Alibaba Saluja era un joven de 17 años de complexión delgada, corto cabellos rubios y ojos de color miel. La palabra “atractivo” ya no le describía mucho ya que desde que su madre había fallecido hace 3 meses, no había podido descansar bien. Sintiendo la soledad de la casa a la cual todavía debía pagar, por lo que después de un tiempo tuvo que buscar un trabajar, para ganar dinero por lo menos para pagar la renta de la casa y no quedarse en la calle por no haber pagado. Pero también le quitaba tiempo para estudiar, pero no tenia de otra y lo que ganaba además del poco dinero, eran unas terribles ojeras por la falta de sueño.
El joven soltó un suspiro largo mientras se lavaba la cara y los dientes, ya no tenía idea de lo que iba hacer de su vida estando solo, sus abuelos vivían lejos y él no quería despedirse de sus amigos, los cuales siempre lo animaron y estuvieron ahí para él cuando murió su madre para que no cayese en la depresión. El estaba muy agradecido con ellos y esa era la razón por la cual se quedo en esa desolada casa la cual siempre se llenaba de alegría cuando sus amigos los visitaba.
—Ya es tarde—dijo el joven saliendo de la casa—, de seguro que Kougyoku y Aladin se molestaran por qué no he dormido bastante— lanzando un suspiro cansado, siguió caminando hacia la escuela.
Cuando logro de dar con su sala de clases, no alcanzo ni a cerrar bien la puerta de la sala cuando una pelirroja se le lanzo encima.
—Alibaba Saluja, de nuevo no has dormido a la hora que se corresponde, cierto—dijo una chica de casi de la misma estatura que el rubio, pelo rosa oscuro y sus ojos de color rojo que mostraban cierto brillo de enojo. El nombrado ya sabía cuando la chica estaba enojada de verdad, siempre lo llamaba por su nombre y no por el apodo que ella le había dado.
—Como Kou-chan dijo Alibaba-kun, tienes que dormir a la hora que dormir mas—le siguió un chico más pequeño que los otros dos, de largo cabellos azul entrenzados, sus grandes ojos eran de color azul.
—Kou-chan, Aladdin—su tono de voz demostraba lo cansado que estaba—. Saben que tengo que trabajar para mantener el pago de la renta y también para comprar comida.
—pero… pero—Kougyoku se dio por vencida al no tener ninguna buena respuesta para seguir la batalla con su rubio amigo. Se sentía triste por Alibaba, cuando se entero que su madre falleció salió disparada de su casa y cuando llego a la casa de su amigo ni siquiera espero que este le abriera la puerta cuando se abalanzo sobre él en un fuerte abrazo, ella lo abrazo fuertemente, acurrucándolo en su pecho, haciéndole saber que no estaría solo. Desde ese día se convirtió en mama gallina de Alibaba y Aladdin—Por al menos dejaste tomado desayuno.
—Yo, yo estaba llegando tarde por lo que no me quedo tiempo para desayunar—dijo el joven pasándose una mano por sus cabellos rubios y soltando una risa nerviosa.
Kougyoku ya lo veía venir, de su mochila saco tres hamburguesa y tres bebidas que compro por ahí, le dio una hamburguesa a Aladdin y otro Alibaba lo mismo sucedió con las bebidas—Apúrense, todavía falta tiempo para que comienza las clases.
—Gracias kou-chan—dijeron al mismo tiempo los dos chicos para luego darle una gran bocado a sus hamburguesas, la chica solo los miro con cariño.
Las clases fueron aburridas, la gran mayoría de estudiantes solo querían que tocaran la campana para ir al recreo, y ese era también el deseo de Alibaba. Estaba un poco cansado y las clases lo único que hacía era darle más sueño, en algún momento caería dormido en su mesa. No paso muchos minutos cuando la ruidosa campana se hizo escuchar por todo el lugar, y en unos segundos el salón quedo vació, todos habían salidos como locos incluyendo los tres chicos.
Ahora sentado en una mesa de la cafetería, esperaban a los faltan para ya tener completo al grupo.
—Hola Morgiana—saludo Alibaba a la joven chica que se había acercado a la mesa. La chica era de cabellos rosa y ojos del mismo color, era hermosa para todo joven que la mirara— ¿cómo has estado?
Con una pequeña sonrisa respondió—bien. ¿Y tú, Alibaba-san?
—también.
