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The Bodyguard por Poffitoo

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Notas del capitulo:

Here we go!

La fiesta era todo lo que se podría esperar del grandioso Anthony Edward Stark. Lujosa, extravagante y la mejor fiesta celebrada en siglos. Todo el mundo parecía disfrutar de la velada, todos excepto su anfitrión, el cual pululaba por el piso de arriba de la mansión, donde tal evento se celebraba. En algún momento de la velada había conseguido dar esquinazo a su guardaespaldas y ahora se escondía de él y del resto del mundo, en un intento de prepararse mentalmente para el discurso que en breve iba a dar. Tenía demasiadas cosas rondándole por la cabeza como para que los nervios no se apoderaran de él. Iba anunciar delante de un centenar de personas que abandonaba Industrias Stark,  Pepper discrepaba totalmente de su decisión y Rogers llevaba una semana de lo más raro. La situación le superaba. Él, que nunca había tenido problema alguno en ser el centro de atención, ahora se comportaba como un cobarde.

Desde su posición tenía una clara visión del jardín trasero y se sorprendió al vislumbrar dos figuras caminando hacia este, eran Bruce Banner y su guardaespaldas, los cuales cuando estuvieron a una distancia prudencial de la fiesta, se abalanzaron el uno sobre el otro fundiéndose prácticamente con uno de los grandes setos que decoraban el solitario jardín.

̶  Jarvis, no dejes que nadie interrumpa a nuestro amigo Bruce.  ̶  dijo el multimillonario con tono burlón mientras observaba la embarazosa situación con cierta satisfacción. Al menos algunos de sus planes aún salían según lo previsto.

̶  Bloqueando las entradas al jardín, señor.  ̶  anunció la voz robótica saliendo de la nada.

El silencio volvió a rodear al filántropo devolviéndole a aquella solitaria habitación donde solo existía él.  Podía estar satisfecho de la relación que mantenían Bruce y Clint, pero esta no dejaba de recordarle cuan extraña y peliaguda era la suya con Rogers. El rubio por fin había dejado de incordiarle, pero aquello no lo había dejado más tranquilo, todo lo contrario, cuanto más era ignorado por el de seguridad, más irritado se sentía.

 ̶  ¡Stark!  ̶  interrumpió una conocida voz provocando que el moreno diera un pequeño brinco.

̶ ¡Joder, me has asustado, Rogers! ̶  aulló Tony mientras trataba de reponerse del sobresalto apoyándose en la pared más cercana.  

̶  Lo siento... No era mi intención.   ̶  musitó el de ojos azules acercándose al multimillonario, pero manteniendo una cierta distancia.

̶  Ya, ya. ¿Me vas a contar que se te ha perdido aquí?   ̶   peguntó con cierto desdén el filántropo.

̶  Tú.  ̶   contestó Steve ignorando el mal humor del millonario y consiguiendo que este se sonrojara.

̶  ...  ̶  la voz de Stark se perdió en algún punto entre el rubor de su rostro y aquellos malditos ojos azules que le impedían pensar con claridad.  ̶  ¡Es que ya no puedo estar tranquilo ni en mi maldita fiesta!   ̶  gritó con exasperación cuando consiguió recomponerse.  

̶̶  Me envía la señorita Potts.  ̶  soltó Rogers fríamente dada la actitud del moreno. Ya era prácticamente imposible que aquellos dos mantuvieran una conversación sin que terminara mal. Steve sabía que tenía parte de la culpa. Desde que había descubierto que Tony le había besado, su cabeza era una maraña de pensamientos contradictorios. Hacer su trabajo era cada vez más complicado.   ̶  La rueda de prensa va a empezar.  ̶  le anunció.

Había llegado el momento. Todo el mundo iba a ser partícipe de la decisión que había tomado Tony Stark. Todos los ojos sobre él, testigos de su fracaso. Un nudo se formó en la garganta del moreno. Solo una prueba más de que ya no era el famoso multimillonario que todos conocían. Algo dentro del él estaba cambiando. Y ya no tenía fuerzas para luchar contra ello. Iba a tener que aceptar aquel nuevo yo. Uno, que cada vez llevaba peor vivir tras una careta que le protegiera del mundo exterior, de las personas y de cualquier relación significativa que pudiera romperle de nuevo el corazón. Para ello necesitaba tomar distancias, alejarse de la ciudad de Nueva York, la ciudad donde cada esquina le recordaba a su antiguo yo.

̶  ¿Te encuentras bien?  ̶  preguntó Steve preocupado al notar la extraña mueca que se había formado en el rostro del multimillonario y como este había perdido su habitual aura de superioridad.

