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Coma profundo por Fullbuster

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Un mes entero ha transcurrido desde que firmamos nuestro contrato. ¿Mi firma? Un viejo cuño que me regaló mi hermano hace años y que siempre dejé encima de mi mesa de estudiar. Apenas tiene tinta y el cuño es poco visible, pero Naruto se había empeñado en poner algo mío y yo… no puedo firmar.


Hoy llueve con intensidad. Por los cristales resbala el agua pero a mí, me relaja el ruido de las gotas golpeando. El cielo está muy oscuro, casi como si estuviera anocheciendo y veo rayos a la lejanía que cortan esa oscuridad. Yo estoy centrado en ellos mientras Naruto sigue haciendo ejercicios de matemáticas.


- Ohhhhh esto no me entra – se queja nuevamente, tirando el lápiz sobre la mesa y agarrándose el cabello - ¿Por qué tengo que aprender geometría? – preguntó nuevamente.


- Porque te lo piden para acceder a la universidad – sonrío al verle tan angustiado con el asunto.


- Creía que eras tú el que iba a estudiar – se queja una vez más.


- Yo ya me lo sé. Pero necesito a alguien que pueda dibujar los planos cuando y como te diga. Así que practicaremos.


- Estoy muy cansado Sasuke, ¿No podemos dejarlo para mañana?


- Mañana querrás salir con los del instituto, me he enterado que hay una fiesta.


- No iba a ir – dice casi con frustración, como si no me fiase de su palabra.


- La última vez dijiste lo mismo y te vi escapándote por la ventana.


¡Se ruboriza! Sabe que tengo razón y no puede salvarse de ello. Estaba en el trato, nada de fiestas si quiere llegar a lo más alto y no es porque a mí me guste fastidiarle, sino porque le necesito despejado para poder estudiar todo lo que debo aprender. Aquella mañana tras la fiesta, se la pegó en la cama y fue una mañana desperdiciada.


- Sí, sí… tranquilo, que por la mañana estaré listo para que puedas estudiar.


- Tienes que tomarte esto enserio, ya lo sabes. No soy yo el que se empeñó en ser neurocirujano.


- Lo sé.


Se encuentra un poco agotado, soy consciente de ello y que hemos estado estudiando todo este último mes sin descanso para los exámenes de acceso a la universidad. Si quiere ir a la mejor, sus notas deben ser impecables. Es normal que esté cansado, sobre todo porque no está acostumbrado a estudiar, ni a estar encerrado en casa. Últimamente para él sólo había trabajo y estudiar en este instante. Por eso mismo, resoplo. Sé que necesita un respiro pero con el día así, es imposible salir.


- Ey Naruto – susurro – estudiemos hoy todo lo que podamos y… si mañana sale bueno, te doy el día libre para que vayas a esa fiesta.


- ¿Enserio? – preguntó emocionado.


- Yo nunca bromeo con estas cosas. Ya lo sabes.


- Genial.


Un brillo aparece en sus preciosos ojos azules. Me siento tan feliz al ver la alegría en él y a la vez… estoy tremendamente celoso de no poder disfrutar estos instantes a su lado, porque él se marchará con los amigos del instituto, les hará caso a ellos y yo… me quedaré en esta casa solo como de costumbre. Es muy contradictorio todo lo que siento, pero el deseo de ver esa inocente sonrisa es superior a cualquier otro sentimiento. Por eso mismo, me repito una y otra vez, que dejarle ir es lo adecuado.


Naruto ha vuelto con mayor energía que antes a sus deberes. Por fin se pone de lleno con la geometría, dibujando aquellas figuras que necesitaría conocer perfectamente para el examen. Ahora es cuando debía dar lo mejor de sí, aprobar el acceso a la universidad con la mejor nota posible era lo imprescindible. Debía hacerlo y yo también debío dar lo mejor de mi mismo y conseguirle una gran nota.


Vuelvo a mirar el cielo. Encapotado con esas nubes grisáceas. ¿Por qué me gusta tanto este tiempo? Todos dicen que hace un día horrible, yo creo que es perfecto. Quizá es mi estado de ánimo. Me noto tan bajo de fuerzas que me dejo envolver en el silencio de las calles. El ruido de la lluvia me relaja, no escuchar gritos, ni voces de personas, tan sólo estar aquí en la habitación con Naruto es suficiente para mí.


