Naruto abrió los ojos al sentir la suave luz filtrándose, se movió con suavidad recordando lo que había pasado ayer, miró con cuidado a su lado, con temor de no encontrar a Sasuke, realmente su corazón dolía con la idea de que todo hubiera sido un error.
Pero ahí estaba, dormido, sereno, sus cabellos negros caían en sus almohadas, su cuerpo brillaba tenue, Naruto se acercó más, él sabía que no se arrepentía de nada, pero y si Sasuke ¿si?
Se quiso levantar, pero una mano lo jaló de vuelta y Sasuke pronto lo abrazó con fuerza, ambas pieles se tocaron y sus labios fueron buscados, Naruto se sorprendió, pero aun así dejo que lo besara.
Cuando se separaron Sasuke le besó las mejillas, la frente y sus cabellos, lo acomodó muy cerca de él acariciando su piel.
–¿Te arrepientes? –preguntó Naruto y Sasuke frunció el ceño.
–¿De qué? –le miró a los ojos entonces Sasuke negó – No me arrepiento de haberte dicho que te amaba, no estaba demasiado borracho como para no saber qué hacíamos… realmente lo hago.
–Sasuke…
–Tampoco quiero que pienses que te quería solo por sexo, ¡dios no! Si te di esta impresión lo siento, realmente quiero una relación formal, lo siento.
–No, no nada de eso– corrigió rápido– Solo… yo también te amo.
Se tiró contra él ocultando su cara en el pecho de Sasuke nervioso, y Sasuke se sorprendió, sonrió sincero acariciando sus cabellos, se sentía bien, completo y muy correcto, el rubio estaba hecho para sus brazos.
¿Cómo no lo había visto antes?
Entonces la puerta fue tocada y la voz de Gaara sonó amortiguada tras la puerta.
–Disculpen tortolos, pero aquí una pequeña bestia tiene hambre y le está haciendo una rabieta a Sai.
Sasuke rio con fuerza, Kenji era su hijo en todas las reglas, Naruto le miró sonreír feliz, la vida de padre le quedaba a Sasuke muy bien, ¿realmente él iba a poder ser un buen compañero para Sasuke ahora que tenía un hijo?
–No sé qué es lo que piensas tanto… pero después del desayuno tendremos todo el tiempo que quieras para hablarlo…
–Bien…
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Sasuke miró a todos devorar su comida, pero aun así miró a Naruto comer a la distancia, parecía un poco preocupado, ya le había pedido el favor a Sai de sacar a Kenji a dar una vuelta, para así poder hablar con Naruto.
Su azul mirada estaba melancólica, y él se vio reflejado, recordó todo lo que había tenido que pasar para llegar hasta ahí.
Después de su éxito con ‘’los ojos’’ se había encerrado en su estudio y retrato otras pinturas, realmente su nombre comenzó a ser mencionado en muchos lugares, quizá comenzó en lugares no tan reconocidos, como en las plazas de algunos parques, o también en los centros comerciales.
Algunos cafés con fijación al arte.
Entre tantas cosas pasando su relación con Kenji se estabilizó, había pedido tiempo con él, y aun que no fue bien visto al principio, lo logró, los minutos que pasaban juntos se hicieron horas, y las horas se hicieron días.
Largos días donde conoció muchas cosas de su hijo que nunca esperó conocer.
Con Kenji viajó a diferentes lugares donde retrató la belleza, pasó largos atardeceres pintando con su hijo dormido acurrucado contra él.
Largas noches donde lo que hizo fue arroparlo en la fría sala. Pero aun así eran felices, cuando el primer trabajo importante salió fue como un gran regalo, el primer museo de Japón quiso exhibir sus obras, como arte moderno de la época de Japón.
Supo que su esfuerzo al fin estaba dando frutos, que sus recuerdos valían la pena, y que sus añoranzas no cambiarían.
Reconoció que quiso celebrarlo con Naruto, quiso en ese momento compartir la felicidad con su rubio, pero no pudo, fue ahí donde supo que de verdad lo extrañaba, no pudo volver al alcohol, su trabajo en ascenso no se lo permitió, pero las noches largas sin poder dormir en pensar donde estaba Naruto, le mantuvieron activo en la pintura.
Para finalizar el año, su nombre ya sonaba en muchas prefecturas de Japón, ya varios museos pedían su turno para exhibir sus pinturas. Ganaba fama. Y así también ganaba admiradores. Una tarde un chico llegó a sus puertas.
Pedía poder ser su aprendiz, Sasuke sintió todo su cuerpo temblar, que alguien quisiera suceder su forma de pintura y arte le conmocionó mucho, sabía que, aunque el falleciera un aprendiz iba a seguir con su legado.
Aceptó, era un chico muy parecido a Naruto, realmente lo era, físicamente sí, pero en su carácter era realmente diferente, la actitud de Naruto no podía ser comparada con la apagada y tranquila de Menma.