A la mesa se acercaron dos jóvenes mas, uno de pelo azul oscuro. Ojos de diferente tonos de azul, uno era de un azul oscuro y el otro era más claro, tenía una gran quemadura en parte izquierda de su cara y un lunar en la barbilla. Su nombre era Hakuryuu, hermanastro de Kougyoku. Mientras que el otro chico, mas mayor que ellos, Judar el novio de Hakuryuu. Cabello largo y ondulado, de color negro, recogido en una trenza que le llega hasta los tobillos. Ojos de color carmesís. Era el más alto de todo en el grupo.
—Hakuryuu, Judar—saludo Aladdin con una gran sonrisa.
—Las clases son aburrida— se quejo el pelinegro tomando asiento al lado de su novio.
—Entonces Alibaba-san, de nuevo no dormiste bien esta noche—hablo tranquilamente Morgiana.
—cuantas veces les tengo que decir chicos, tengo que trabajar—ya se encontraba un poco irritado, quería pasar un buen rato con sus amigos, para olvidarse un rato de que luego de la escuela tenía que ir a trabajar.
—No tendría que hacerlo si te fueras a vivir con unos de nosotros—la mesa quedo en silencio unos segundos cuando con fuerte grito, se levanto de repente Kougyoku llamando la atención de todos los presentes. Avergonzada por su conducta tomo asiento nuevamente—Por qué no lo pensé antes. — se giro hacia un lado en donde se encontraba el rubio y lo tomo por los hombros—Alibaba, te iras a vivir conmigo y mis hermanos.
Alibaba quedo mudo por la maravillosa idea que le dijo la chica, casi escupió toda su comida que tenia en la boca, era una idea loca.
—No, definitivamente no.
—Ya esta decido, te irás con nosotros—hablo con una mirada seria, para luego sonreír— .Te cuidaremos, yo te cuidare.
— ¡NO SOY UNA MASCOTA!—grito enojado.
—Vamos Alibaba, no tendrás que trabajar ni preocuparte de pagar renta—dijo Hakuryuu, la idea de su hermanastra no estaba del todo mal. Si Alibaba se mudaba con ellos, el chico podría descansar y subir sus notas.
—Si Alibaba-kun, podrás descansar bien—decía Aladdin, y Morgiana asintió.
No es que la idea no le hubiera gustado, era una muy buena idea. No estaría solo y tendría a sus amigos haciéndole compañía, no tendría que trabajar y solo se ocuparía de estudiar nada más. Pero aun así, no solo viviría con sus amigos, sus otros hermanos también estaban en la casa, y además de que no tenía el permiso de los padres de ellos, y eso podría traerles problemas.
—Seguro que no seré una molestia para ustedes.
—No te preocupes por eso, nuestros padres no están, ellos trabajan afuera del país—contesto Hakuryuu.
—bien, pero ustedes me ayudaran para la mudanza—todos asintieron.
Y así fue como un grupo de jóvenes se escaparon de la escuela para ir ayudar. No era mucho lo que tenían que hacer, Alibaba no tenía muchas pertenencias, su ropa ya estaba en un bolso que le había prestado Morgiana, sus libros y útiles estaban en una caja pequeña. Con las cosas que tuvo más cuidado en guardar fueron las fotos de su madre, una carpeta llena de fotos de infancia. En sus manos tenía un pequeño cuadro en donde su madre y el sonreían.
—Que tierno te veías de pequeño—fue el dulce comentario de Kougyoku, Alibaba salto de su lugar al verse sorprendido por la pelirroja.
—Aun lo sigo siendo—respondió con un leve puchero.
—Era hermosa—ambos se miraron, la cálida y tierna mirada— tu mama era muy hermosa.
—Si—su voz se escucho rota—, sí que lo era. Ella era todo para mi, era la única familia que tenia.
—No estarás solo Alibaba—tomo con cariño la mano de su amigo—. Eres nuestro amigo, eres mi amigo—le dio una cálida sonrisa—. Hasta podría decirse que eres como una familia para mí.
—Si seguimos me harás llorar— bromeo, pero en sus ojos se notaban aguados.
—Bien, ambos no queremos llorar—dijo tratando de ignorar que su amigo estaba por llorar—. Apresurémonos ya pronto se hará de noche.
Siguieron guardando y limpiando el lugar hasta que anocheció. Todo ya se había ido a sus respectivos hogares, quedando solo Alibaba. Estaba acostado mirando el techo, pensando en que ya no estaría solo en esta casa fría, por lo menos ahora tendría a Kougyoku y Hakuryuu con él. Y a pesar de que no conocía a ninguno de los otros hermanos de sus amigos, se durmió sin problema, mañana seria un largo día de mudanza.