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The Bodyguard por Poffitoo

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Notas del capitulo:

Siento la espera. 

Clint Barton entreabrió los ojos algo confundido, aún era de noche y sin embargo su teléfono había sonado, haciéndole creer que la hora de levantarse había llegado. Miró con curiosidad su móvil, aún eran las 5 de la mañana… ¿Qué demonios? Al parecer había recibido una llamada por parte de Bruce. Su corazón se detuvo por un momento, algo grave había tenido que pasar, normal, si la última vez que lo vio este estaba inconsciente. Se dio cuenta que además había recibido un par de mensajes del científico y no dudo en abrirlos.

Primer mensaje:

“Lo siento, lo siento, mi intención era mandarte un mensaje pero este móvil es algo viejo y hace lo que le da la gana. Solo quería avisarte de que me adelantare en ir al trabajo. No hace falta que me recojas. Espero no haberte despertado.”

Segundo mensaje:

“Sinceramente espero que tengas el móvil en silencio pero es que había olvidado agradecerte por el otro día, sé que me tuviste que llevar hasta casa, te pido disculpas por mi comportamiento. Si lees esto ahora ignóralo y por favor sigue durmiendo”

El rubio no pudo evitar sonreír al imaginar a Bruce todo nervioso escribiendo aquellos mensajes, era uno de los hombres más inteligentes del mundo y aun así tan torpe para algunas cosas. Era tierno o eso pensó Clint. De pronto cayó en la parte en la que el científico le pedía que no pasara a por él y su intuición le hizo levantarse de la cama e ir a buscar su portátil, entró en el programa que Stark les había proporcionado para que pudieran tener control sobre las cámaras de seguridad de la empresa. Bingo. Tal y como había imaginado allí estaba Bruce Banner, a las 5 de la mañana, trabajando en el laboratorio. Barton negó con la cabeza, no tenía intenciones de volver a pasar otra vez por el teatrito dramático de Stark, además Banner debía cuidar su salud así que se cambió rápidamente y se fue en busca del de cabellos rizados.

 

Banner tecleaba algunas notas en su ordenador mientras miraba de reojo el móvil sobre la mesa. En qué momento le pareció buena idea mandar un mensaje a las 5 de la mañana… Por lo que fuese que Clint siguiera dormido. Después de lo ocurrido con Tony y aquel sueño nada inocente donde el protagonista era el rubio, necesitaba mantenerse alejado del de seguridad. Se sentía completamente avergonzado, tanto por su actitud como por lo que pudiera pensar Barton de él, además ahora la cagaba aún más con aquellos mensajitos. Seguro que a estas alturas Clint pensaba que era un completo lunático. Pasaron 30 min y su trabajo no avanzaba, ya desesperado aporreó el teclado con rabia.

-Lo vas a romper- soltó Barton con la voz ronca debido a las horas de sueño perdidas.

-¿Qué…? ¿Qué haces aquí?- preguntó el científico entrando en pánico.

-No se… Dímelo tú. ¿Sera necesario que vaya a buscar lo que sea que te metiera Stark?- amenazó el rubio mientras emitía un bostezo nada intimidante.

-Yo…- balbuceó el científico completamente avergonzado.

-¿Tú nunca aprendes?- preguntó Barton mientras cortaba distancias con el científico y miraba con decepción los papeles sobre el escritorio de este.

-Pero es que hay trabajo por hacer, además ya he dormido y comido apropiada…- trató el científico por justificarse sin éxito alguno ya que su estómago gruño en señal de protesta.

-¿Porque será que no te creo?- preguntó divertido el rubio.

-…- toda la sangre del cuerpo del científico salió disparada hacía su cabeza otorgándole un color rojizo y evitando que fuera capaz de responder.

-Te vienes conmigo y no admito discusiones.- sentenció el de seguridad al no recibir respuesta alguna.- A quedado demostrado que puedo cargarte en brazos sin ningún problema, es una técnica que no dudare en volver a usar si pones las cosas difíciles- añadió tratando de sonar serio pero sin éxito alguno ya que su sonrisa era claramente visible.

-¿Dónde quieres ir?- preguntó el científico derretido por los encantos del rubio.

-Me debes un desayuno.- aclaró el otro.

-Pero ahora debe estar todo cerrado- mencionó el de cabellos rizados mirando el reloj que solo marcaba las 6.

-Conozco el sitio perfecto.- soltó el de seguridad arrastrando al otro hasta la salida.

 

Bruce observó con curiosidad el local frente a él, parecía estar ambientado en los años 60 o quizás simplemente se había estancado en el tiempo pero como había indicado Clint parecía estar abierto.

-¿De qué conoces este lugar?- preguntó curioso Banner.

-Solía venir de pequeño con mis abuelos- explicó el rubio perdiéndose en los recuerdos que le traía aquel lugar.-Vamos a entrar- añadió emocionado, cogiendo del brazo a Banner para llevarlo dentro.

