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TODO A ESTRIBOR por Yailin

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Notas del capitulo:

Yugioh no me pertence,(no escribiré esto en todos los capitulos, esta más que claro que eso es obvio)

 

-Capitulo III-

El sol estaba en su punto más alto, el calor que emitía se empezaba a volver sofocante, cerca de las islas solitarias, se encontraba anclado el Blue eyes, la tripulación esperaba con paciencia el regreso del capitán Seto, pues habían descendido hacia la isla en busca de algo.

—     ¡¿Lograste encontrar algo Seto?! – preguntaba Mokuba, casi a gritos.

 

—    ¡Solo se trata una cueva algo extraña, emite un destello, pero no sé qué sea! – Contesto Seto, alzando la voz para que su hermano lo escuchara.

Mokuba se acercó a su hermano para ver qué es lo que este veía, y en efecto logro ver una cueva que estaba debajo del acantilado, tal solo esperaba que su hermano no quisiera bajar, ya que estaba realmente peligroso, eso sin mencionar que las olas del mar azotaban con gran fuerza esa zona, su alivio fue grande cuando vio que Seto se daba la vuelta para alejarse del lugar.

—    Debemos encontrar la forma de inspeccionar esa cueva más de cerca– dijo Seto.

 

—     ¡¿QUÉ?! – Grito Mokuba — ¿Acaso no viste lo peligroso que está ahí? – agrego.

 

—    Es posible, sin embargo tengo pensado que lo mejor sería ir en la mañana, cuando la marea esta baja – contesto Seto, —No tienes que venir si no quieres – agrego al ver la cara de susto que puso su hermano.

 

—    Iré contigo, tu sabes que me sentiría terrible si algo te pasa – afirmo Mokuba, no le gustaba que su hermano se aventurara así, pero lo conocía muy bien, no lograría hacer que cambiará de opinión, así que lo mejor era ir con él.

      — Mmm, ¿Crees que soy débil? – Pregunto Seto.

—    Por supuesto que no, no es por eso, simplemente iré contigo, eso es todo, además estamos juntos en esto – contesto Mokuba.

Seto solo sonrió, tenía que admitir que el hecho de que Mokuba se preocupara por él le agradaba, después de todo eran hermanos, y su única familia, ahora solo se tenían el uno al otro; sin embargo no sabía que sería de él si algo le pasara a Mokuba, después de todo, desde el día en el que decidió llevarlo con él siendo su hermano aun más pequeño, juro que lo protegería con su vida.  Decidieron partir de regreso al Blue eyes, después de todo, ya no podían hacer nada más ese día.

El sol estaba a punto de despedir al mundo mostrando sus últimos destellos, pintando de colores amarillos, rojizos y naranjas el cielo, para así perderse en el horizonte.

—    Mi Capitán, nos acercamos a las islas solitarias, ¿Desea que nos acerquemos para ver que encontramos? – preguntaba Joey.

 

—    Acércate – Dijo Yami, tenía un buen presentimiento.

A la mañana siguiente, el sol de nuevo hacia acto de presencia, brillando en todo su esplendor, el cielo de color azul, totalmente despejado, la suave brisa acompañada por unas leves gotas de agua salada, Sin embargo, la tensión se sentía entre los tripulantes.

Pues desde la madrugada el Ragnaraf ondeando la bandera inglesa en lo alto y el Blue eyes ondeando su bandera pirata, se encontraban frente a frente; los marineros de ambos barcos cargaban los cañones, esperando las órdenes de fuego por parte de los contramaestres.

Era de esperarse un choque brutal hasta que Yami le ordeno a Joey comunicarse con el famoso capitán del Blue Eyes, así fue como Joey subió al borde y grito con toda sus fuerzas para que la tripulación de ambos barcos escucharan con claridad.

—    ¡Mi capitán ofrece un trato! – gritaba Joey.

      — ¡¿Qué clase de trato?! – respondía Mokuba.

      — ¡Un duelo de espadas, capitán contra capitán, él que gane tiene derecho sobre la tripulación del otro! – Dijo Joey.

—    ¡Son unos idiotas si creen que vamos a aceptar tal tontería! – dijo Mokuba, observando a Seto, pero se sorprendió al ver la risa en el rostro de su hermano, — ¿Seto? – Agrego, confundido.

      — Mokuba,  ¿No te das cuenta verdad?, ese es el Ragnaraf  el barco mejor equipado de la flota inglesa, comandado ni más ni menos por el Capitán Yami – Dijo Seto, mostrando cierto orgullo, al menos su persona era merecedora de mandar al hombre de mayor prestigio de Inglaterra.

     — ¿Yami?...aguarda, ¿No es ese el hombre que siempre tienden a comparar contigo? – dijo Mokuba, dejando escuchar algo de preocupación en su voz, pues al igual que Seto conocía los rumores acerca del Comandante Ingles más destacado del Rey.