Cierro los párpados y me relajo. No puedo dormir pero pienso en miles de cosas. Pienso en todo lo que he hecho en el pasado, en las tardes en familia, en las bromas que gastaba a mi hermano o las que él me hacía, pienso que no debí haber hecho muchas cosas y que debí hacer muchas otras, ahora ya nada tiene solución. Soy un fantasma destinado a vagar sin rumbo en una tierra que ya no siento como mía. Y lo único a lo que puedo aferrarme, es a ese chico rubio que tira de mí tratando de convencerme que todo saldrá bien.


Cuando abro los ojos, Naruto ha caído rendido sobre la mesa. Resoplo porque no puedo entender cómo ha podido quedarse dormido en un instante, pero me acerco a él y aproximo mi rostro al suyo. ¡Me gustaría hacer tantas cosas! Ponerle una manta por encima para evitar que pille frío, apartar los mechones de su flequillo para impedir que le molesten, ¡Besarle! Sí… deseo sentir lo que es un beso, un simple roce de labios pero no puedo en esta forma espectral.


¿Cómo se siente un beso? Nunca antes lo he probado. ¿Sería agradable? ¿Causaría ese cosquilleo en el estómago del que todos hablaban? ¿Sería electrizante y atrayente? Quizá nunca llegue a descubrir algo así.


Con la idea en mente, acortó más el espacio hacia sus labios, temeroso por si despertaba y le veía tan cerca. Instintivamente, humedeció sus labios pasando la lengua sobre ellos y terminó de recorrer lo que le faltaba hasta él, pero nada ocurrió. No podía sentir sus labios, ni su respiración, ni siquiera su calor…


Unas lágrimas brotaron de sus ojos, resbalando por sus sonrojadas mejillas hasta perderse en la mesa. Tampoco quedó la marca en la madera, unas lágrimas fantasmagóricas que se perdieron como si nunca hubieran existido. Nadie sabría jamás que lloró por un hecho semejante, por un simple beso que jamás podría dar, por un roce que no sentiría, por una calidez perdida que no volvería a sentir.


Se alejó de Naruto. No podría despertarle ni aunque quisiera y aún así… tampoco quería hacerlo. Parecía muy cansado. Trabajaba incesantemente en las madrugadas de los fines de semana para la panadería y entre semana, acudía al instituto privado para poder optar a la universidad.


No puedo negar que está esforzándose para obtener su objetivo, pero también me da miedo presionar demasiado. Naruto siempre sonríe y se supera con perseverancia, pero no puede competir contra el resto de chicos que tienen mejores notas, por eso mismo, siento que debo esforzarme más aún y conseguir que entre en esa universidad que tanto desea.


Llevo mi mano hacia el libro con la intención de pasar la página, pero no puedo. Mis dedos traspasan el fino papel y nada ocurre. No puedo hacerlo solo, Naruto tiene que ayudarme como yo debo ayudarle a él. Nos guste o no… ahora somos un equipo.


Al ver que va a ser imposible despertar a ese idiota, me marcho de la habitación para ir con mi hermano. Él se pasa los días encerrado en su cuarto. Todos creen que estudia y no deben molestarle, al fin y al cabo la carrera que ha elegido es complicada, sin embargo, yo sé que no sólo estudia, también llora en silencio y es mi culpa.


***


Los nervios están presentes en el ambiente. Han pasado semanas desde que empezamos a estudiar juntos y aunque Naruto no se sabe ni la mitad del temario, al menos ha aprendido lo básico para que yo pueda chivarle las cosas. Esas largas tardes de dictados para corregir sus faltas ortográficas, las clases de dibujo por si salía geometría y los gritos que he tenido que darle para que volviera a ponerse en pie y seguir estudiando, creo que han merecido la pena. Aquí estamos frente al gran edificio para realizar el acceso a la universidad.


Todos los estudiantes pasan a nuestro lado, con libros, estudiando, histéricos y tratando de recordar la lección, sin embargo, yo calmo a Naruto. Ponernos en ese estado no es bueno para nosotros, así que intento conseguir que pase de todo lo que ocurre a su alrededor.


