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Tu destino está atado al mío por yue-sama

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Notas del capitulo:

Hola!!! solo avisar que nuevos dibujos fueron publicados en mi pagina ahí pueden conocer a rebeca! 

Espero que este cap les guste y muchas gracias por seguir leyendo. lo siento por no contestar sus comentarios.

Aquí el cap.

—No puedo creerlo —rezongó la mujer parada frente al espejo con el celular pegado al oído—. Está de locos. Extraño estar rodeada de lujos…

 

Calló cuando escuchó la puerta siendo abierta y sus labios rojos se abrieron en una enorme sonrisa al saber quién había entrado, entonces, se arregló su cabello rubio y revisó su escote, gimoteando descarada cuando recordó el sexo con Sasuke.

 

—Me voy —cortó la llamada y salió del cubículo.

 

Miró con atención a Sasuke sentado frente a la canva, por un momento pensó que Sasuke no se presentaría más, pero se había equivocado, así que se acercó felina y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo abrazó por detrás besando su cuello, mordisqueándolo.

 

—Amor…

 

—Basta y siéntate —dijo con voz monótona.

 

Rebeca lo soltó y jadeó indignada, nadie se había hecho el difícil con ella durante tanto tiempo. Caminó enojada para pararse enfrente y encararlo, entonces, Sasuke la miró, hiriendo su ego… la miraba como si fuera poca cosa.

 

—¿¡Cómo te atreves!?

 

—¿Vamos a tener esta discusión de nuevo? —preguntó Sasuke, cansado.

 

—¿Te piensas que puedes tener sexo conmigo y ya?

 

—Parece ser que lo que dicen de las rubias es verdad… son tontas —la fulminó con la mirada—. Ya te dije, varias veces, que yo jodo a una mujer una vez, después de eso sólo son basura que nunca más recogeré.

 

Rebeca parpadeó indignada y su ceño se frunció, ¿le había dicho basura a ella? ¿Una modelo famosa en su país? Ningún asiático podía decirle eso, alzó la mano lista para pegarle, pero Sasuke fue más rápido y le agarró la muñeca, parándose e intimidándola con su altura. Entonces, Sasuke chistó y la miró mal, luego ejerció presión y la hizo sentarse en la silla frente a él, después de todo, Sasuke Uchiha nunca recibía golpes de nadie, ni la mierda. Esa chica se podía ir al carajo.

 

—Siéntate y posa, para eso se te contrató.

 

Rebeca se quedó en silencio, nunca se había sentido tan humillada en su vida, lo miró con recelo, pero evitó seguir insistiendo, así que, se quitó su bata y se expuso ante el peliazul, aún cuando Sasuke no pareció reaccionar.

 

—Vuelve a la pose que se te indicó.

 

Esas fueron las últimas palabras del peliazul, pues, lo que restó de la sesión de pintura, Sasuke apenas y le puso atención y muy pocas veces le contestó las preguntas, dejando sin respuesta toda aquellas que no se relacionaban con la posición de su cuerpo, ignorándola fácilmente.

 

Cuando las dos horas acabaron, Sasuke se estiró un poco y admiró la obra en proceso, poco después habló nuevamente.

 

—Ya puedes retirarte —entonces, Rebeca se levantó y caminó sin ponerse la bata, contoneando sus pronunciadas caderas—. ¿Rebeca?

 

Sasuke llamó y ella sonrió, deteniéndose, quizás y sólo quizás…

 

—¿Sí?

 

—Deja de ser tan zorra.

 

Rebeca estalló, caminando con rapidez para alejarse de ahí, apretando sus dientes y puños, Sasuke estaba equivocado si pensaba que no haría nada para hacerlo sufrir, tal como él la había hecho sufrir a ella. Eso no se iba a quedar así.

 

Entró al cubículo y comenzó a vestirse, luego agarró su celular y llamó a un número en específico.

 

—¿Sí?

 

—Habla Rebeca Smith

 

—Señorita Smith, tiempo sin saber de usted, esta vez, ¿a qué persona tendré que investigar?

 

—Uchiha… Sasuke Uchiha —dijo con enojo en su voz.

 

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Despertó desorientado, miró el sol filtrarse por las cortinas mientras sentía el sabor amargo en su paladar y su cabeza pesada, segundos después, su estómago se revolvió y las ganas de tomar agua fueron muchas.

