Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I still feel for you. por nezalxuchitl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Estaba ahí, hecha pedazos, en la caja de Aries, en la casa de Aries. El corazón todavía gritaba y se le oprimía al verla. Volvia a vivirlo todo, en un vistazo, en un recuerdo. Los ojos se le ponían húmedos.

-¿Qué le paso? – tomo su brazo empatico, Mu.

-Los espectros atacaron el Santuario. Aries es su primer defensor. La armadura se quebró, de aquí a aquí – señalo una transversal sobre el pecho – y salto hecha pedazos. El siguió luchando, lucho hasta el final, pero estaba desprotegido ante los ataques de Radamantis. El cobarde solo se cubria con sus alas cada que el le lanzaba un soar force. Su propio ataque, sin armadura, lo desgasto. Murio aquí, en esta casa.

Todavia se veian huellas de la lucha en ella. Las columnas, hechas pedazos. El cielo nocturno, sobre ellos.

El artesano apretó su brazo. Luego se dirigio a la armadura. Aun antes de tocarla se dio cuenta de que estaba sufriendo, viviendo una y otra vez la muerte de su poseedor.

Trago saliva pero se arrodillo. No iba a ser fácil, no todas estaban convencidas. Un pequeño grupo, encabezado por Mare, habia hablado sobre secuestrarlas después de repararlas. “Rescatarlas”, decían ellas, aun cuando era obvio que las armaduras querían estar con los caballeros.

Conectarse con otra conciencia era doloroso. No solo vivias lo que la armadura, ese ser imperfecto experimento, si no también aquello que el poseedor humano (generaciones de poseedores humanos) habían experimentado.

Nada mas tocarla sintió el intenso amor por Itia. La desolación por dejarlo, el deseo de haber vivido un poco mas. Conocia los mas intimos pensamientos de Sekure, estaba dentro de sus ojos, viéndolo. Viendo como lo veía morir mientras las lagrimas resbalaban desde aquellos ojos que amenazaban con permanecer negros.

Las lagrimas escurrían por sus propias mejillas cuando Itia lo separo. Sus manos sobre ambos brazos, sus ojos mirandolo desde atras.

Aun habia peligro de que permanecieran negros; eso era lo que mas temia su difunta pareja.

-¿Estas bien?

Asintio. Parecia haber salido de su trance, en el que lloraba desconsoladamente.

-Sera difícil. Necesitare mucha sangre. Mas de la que yo puedo dar, y tiene que ser de una vez.

Itia se mantuvo callado. Con esos ojos tristes, mirando mas alla, hacia abajo.

-¿Puedo ofrecerte mi sangre?

Mu se sintió conmovido. Sabia del intenso amor, del deseo de estar juntos que jamas se cumpliría. No creyo que a la armadura le desagradara.

-Extiende los brazos.

 

*

 

-¡¿Estas loca, Mu!? – Mare lo empujo del pecho. Estaba tan furiosa que los cabellos se le elevaban.

Cosmos, habrían dicho los humanos.

La armadura de Aries, renovada y reluciente, estaba cerca de ellas, frente a Diina.

La ciudad flotante habia descendido, luego de que un primer contingente determinara que era imposible repararlas sin echar mano de todo lo que tenían.

Se habían protegido aterrizando en un lugar ignorado del mundo, un lugar de difícil acceso que ellas dificultaron mas creando trampas e ilusiones a su alrededor.

Solo teletransportado por una lemuriana un caballero podía entrar.

-Nuestra misión era devolver la vida a las armaduras. – se puso los brazos sobre el pecho Mu, demostrando sus intensiones de no devolver la violencia física.

-¡Pero usaste su sangre! ¡¡¡Su sangre!!! Esta armadura esta contaminada para siempre. – la miro con desprecio.

Mu habia hecho algo bastante controversial, pero no todas estaban enfadadas.

-Las armaduras son de los caballeros. ¿Por qué no habrían de tener su sangre? Llevara a un mejor entendimiento.

-Blasfemia. – le dijo. – Lo que has hecho es un sacrilegio. Has vuelto a la armadura parcialmente humana. Hablara, se entenderá y pensara como un humano. No será mas una de las nuestras.

-Tal vez asi debería ser. No somos nosotras las que peleamos con ellas.