Los recibió la dueña del local, la cual salió rápidamente del mostrador nada más vio a Clint y lo estrujó entre sus brazos.

-¿Mi niño que haces aquí y a estas horas?

-Necesitamos desayunar y que mejor lugar que este.

-Claro que sí.- río la mujer – No me vas a presentar.- añadió fijándose en Banner.

-Sí, si no seas impaciente.- bromeó Barton. -Este es Bruce Banner un compañero del trabajo.

-Encantada Bruce. Mi nombre es Patty, conozco a este chicarrón desde que era un renacuajo.

-Patty…- murmuró avergonzado el rubio.

-Es un placer Patty- saludó el científico tímidamente.

-Espero que Clint no te esté causando muchos problemas… Siempre le ha gustado meterse en líos. –dijo la mujer

-Para nada, me temo que soy yo el que le está causando problemas –balbuceó  Banner avergonzado.

-No digas bobadas –soltó el rubio revolviendo los cabellos de este.

Banner no pudo evitar caer rendido por el calor que desprendía aquel lugar, esa calidad familiar que había olvidado ya. Sus padres siempre habían estado demasiado centrados en su trabajo como para que tuviera una infancia normal, solo consiguió llamar su atención cuando empezó a dedicarse a lo mismo que ellos y pronto aquello se convirtió en una costumbre, la única manera de recibir una pizca amor. A veces se preguntaba cómo sería tener una vida normal es decir tener gente que te quisiera y solo pudo deducir que se asemejaría aquella sensación que se había instalado en su pecho.

La mujer los acompaño hasta una mesa y les tomó nota y en pocos minutos los platos ya estaban servidos, provocando que Clint se abalanzara como una fiera hacia su plato.

-Estabas hambriento…- soltó divertido el científico.

-De quien crees que es la culpa- se defendió el rubio.

-Te has ensuciado un poco ahí- añadió Banner señalando un punto cerca de los labios de Barton.

-¿Dónde? –preguntó  Clint pasando la servilleta por sus labios.

-Más a la izquierda –indicó el otro.

-¿Aquí?

-No, no.

-Por favor podrías… -pidió cansado el rubio.

-Oh si… Claro. –respondió avergonzado el otro.

Banner se irguió y se acercó al rostro de Clint quedando cara a cara, cogió la servilleta que este le había ofrecido y limpió la pequeña mancha que parecía estar jugando con ambos. La mirada del científico se detuvo en los labios de Barton quizás más tiempo de lo debido, cosa que no paso por alto el rubio el cual imitando al hombre frente a él y llevado por un extraño sentimiento se perdió en los labios de Bruce. Parecía que la distancia entre ellos se estrechaba y ahora sus miradas alternaban entre sus labios y ojos…

Banner pareció despertar de su trance antes de que fuera demasiado tarde y algo asustado se separó rápidamente del otro, volviendo a su asiento. ¿En qué demonios estaba pensando? Clint también pareció despertar y pronto se preguntó porque aquel acto le había dejado tan ansioso.

-¿Vais a querer más café?- preguntó Patty salvando la situación y ayudando a que aquella tensión en el aire se disipara.

Cuando terminaron de devorar sus platos y sin que ningún incidente más los interrumpiera, ambos hombres abandonaron el local.

-Ahora te voy a llevar de nuevo a laboratorio, pero con una condición –soltó el de seguridad mientras se dirigían al vehículo de éste.

-¿De qué se trata? –preguntó con curiosidad Banner.

-Nada de trabajar después de las 19. –explicó el rubio.

-Pero… -trató de replicar Bruce.

-Nada de peros –insistió Barton.

-Mira Clint agradezco todo esto pero no tengo más tiempo que perder. –protestó Banner superado por la situación. Odiaba que se interpusieran entre él y su trabajo por muy Clint Barton que fuera, aquello no podía seguir así. -No necesito una niñera. No soy Tony –añadió subiendo el tono más de la cuenta.

-De acuerdo me limitare hacer mi trabajo, ahora si le parece bien le acompañare a su laboratorio Doctor Banner –respondió Clint claramente ofendido.

-Eso no es lo que quería decir –trató de explicar el científico arrepentido de sus formas.

-Mira, yo soy el primero que quiere ser profesional pero soy incapaz de girar la cabeza cada vez que creo que estas dejando de lado tu salud para centrarte en tu trabajo. Entiendo que la ciencia se tu vida pero de qué sirve si un día caes enfermo y no hay vuelta atrás. –parloteó  el rubio con un nerviosismo poco habitual en él.

-Yo… -balbuceó Bruce sin saber que responder.

-No, tienes razón. Trataré de ser más profesional – le interrumpió Barton queriendo que aquella conversación se acabara cuanto antes.

-Lo siento –murmuró el otro.

-No importa, volvamos al trabajo. –sentenció el de seguridad subiendo al coche.

Notas finales:

En nada la segunda parte.


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