Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

TODO A ESTRIBOR por Yailin

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Epilogo

Durante todo el día, tanto el Blue eyes como el Ragnaraf habían navegado hacia las aguas atlánticas sin detenerse, después de todo el objetivo principal era llegar a mar abierto; una bengala roja trono en el cielo, llamando la atención del capitán Yami, quien ordeno de inmediato que pararán el barco, el Blue eyes se acercó hasta quedar de lado derecho del Ragnaraf.

Seto tomo una cuerda y cual liana se abalanzo hasta llegar a la proa del Ragnaraf, posándose en una caída limpia delante del excomandante Yami.

—¿Por qué pides que nos detengamos?, ¡Debemos escapar! – decía Yami viendo a Seto de manera seria.

—Relájate, esos ineptos han perdido su mejor barco, así que las provisiones no les alcanzarán para aguantarnos el paso, más bien quiero saber si ¿Tienes algún destino en mente? - contesto Seto.

Yami abrió la boca para contestar, sin embargo, guardo silencio de inmediato, pues en realidad solo había pensado en escapar, y nunca en algún destino lógico.

—Eso es lo que pensé…mira…-dijo Seto señalando hacia el cielo y luego hacia el noroeste— hacia allá quedan unas islas, no son conocidas, llegue a ellas cuando escape del Rey, recorrí con paciencia cada una de ellas sin encontrar habitantes, así que las tome y ese ha sido mi escondite y el de mis hombres por muchos años, así que vamos, sigamos por ese rumbo – agregó tomando una soga de nuevo y columpiándose de regreso al Blue eyes.

La noche comenzó a hacerse presente, ambos barcos comenzaron a bajar la velocidad mientras se acercaban a un pequeño muelle, que permitía atracar ambos barcos, todo estaba alumbrado por antorchas dándole un toque elegante, las escaleras fueron colocadas, y poco a poco la tripulación fue descendiendo.

Los vítores de los piratas se escucharon por todo el lugar y frases como “¡Al fin en casa!” “Muero de hambre” y “Yo solo quiero ron” sonaron por todo el lugar.

La pequeña tripulación del Ragnaraf no dijo nada, cabe mencionar que de los cuatrocientos hombres que había servido al barco, algunos murieron a manos de Bakura, otros se quedaron en la isla de las mujeres, otros pocos no aceptaron la propuesta de Joey, solo quedaban los hombres que eran leales al capitán Yami que apenas eran quince hombres, así que Seto había cedido parte de su tripulación para que el barco pudiera navegar sin problemas.

Yami caminó al lado de Seto, observando todo a su alrededor, la isla estaba muy bien iluminada, subían por unas escaleras largas, todos los marineros iban detrás de ellos platicando y riendo de todo lo vivido, Yami incluso escucho decir a unos de ellos, “mi capitán tiene gustos muy refinados, pues no todos pueden andar con un tritón”

Al terminar las escaleras llegaron a una enorme casa, bien alumbrada, con grandes puertas.

—Órale, este lugar es enorme— dijo Joey, hablando por todos.

—Capitán, si nos lo permite, nosotros nos retiraremos a descansar – dijo uno de los piratas, para llamar la atención de Seto.

—Bien, díganles a estos hombres donde dormirán- dijo Seto señalando a los marinos de Yami.

—Por supuesto, ustedes vengan, nosotros nos quedamos acá, aquí solo duermen los capitanes y contramaestres – dijo un hombre mientras se llevaba a todos los marinos con ellos.

La tripulación vivía en pequeñas cabañas un poco más allá de la casa, cada una de estas estaba equipada, con una cama individual, letrinas, muebles para sus ropas, además de que podían bañarse decentemente, y lo que más amaban es que no tenían que cuidar la limpieza del lugar, pues su capitán había encontrado un sin número de personas cansadas de la vida que llevaban y se dedicaban a mantener limpio el lugar.

Joey estaba feliz de quedarse en ese enorme lugar, así que cuando Seto comenzó avanzar hacia la casa, fue seguido por los tres restantes; al abrirse las puertas, pudieron observar la blancura del lugar, en el recibidor había un candelabro iluminado por un buen número de velas, varios sirvientes se acercaron al Pirata y con una reverencia le dieron la bienvenida.