     — El mismo Mokuba, quiero ver que tan fuerte es, acepta la oferta, pero la pelea se hará en este barco, en nuestro barco – dijo Seto.

     — ¡Mi capitán acepta el trato, pero el duelo se hará en este barco! – grito Mokuba, obedecido las ordenes de su hermano.

Joey miro de reojo a Yami quien no pudo ocultar la emoción por la batalla, de una vez descubriría que tan ciertos eran los rumores sobre ese hombre, realmente la intriga se disiparía, sin esperar un minuto más, asintió dejando ver a su contramaestre la respuesta.

—    ¡Mi capitán acepta! – Grito Joey.

Colocaron una tabla entre ambos barcos, los primero en subir fueron cuatro soldados del Ragnaraf seguidos por Joey, y Yami al final de todos ellos; al llegar al otro extremo los soldados se abrieron paso, para dejar ver a capitán Yami.

Seto, estaba observando todo aquello, sin embargo no supo que sentir, sorpresa, desilusión o fascinación la ver al Comandante Yami, y es que, lo que pudo notar a simple vista es que era una persona muy baja de estatura, no mediría más de un metro sesenta, además de que se veía muy joven de seguro andaría como en los dieciséis años, pero ahí no acababan las cosas, el joven era sumamente apuesto, pues su piel parecía haber sido tallada por los mismos dioses, ya que tenía una blancura semejante a la porcelana, observo su rostro, cada fracción en él, solo demostraba belleza, sus labios color de rosa, la fina nariz, y los ojos de un rojizo intenso semejantes a un par Rubíes que brillaban con la luz del sol, observo entonces su uniforme, era el uniforme de la guardia real del Rey, pero le causaba curiosidad que unos mechones rubios salieran de su sombrero, así es, ese joven era muy hermoso, sin embargo se sentía frustrado, porque mandaban a un niño a hacer la tarea de un hombre.

     — Ya veo, el rey mando a su pequeña mascota a hacer el trabajo de los hombres ¿Se quedó el poderoso Rey sin ellos cierto? ¡Oh! Lo he recordado, eran esos inútiles que terminaron siendo comida para tiburones– dijo Seto, con tono sarcástico, y como era de esperarse las burlas no se hicieron esperar.

     — ¿Cómo te atreves a insultar a mi rey y a mi capitán? – bufo Joey, pero Yami levantó una mano para que no dijera más.

     — Miren, la mascota del Rey trae a un pequeño cachorro con él – siguió Seto, haciendo que las carcajadas fueran más fuertes.

      — Valientes palabras de un asesino, que no deja de ser un simple ladrón – dijo Yami, acallando las burlas.

—    Ya veremos, si como ladras, peleas – dijo Seto, nunca se imaginó que aquel joven tan bello también tuviera una hermosa voz, pues era muy varonil y quedaba perfecta con su aspecto,  quitándose su sombrero y dándoselo a Mokuba, dio un paso al frente como señal de que ya estaba listo, después de todo solo tenía que vencer al niño para seguir con lo que realmente le interesaba.

Yami, por su parte, también se quitó el sombrero entregándoselo a Joey, dejando ver su cabello peculiar, pues Seto llego a pensar que su cabello era rubio, pero no era así, ya que el cabello era negro con puntas rojizas, se encontraba levantado, y los mechones rubios caían sobre su rostro, haciendo que se viera mucho más hermoso.

Al estar frente a frente, notaron la diferencia de tamaños, desenfundaron sus espadas, y se alistaron para pelear.

       — No creas que por ser un niño, tendré compasión de ti – dijo Seto.

       — Me molestaría si lo hicieras, pues no sería justo cuando te gane – dijo Yami, mostrando una gran sonrisa.

—    ¡Eres un impertinente! ¡Que felicidad saber que tendré una mascota real en mi tripulación! ¡En guardia! – dijo Seto, comenzando con el primer golpe.

Ninguno de los presentes podía quitar los ojos de encima, la pelea era muy pareja, tanto Seto como Yami, golpeaban sus espadas sin siquiera inmutarse ante los fuertes golpes del otro, al principio parecía que Seto sería el ganador ya que logro hacer que Yami retrocediera varios paso, sin embargo, cambiaron los papeles y ahora era Seto quien retrocedía, todo indicaba que el que se distrajera por solo un segundo seria el perdedor.

De pronto, los dos tiraron un golpe tal violento, que al hacer chocar ambas espadas, estas terminaron por romperse a la mitad, esto fue bueno porque permitió que ambos pudieran tomar aliento, Yami aventó lo que quedaba de su espada y levanto los puños; la sonrisa en el rostro de Seto se hizo notar, pues le agradaba que el muchacho no se inmutará ante la espada rota, y así arrojando de igual forma lo que quedaba de su espada levanto los puños, para tener una pelea cuerpo a cuerpo.