Intentó acercarse a él para comprobar si estaba enfermo pero el fugaz recuerdo de la conversación entre Bruce y Tony, le obligo a permanecer anclado en su sitio.

̶  Perfectamente.   ̶  no pudo mentir peor el moreno.  ̶  Pronto nos vamos a librar el uno del otro. Sonreiría más, pero debo dejar algo para las cámaras.  ̶  añadió con acritud.

̶ Stark...  ̶ resopló Rogers. Estaba cansado de aquella “guerra”, de la actitud del multimillonario. Aunque podía ver el dolor escondido tras aquellas palabras, no podían seguir así.   ̶  ¿Podemos hablar?

̶  ¿No lo estamos...  ̶  fue a preguntar Stark a modo de burla, pero se detuvo al notar que el rubio no estaba para bromas.   ̶  Tú dirás.

̶  Yo...

Había un problema, Steve no sabía realmente que decir. Se había preguntado mil veces cómo quería que fuera su relación con Tony. ¿Qué cada uno siguiera con sus vidas? ¿Permanecer junto a él como hasta ahora? ¿O dejarse llevar por aquella pequeña voz que se moría por arrinconar al multimillonario contra la pared y tomar venganza por aquel beso robado? Antes de que pudiera decantarse por una de las opciones, un molesto pitido lo devolvió a la realidad.

̶  ¿Has encontrado a Tony?  ̶  preguntó Virginia Potts a través del pinganillo que llevaba el rubio.  ̶  ¡Llevamos diez minutos de retraso!  ̶  añadió algo atacada.

̶  Estamos de camino.  ̶  respondió Rogers con cierta culpabilidad al haberle causado problemas a la pelirroja, pero sin poder quitarle los ojos de encima al multimillonario, el cual empezaba a impacientarse.

̶  No voy a ninguna parte hasta que empieces a hablar.  ̶   se quejó Stark cruzándose de brazos. Algo dentro de él le decía que, por primera vez, Steve iba a poner las cartas sobre la mesa.

̶  Hay gente esperando.  ̶  murmuró el de ojos azules tratando de que al menos uno de los dos mantuviera la cabeza fría.

̶  ¡Que esperen!  ̶  rugió Stark harto de anteponer el “espectáculo” a su vida en general.

̶  Por favor, Tony.  ̶   rogó el rubio.

̶  Esto no termina aquí. ̶  se dio por vencido el filántropo, poniendo rumbo hacia la puerta. Hacía poco, había descubierto que escuchar su nombre de los labios de Steve era su kriptonita.

Cuando regresaron al piso de abajo todos los flases cayeron sobre el hombre que bajaba las escaleras. El moreno tuvo que hacer un gran esfuerzo por sonreír como lo hacía habitualmente y Steve noto la incomodidad en los hombros erguidos de este. Claramente no parecía el mismo Stark de siempre y aquello le preocupo.

Los periodistas siguieron a Tony hasta el salón donde la presentación y la posterior rueda de prensa iban a celebrarse. Los invitados ya estaban sentados en sus respectivas mesas, todos disfrutando de la fiesta sin ser conscientes de la noticia que iba a dar su anfitrión. Los ojos marrones del filántropo se cruzaron con los de su mejor amiga Pepper Potts. La pelirroja le rogaba de forma silenciosa que no siguiera con su absurdo plan de abandonar Industrias Stark. Había asumido permanecer al lado del moreno como una simple amiga y compañera, pero jamás pensó enfrentarse a la idea de una vida lejos de Stark. Por su puesto que entendía la situación de Tony, pero no había necesidad de atravesar medio mundo hasta una isla recóndita para estar en paz con uno mismo.

Steve observó desde su posición privilegiada el intercambio de miradas entre el multimillonario y la vicepresidenta de Industrias Stark. El dolor en los ojos azules de la pelirroja. No pudo evitar sentirse estúpido al entender los sentimientos de aquella mujer. Él solo era el simple guardaespaldas, no compartía ningún vinculo o relación con Stark. Entonces, ¿en qué momento había llegado a involucrarse tanto con Tony? Se quedó a los pies de la pequeña escalera que daba al escenario y vio la espalda de Stark alejarse entre aplausos, como un presagio de lo que pronto iba a suceder.

̶  Buenas noches.  ̶  la voz del mujeriego más famoso de Nueva York sonaba robótica y distante.   ̶ Gracias por compartir un año más esta gran velada conmigo y todo el equipo de Industrias Stark. Se que no es solo el alcohol y la comida gratis lo que os trae hasta aquí.  ̶  bromeó.  ̶ Se que, como yo, creéis que el mundo puede ser un lugar mejor, que existe un futuro por el que debemos luchar y avanzar. Esta noche quiero compartir con vosotros mi visión de ese mañana.  ̶  añadió antes de que la pantalla tras de él, se iluminara. Nunca antes, el discurso del filántropo había sido tan breve ni “profesional”, ni tan solo cuando estaba demasiado ocupado como para escribir un discurso y Virginia se ocupaba de ello, aunque él luego improvisara más de lo necesario.