Se complementaron bien, cuando Menma sacó el primer cuadro por sí solo, Kenji comenzaba a querer dibujar, Sasuke no pudo sentirse más orgulloso, quizá y solo quizá su sangre también continuaría con su legado, nunca quiso presionar a Kenji a que aceptara el arte, el pequeño adoptó todo por sí solo.
Una vez se había quedado viendo hacia el horizonte, Kenji trató de dibujarlo… realmente Sasuke no se dio cuenta hasta poco después, encontró a su hijo y a Menma desvelándose tratando de terminar un dibujo.
Sasuke los sorprendió, notándose a él mismo en el papel, Menma le explicó que Kenji había pedido ayuda porque su capacidad todavía no era buena, pero el azabache se sintió orgulloso, ahora viendo el boceto realmente se daba cuenta lo triste que era su mirada y lo melancólico que era su persona.
Así tal como estaba Naruto en ese momento viendo hacia la calle.
Se preguntó por unos segundo si el rubio no lo quería como él, cuando todos terminaron de comer, y Sai y Gaara prepararon todo y salieron con Kenji dejándolos solos, Naruto agarró los platos llevándolos hacia el lavadero, cuando estaba por lavarlos Sasuke agarró sus manos viéndolo fijo.
–¿Quieres hablar?
–Y–yo umh –parecía inseguro, pero al final aceptó.
Ambos fueron hacia el sillón, acomodándose uno frente al otro, y Naruto parecía frágil, apunto de romperse y se preocupó.
–No sé si puedo ser buena pareja para ti–mencionó triste– Realmente te quiero, pero no puedo ofrecerte más de lo que vez, soy una persona con muchas cicatrices, con muchos problemas.
–…
–Sasuke… realmente no quiero dañarte, no quiero dañar todo el mundo que has creado, no quiero manchar de negro los colores que brilla en ti.
–Un poco de negro siempre ayuda a los colores–menciono viéndolo fijo tomando su mano– Adelante–susurró– Dilo…
Naruto se aferró con fuerza a él, y comenzó un largo relato que a Sasuke le rompió el corazón, nunca hubiera podido imaginar cómo es que el rubio había sufrido tanto en silencio, quiso llorar al verlo tan afectado tratando de contener el llanto, pero sabía que tenía que ser fuerte para él.
Lo vio derrumbarse contra sus manos al saber que su secreto más grande al fin había sido contado y con temor lo busco a él, esperando algún signo de rechazo, o de asco.
¿¿Cómo Naruto podía pensar en eso??
Lo agarró con fuerza, y lo llevó contra su pecho, aguantando el nudo que tenía, nunca supo el dolor y la soledad, el miedo con el que había tenido que crecer Naruto.
Trato de comprender, de analizar tan solo un poco, todo lo que se le había dicho, un abuso… habían abusado de el cuándo era un niño…
Pensó en Kenji, en el horror que un niño tuvo que pasar con golpes, y ahora en una violación… se le revolvió el estómago, apretó con más fuerza el cuerpo tembloroso de Naruto y calmó con sus manos.
–No soy la persona perfecta que tú piensas–murmuró.
–Nadie lo es… nadie es perfecto, pero tú lo eres…
– No puedo ofrecerte todo lo que buscas, ¿realmente puedo ser una buena pareja y cuidar a Kenji? No creo tener madera de padre, no puedo… no sé cómo amar correctamente… ¿crees que solo tú fuiste el del problema?
–Naru…
–Yo tuve mucho que ver, mis traumas, mis fantasmas, mis cicatrices y mis dolores influyeron mucho, antes de ti… antes de conocerte tuve una vida de mucho sexo, de buscar un consuelo en el pecho, de saber porque me sentía así, el trauma que me generó la violación siempre repercute en mí, aunque sonría siempre hay dolor en mi alma y no puedo soltarla…
Lloraba con fuerza viéndolo, realmente Sasuke sintió como Naruto se abría con él, como al fin se sinceraba con alguien, lo vio dejándolo todo, el dolor que le carcomía, la preocupación después de tanto tiempo.
–He tratado… traté, a veces estoy muy bien, soy alguien normal… pero otras veces, simplemente me quiero morir, ¿cómo podrías tener una pareja tan disfuncional?
–No me importa, realmente lo haremos funcionar, estoy dispuesto a todo.
Naruto lo vio por largo tiempo, y Sasuke limpió sus mejillas, sonrió un poco– Quiero ser feliz contigo… quiero adaptarme a tu vida, quiero dar lo mejor de mí.
–Y yo te comprenderé y amaré aun en los días más oscuros para ti y siempre estaré a tu lado.
Naruto se acercó por un beso, tanto tiempo esforzándose para siempre estar bien, pero era agotador, sus problemas emocionales iban más allá de su alcance, siempre sería una persona rota aun cuando no lo aparentara, porque detrás de una sonrisa siempre se guardaba el dolor, había podido llevar su vida normal, en este año que había pasado, cuando eran días duros se escondía de Neji y lloraba durante horas…
Se preguntaba a si mismo si algún día iba a poder amar a alguien, y ahora la duda volvía, ¿podía amar a Sasuke aun cuando era su destinado? ¿No sería auto destructivo como todas sus relaciones fallidas? ¿Iba a poder lograrlo?
