno.
Sin darse cuenta, con cada instante que pasaba cerca del más bajo, cada sonrisa que veía en su rostro, cada grácil movimiento que le veía ejecutar en los partidos, lo atraían más y más, sintiéndose molesto por la cercanía ajena con su compañero setter. Disimulaba su molestia con su usual malhumor, llamando 'Reina' al pequeño cuervo de Karasuno, deseando poder llamarlo de otra manera.
Yamaguchi se daba cuenta como se estaba consumiendo lentamente por los celos, animándolo y confortándolo como mejor podía, aunque él mismo estaba centrado en su crecimiento dentro del equipo, por lo que no era tan seguido como pudiera necesitarlo, mas nunca se atrevería a reconocer lo mal que se sentía cada día de no poder estrechar al más bajo entre sus brazos, de reclamarlo como suyo, de gritar a los cuatro vientos que lo amaba.
El tiempo pasaba y en su partido contra Shiratorizawa nunca se había sentido mejor hasta que pudo detener el remate de Ushijima, el as del equipo, gritando de la emoción. Y mejor aún fue cuando se percató que Hinata había quedado asombrado por su logro, sonriendo aún más por saberse el centro de atención de ese pequeño sol que lo tenía encandilado. Al final, su equipo ganó, estaban exhaustos pero desbordando emoción por su victoria, así que aprovechó la adrenalina del momento y abrazó al más bajo por unos instantes que le supieron a gloria, alejándose antes de que el otro pudiera procesar lo que había pasado.
No pudo negar la alegría que sintió cuando, habiendo sido reclutado para el campamento, Hinata decidió colarse al mismo, disimulando muy bien sus emociones y fingiendo enfado. A pesar de todo, el entrenador decidió aceptar al pequeño cuervo como recoge pelotas, para su mayor alegría. Ver la cara de concentración que ponía el pelinaranja mientras observaba los partidos no tenía precio, varias veces se sorprendió a sí mismo observándolo fijamente, teniendo que darse una cachetada mental para concentrarse de lo contrario terminaría por ser más que obvio para todo el mundo, incluyendo al sol de Karasuno.
La semana pasó rápido, y con ello el tiempo en que el pequeño cuervo le dedicaba más atención a él que al resto, ya que cuando regresaran a la escuela, su atención volvería al dichoso 'Rey' porque era su inseparable compañero de prácticas y eso le carcomía las entrañas. Antes de subir al autobús para volver a su escuela, se llevó a Hinata a un lugar apartado, donde finalmente declaró sus sentimientos al pequeño sol, siendo gratamente sorprendido por una brillante sonrisa acompañada de un adorable sonrojo al escuchar que era correspondido. No pudo resistir más, dio un par de pasos hasta atrapar al más bajo entre sus brazos y plantar un beso en los labios ajenos, cerrando los ojos para disfrutar del cálido momento.
Se tuvieron que separar poco después, ya que ambos eran inexpertos y el aire les faltó pronto, el sonrojo de Hinata se había hecho más prominente y su sonrisa más brillante, mientras sentía que su rostro estaba cálido, seguramente también estaba ruborizado, aunque de forma menos notoria que su novio. Novio, pensó, sintiendo una enorme calidez invadir su pecho, el momento que tanto había añorado por fin se había vuelto realidad. Se dedicaron una última sonrisa antes de volver al autobús, caminando lado a lado.
Para sorpresa de todos en el transporte, ambos se sentaron lado a lado, ya que creían que ambos eran tan distintos que era una escena poco usual, más nada le importaba ya, ahora estaban juntos, tal como el sol y la luna siempre debieron estar.