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Naruto sintió la suave caricia en su mejilla y despertó, Neji lo miraba con esos encantadores ojos suyos, provocándole una sonrisa. Miró como su habitación brillaba por el sol y supuso que había dormido toda la noche.
—Fue una buena noche, ¿no?
—Eso parece —dijo Naruto poniéndose en una mejor posición.
—¿Me dirás por qué llorabas de la manera en que lo hiciste?
Entonces, Naruto se quedó callado, desviando la mirada. ¿Acaso estaba listo para desenterrar lo que pasó un año atrás? ¿Acaso Neji lo vería mal por una verdad que nunca fue contada? ¿Cambiaría todo al decirle porque se fue de Japón? ¿Al decirle de Sasuke y su relación? ¿De todos los daños que había causado con eso?
No sabía si estaba listo para ello, pero al parecer, el destino estaba de su lado, justo en ese instante su teléfono sonó y él lo agarró, notando el brillante nombre de su jefe, entonces, arrugó el ceño, pero aun así tomó la llamada, haciendo una mueca de disculpas hacia Neji.
—¿Sí?
—Necesito los documentos urgentemente, ¿por qué no los dejaste en mi escritorio?
Al parecer su jefe tenía un mal comienzo de día, rodó los ojos y se levantó de la cama, se estiró un poco y miró el reloj.
—¿Naruto? —dijo fuerte y el rubio brincó.
—Sí, lo sé… disculpe. Estoy ahí en media hora.
—Más te vale que sea así.
Naruto cortó la llamada poco después de que su jefe terminara, entonces, sin decir palabras se fue al baño y tomó una ducha rápida, cuando salió fue a su ropero y se puso su traje, luego arregló su corbata, se puso zapatos y una chaqueta con estampados de flores.
La verdad, nunca pensó que después de tanto tiempo en su aburrida carrera, terminaría siendo el asistente editorial de una importante marca de modas, ¿él? ¿En modas? Cualquiera se hubiera reído, pero había prosperado tanto en tan poco tiempo que ahora era importante.
Quizás el hecho de tener un rostro bonito y el haber sido reclutado por una chica, fue lo mejor que le pudo haber pasado, luego sería su reencuentro con Neji, el magnate de los cosméticos, diablos… a veces el destino jugaba de forma ruda.
—Toma, es un batido con moras azules y leche.
—Gracias…
Naruto miró a Neji desde la cocina tendiéndole el envase, a veces se preguntaba si se merecía a ese hombre, él lo recibía aun con todos los defectos que tenía, incluso a pesar del poco tiempo que tenía, no le preguntaba, no le exigía nada.
Tomó el batido y salió rápido de ahí, su departamento estaba en el último piso, un gran y extravagante lugar en Nueva York. Cuando salió del edificio, el frío ambiente y el humo de los carros lo recibió. Intentó no pensar en Japón, en lo difícil que era no ver la naturaleza, así que, en su lugar, se acercó a la acera y silbó haciendo una seña, entonces, un taxi paró frente a él, y subió rápidamente, dando la dirección de su trabajo y esperando paciente para llegar al lugar.
—Gracias —murmuró pagando, luego agarró su batido y su bolso saliendo de ahí y viendo el gran edificio de 30 plantas frente a él, todos los que entraban y salían de ahí eran personas realmente hermosas y vestían a la moda. Esa era una vista que se había acostumbrado a ver durante los últimos meses.
Se acercó corriendo a la puerta, en donde los oficiales lo recibieron con un asentimiento de cabeza, entonces, fue directo a los elevadores, metió su tarjeta de trabajador y marcó el piso deseado, pero varias personas comenzaron a subir y tuvo que hacerse a un lado, vio como lentamente cada persona que había subido bajaba a lo largo de los pisos inferiores, y, cuando el ascensor marcó el piso 30 Naruto suspiró, las puertas se abrieron y vio las grandes y modernas letras en la pared “Night” la marca que competía con Nylon y Seventeen, realmente tenía suerte de estar ahí.
