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The Bodyguard por Poffitoo

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Notas del capitulo:

Nueva actualización tras un tiempo.

He empezado mi primera novela y supongo que me he dejado llevar por el entusiasmo...

Lo siento. Mi intención sigue siendo terminar el fanfic, lo juro.

Tony llegó a las oficinas del Daily Bugle sin saber cómo cojones saldría de aquella. De camino allí había tratado de planear algún tipo de estrategia, pero ninguna parecía lo suficientemente convincente contra Christine. Mierda… Esa mujer se la había jugado bien… Recordó el artículo y no pudo evitar pensar en que lo más triste de todo es que ni el mismo se acordaba de la mitad de las cosas sucedidas en las fotos. Era patético, o eso pensó.

-¿Puedo ayudarle? –preguntó el recepcionista observando con extrañeza al recién llegado, el cual se había quedado parado en mitad del vestíbulo.

-Tengo que hablar con Christine. –respondió escuetamente Stark saliendo de sus cavilaciones.

-La señorita Everheart no recibirá a nadie hoy. –explicó el hombre escrutando a Tony con la mirada.

-Dile que Tony Stark quiere verla. –insistió el multimillonario seguro de sí mismo.

-Se quién es señor Stark, pero como ya le he dicho, no podrá ser.

El moreno se froto la sien en señal de cansancio, ¿es que ya nadie mostraba un mínimo de respeto ante su presencia?

-Tú y yo sabemos que voy a hablar con Christine. De ti depende cuanto tiempo estés dispuesto a aguantarme…  -amenazó Stark si ningún tipo de vergüenza.

-Póngase cómodo. –soltó el hombre sonriendo con satisfacción y sin amedrentarse frente al filántropo.

El multimillonario se acercó con mala gana hacia este, tanto como el mostrador se lo permitió, y se dispuso a mantener una de sus agradables conversaciones que solían terminar con él como vencedor. Algún coqueteo, un par de billetes… Nunca nadie se resistía. Bueno quizás había alguien ajeno a sus encantos, pero ahora mismo no quería pensar en aquel individuo de cabellos rubios.

-¡Señor Stark! –le llamó alguien a sus espaldas antes de que pudiera actuar.

-¿Parker? –preguntó el moreno confundido mirando al recién llegado. El joven frente a él tenía unos veintipocos años, castaño y con cara de crio.

-¡Sí, trabajo aquí! –respondió con ilusión el chico.

-Creí que estarías trabajando para un gran laboratorio. Siempre fuiste uno de mis mejores becados. –soltó Stark con poca delicadeza ya que una de las cosas que más le molestaba era el talento desperdiciado y Peter Parker tenía mucho. Aquel crio podía compararse en inteligencia a Bruce o a él mismo. Él no becaba a cualquiera…

-Pasaron algunas cosas… -comentó Peter sin querer explicar demasiado -¡Pero soy el fotógrafo oficial de la revista!- añadió con emoción.

El semblante del multimillonario se oscureció tras escuchar a que se dedicaba Parker.- ¿Fuiste tú quién me saco todas esas fotos? -preguntó de golpe.

-No, no, señor Stark yo me negué, cuando la señorita Everheart me lo propuso yo me negué. Lo juro. –respondió con nerviosismo el chico al saber perfectamente a que fotos se refería Tony.

-¿Por qué? Hubieras ganado mucho dinero. –interrogo el filántropo sorprendido.

-No era lo correcto. –dijo el chico con una convicción ciega.

Tras aquella confesión, Stark pensó en cuantas veces en su vida que algo no fuera lo correcto lo detuvo en sus ambiciones. Hacía años ya, que había perdido aquella capacidad. Pero quizás, tal vez… Aún estaba a tiempo. A tiempo de redimirse y dejar de destruir todo aquello que tanto le importaba. Él era el único culpable de todo lo que estaba ocurriendo, era hipócrita pensar en que Christine tenía la culpa. Él era el que bebía, el que se acostaba con media ciudad y el que arrastraba por el fango el apellido Stark, no Christine, ni nadie más. Quizás solo quedaba aceptar sus errores y dejar de esconderse tras Pepper, tras toda su fortuna, tras su apellido, …

-¿Señor Stark? –preguntó confuso Peter tras el repentino silencio del multimillonario.