La ovación no se hizo esperar. Tras finalizar la presentación de los nuevos productos, todos los invitados se pusieron de pie. El moreno buscó con la mirada a su científico estrella y se sorprendió al encontrar su silla vacía. No podía creer que aún siguiera haciendo guarradas con Barton. Jamás se había perdido una presentación, al fin y al cabo, aquello era el resultado de meses de trabajo, horas sin dormir, y pinchazos a traición.  ¿Tanto podía cambiar un hombre por amor? Aquella pregunta lo llevó a posar de forma inconsciente sus ojos sobre Steve Rogers. ¿Era Rogers quien había provocado aquel cambio en él? ¿Estaba admitiendo que sentía algo más que pura atracción? Sintió un hormigueo por todo su cuerpo que interpreto como puro pánico, y trató de alejar aquellos pensamientos innecesarios. Volvió al mundo real cuando los aplausos cesaron. La rueda de prensa iba a empezar.

̶ Gracias, como sabéis ahora empieza el momento donde estas simpáticas personas empiezan a preguntarme sobre mis miserias.  Pero antes de ello me gustaría anunciar algo.   ̶  dijo amargamente dirigiéndose a la mesa de los periodistas.   ̶  Se que todos los aquí presente estáis al tanto de mis últimas salidas nocturnas, la señorita Christine Everheart se encargó muy amablemente de ello.  ̶  señaló a la periodista entre el público, la cual estaba sonriendo con suma satisfacción .  ̶  Me alegro de que estés aquí, por que solo lo diré una vez.  Industrias Stark es mi posesión más preciada. La única cosa buena que el apellido Stark ha hecho por el mundo. No voy a permitir que nadie la hunda y eso, amigos, me incluye a mí. Por ello he tomado una decisión; dejo el mando de la empresa a la mujer más inteligente y capaz que conozco, Virginia Potts. Ella sabrá tratar como se merece el legado de mi padre. Y si aún os preguntáis que será de mí solo diré que me tomo unas vacaciones. Estoy harto de Nueva York, de todos vosotros y de mi mismo.  ̶ finalizó dejando a todo el mundo boquiabierto.

Tras un silencio de unos segundos, los periodistas se abalanzaron hacia el escenario, en busca de la exclusiva. Steve tuvo que interceder y hacer retroceder a la marabunta de gente. Ni el mismo se creía lo que Stark acaba de soltar. Sabía de su marcha, pero no esperaba encontrarse con la dureza de aquellas palabras.  El revuelo causado por el multimillonario era incontrolable y Steve tuvo que subir a trompicones al escenario para sacar de allí a Tony.

̶  Creo que ya les has dado bastante.  ̶  dijo el rubio intentando que Stark abandonara el escenario.

̶  Sí, yo también lo creo.  ̶  murmuró el moreno, dejándose arrastrar por su guardaespaldas a una habitación más privada, no sin antes tener que luchar contra las ráfagas de flash y los gritos de los periodistas.

̶  ¿Alguna vez piensas en las repercusiones de tus actos?   ̶  le recriminó Rogers cuando fue capaz de cerrar la puerta tras de si.

̶  Parece que no.  ̶  contestó sin fuerzas el multimillonario. Parecía que tras renunciar a Industrias Stark se hubiera quedado hueco por dentro. ¿No se suponía que estaba haciendo lo correcto?

Los dos hombres se miraron, el alboroto de los periodistas parecía ser cada vez más lejano, de pronto volvían a existir únicamente ellos dos.

  ̶ Tenemos una conversación pendiente.   ̶  recordó Stark. Necesitaba algo que le distrajera de la locura que estaba ocurriendo tras aquella puerta y en su cabeza en especial.

̶  No creo que sea el momento más oportuno.  ̶  contestó el rubio preocupado por la avalancha de periodistas.

̶  Estamos solos y algo me dice que vamos a estar aquí encerrados un buen rato.  ̶  trató de convencer al de seguridad.   ̶  No creo que haya mejor momento que este.  ̶  añadió sentándose en el Chesterfield color piel que había en aquel pequeño estudio, desabrochándose la chaqueta y poniéndose cómodo.

Tras dudar unos instantes Steve se sentó junto a al multimillonario, cada uno en una esquina del sofá.    

̶  Mi contrato termina hoy.  ̶ dijo Rogers con una mueca.  ̶  Y no puedo sacarme de la cabeza que quizás nunca nos volvamos a ver.