La recepcionista le sonrió radiante y él también sonrió de vuelta, luego pasó las puertas de vidrio viendo a sus subordinados de aquí para allá, siendo un caos, suspiró sabiendo que todo era culpa de Robert, cuando algo no salía como quería siempre ponía en apuros a todo el maldito departamento de modas.
Llegó a su oficina dejando su bolsa y rápidamente se metió a su computadora, sacando los datos que se le había olvidado dejar ayer en el escritorio de Robert, luego cuando los tuvo listos los imprimió y los agarró, yendo rápidamente a la oficina más grande, y una vez ahí, tocó la puerta.
—¡Entra! —cuando Robert lo miró pudo sentir las dagas atravesando todo su cuerpo—. Al fin te dignas en aparecer.
—¿Podría por favor dejar de hacer esa rabieta? ¿Acaso es un niño?
Robert lo miró dolido, era todo un personaje, un hombre joven y hermoso, quien siempre vestía impecable y era bueno en lo que hacía, lamentablemente, su personalidad a veces era mala, aunque siempre sonreía con un simple bombón de chocolate.
—¿Niño yo? ¿¡Cómo te atreves!? ¡Soy tu jefe!
—Maldición Robert —dijo Naruto—, ¿ves como tienes a todos aquí?
Robert se detuvo y miró hacia afuera, entonces suspiró, relajó sus hombros y miró a Naruto de pies a cabeza.
—Sólo te salvas por lo bonito que eres, ahora, dame lo que necesito.
Naruto sonrió radiante, algunos le decían que sólo él podía domar a la bestia de ojos verdes, Robert era temido, pero sólo Naruto conocía la faceta de niño que tenía, así que no lo pensó mucho y le dio los papeles, empezando a retirarse de la oficina después.
—¿Hay algo más que necesites? —dijo sonriendo al ver como Robert frunció el ceño, quizás había querido hacer una maldad, pero Naruto se le había adelantado.
—Vas a ir a la sesión fotográfica y ver que todo salga bien, tú ya sabes que hacer.
—Bien —dijo—, nos vemos.
Se movió rápidamente, agarrando su Tablet y su teléfono, anotando la dirección del lugar donde se llevarían a cabo las fotografías.
Cuando llegó al lugar, miró a los modelos, notando que estaba casi listos, cuando terminaron con peinado y maquillaje fue la hora de vestirlos. La temática era simple, era ser joviales y frescos, así que dio las indicaciones de vestuario y luego se apartó, mirando a lo lejos, pensando que algo así había sucedido cuando se reencontró con Neji.
Era apenas un novato aprendiz de Robert cuando decidieron llevarlo a una sesión de fotografías, fue casi a ciegas, no sabía a quién fotografiarían, ni qué artículos estarían en la revista, así que, fue muy grande su sorpresa al ver a Neji parado en el lugar, en un elegante traje blanco, con su cabello corto recogido en un pequeño moño y su fuerte mirada clavándose en él, y dejándole sin aire.
El artículo era sobre él y su imperio, y por supuesto que, al saberlo, Naruto se sintió muy nervioso durante toda la sesión, más aún al saber que Neji lo miraba a él, con intensidad, logrando que varias veces tuviera que desviar la mirada. Y, cuando todo finalizó, quiso correr, pero Neji fue más rápido y lo retuvo.
Y fue así como se enredó de nueva cuenta con él.
Salió de sus pensamientos y suspiró viendo a los modelos, luego se acercó al fotógrafo, y dio indicaciones, tal como Robert lo haría. Porque vamos… había aprendido del mejor.
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Pasó una semana, en la que tuvo que mover los cables para poder lograr lo que iba a hacer, no fue fácil, pero al final lo había conseguido, ser un artista en auge era bueno y mejor aún si prometías mucho.
Se estiró en su lugar y se levantó saliendo el avión, aun no podía creer que estuviera en Estados Unidos, sólo esperaba que Kiba no le hubiera mentido y que de verdad Naruto estuviera ahí, o todo lo que había hecho sería en vano.
Tenía que hacerlo, era todo o nada.