-Debo irme. –anunció el filántropo.

-¿Cómo?

-Me he dado cuenta de que no tengo nada que hacer aquí… -murmuró Tony esbozando una extraña sonrisa como si de pronto algo en su cerebro hubiera hecho clic.

-Pero creía que… -trató de comprender Parker.

-Peter ha sido una grata sorpresa- dijo el multimillonario encaminándose a la salida. -Si te cansas de esta vida siempre tendrás sitio en Industrias Stark –añadió antes de desaparecer y dejar allí plantado a un bastante confundido Peter Parker.

 

….

 

Steve aún se encontraba afectado por la conversación que había mantenido con Pepper Potts, tanto la pelirroja como él habían compartido su preocupación por el multimillonario.

Pepper sabía que Tony sufría, este vivía atormentado por su pasado, acechado por la larga sombra de Howard Stark , el cual incluso tras años de su muerte parecía ejercer un poder enfermizo en la mente del filántropo. Stark seguía siendo aquel crio indefenso que buscaba con desesperación la aprobación del resto del mundo, en especial la de su padre.

Steve también parecía entender la situación, Tony era como un animal herido que por miedo a sufrir más dolor luchaba con uñas y dientes contra cualquiera que tratara de acercársele.

Ninguno de los dos sabía muy bien cómo actuar, estaba claro que la situación les superaba, ninguno tenía el poder para salvar a Stark, pero quizás Steve conocía a alguien con la información necesaria para detener a Christine Everheart.

 

Entró en un discreto edifico sin ninguna identificación sobre él, tras sus puertas se encontraba la agencia de seguridad SHIELD, escondida de los ojos de todo Nueva York. Al fin y al cabo, había demasiada información y secretos tras aquellas paredes. Fue directo al despacho de su director, Nick Fury, entrando sin pedir permiso alguno. El hombre estaba reunido con Romanoff, pero eso no detuvo al rubio.

̶  Continuaremos luego.  ̶  le dijo el hombre del parche a la pelirroja cuando vio a Rogers cruzar la puerta. Esta pasó junto a Steve mirándole con cierta curiosidad pocas personas en el mundo podían jurar haber visto al capitán Steven Grant Rogers tan inquieto.

Cuando por fin se quedaron solos, el rubio se dispuso a hablar, pero fue interrumpido por Fury antes de que pudiera si quiera empezar.

̶  Deberías estar con Stark. ̶  le reprendió el director de SHIELD.

̶ Estoy aquí por él. ̶  dijo Steve rotundamente  ̶̶  Necesito tu ayuda.

̶  He visto el artículo. Deberías haberlo previsto. ̶  contestó Nick Fury  ̶  Jamás habías cometido tal error.

̶  Lo se… Han surgido varias complicaciones. Stark es… ̶  intentó explicarse, pero fue incapaz de encontrar una simple palabra que describiera como era el multimillonario. Había tantas donde elegir; egoísta, arrogante, mujeriego, fascinante, inteligente, …

̶  ¿Qué ocurre con él? Nunca nada te impidió hacer tu trabajo. ̶  quiso saber Nick debido al extraño comportamiento de Rogers.

̶  Incompatibilidad de caracteres, diría yo. ̶  se excusó este como pudo. Tampoco es que fuera mentira, desde el instante en que se cruzó con aquel hombre, antes incluso de que el propio Tony supiera de su existencia, ya se había dado cuenta que nunca seria capaz de llevarse bien con él. Aunque tras el tiempo que habían vivido juntos todo había resultado ser una fachada y ahora le era imposible asegurar que clase de sentimientos despertaba el filántropo en él, claramente no era odio, si no una extraña fijación que no sabia como definir.

̶  Nuestro trabajo no es caerle bien a nuestros clientes. ̶  dijo el hombre del parche, mientras empezaba rebuscar en uno de los cajones de su escritorio. ̶  Aquí tienes toda la información que hemos encontrado sobre Christine Everheart, seguro que encuentras algo que te sea útil. ̶  añadió lanzando una carpeta sobre la mesa.