- Sasuke… ¿Por qué siguen estudiando? – me pregunta Naruto al ver a gente con libros antes de entrar al examen.


- Porque están histéricos – le digo – lo que ya no te sepas… no lo arreglarás en cinco minutos. Deja que hagan lo que quieran, confía en mí.


- Siempre lo hago.


- Hay gente que parece no haber dormido.


- Peor para ellos, te arriesgas a dormirte en el examen o a estar tan cansado que tu cerebro no rinda al cien por cien.


- ¿Por eso me hiciste cerrar los libros temprano e irme a dormir?


- Sí, prefiero que vengas tranquilo y descansado. Como te digo… lo que no te hayas aprendido en estos meses de estudios, no lo arreglarás en cinco minutos ni en una hora. La suerte ya está echada Naruto.


Naruto sonríe como sólo él sabe hacer. Esa sonrisa inocente que me encanta. Aunque para ser sincero, en todo este tiempo nunca se lo he dicho. Creo que es malo decirle algo como que creo estar enamorándome de él. Sólo soy un fantasma ¿Qué podría hacer con él? No puedo tocarle, no puedo besarle, no siento su calidez ni el cosquilleo de sus dedos sobre mi piel. Es una locura confundirle por algo que jamás podrá ser.


- Cuando acabe, podríamos celebrarlo – sonríe.


- Seguro que lo harás con tus compañeros de clase – le digo.


- No quiero celebrarlo con ellos… bueno… quiero decir, seguro que iré con ellos, pero realmente quiero celebrarlo contigo.


- Céntrate ahora ¿Quieres? Esto no va a ser fácil. Tienes que sacar mejor nota que todos los que ves a tu alrededor. La universidad a la que quieres ir es una de las más complicadas de entrar. Necesitas notas excelentes.


- Hagámoslo – me dice muy animado, con una sonrisa optimista y golpeando su puño en la palma de su mano.


Le veo caminar con decisión hacia el interior. Su mochila está prácticamente vacía, sin apuntes, sin libros, tan sólo el “bento” que mi madre le ha preparado para la comida puesto que debe quedarse hasta la tarde. Un examen tras otro, todas las materias pasarán por su escritorio. No podemos fallar en ninguna. El bolígrafo que va a necesitar está en su bolsillo y por lo menos, sonrío al saber que no he tenido que recordarle pillar la calculadora y las reglas para matemáticas.


Camino a su lado, invisible ante todos y nos detenemos en las largas listas de alumnos para ver en qué aula le ha tocado. Vamos a la trescientos seis y la primera asignatura es “geografía”, seguida por “Historia de Japón” y “matemáticas”. Agradezco que matemáticas esté por la mañana. Tres largos días de exámenes nos esperan, mañana y tarde. Son los tres peores días para cualquier estudiante pero yo estoy realmente relajado. ¿Habría estado tan relajado si no fuera un fantasma? No estoy del todo seguro. Quizá no.


- Odio matemáticas – me susurra frustrado al ver que es su tercer examen.


- Odiarás más tu primer examen de la tarde, te toca “lengua extranjera” – le digo con una sonrisa, lo que hace caer aún más el ánimo de Naruto.


- Odio mucho más inglés que matemáticas – me dice intentando animarse – menos mal que a ti se te da bien.


- El problema vendrá mañana.


Naruto mira las asignaturas del día siguiente. “Física”, “química” y “Dibujo Técnico”, tres asignaturas que se le dan fatal, pero por la tarde, aún le queda “Biología” y por suerte para él… asignaturas más suaves cómo “lengua” y “ciencias de la tierra”.


- Odio los exámenes – se queja.


Ve a buscar el aula. Hoy aún es suave, pero cuando acabemos, intenta relajarte todo lo posible, mañana será un día duro y largo.


- ¿Por qué elegí la rama de ciencias? – preguntó Naruto con frustración.


- Porque es la que necesitabas si quieres ser Neurocirujano – le digo con una sonrisa – ahora deja de quejarte, hemos estudiado mucho para esto.


- Tú has estudiado mucho, yo sólo he practicado el dibujo técnico y la geometría.


 


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