—Mokuba, estoy seguro que el cachorro querrá conocer el lugar- dijo Seto viendo a su hermano, mientras hacia una señal hacia Yami, como en son de confidencia. Mokuba entendió la indirecta y jalo a Joey pidiendo que lo siguiera, para dejar solos a los capitanes.

Una vez que su hermano le dio la privacidad necesaria, guio a Atem a la parte superior de la casa, en el transcurso de la huida no habían tenido el tiempo de hablar, de solo recordar que estuvo a nada de perderlo, su interior se estremecía con un dolor que no sabía cómo interpretar.

Lo guío a su alcoba, que era un inmenso lugar, con una vista preciosa al mar, tenía además unos muebles de madera bastante hermosos, aunque eran sencillos, Seto se quitó el sombrero, al igual que su saco con las botas para sentarse en un sillón mientras tomaba una botella de Ron y servía dos copas. Le hizo una indicación a Atem para que fuera a sentarse a su lado, por su parte el joven hipnotizado aun por la vista que le ofrecía “el demonio de los ojos azules” con su pecho ligeramente descubierto pero que no dejaba nada a la imaginación, trago fuerte e imito los pasos de su anfitrión quedando a su lado, mirándolo más de cerca, ese hombre le había salvado la vida, le debía tanto, y no sabía que sería de el ahora que ya no tenía nada para ofrecer.

—Seto en nombre de mi tripulación quiero agradecer lo que has hecho por nosotros, espero que a partir de ahora mis hombres puedan ser felices y vivir vidas más tranquilas. -Alzo la copa que le dio el castaño en señal de un brindis.

—Me alegra poder ayudar, yo te dije que el rey no tendría piedad contigo, pero no quisiste escuchar. -Dijo resentido, pero aun así choco la copa con el

—Lamento eso, aunque sabes aun no me queda claro algo

—¿Qué cosa?

— Ya dejé de estar en peligro, y tuviste la idea de traerme a tu hogar, ¿Por qué?

—Pensé que querías escapar lejos donde no pudieran encontrarnos, además se bien que ni tú, ni tus hombres tienen a donde ir, y debe de quedarte claro algo. -Dijo mientras sujetaba sus hombros muy cerca de su rostro, con la esperanza de que a través de sus ojos pudiera entender lo que las palabras no podían decir.

—¿Qué es lo que debo entender según tu Seto? ¡Dime de una buena vez! -Una inmensa ola de frustración lo cernía, ese hombre era un cúmulo de enigmas que lo confundían de sobre manera, se preguntaba cuando fue que lo llego a querer tanto estar con él, aunque no lo diría, temía que esto que sentía no era obra mas que de la magia que guardaba en su interior.

—Atem yo no te salve de las garras de la muerte solo para dejarte vagando sin rumbo por ahí, no si puedes quedarte aquí seguro, conmigo…-Seto camino hacía el balcón que tenía cerca para tomar aire, Atem estaba hablando demasiado, sentía mucha desesperación, ¿Por qué simplemente no se conformaba con estar a salvo?

—Porque te importo, ¿No es así? -Lo siguió hasta el balcón para mirarlo de cerca, y solamente pudo notar la ira reprimida en sus gemas zafiro

—¿No te basta con las acciones que he hecho? ¿Para ti es mucho pedir que te quedes conmigo hasta la muerte cuando tu me lo dijiste? ¿Entiendes que, por ti, solo por ti estuve dispuesto a dar mi vida sin dudarlo un instante? ¡El Rey lo vio! ¡Bakura lo vio! ¡Nuestros hombres lo vieron! ¿Por qué tu no lo puedes ver? ¡Si crees que esto es por la magia! ¿Qué demonios importa? No puedes negar que ambos estamos igual de jodidos en esto, me perteneces, y yo te pertenezco; estoy tan seguro de esto que lo voy a demostrar para que te quede claro alteza, que entre tu y yo hay más que hechizos baratos.