̶  Gracias señor. ̶  le agradeció Rogers apresurándose a coger el archivo y obviando por completo las palabras de su jefe.

Salió de allí dispuesto a sacar cualquiera trapo sucio de la periodista, había llegado a la conclusión de que la única manera de vencer aquella mujer era utilizando sus mismas armas. Miró el teléfono móvil esperando tener noticias de Tony, pero no había ningún mensaje o llamada. Así que decidió ir en su busca y de paso compartir con él la información recabada. 

 

El silencio reinaba en toda la Torre Stark, parecía que su dueño no se encontraba en casa y por las tantas llamadas perdidas que Steve le había dejado, en su camino allí, entendió que este no quería ser encontrado.

̶  Mierda. ̶  maldijo a punto de abandonar el edificio.

̶  ¿Puedo ayudarle en algo, señor Rogers? ̶  preguntó la IA que custodiaba el hogar del filántropo.

̶  ¡Jarvis! ̶  se sorprendió el rubio.   ̶ Buscaba al señor Stark. – explicó.

̶  Siento informarle que no se encuentra en casa. – dijo la monótona voz.

̶  ¿Y podrías decirme donde se encuentra? – trató de averiguar el de seguridad.

̶  Me temo que me es imposible compartir esa información. – se disculpó la IA.

̶  Solo quiero hacer mi trabajo, y este consiste en protegerlo. ̶  presionó Rogers  ̶  Jarvis, por favor.

̶  Lo único que puedo decirle es que el señor Stark se encuentra en estos momentos visitando a sus padres. ̶  dijo finalmente Jarvis tras encontrar algún vacío en su programación que le permitiera compartir la información que su creador quería mantener oculta.

Algo dentro de Steve Rogers se removió, sabia donde se encontraba el filántropo. Recordaba perfectamente las noticias, en televisión y en prensa, sobre la muerte de los Stark. Medio país se paralizó tras la noticia del accidente de coche del matrimonio. Todos querían saber que iba a ocurrir con su fortuna, su único hijo era demasiado joven para hacerse cargo de todo lo que implicaba el apellido Stark. Aunque aquello no impidió que Anthony Edward Stark se convirtiera en el presidente de todas las empresas creadas por su familia y con tan solo 21 años el joven más rico de todo América.

El cementerio se encontraba en una colina prácticamente escondida del ajetreo de la ciudad, solo las personas más influyentes y poderosas descansaban allí. Stark había ido tras meditar a conciencia todas sus acciones y llegar a la conclusión de que todo había empezado allí. Durante años fue capaz de seguir con su vida enterrando junto a sus padres toda emoción que lo hicieran mínimamente humano y por lo tanto débil, pero había llegado a un punto en que no sentir nada era una maldita pesadilla. Al suprimir todo lo malo también había dejado de lado; el amor, la alegría, la ilusión, … La vida en todo su esplendor.

̶  Siento no haber venido antes. – murmuró dejando un pequeño ramo de orquídeas sobre la tumba de su madre. – No tengo excusa, mamá. – añadió mientras una discreta lagrima surcaba su mejilla. – Papá…

Su relación con Howard Stark había sido muy diferente a la habitual entre un padre y un hijo, cuando murió ni siquiera se hablaban. Aquello le había atormentado sin descanso des de aquel fatídico Diciembre.

̶  No han sido fácil todos estos años sin vosotros… – balbuceó, con un nudo en la garganta, cuando sus ojos se posaron sobre la tumba de su padre. –No he hecho más que cagarla. ̶  dijo tratando de esbozar una sonrisa que se convirtió en una mueca amarga.  ̶  Pero quiero arreglarlo… Realmente quiero…  Por eso debo hacer lo que es correcto, solo espero que puedas perdonarme.  ̶  en el momento en que aquellas palabras salieron por su boca una mezcla de miedo y determinación invadió al multimillonario. Solo había que esperar que llegara la fiesta de presentación del producto.

Cuando dio media vuelta dispuesto a empezar con los preparativos de su plan se encontró con Steve Rogers, parado de pie a unos escasos metros.

