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LAZO por te rry

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Notas del capitulo:

bueno, en vista de que este fic ya tiene seis capitulos publicados en otra cuenta, publicare uno diario. cuando termine los caps no seran diarios sino semanal o eso espero.... tampoco habra un dia especifico de pubicacion... 

tambien estoy cambiando algunas cosas y necesito a un personaje para emparejar con Itachi, que no sea de apellido Uchiha, entiendase Shisui, ni kakashi, ni minato, ni deidara, ni kizame... no necesariamente debe ser un hombre.

asi que si me podrian proponer un nombre y un subgenero del omegaverse para este personaje, se los agradeceria mucho.

les gusta el kakairu? a mi no tanto...

II

-          Necesito ver a Naruto Namikaze – le dijo a la mujer de la recepción quien le miraba de manera despectiva, reparando en el aspecto desaliñado, como le llamaría ella, y el collar que lo identificaba como omega del joven, sintiéndose superior a él.

-          ¿Tiene cita con él? – Sasuke negó con la cabeza y ella sonrió autosuficiente – lo siento el señor Namikaze no recibe a nadie sin cita previa.

El pelinegro estuvo a punto de replicarle con palabras llenas de veneno, pero una voz a su espalda le hizo volverse hacia atrás.

-          Yo me encargo Ten Ten – la mujer asintió, sonrojándose al ver a aquel atractivo hombre guiñándole un ojo, luego volvió a sus labores - ¿Por qué un chico tan guapo como tú busca a un idiota como Naruto?  – el pelinegro afiló la mirada y dijo con tono frio.

-          Eso no es de tu incumbencia – se volteó y reparó en el recién llegado, observándolo con curiosidad. Tenía los ojos azules y el cabello rubio y largo atado en una coleta alta, tenía los mismos rasgos físicos de Naruto, a excepción de la estatura. Se trataba de un beta, al igual que la recepcionista.

El rubio frente a él ensanchó una divertida sonrisa y le miró de pies a cabeza de manera desvergonzada, haciendo sentir al otro ligeramente incómodo.

El omega que tenía en frente era de estatura media, de cabello azabache peinado de manera exótica y piel muy pálida, sus ojos eran hechizantes, de un negro profundo que hacía que quisieras perderte en ellos. Llevaba puestos unos jeans que tenían muchos rotos en las piernas y le hacían ver un trasero demasiado apetecible – eso ya lo sabía, porque había estado observándolo desde hacía algún tiempo, cuando Sasuke aún no se decidía si entrar o no al edificio – y una camiseta negra sencilla, seguramente por eso era que las personas lo miraban extrañadas, pues allí todos vestían con traje, menos él. Pero lo que más llamaba la atención era el collar de color negro y una S plateada en el centro que traía puesto, señal de que aún no había sido marcado.

Al rubio le pareció exquisito.

-          Lo sé, pero mira que yo he dejado las llaves de mi auto en su oficina… y ya que no tienes una cita con él, quizá yo podría ayudarte – comentó de manera pícara, sin dejar de reparar en su atractiva figura – por cierto, soy Deidara Hn

Sasuke se mordió el labio, mirándole de manera crítica y barajando las posibilidades de aceptar o no la mano que el otro le ofrecía. Finalmente, y a regañadientes optó por estirar su mano, recibiendo un sugestivo apretón. No le gustaban las insinuaciones del tal Deidara, pero quizá a través de él tendría la única oportunidad de poder entrevistarse con Naruto.

-          Sasuke – intentó apartar su mano, pero el otro seguía sujetándola. Frunció el ceño y la apartó de manera brusca, a lo que Deidara solo enarcó una ceja – tengo que hablar de algo muy importante con Namikaze, si pudieras ayudarme… - su tono de voz parco, igual que sus endurecidas facciones.

 “Asunto importante, claro” pensó con sarcasmo el rubio. Conocía bastante bien a su primo y no era la primera vez que un amante abandonado venia con la misma excusa, aunque este era realmente bello y omega, era la primera vez que venía un omega. Tenía entendido que su primo solo salía con alfas y betas. Le haría el favor al bonito pelinegro, pero sería solo para molestar a su querido primito.

-          No te preocupes encanto, con gusto te ayudare Hn – le guiñó un ojo y fue directo a los elevadores hasta perderse dentro de uno de ellos.

Cuando Deidara llegó a la oficina de su primo, lo encontró hablando por teléfono y con el ceño sumamente fruncido, caminando de un lado para otro dentro de aquella amplia habitación; le pidió que esperara un momento, por lo que el de cabello largo aprovechó para buscar sus llaves y luego recostarse en una pared a esperar a su familiar.

-          Pensé que ya te habías ido – dijo el menor terminando la llamada, miró a su primo con una ceja enarcada.