Atem intento retroceder, pues no esperaba que algo así entre ellos pudiera pasar, pese a todo pronóstico ya tenía al castaño devorando su boca guiándolo a su cama sin darle oportunidad de negarse, ya que en ese momento el estremecimiento que le hacían sentir aquellas intensas caricias brindadas por esas manos grandes y frías comenzaba a nublar su mente, no entendía por qué sucedía eso pero se estaba dejando llevar, tal vez por el ambiente que había o porque llevaba sintiendo curiosidad por aquello mucho tiempo, perdiendo por completo cualquier pensamiento racional, sin esperar aprobación quito las estorbosas prendas que colgaban del cuerpo hermoso que lo estaba enloqueciendo.

Se separo únicamente para darles la oportunidad a ambos de contemplar lo necesitados que estaban ambos de tener ese encuentro íntimo, por temor a que las palabras se manifestaran arruinando el momento, el ojiazul comenzó a besar con devoción la nuca y cuello. El menor no pudo contener un leve gemido cuando mordisqueó tras su oreja. Seto se puso frente a él y mientras movía su mano lentamente de arriba abajo sobre su miembro poco a poco más duro, lamió y mordisqueó su cuello bajando hasta sus pezones, entreteniéndose con ellos; Atem no podía controlar ya sus gemidos que salían seductores de su boca entreabierta, cada caricia era más profundamente adictiva, sentía como su ser estaba siendo brutalmente consumido por el placer del tacto de su amante dragón que parecía insaciable.

Los labios de Seto llegaron a su miembro ya completamente erecto, comenzó a lamer y succionar con sorprendente maestría, cada rincón que tocaba era una zona sensible, no sabía que podría sentir esa clase de éxtasis. Aprovecho esa posición para acariciar sus cabellos castaños jadeante, con su corazón desbocado en su pecho, como si estuviera a punto de estallar.

De inmediato una corriente hizo vibrar su cuerpo, justo ahí se corrió en la boca del ojiazul, quien devoro con placer la esencia que le regalo su amado y relamió cual minino lo que quedaba en sus labios y dedos.

—Atem sabes muy bien—dijo poniéndose nuevamente sobre el con una sonrisa seductora—Ahora su majestad, si no le importa quiero probar otros lugares.

— ¿Otros lugares? —“¿A qué se refiere con lamer ahí? ¿Quiere llegar hasta el final? ¡No puedo hacer eso!.”

Pero no le dio tiempo a resistirse, pues el capitán del”Blue Eyes” ya lo tenía boca abajo en la cama, con movimientos diestros ya había comenzado a besar y acariciar sus posaderas acariciándolas con delicadeza, haciendo que se relajara, dando ligeros besos alrededor, para después lamer la entrada por encima y meter su lengua con determinación

—Ah! ¡No, ahí no! —Dijo Atem que estaba muy nervioso, aquella era la primera vez, no había permitido que nadie lo tocara con atrevimiento sexual, y menos a los hombres, le resultaba extraño, no entendía lo que comenzaba a sentir.

Seto hizo caso omiso de sus quejas, siguió lamiendo y acariciando sin ningún remordimiento, una vez que su interior estuvo lo suficientemente húmedo, metió un dedo procurando hacerlo despacio, para luego comenzar a moverlo. Estaba muy excitado, su respiración era muy rápida y sus ojos estaban muy abiertos. No tardó en meter otro dedo y un tercero sin escuchar las negaciones del otro capitán. Cuando estuvo lo suficientemente dilatado sacó los dedos y sin decir nada metió su miembro en el interior del hombre de ojos carmín.

—¡Ah! ¡No! ¡Para! No hagas eso—Suplicaba Atem entre cortado, pues se encontraba avergonzado, pese al placer que estaba experimentando, el temor que sentía en su interior iba en aumento, ¿Por eso ese hombre lo estaba tomándolo de esa forma? ¿Tenía tanto miedo como él?