̶  Traicionado por mi propia IA.   ̶ dijo ofendido.   ̶ ¿Llevas mucho tiempo ahí?  ̶  preguntó deseando no haber sido visto por la misma persona que una y otra vez seguía estando en cada uno de sus peores momentos.

̶  Acabo de llegar.   ̶ mintió Rogers ya que no quería estropear el momento de intimidad que el filántropo había compartido con sus padres, a pesar de haber estado allí casi desde el principio.  ̶  Estaba preocupado.   ̶  confesó quizás movido por el Tony Stark que había visto hacia unos segundos, el mismo que conoció en aquella habitación de hotel, el que removía en él sentimientos confusos.

̶  Se cuidarme solo.  ̶  le contestó Stark con un leve rubor sobre sus mejillas casi imperceptible. ¿Preocupado? Tony no podía permitirse el lujo de creerle, si lo hacía estaría un paso más cerca de no ser capaz de librarse de Steve sin que sus sentimientos se vieran involucrados.

̶  Déjame que yo me encargue de ello.  ̶  pidió Steve  ̶  Ese es mi trabajo.  ̶  reculó al darse cuenta de lo raro que había sonado aquello.

̶  Pues haz tu trabajo y llévame a casa.  ̶  rebatió el multimillonario con nerviosismo. Necesitaba salir de allí ya, el cementerio no era un buen lugar para enfrentarse a Steve Rogers, sin perder la calma.

̶  Claro.

Nada más pisar el vestíbulo de la torre Tony silenció a Jarvis a modo de castigo por su deslealtad. Era incapaz de modificar o destruir su IA, ya era parte de su familia, tanto que parecía que había empezado actuar por iniciativa propia y siempre velando por la seguridad de su creador.

̶  Hay algo que me gustaría hablar contigo.  ̶  interrumpió Steve justo en el momento en que Tony reprendía a Jarvis sin que este pudiera defenderse.

̶  Parece algo serio.   ̶  se burló Tony por el tono de voz del de seguridad, aunque en el fondo su corazón dio un pequeño brinco debido a la incertidumbre.   ̶  Voy a necesitar una copa.  ̶  añadió mientras se dirigía al salón, obligando a Steve a seguirle. Se sirvió una copa de whiskey y por inercia llenó otro vaso para el de seguridad, el cual para sorpresa del multimillonario no rechazó.  Ambos tomaron asiento, el uno frente al otro, en distintos sofás.

̶  Sobre ese artículo…  ̶  empezó Steve dando antes un largo sorbo a la copa de whiskey.  ̶  puede que haya una forma de hacer que desaparezca.

̶  Ese es mi problema, no el tuyo.  ̶  contestó Tony poniéndose a la defensiva.  ̶  Además no quiero saber nada más del tema.   ̶  añadió dejando claro que era un tema que no quería seguir discutiendo.

̶  Pero…  ̶  trató de rebatirle el rubio.

̶  Por favor deja de actuar como si realmente te importara, solo lo haces por el dinero.  ̶  le reprocho el moreno.

̶  Eso no es cierto.   ̶  dijo Steve levantándose y dejando la copa sobre la mesa.  ̶  Si lo hiciera por dinero, hubiera dejado que te dieran una paliza de muerte, el día que nos conocimos.  ̶  soltó cabreado mientras iba acercándose al multimillonario.  ̶ Si lo hiciera por dinero, no hubiera salido corriendo a buscar un doctor que te atendiera, cuando te lleve a ese maldito hospital. Si lo hiciera por dinero, no me hubiera quedado toda lo noche contigo ayer. Si lo hiciera solo por dinero…   ̶  calló de repente cuando estuvo a escasos centímetros de Tony.  ̶  No tendría estos sentimientos confusos.   ̶ pensó perdiéndose en los ojos color chocolate con lo miraban con una mezcla de recelo y fragilidad.

̶  ¿Entonces por qué lo haces?  ̶  presionó Tony con el corazón en la garganta.

̶  Por que realmente quiero cuidar de ti. ̶  susurró Steve.

Notas finales:

Gracias por llegar hasta aquí. Nos vemos.


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