Aun cuando su corazón se pusiera como loco y su estómago doliera, por primera vez en su vida Sasuke Uchiha estaba nervioso.
No sabía si lo lograría, pero sabía que, tanto él cómo Naruto, se debían una charla, y por primera vez en su vida, quería hacer las cosas bien. Quería ser sincero y quería escuchar un “Te perdono”, sí, eso estaría muy bien.
Finalmente, se puso las gafas y acomodó un gorro en su cabeza, definitivamente era la hora.
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—Oye, Naruto —entró Robert a su oficina y el rubio lo miró sobre la computadora.
—¿Cuáles son sus motivos para honrarme con su presencia, Lord?
—Ja, ja, ja, que gracioso —dijo Robert fulminándolo con la mirada.
—Oh vamos, ¿acaso no aguanta una broma, jefe? —Robert lo miró por un largo rato y el rubio se incomodó dejando de hacer lo que estaba haciendo—. ¿Por qué me mira así?
—Has mejorado mucho en el inglés, me siento orgulloso de ti.
Naruto sonrió, otro de sus grandes logros había sido el poder aprender el idioma, pues, si antes había sido malo, ahora era muy bueno, el acento ya casi no se le notaba y podía entender hasta las jergas más ocupadas.
—Gracias, Lord.
—Deja de llamarme así.
—Es mejor eso que llamarte demonio.
—Agh, como sea —dijo Robert acercándose más—. A lo que venía… Tendremos un artículo nuevo, ¡¡será una primicia que nadie más tendrá!!
—¿Y por lo menos es buena?
—Pues, no se relaciona con la moda —dijo pensativo y Naruto lo miró mal.
—¿Entonces de qué nos serviría?
—Es un artista en auge, seguro será el futuro Picasso.
—Monet era mejor —respondió Naruto y volvió a escribir en su computadora.
—¿Podrías estar más ilusionado? La sesión es hoy, así que prepárate.
Al oír eso, Naruto levantó la mirada a punto de preguntar, pero Robert ya estaba saliendo, por lo que el rubio sólo suspiró, era un tirano, debería asesinarlo con una cuchara y muchos bombones. Sin embargo, en vista de que no lo haría, se levantó de su asiento y agarró sus cosas, esperó paciente a Robert y ambos tomaron un taxi hacia los estudios box.
Naruto tuvo que contenerse de preguntar algo ya que su jefe iba hablando por teléfono, quizás poniendo en orden toda la sesión para cuando ellos llegaran, aunque ya ni sabía para qué iban, después de todo, sólo eran editores, se les mandaban las imágenes y daban la aprobación, para el resto había otras personas encargadas.
Cuando llegaron, Robert caminó rápido y el rubio tuvo que seguirlo de cerca, entraron a los estudios y rápidamente vio el caos de la sesión, varias luces estaban ascendidas mientras el fotógrafo comprobaba sus ángulos.
Vio a su alrededor y frente a la cámara descubrió un cuadro, eran dos ojos azules llorosos, y, al detallarlo, toda su sangre se congeló. Reconocería esos ojos en cualquier lugar…
Se acercó rápidamente, sin importarle mucho que le regañaran por pisar el set, al llegar frente al cuadro, admiró la obra desde mucho más cerca, y realmente quedó sorprendido…
Eran sus ojos…
Poco a poco comenzaron a llevar más cuadros y Naruto los admiró todos, eran realmente hermosos, y todo su pecho se encogió al detallarlos, escuchó a Robert hablando a lo lejos, pero él no podía apartar sus ojos de esas obras.
Y, cuando vio la última pintura puesta, todo dentro de él tembló, se trataba de él vestido de geisha, aun podía recordar cuándo había posado para Sasuke…
—Oye —dijo Robert y Naruto rápidamente saltó y volteó a verlo.
No podía ser verdad, se repitió frente a él… No, no, no, se hizo para atrás casi automáticamente, pero el solamente sonrió, radiante, tan perfecto como solo él podía serlo.
—Él es mi asistente editorial —presentó Robert—, y él, es el artista, Sasuke Uchiha.
—Joder —susurró.