—¡Atem! —En ese momento Seto se detuvo, igual y esta no era una buena idea, aunque ya estaba profanando el cuerpo de la persona que era especial para él, no imagino que sería de esta forma

Al sentir que paro, el excomandante lo abrazo fuerte en su pecho, aun con su interior siendo invadido con él, Seto lo recibió complacido, quería decir tantas cosas, pero no era bueno expresando lo que sentía.

—¡Lo lamento! ¡Si quieres que paremos yo…! —Empezaba a decir el castaño al cual la culpa lo lleno, ¿Cómo le haría entender que lo que hizo fue un grito de desesperación?

—¡Shhh Seto! Está bien, solo bésame de nuevo y has que olvide todo ¿Harías eso por mí, mi dragón? —Las dudas en mil preguntas se esparcieron en su mente

—¿Temes que el hechizo barato se rompa si no lo hago? ¡Se necesita más que eso para dejar de entregarme a ti su majestad! ¿Confías en mi Atem?

—Hasta la muerte y más Seto—Nuevamente el afecto se plasmó en los besos cortos que se transformaron en mordidas brutales, ya habría tiempo de pensar en el futuro, esa noche era para ellos, Seto no lo entendía muy bien, pero de algún modo aquello le gustaba, le hacía sentir que aquel chico era suyo y de nadie más. Su miembro estaba palpitando en el estrecho y caliente interior del pequeño que lo aprisionaba de un modo que le resultaba extrañamente especial, tal vez se relacionaba con su unión de la profecía, eso ya no tenía importancia, Atem era todo suyo, y no habría poder que pudiera separarlo de su lado.

Comenzó a moverse esta vez con algo de cuidado, intentando controlarse. Pero era prácticamente imposible, aquello era demasiado delicioso. Le penetró duro desgarrando su interior, Atem sentía un gran placer con aquella invasión, lo hacía temblar y vibrar, como si el mundo entero a su alrededor desapareciera. Cuando estaban llegando al clímax Seto comenzó a masturbar el miembro de su amante masajeándolo de forma tortuosa. Nunca había tocado de ese modo a otro hombre, pero en aquel momento lo único que deseaba era fusionarse con él.

—¡Seto! ...Yo te amo—La confesión llego en un susurro antes de que su cuerpo expulsara aquel fluido que ya no consiguió contener por mas tiempo, haciendo que el miembro que estaba en su interior se contrajera en éxtasis, logrando que ambos alcanzaran un orgasmo glorioso que dejo a los dos, con la respiración entre cortada, y la mirada nublada por el placer que era haber compartido la intimidad del momento.

Unos momentos de silencio se manifestaron en la plenitud del lugar, hasta que el joven tritón sintió un vacío en su corazón, y empezó a sollozar, ¡Sabía que no era una buena idea decir eso! ¿Qué pensaría Seto ahora de él?, definitivamente solo debía de irse  

Al sentir los sollozos del joven, un sentimiento de preocupación inundo al joven pirata, ¿acaso lo había lastimado?, se maldijo así mismo por no poderse contener, así que con sumo cuida logro sacar su miembro de la entrada del excomandante, mientras no podía apartar su vista de esos bellos rubíes llenos de lágrimas; fue hasta entonces cuando reaccionó, Atem le había confesado que lo amaba.

Por su parte Atem al sentir que Seto lo liberaba no pudo pensar en otra cosa más que en irse, se odiaba tanto, juro que nunca mostraría tal debilidad ante nadie, y ahí estaba, confesando sus sentimientos y Seto no había contestado, así que decidió pararse, busco con la mirada sus ropas, el definitivamente debía irse.

Seto observo los movimientos brusco del joven, pues se vestía lo más rápido que podía, y sin decirle nada caminaba hacia la salida, ¿Acaso Atem quería irse?, no, no podía irse, él no podía vivir sin él, pero como decírselo, él no era un hombre de sentimientos abiertos, así que sin importarle su desnudes, caminó a grandes zancadas para detener al joven rey; al alcanzarlo lo abrazo por detrás observando que no podía ver su hermosos ojos, pues las puntas rubias de su flequillo oscurecían su vista.

