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Petricor [KaiBaek] por parku

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Petricor
Capítulo 2

 

Jongin entró a su nuevo departamento pocas horas después de cruzarse con ese lindo chico en la parada del ómnibus. Todavía recordaba con gracia cómo se había asustado de un simple rayo y pensaba que si no hubiera estado tan apurado en llegar al departamento para recibir las llaves, se hubiera quedado intentando entablar una conversación. Tal vez incluso le hubiera prestado el sweater que tenía en la mochila aunque, y Jongin era muy perceptivo, no estaba seguro de que un abrigo pudiera aliviarle el frío que se notaba que le calaba los huesos.

Sonrió ante su nuevo hogar, acercándose al balcón para abrir un poco la ventana, sin permitir que la agradable lluvia entrara pero sí una deliciosa ráfaga de viento fresco. Amando el clima y el olor a lluvia que impregnaban y limpiaban el encierro que había padecido el ambiente.

Se percató de movimiento en el departamento de enfrente que, gracias a que la calle no era muy amplia, podía ver relativamente bien. Un bonito chico de cabello castaño, muy parecido al que había visto esa misma tarde, peleaba con un bocado de fideos que le colgaba de la boca a su plato. Sintiéndose feliz de tener un vecino tan tierno y de su edad, encendió la luz y se dispuso a ordenar y acomodar sus múltiples cajas y muebles.

 

***

- Te juro, MinSeok, me encanta- dijo a su amigo al teléfono, mientras se sentaba en el sillón y atacaba una porción de pizza que había pedido. El living comedor ya estaba listo con su sillón, el mueble con la televisión, la mesa ratona, la mesa alta con sus cuatro sillas y una biblioteca llena de libros y papeles. Había llenado las alacenas de la cocina con los utensilios y vajilla, puesto una jarra con agua del grifo dentro de la heladera para tener algo frío que beber; el baño fue llenado con algunas toallas y sus productos de higiene personal y había barrido la casa entera. Su habitación consistía de una cama doble, un enorme armario empotrado, dos mesitas de noche y una ventana que daba al frente del edificio, al igual que su balcón. –No entiendo por qué tardaron tanto en alquilarlo, puede que le falte una mano de pintura y el baño no está en las mejores condiciones visuales, pero todo anda perfecto.- agregó, tomando un sorbo de la coca cola que había pedido con la pizza, frunciendo el ceño porque no estaba lo suficientemente fría y todavía no se hacía el hielo de ninguna de las muchas cubeteras que había puesto en el freezer.
- Estoy feliz por vos, Jongin- dijo su amigo con sinceridad –Si mañana puedo paso a visitarte y conocer tu casa.
- Voy a estar todo el día con cosas de la uni, si querés podés traer tus cosas y lo hacemos juntos- sugirió apoyando sus pies sobre la mesa ratona y con una nueva porción en mano, inconscientemente fijó su mirada en el departamento de enfrente. La luz seguía encendida y la cortina estaba un poco corrida justo en medio, revelando a su vecino en el sillón, envuelto en una manta, tomando algo de una taza y muy concentrado en lo que sea que estuviera mirando. Sonrió sin poder evitarlo.
- Buena idea- escuchó a MinSeok bostezar como creía lo haría un elefante marino –Voy a dormir. Mañana estoy por ahí temprano, no te quedes hasta muy tarde que te necesito lúcido, no entiendo uno de los ejercicios- agregó y Jongin rió.
- No prometo mucho, pero lo voy a intentar- su amigo gruñó en señal de molestia.
- Hasta mañana- y finalizó la llamada.

Justo cuando iba a dejar el celular para darse un baño, le llegó un mensaje nuevo.