-Realmente no esperabas que nuestra sangre alcanzara a revivirlas a todas, ¿verdad Mare? – intervino Kimaya – Ni muriéndonos desangradas lo lograríamos.

-Exageras – la miro con odio. La creía su amiga – Con tiempo…

-Si con el tiempo – intervino la líder – nos vamos, no seria justo dejar a los caballeros con armaduras que les sea imposible reparar.

-Deliras. – le dijo la aguamarina – Jamas podrán repararlas por sus propios medios.

-Una de nosotras, una descendiente. Mientras lleve nuestra sangre podrá hacerlo, dentro de mil años.  Que cada caballero de su sangre a su armadura – decreto, causando toda clase de revuelos – llevara a un mejor entendimiento.

 

***

Solos. Juntos. No era lo que su madre habia pensado cuando los mando ahí, no era con lo que Itia la habia tentado. Pero ellos estaban contentos; satisfechos, de estar como siempre habían estado, durmiendo en el mismo lecho, mirando los ojos, a veces abiertos, a veces cerrados, del otro.

Tomados de la mano, Hakurei se acerco mas a Sage.

-Extraño a mama.

-Yo también. – lo acerco, mas maternal, rodeándolo – Pero tu y yo siempre estaremos juntos.

-Siempre. – asevero Hakurei, descansando tranquilamente junto al pecho de Sage, encontrando ese aroma tan familiar, reconfortante.

Sage acariciaba el cabello de Hakurei, mirándolo amoroso. Era tanto su amor que sintió la necesidad de sacar un poco de el, o su corazón estallaría.

Al ser besado en la mejilla Hakurei ofrecio la boca, intento hacer lo mismo.

Pero su gemelo preferia que se besaran de boca a boca. Le parecía mas completo, mas satisfactorio, porque los dos podían besar.

No recordaban cuando se habían dado su primer beso, ni le tomaban importancia. Para ellos era tan natural como vivir, respirar. Estar con su mama; ahora que no la tenían se volcaban el uno en el otro.

Juntaron las frentes y se naricearon. Eran como dos cachorritos inocentes, amorosos. A Sage le bastaba con Hakurei y a Hakurei con Sage, pero al no poder entrar en la mente el uno del otro, estar en su corazón, mas que del modo en que ya estaban, enraizados pero no concientes, Sage dudaba de ser suficiente para Hakurei. Su hermano era tan increíble, tan inquieto. Tenia tanto que dar y el era tan tranquilo, tan poco ambicioso.

Hubiese sido feliz quedándose para siempre en Jamir, al lado de Hakurei, mirando las puestas de sol entre los riscos de arenisca castaña, tonos calcinados  por el sol.

Ellos dos.

-¿Me quieres, Hakurei?

-Sabes que si, Sage. – lo rodeo de besos, desde la nariz hasta la oreja.

Y luego por la barbilla, abrazandolo, emocionándose con la emoción que veía en los ojos de Sage, que sentía en sus brazos. Que sentía, con esa conexión tan especial que tenían.

-Te adoro. – le dijo – Te quiero mas que a mama.

-¡No digas eso! – le puso el dedo sobre los labios.

-Pero es verdad. Yo no quería venir.

-Yo quería que tu vinieses. Mama quería.

-Ustedes dos son mas listas que yo.

-Te quiero. – lo beso apasionadamente, en mitad de la cabeza, donde aterrizaron sus labios - ¡Te quiero tanto!

Hakurei ronroneo, besándolo. Era mas físico, su hermano. Siempre quería hacer. Se expresaba mejor asi.

-Sage.

Siguieron besándose. Y besándose.

 

Continuara...

Notas finales:

El personaje de Mu no es Mu de Aries de la saga clasica, es solo un guiño a este personaje.

  Wow, mil años despues actualizo... ¡por ser el cumple de las gemelas!   En verdad quiero seguir con esta historia y las otras que tengo pendientes, pero mi vida tiene mas problemas que un libro de álgebra .-.   Hare mi mejor exfuerzo!    Ojala aqui se vea el pequeño fanart de edicion que hize para Sage y Haku, si no, busquen esta misma historia en wattpad, ahi se ven las imagenes https://www.wattpad.com/752129011   Slán!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).