̶  Sí, existe esa posibilidad.  ̶  murmuró el moreno sintiendo un fuerte pinchazo en el pecho  ̶  Deberías estar contento.

̶ No. La verdad es que no.  ̶  se apresuró en contestar.

̶  Vaya...   ̶  Tony miró al hombre frente a él con asombro  ̶  ¿Y puedo saber por qué?  ̶  preguntó con temor.

̶  No voy a negar que cuando te conocí pensé que eras uno de esos hombres que se creen superior al resto solo por tener unos cuantos ceros de más en su cuenta bancaria.  ̶  confesó Rogers.

̶  No son solo uno cuant...

̶  Por favor déjame terminar.  ̶  le cortó el rubio. Le había costado mucho juntar el valor para decir en voz alta todo lo que pasaba por su cabeza  ̶ Me equivocaba, es verdad que eres testarudo, infantil e incluso a veces insoportable, pero también eres un hombre íntegro, inteligente, fascinante... He llegado a admirarte, a respetarte, incluso ha nacido en mi la obsesión de protegerte. No sé por qué, pero me es imposible sacarme de la cabeza la idea de que tengo que permanecer junto a ti.

̶  Eso me suena a una versión bizarra del síndrome de Estocolmo. Deberíamos llamar a un psiquiatra.

̶  Deja de bromear por un segundo.  ̶  pidió acercándose al filántropo  ̶  Y respóndeme con sinceridad. ¿Qué piensas de mí? ¿De lo que acabo de decir?

̶  ¿Sabes lo que me pides, Rogers?  ̶  preguntó abrumado intentando evitar los ojos azules del otro.

̶  Se exactamente lo que te estoy pidiendo, pero necesito saberlo.

̶  No te odio, si eso te sirve.   ̶  musitó Tony con reticencias.

̶   No, no me sirve.  ̶  murmuró cada vez más cerca del multimillonario.  ̶  Por favor.

̶  Steve, maldita sea...  ̶  gruñó Stark levantándose del sofá en un intento de huir de allí, pero el rubio lo detuvo cogiéndole del brazo.

̶  Se que me besaste.  ̶  confesó con cierta culpabilidad   ̶  Te escuché hablando con Bruce.

̶  ¡Era una conversación privada!  ̶  gritó avergonzado mientras trataba de soltarse del agarre del rubio, pero cuando por fin creyó conseguirlo, Steve con una facilidad impresionante lo tumbo en el sofá, bajo su peso.   ̶  ¡Suéltame!  ̶  forcejeó desesperado. No podía permitirse el lujo de rendirse ante Rogers. Ya había perdido Industrias Stark, no podía permitirse que su orgullo herido sufriera más.

̶  Tony, mírame...  ̶  le rogó el de seguridad desesperado, mientras lo acorralaba contra el sofá. Pero este seguía sin entrar en razón intentando librarse de él. En algún momento de la lucha, Tony le golpeó, sin querer, con su rodilla en la entrepierna, provocando que el rubio cayera del sofá adolorido y con sus manos sobre sus partes nobles.  ̶  ¡Joder!  ̶  gritó.

̶  Mierda, mierda, lo siento.  ̶  se levanto el otro de golpe arrodillándose frente a Steve, preocupado por lo que acaba de hacer, después de todo aquella era una parte delicada. ̶  ¡Que hago!  

̶  Solo cállate.  ̶  gruñó el rubio incorporándose y con un rápido movimiento tomó al multimillonario de su corbata y lo atrajo hasta él.  ̶  Así estamos en paz.  ̶  murmuró antes de besarle. Por un segundo Stark estuvo a punto de apartarse, pero se sentían tan bien los labios del rubio que por primera vez en mucho tiempo el silencio reino en su cabeza, no más preguntas, no más dudas, no más dolor. Steve no pudo evitar sonreír como un idiota cuando se dio cuenta que el otro le correspondía y se sorprendió al darse cuenta de que Stark sabia a vainilla.  ̶  Por fin te has clamado.  ̶  se burló cuando debido a la falta de oxígeno se separaron.

̶  No sabía que te gustara jugar sucio.  ̶  se quejó irónicamente el moreno, apoyando su frente sobre la de Steve, lo dos aún en el suelo completamente absortos y ya sin acordarse de que los periodistas seguían fuera.

̶  A veces es necesario.  ̶  se defendió Rogers antes de volver a abalanzarse contra los labios de Tony. En este segundo beso no hubo reticencias por ninguna de las dos partes, y Stark se encargó de ser esta vez él, quien llevara el ritmo dominante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Próximamente LEMON. *Sexy music* 


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