Al igual que con las espadas, sus golpes eran precisos, Seto aprovechando su tamaño logro darle un fuerte golpe con su rodilla en el abdomen de Yami, haciendo que este soltará una bocarada de sangre y callera al suelo, los vítores de los piratas resonaron por todo el barco, Joey por su parte se encontraba preocupado, pero no se movió de su lugar.

Yami se levantó, limpio el rastro de sangre de su boca, y con una mano le indico a Seto que se acercará, este último sintiendo que su orgullo era herido se dejó ir contra Yami, pero este antes de que Seto pudiera volver a lanzar un golpe, se agacho permitiendo que el abdomen de Seto quedara libre para un golpe, tal fue este, que ahora la bocarada de sangre salió de la boca del Pirata, Yami quien aún tenía su puño derecho encajado sobre el pecho del contrincante ejercía mayor presión, Seto no tuvo más remedio que retroceder varios pasos, para recuperar el aliento.

La respiración de ambos era acelerada, no sabían con exactitud cuánto llevaban peleando, solo que mientras siguieran consientes, ninguno de los dos sedería ante el otro.

Seto escupió hacia un lado saliva con sangre, se sentía vigoroso, pues nadie nunca lo había igualado, sin embargo se reusaba a perder contra un niño, se levantó dispuesto a seguir con la pelea, después de todo él tenía la ventaja del tamaño, sabía que si Yami quería darle un golpe en la cara tendría que saltar.

Y así comenzó de nuevo, Yami salto para darle un golpe en la cara a Seto, este esperando esa acción, abrazo al joven impidiendo que pudiera moverse, fue entonces cuando Seto empezó a apretar con fuerza, haciendo que tronara más de un hueso de Yami, pero entonces, Yami al ver el amarre en el que estaba, solo podía utilizar su cabeza para golpear la de Seto, y así lo hizo, haciendo que Seto lo soltara al sentir el golpe, aprovechando la confusión del castaño, lo tomo de una mano, y haciendo contrapeso lo levanto para dejarlo caer de cabeza.

Seto sentía mucho dolor, pero aun así mostro señales de quererse levantar, al verlo, Yami cerro su puño, abrió sus piernas sentándose sobre el pecho de Seto, con una mano lo medio levanto para ver bien su cara, y con la otra soltó un golpe que hizo que el pirata ya no se levantará, dejándolo inconsciente.  Joey se acercó de inmediato a ayudar a Yami, este respiraba con dificultad pues tenía varios golpes en su cuerpo, que exigían atención.

—    Joey… encárgate del resto… - dijo Yami de manera jadeante.

Los soldados alertaron al resto de la nave, se fueron pasando al barco para tomar presos a los piratas.  Mokuba por su parte estaba hincado al pie de Seto, tratando de hacer que su hermano despertará, hasta que un soldado lo tomo de las manos para llevarlo a la celda.

— La mitad de la tripulación se pasará al Blue eyes, todos los piratas en la celda de este barco, solo Seto ira en nuestra nave – dijo Joey, ayudando a Yami a cruzar de nuevo al Ragnaraf .

—    ¡Si señor! – dijeron al unísono los soldados, realizando la labor de manera rápida, uno de ellos tomo a Seto, llevándolo de inmediato al calabozo.

Joey por su parte, ayudaba a Yami a acostarse en su cama, vertió el agua en un charola, tomo un trapo limpió, lo humedeció y comenzó a limpiar la sangre que salía del rostro de este.

—    Tengo que decirte…que…eso…estuvo…genial –dijo Joey, mostrando una gran sonrisa, — La verdad me asuste cuando vi que te golpeo con la rodilla, pensé que ya no te levantarías, pero ¡Qué bárbaro!, era cierto lo que nos decían… hay perdón…- hablaba Joey, mientras se disculpaba cada que tocaba alguna herida abierta —Ese sujeto sí que es muy fuerte, pero tú eres más, mi corazón casi se salía cuando te atrapo entre sus manos sentí que te partiría en dos, por cierto como está tu frente, creo que te hiciste un chipote tu solo, pero descuida te lo quitaré…hay perdón…debo de admitir que en un principio aposte por ese sujeto, casi, es el doble de alto que tu…Perdón…pero ahora ya podremos regresar a casa, bien hecho…perdón…- seguía diciendo Joey.

Yami por su parte solo trataba de respirar profundo cada que a Joey se le pasaba la mano, limpiando sus heridas, en eso se escucharon unos golpecillos en la puerta, haciendo que Yami cerrara los ojos, pues en ese momento comenzaba el dolor de cabeza.

      —  Está todo listo – informó un hombre.

—    Partamos de inmediato Joey – dijo Yami, entreabriendo sus ojos, haciendo que Joey entendiera de inmediato, dormiría un momento, después de todo, sus heridas sanaban con suma rapidez, ya podría visitar a su prisionero más tarde.

Sin decir nada más, Yami cerró sus ojos, cayendo profundamente dormido.

 

 


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