Trató de aferrase a la luz, la cara de Sasuke le daba aliento, se tranquilizó poco a poco, dejaba en las manos de Dios todo lo que fuera a pasar en adelante, tendría con quien compartir sus más penosas desdichas, y de ahora en adelante jamás sentirse solo y desprotegido.
Porque viendo esos ojos negros supo que siempre habría un por siempre…
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Sasuke vio el paisaje que se formaba ante él, había dejado a Naruto dormido en la habitación y pensó mejor las cosas, no podía hacer que Naruto regresara a Japón.
Era un ambiente en que ciertamente nunca le dejó fluir, fueron sus peores épocas ahí, y tan solo un año en Estados Unidos le había hecho brillar aunque sea un poco, realmente sabía que la decisión estaba tomada.
Naruto no estaría con él.
Pero él no podía dejar todo y mudarse a Estados Unidos, no cuando tenía a Kenji, un hijo que le esperaba… y tampoco podía quitarle a Kenji a su madre, no cuando lo único que había recibido de esa mujer era amor y comprensión hacia su hijo.
Se sintió desfallecer, no quería renunciar a ambas opciones, sintió su corazón contraerse, golpeó el barandal con fuerza, enojado consigo mismo.
Notando todo el daño que había causado, si tan solo hubiera sabido lo que pasaba antes… hubiera ayudado a Naruto a salir de ese hoyo negro, ¿y qué tal si hubiera llegado tarde? ¿Y si su rubio hubiera tomado la decisión de quitarse su propia vida? Negó, realmente no… había sido un estúpido todo ese tiempo.
Recordó aquella noche cuando llegó al departamento de Naruto y este estaba frenético, ahora podía comprender… lo único que había hecho, era aprovecharse de él, se aprovechó todo el tiempo que estuvo con él y no hizo ningún bien y ahora se arrepentía por completo, porque ahora si sabía que era amar y si sabía que era el amor.
Se dio la vuelta y caminó hacia el cuarto, entró acercándose a la cama subiendo y abrazando el cuerpo del rubio, eran relativamente jóvenes, tenían un camino por delante y muchas cosas por vivir.
Sasuke no se rendiría, no hasta ver a Naruto ser feliz plenamente y le enseñaría a no tener más miedo, le enseñaría que los dos juntos podían hacer grandes cosas.
Nunca lo abandonaría, lo acurrucó más contra él y el rubio buscó su pecho, suspirando entre respiraciones.
Escuchó a Kenji entrar haciendo un alboroto y a Sai seguirlo, sonrió, sabía que con ayuda de todos, un hogar se podía formar, un hogar donde Naruto nunca más se sentiría inseguro.
Porque a pesar de todo, Sasuke también aprendería, cada día aprendería algo nuevo, porque ambos eran novatos, ambos habían sido lastimados, ambos habían llorado y reído.
Habían sentido y creado… habían sido todo y nada.
Uno sufrió más que el otro, uno amó más que el otro… ambos se equivocaron y sufrieron, ambos buscaron consuelo y lo hallaron.
La puerta se abrió y Kenji corrió hacia Sasuke sosteniendo un gran peluche, Sasuke le hizo una señal de silencio y el pequeño dejó de correr, Naruto abrió los ojos y sonrió al ver a Kenji, Gaara entró y vio a la pareja, notó los ojos rojos de Naruto y no dudó en ir hacia ellos.
Se acomodó mejor y abrazó a Naruto, este le vio y sonrió apenado.
–Se los demonios que tienes cariño–murmuró– Pero ya es hora de que salgan… y que tú puedas volar libremente.
–Gaara…
–Bueno–gritó Sai sonriente– Ya que todos están acurrucados, ¿no quieres unirte Kenji?
–¡Si!
Entonces Sai lo agarró subiéndolo, y luego tirándose él encima, todos gimotearon por el dolor, y Naruto sonrió grande, era sofocante y caluroso, era tan fuerte hasta que se sintió abrumado. Era felicidad pura…
Todos comenzaron a reírse felices, Sasuke se sacó de encima a Sai y Gaara lo recibió, todos se acomodaron en la cama, hasta que Kenji terminó encima de Naruto y le tendió el peluche, el rubio lo vio sin comprender.
–Es para ti… por querer a mi papá como yo lo quiero.
Naruto sonrió aguantando las lágrimas, y asintió recibiéndolo, en definitiva, era un comienzo nuevo, agarró con fuera la mano de Sasuke y la de Gaara y estos sonrieron.
–Gracias, muchas gracias.
Vio a Sasuke directo los ojos y este le tocó las mejillas con cariño.
Entonces comprendió que dos personas destinadas a ser, se amarán, reirán, besarán, sufrirán, llorarán, alejarán, gritarán, lucharán, odiarán, se irán… volverán, y pasarán por muchas situaciones, pero jamás…
Jamás se separarán.