“Hey, podríamos vernos, ¿qué decís? ;D”

Bufando con molestia, ignoró el mensaje de KyungSoo. Ese chico bajito y a simple vista adorable, era un maniático que sólo aparecía cada tanto cuando quería destensarse. Y a Jongin ya no le estaba gustando el jueguito de tener unas horas su compañía (horas en las que no descansaba ni un segundo porque KyungSoo parecía ser insaciable) y después no verle ni un pelo por varios días, a veces más de un mes. Si bien Jongin era un hombre con necesidades, no era el juguete de nadie y tranquilamente podía satisfacer esas necesidades solo.

A sabiendas de que debía comprar cortinas para no importunar a su lindo vecino, se desnudó en el baño, dejando el agua tibia y disfrutó de la temperatura y de la sensación de su piel cuando se erizó.

Jongin era fanático del frío. Le gustaba la nieve, el invierno, le gustaba salir a comer helados y sándwiches cuando el frío calaba y su campera acolchonada lo protegía. Amaba el cielo despejado y el sol brillante en una helada mañana de invierno mientras jugaba con el vaho que salía de su boca. Pero sobre todo amaba los días lluviosos. Amaba el olor previo a una buena tormenta, ver los rayos caer y la lluvia golpear. Nada lo relajaba más que el sonido contra el asfalto y la frescura que dejaba cuando paraba. Siempre sintió que la lluvia se llevaba todo lo malo y limpiaba la energía, literalmente la calma después de una tormenta era su momento favorito. Ver la vida con otra perspectiva y el brillo en el día incluso con nubes negras encima de su cabeza.

Sonriendo, se puso su viejo pijama y se acostó en la cama, sintiendo su teléfono sonar con un nuevo mensaje.

“Heey, Jonginnie, no ignores mis mensajes… Hace mucho calor por acá, ¿sabés?” Y seguido del mensaje saltó una foto que Jongin canceló la descarga inmediatamente al notar un blanco abdomen y lo que parecía ser el comienzo de un bóxer negro. Suspiró y tecleó una respuesta rápida.

“Perdón, estoy en medio de mi mudanza… te conté la última vez que nos vimos ¿te acordás? Tal vez otro día será.”

Desactivó el wifi y, todavía sintiéndose feliz a pesar de los mensajes, se durmió.

 

***


- Acabo de ver al chico más guapetón del mundo entrar al edifico de enfrente- declaró MinSeok cuando Jongin le abrió la puerta del edificio para dejarlo pasar.
- Guapetpff…- una risa explotó en sus labios y su amigo le golpeó el brazo, molesto.
- Callate, era muy lindo. Su amigo también, pero él estaba…- beso la punta de todos sus dedos y los estiró –Para chuparse los dedos.
- Tal vez sea amigo del chico bonito que vive frente a mi piso- alzó las cejas sugestivamente mientras entraban al ascensor.
- Eso sería una suerte… ¿deberíamos ir a presentarnos como los buenos nuevos vecinos que somos? Podría prepararles una crème brûlée.- Jongin rió con gracia.
- Primero, vos no sos vecino de ninguno de los dos- salieron del ascensor y se dispuso a abrir la puerta –Segundo, no sabés preparar crème brûlée, con suerte hacés un intento de pastel con galletas pisadas y postre de chocolate… y tercero,- abrió la puerta y lo dejó pasar- ¡Bienvenido a casa!- exclamó feliz.
MinSeok, ignorando los comentarios previos, recorrió curioso el departamento y le sonrió.
- Me encanta, tenías razón- su sonrisa decayó cuando miró la mesa llena de cuadernos, apuntes y materiales para maquetas –Eso no me encanta tanto.- Jongin rió, yendo a la cocina para servirle algo de beber a su amigo. Su carrera elegida, arquitectura, le gustaba mucho a ambos, pero eso no quitaba que estuvieran agotados de tantos trabajos prácticos y escritos. Se habían hecho amigos en el examen de ingreso a la universidad y no se habían separado desde entonces. Fueron dos años donde Jongin conoció una amistad verdadera en el apenas mayor. Jongin, además de cursar todas las mañanas de lunes a viernes, cuatro días a la semana asistía a un profesor a modo de trabajo. Con eso podía aprender más y ganar dinero para mantenerse.
- Pero hay que hacerlo- se encogió de hombros.
- ¡Por cierto! Te traje un regalo de estreno…- le entregó una bolsa de papel que sacó delicadamente de su mochila. –Se llama Mark Ruffalo- Jongin extrajo de la bolsa un pequeño aloe vera en una maceta bastante grande y alzó una ceja, sonriendo.
- ¿Por qué se llama Mark Ruffalo?
- Porque va a crecer y se va a poner enorme y más verde, como Hulk- Jongin rió fuertemente antes de agradecer su regalo y llevarlo al balcón donde el sol le daría unas horas al día.
- ¿No sería más lógico llamarlo Hulk entonces?- cuestionó divertido.
- No, porque Mark Ruffalo es simpático. Como el gordito de la escuela que debiste haber notado antes de que se convierta en un actor famoso. En cambio Hulk es todo gruñidos y enojo. Y no queremos eso para nuestro pequeño Mark, ¿no?- explicó MinSeok, mirando al aloe con cariño. –Además, cuando te quemes con algo podés usarlo.
- Buen punto- palmeó su cabeza como si fuera un niño pequeño –Gracias de nuevo por el regalo, Min. Mark y yo vamos a ser muy felices juntos.