—Creí perderte – comenzó diciendo Seto, sabía que debía decir algo por haber tomado al joven, tal vez Atem no estaba listo para esto, y él en su impulso salvaje lo había hecho suyo.

—Como si te importará – contesto en un tono frío y seco, acababa de confesar sus sentimientos y Seto en cambio… se detuvo, no quería seguir pensando en eso, él debía irse.

—Me importa demasiado….quédate –

— ¿Por qué razón? –

—Porque tu lugar es estar conmigo –

Ante la respuesta de Seto, Atem abrió sus ojos en impresión, no creyendo lo que sus oídos escuchaban.

— ¿Algo más? – pregunto.

—Sí, porque tú también lo deseas, además…yo…también te…- intento decir Seto, cuando fue interrumpido por Atem.

—Tienes razón, también es mi deseo – se giró el joven para ver cara a cara al pirata, se levantó de puntitas para poder alcanzar los labios de Seto, y así poder darle un último beso, uno que marcará que lo que él había dicho era cierto, tal vez era egoísta de su parte querer escuchar aquellas palabras salir de la boca de Seto cuando sabía perfectamente que estaba sumido en un hechizo.

Sin pensarlo, Seto levanto a Atem entre sus brazos, para depositarlo con suma delicadeza sobre la cama que había sido testigo de la entrega de su amor, se acurruco a su lado, abrazando a Atem contra su pecho, él no dormiría, no permitiría que se fuera, hallaría la forma de expresarle cuanto lo ama y demostrarle que a él no podía hechizarlo un simple beso, pues él no era un hombre común, él era el guardián de ese necio rey.

Atem sintió los cálidos brazos de Seto rodearlo, permitiendo que el sueño lo inundará por lo completo, podría escapar a la mañana, después de todo, sus hombres estarían seguros con Seto.

A la mañana siguiente, los cálidos rayos del sol despertaban a todos los seres vivientes de la isla, Yami aprovecho para abrir sus ojos, se sentía tan cálido, como desearía estar así para siempre, pero no podía, era momento de irse, así que sin voltear a ver a Seto comenzó a moverse para poderse salir, fue entonces cuando sintió que Seto lo abrazaba con más fuerza.

—¿Vas alguna parte? –

—Yo solo…- no pudo continuar, que debía decir, así que voltio su vista hacia Seto, y logro captar una profundas ojeras en el par de zafiros — ¿No pudiste dormir? –

—Lamento que me veas así, pero no pude dormir, soñé que te alejabas de mi lado, así que me despertaba cada que sentía que te movías -  confesó Seto, sin siquiera razonar lo que estaba diciendo.

Yami apretó su cabeza más al pecho de Seto, debía estar completamente ciego si no se daba cuenta de cuanto lo quería Seto, hechizo o no, él se quedaría con él.

—Y…pudo dormir bien, su majestad – comenzó Seto, pues algo le decía que ya no debía preocuparse.

Yami por su parte sonrió con alegría, y…ahí estaba su Seto.

—Atem –

—¿Por qué me llamas Atem?

—Porque ese es tu verdadero nombre, A…tem . – dijo Seto, acariciando los cabellos del rey.

Yami por su parte levanto la cabeza, para dedicarle una cálida sonrisa a Seto, que fue correspondida por este, con un cálido beso en la frente.

—Te…A…mo – dijo Atem, ante la reacción.

_________________________________________________________________________

En la playa de Inglaterra se encontraba el sumo consejero del rey, viendo hacia el horizonte, trataba de controlar su furia, acababan de llegar con el informe de que habían perdido el rastro de los fugitivos.

—Los encontraré, después de todo…sus almas son muy atrayentes… ¿No crees que es así Marik? –

—Deja esto en mis manos, prometo que no la decepcionaré-

El cuerpo del anciano consejero de transformo en una hermosa mujer, de piel pálida y cabellos negros.

—Todo el mundo temblará al escuchar el nombre de la diosa Mystix- dijo la diosa mientras reía a carcajadas.

FIN

Notas finales:

deseo de todo corazón que hayas disfrutado mucho este fic.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).