Intentó levantarse, pero al hacerlo, notó que su mano estaba atado a la cabecera con una corbata, que era suya, por cierto…

 

Palideció de inmediato cuando los recuerdos comenzaron a llegar lentamente a él, miró a todos lados encontrando el desorden que dejaba un buen sexo, pero no encontró a nadie más merodeando por ahí, entonces, jadeó sin aire y se movió, gimiendo de dolor.

 

¡¡¡Su maldito trasero dolía!!!

 

Trató de evitar entrar en pánico, pero… ese pelirrojo tenía la culpa de todo. Había sido todo tan confuso, aun recordaba cómo, después del trabajo, había salido con sus lindas compañeras a beber, el ambiente había estado genial y pesado por la tensión sexual, sin embargo, nunca espero ver aparecer a un pelirrojo completamente hermoso, ahí, frente a su cara, ni mucho menos que lo besara frente a sus acompañantes, y, aunque estaba ebrio, no era suficiente para no defenderse, así que lo alejó de él casi golpeándolo, pero Gaara simplemente lo puso contra la pared, sonriendo astuto y relamiéndose sus labios carmín. Poco después lo volvió a besar, haciéndole tragar algo que… parecía una pastilla…

 

Al recordar todo eso, Sai reaccionó de inmediato, saltando de la cama y casi cayéndose al aun tener la mano atada, Gaara lo había drogado, ¡¡el muy cretino lo había drogado!! Estaba por reventar, había perdido su virginidad anal y estaba completamente drogado cuando sucedió, quiso echarse a llorar.

 

Después de eso todo había sido confuso, más bebidas, más besos, más caricias. Oscuridad y gemidos, presión en sus caderas y brazos amarrados con fuerza, las mordidas en su piel y su cuerpo siendo abierto.

 

Jadeó sin aire al notar que su pene se levantaba al recordar las nuevas sensaciones. Bufó, eso le pasaba por mentir…

 

Lo había violado por decir que era heterosexual o quizá por venirse en su cara, no estaba seguro, quizás tenían razón y la venganza siempre sabía dulce. Sin embargo, la verdad era que, se había aferrado a la idea de que Naruto sería suyo y por ello no había querido liarse con su amigo, pero… ¡maldición!

 

Desamarró su brazo y se levantó con cuidado, notando el dolor en todo su cuerpo, luego miró una nota en su mesa, era rosa y olía a Gaara, fue inevitable rodar los ojos, pero, aun así, la tomó en sus manos y miró el contenido.

 

Gracias por el culito virgen.

 

Bufó, haciendo bolita el papel, después de todo, si alguna vez hubiera pensado ser el pasivo, definitivamente habría querido que su primera vez fuera ¡¡especial!!

 

Sonaba como una virgen.

 

Tiró el papel y frunció las cejas, definitivo, eso no se iba a quedar así.

 

Caminó al baño listo para limpiar el semen seco de su cuerpo, cuando vio en el espejo de su baño una frase escrita con letras grandes de pintalabios y varios labios decorándola.

 

¡Besos!

 

Eso era todo lo que decía, y, aunque Sai quiso enojarse más, simplemente sonrió negando, pues, al parecer, para Gaara había sido un gran triunfo. Aun así, Sai se prometió devolverle un poco de su propia medicina, porque vamos, un juego no es divertido si sólo una persona lo juega.

 

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Terminó sus compras y cargó las pesadas bolsas contra su cuerpo, sin embargo, cuando salió del súper no pudo evitar desviarse por sus donas, ¿por qué era tan difícil ignorar las delicias de la vida?

 

El sexo y la comida eran lo mejor, y él, era débil ante ambas.

 

Cuando su pedido fue tomado, miró por la ventana viendo pasar a varias personas, luego jugueteó un poco con su celular y, cuando levantó la mirada nuevamente, se congeló al ver a Kiba, quien entró al local con una gran sonrisa en su rostro.

 

Tuvo la necesidad de ocultarse, así que volteó su cuerpo hacia otra dirección, comenzando a inquietarse al sentir que su pedido se demoraba demasiado, entonces, su corazón palpitó con fuerza cuando escuchó la suave voz de Kiba haciendo un pedido, siendo consciente de que, ahora, sólo los separaban unos metros.

 

Finalmente, cuando Kiba estaba por llegar a su lado para esperar sus donas, su pedido salió y Naruto pudo respirar más tranquilo, así que agarró la cajita de donas y prácticamente salió corriendo del lugar.