-          Olvidé mis llaves – se encogió de hombros he hizo sonar el llavero frente al otro que ahora se servía una copa de brandy – por cierto, en recepción hay un hermoso omega preguntando por ti Hn

Naruto volvió a fruncir el ceño mientras bebía de su copa. No recordaba haber salido últimamente con un omega. Miró a su acompañante esperando más información.

-          No recuerdo su nombre, pero dijo que tenía algo importante para decirte Hn – dijo burlón – ¿le digo que puede subir?

-          Descríbelo. 

-          De piel pálida, pelinegro igual que sus ojos… es una cosita muy hermosa Hn – dijo mientras dibujaba unas curvas imaginarias con sus manos.

El empresario bufó hastiado. Hacía meses que no salía con nadie, sus abogados le habían advertido que si su aún esposa presentaba pruebas sobre alguna infidelidad, probablemente tendría que dejarle una cifra de dinero muchísimo mayor que la que ya habían acordado. Por lo cual, ahora se mantenía alejado de camas que no fueran la suya.

La descripción encajaba perfectamente con el último chico con el que salió, Sai. Estuvieron juntos un par de veces, pero el pelinegro comenzaba a exigir una relación más seria y Naruto no podía darse ese lujo, al menos hasta que estuviera divorciado. Y además Sai no era omega.

-          No – negó rotundamente, sin prestarle real atención al asunto omega – además Hinata traerá dentro de poco a Sora y no me gustaría que armara un escándalo si lo ve.

-          Una lástima – dijo con fingido pesar Deidara – me hubiera gustado ver su respingón trasero por más tiempo Hn

-          Follátelo si quieres – replicó Naruto altanero – ya estarás acostumbrado a recoger mis sobras – Deidara le miró con ojos entrecerrados y tras enseñarle el dedo de en medio salió de la oficina.

****

Sasuke caminaba parsimoniosamente con la mirada perdida en la nada, no se había alejado mucho de aquel edificio. Había albergado la esperanza de que Naruto le recibiera y así comentarle lo que estaba ocurriendo, en ese momento no le hubiera importado la reacción de ese hombre al descubrir que tenían un hijo, tampoco le hubiera importado si quiera tener que suplicare que ayudara a su bebé, estaba dispuesto a todo.

Pero el rubio que se había ofrecido a ayudarlo se había reído en su cara y dicho que el muy bastardo – en palabras de Sasuke – de Naruto no pensaba recibirlo, que no lo haría en ese momento ni en otro, que lo olvidara de una vez por todas y encima le había insinuado que tuvieran sexo, de una forma en extremo vulgar.

Se había sentido indignado, pero mucho más se sintió dolido. Le dolía el alma al darse cuenta que la vida de su bebé se extinguía a de a poco y él se encontraba de manos atadas, sin poder hacer realmente nada que no sea más que esperar, esperar a que un donante apareciera para salvar la vida de su hijo.

Naruto le había roto todas sus esperanzas sobre ayudar a su vástago.

Su teléfono sonó, Sasuke se apresuró a contestar y de inmediato la angustia se apoderó de él al observar el nombre de su hermano en el identificador.

-          ¿Itachi?

-          ¿Dónde estás? Sasuke… Menma…

-          ¿Qué sucedió? ¡Habla de una vez! – algo iba muy mal, lo sabía por el tono de vos empleado por su hermano.

-          Menma entró en paro.

Sasuke no se dio cuanta en que momento guardó el teléfono o en qué momento comenzó a atravesar la carretera. Lo único de lo que era consiente era que su bebé lo necesitaba, que estaba mal y existía la posibilidad de que cuando llegara al hospital, sus manitas ya estuvieran frías.

Su corazón se detuvo y las lágrimas que estuvieron retenidas por tanto tiempo bañaron su rostro, nublaron su mente y no le permitieron notar el convertible que se aproximaba hacia él.

Pasó todo muy rápido. En un momento estaba tarareando la canción que pasaban por la radio y al otro un tonto se había atravesado frente a su auto, haciendo que frenara en seco y los neumáticos se quemaran en el asfalto.

-          ¡¿Pero qué?! – esa persona ni se inmutó, simplemente continuó su camino. Deidara bajó sus gafas oscuras para poder distinguirlo mejor. Sonrió al reconocerlo y pensó en volver a hacerle la propuesta que antes le había hecho, solo para molestarlo.

Acercó su auto a la acera y condujo despacio mientras intentaba llamar la atención del pelinegro, pero este simplemente le ignoraba. Estuvo a punto de darse por vencido pero un sollozo proveniente del muchacho lo hizo mirarle curioso y por primera vez pudo notar la humedad que se extendía por sus mejillas.

-          Oye, ¿estás bien? – pero Sasuke seguía sin inmutarse, tratando de contener los sollozos que escapaban con más frecuencia de su garganta – oye…

-          ¡déjame en paz, maldita sea! – gritó azorado, sintiendo sus nervios desmoronarse cada vez más.

Deidara detuvo el auto y bajó de él, viendo con preocupación al pelinegro que aligeró el paso para alejarse. Cuando lo alcanzó le tomó del brazo, haciéndole detener la marcha.

-          Espera…

-          Suéltame – masculló con enojo, tratando de limpiar las traicioneras lágrimas.

-          ¿Qué te sucede?

-          ¿Por qué habría de decírtelo? 

-          Porque quiero ayudarte – el rubio le miraba preocupado – alguien tan bonito como tú no debería llorar.

-          ¿Y tú qué sabes? Lo único que quieres es meterme a tu cama.

Deidara se sonrojó y desvío la mirada sintiéndose culpable por la manera en que le había tratado antes, cuando aún estaban en Rasengan S.A. y quiso sacar provecho de la situación; ahora viendo su rostro pintando con el sufrimiento y marcado por el dolor, la conciencia comenzaba a remorderle. ¿Estaba llorando por la forma como lo trataron en lo empresa?

Le soltó despacio y le miró, hablándole con sinceridad.

-          Lo siento, no debí haberte tratado como lo hice antes, mi intención era incomodar a Naruto. Lamento haberte utilizado para eso – Sasuke mantenía la vista clavada en el suelo – pero en este momento me preocupa realmente el estado en que te encuentras, no me sentiré bien si dejo que te marches así… ¿es porque no pudiste hablar con Naruto?

Sasuke levantó el rostro al escuchar aquel nombre, sus ojos volvieron a anegarse de lágrimas y sus puños se cerraron con rabia.

-          ¿De dónde lo conoces?  - exigió saber y al darse cuenta que el rubio no sabía a qué se refería, agregó – a Naruto Namikaze, ¿de dónde lo conoces?

Deidara suspiró y contestó con resignación.

-          Es mi primo, pero en serio, no deberías llorar por él.

En ese momento el pelinegro se arriesgó a jugar su última carta. Si no había logrado acercarse a Naruto directamente, lo haría a través del idiota que tenía en frente. Se secó las lágrimas con un pañuelo que Deidara le tendió y tras tomar varias bocanadas de aire para llenarse de valor, se decidió por exponerle la situación.

****

Deidara seguía sin salir del asombro, ahora se encontraban en el elevador y lo único que podía hacer era mirar de reojo al incomodo pelinegro que había a su lado. No podía creer lo que Sasuke le había dicho, pero tampoco se atrevía a ponerlo en duda, el pelinegro había sido en extremo convincente. Había hablado del niño con tanto amor, que ni el mejor actor podría imitarlo.

Cuando le dijo que él y Naruto tenían un hijo al cual su primo no conocía, pensó que Sasuke a lo mejor querría dinero, pero luego el dolor volvió a cubrir sus facciones y el llanto se hizo presente de nuevo. Inclusive el mismo Deidara pudo palpar el dolor cuando el otro le dijo que el bebé se encontraba en un estado de salud crítico.

No lo tuvo que pensar dos veces. Sasuke vería a Naruto y él se encargaría de que así fuera.

Salieron del elevador y recorrieron un par de pasillos antes de llegar a la oficina del susodicho.

-          Es aquí Hn – Deidara le dedicó una sonrisa al pelinegro y como era su costumbre abrió la puerta sin antes avisar.

Sasuke se mordía el labio con nerviosismo, le había costado horrores contarle la historia de Menma, sentía que había violado su propia intimidad al decirle algo tan delicado a un desconocido, pero en ese momento lo que menos le importaba era su orgullo e intimidad.

Deidara entró a la oficina y seguido le hizo pasar a él. El lugar era bastante amplio y tenía un enorme ventanal que representaba una gran fuente de luz. Sasuke recorrió la habitación con los ojos y pudo observar a una niñita rubia y de grandes ojos grises, sentada en un sofá, tendría la misma edad que su bebé o quizá un poco más.

La niña lo miraba con curiosidad y finalmente le dedicó una amplia sonrisa. Pero era la única que había reparado en él, que se mantenía oculto tras Deidara.

-          Naruto, alguien necesita hablar contigo Hn – se movió de su lugar, dejando ver al hermoso pelinegro que había llegado con él.

-          ¿No tienes más nada que hacer que no sea… – la voz de su primo lo hizo levantar la mirada de los papeles que tenía entre las manos, al mismo tiempo que un suave aroma se colaba por sus fosas nasales. Reconocería esa esencia, aunque pasaran mil años. Vio al pelinegro que había junto a Didara y sintió que su corazón se detuvo - …fastidiarme?

Sasuke pensó que volver a ver a Naruto seria sencillo y no representaría ninguna complicación a su vida. Pero que equivocado estaba, aunque en ese momento su prioridad era Menma, sabía perfectamente que, a partir de ese momento, nada volvería a ser como antes. 

-          Sasuke…

 

 

Notas finales:

gracias por leer! me alegra que el fic haya sido bien recibido... muchisimas gracias a quienes se tomaron el trabajo de dejar un comebtario...

ayudenme a resolver mi dilema por favor!


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