 

Era un cobarde, se recordó, ¿por qué, a pesar del tiempo, no tenía el valor suficiente para hablar tranquilamente con Kiba? Quizás era por lo que le hizo en su juventud, tal vez aún sentía que le debía mucho a ese hombre, o quizás todavía no se perdonaba a sí mismo por haber roto algo tan sagrado como lo era un lazo.

 

Cruzó la calle y pasó por el parque, frunciendo el ceño al ver ahí a Sasuke con su sobrino, el peliazul apenas y le prestaba atención al estar hablando por el celular, y sólo pudo pensar que el artista seguía siendo mucho misterio para él.

 

Aun recordaba como el pintor había evitado las conversaciones sobre la extraña y guapa mujer de aquella noche, y él quería pensar que de verdad era una extraña y que Sasuke no había tenido nada que ver con ella. Sin embargo, a veces Naruto sentía que encontraba a Sasuke en las situaciones menos favorables.

 

—¿Naruto?

 

Su brazo fue agarrado con suavidad, entonces, volteó a ver y se encontró a Kiba enfrente suyo, con su mano sobre su brazo. Trató de sonreír, pero sólo una risilla nerviosa se dejó escuchar.

 

—H-hola.

 

—Hola —dijo feliz—, continuamente nos encontramos de maneras inesperadas, pero siempre es bueno verte.

 

—Tienes razón —susurró, claro que era hermoso ver a Kiba, verlo radiante y feliz, muy lejos de él, de verdad valoraba eso, se sentía mejor sabiendo que, a pesar de todo, Kiba era feliz.

 

—Puedo ayudarte, si quieres.

 

Naruto lo miró confundido y poco después entendió, las pesadas bolsas fueron retiradas de sus brazos mientras Kiba le sonreía empezando a caminar.

 

—Gracias —dijo atontado.

 

—Será bueno poder hablar —le respondió el castaño—, pero, anda, muéstrame el camino, de lo contrario, lamento decirte que me perderé —dijo con burla.

 

—Ah sí, claro… —comenzó a caminar y poco después recordó algo—. Espera, ¿que no pediste unas donas?

 

—Bueno… —alargó la frase—, creo que serán para la próxima vez.

 

—Pero… ¡pagaste por ellas! —dijo sorprendido.

 

—Sí, pero ciertamente, tú eras más importante —dijo con tranquilidad.

 

Naruto enmudeció y no supo cómo contestar, su corazón se contrajo y sintió su pecho calentarse.

 

Caminaron con paso tranquilo hacia su casa, preguntas triviales fueron hechas y sus sonrisas fueron compartidas.

 

—Así que, ¿te caíste frente a ella y así la conquistaste? —dijo riéndose y Kiba asintió riéndose de la misma manera.

 

—Al parecer, le gustó mi sangre —dijo divertido—. Fue un inicio diferente.

 

—Me alegro —dijo tranquilizando su risa, entonces agarró sus llaves y abrió la puerta, Kiba entró quitándose los zapatos y Naruto lo siguió por el pequeño espacio.

 

—Y tú… ¿tienes a alguien ahora?

 

Naruto lo miró, pero la sonrisa que quería darle se quedó quieta es tu rostro, Kiba lo miraba con atención, casi pidiéndole algo con los ojos.

 

—Yo… bueno, creo que sí… —el silencio se hizo presente.

 

—¿T-tan importante como yo lo fui?

 

Y ahí estaba una conversación que no quería tener, una conversación que se dejó en espera durante mucho tiempo y que casi había quedado en el olvido.

 

—No lo ha llegado a ser —dijo dejando las cosas sobre la mesa—. Sigues siendo el número uno —sonrió sintiendo su corazón agitado.

 

—Me alegra escuchar eso —dijo suave, casi en un susurro—. Tengo que irme…

 

—F-fue un gusto.

 

Lo vio salir rápidamente por la puerta y lo dejó ahí, confundido, sin saber muy bien lo que había pasado, y no fue sino hasta que quiso comenzar a guardar las cosas que notó que sus manos temblaban, entonces intentó respirar para calmarse, pero su puerta fue tocada.

 

De inmediato, saltó de su puesto y comenzó a caminar dudoso hacia la puerta, pensando que quizás Kiba había olvidado decirle algo, sin embargo, al abrir la puerta, notó que no se trataba de Kiba, si no que era la hermosa chica del otro día.

 

—Hola, soy Rebeca Smith.

 

Notas finales:

Si tienen dudas por favor hacerlas, les quiero.

apreciara saber si les gusta o ya simplemente perdió su magia.

nos vemos


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