 

 

***



El tercer día en su nuevo hogar, Jongin volvía del trabajo bastante cansado cuando lo vio parado en la puerta del edificio justo frente al suyo. El lindo chico de la parada del autobús. Estaba seguro que era él y, haciendo conexiones, casi convencido de que era su vecino de enfrente. Se preguntaba cómo no lo había notado antes, aunque no era como si lo hubiera estado mirando mucho cuando tenía las cortinas abiertas y se enfrascaba en la televisión o algún libro. No, claro que no.

No pudo dejar pasar la oportunidad, quería aunque sea saber el nombre del castaño tan lindo que tenía enfrente, emponchado con una campera cerrada y una gruesa bufanda. Se sorprendió de verlo tan abrigado porque según él, con un sweater se estaba más que bien.
- ¡Hey, sos vos!- exclamó sonriente, parándose frente a él que buscaba algo en su mochila con fastidio. Dejó su tarea para mirar seriamente a la persona que le había hablado y mandarla a pasear cuando lo reconoció: El moreno sexy de la parada del ómnibus. Humillado ante el recuerdo, su cara de molestia se transformó y abrió grandes los ojos, mientras buscaba con más ahínco las llaves de su casa en su mochila.
- No sé de qué hablás, nunca te vi en mi vida- dijo BaekHyun rápidamente y, en su torpeza por apurarse, encontró las llaves pero las dejó caer sin querer. Jongin, sonriendo con ternura, se agachó y se las ofreció con la palma abierta, BaekHyun las tomó bruscamente.
- Nos vimos hace tres días en la parada del autobús. Estaba lloviendo y te asustaste de un trueno. Y creo que por eso te perdiste de subirte a pesar de que estabas esperando incluso desde antes que yo llegara.- BaekHyun sintió la cabeza caliente de la vergüenza.
- ¡Yo no me asusté del trueno!- exclamó ofendido.
- ¡Ha! ¡Sabía que eras vos!- BaekHyun, viéndose atrapado, se cruzó de brazos y clavó su mirada en Jongin.
- Bueno, sí, era yo, ¿y? Eso no explica el hecho de que me estés hablando- el moreno le quitó importancia encogiéndose de hombros.
- Quería presentarme- estiró su mano, ofreciéndosela al castaño –Soy Kim Jongin, y vivo ahí- señaló su balcón –Creo que es exactamente enfrente a tu casa- BaekHyun alzó una ceja. ¿Cómo era que sabía su departamento? Miró con desconfianza la mano pero decidió no ser descortés.
- Byun BaekHyun. ¿Debería asustarme porque sabés donde vivo sin conocerme?- estrechó brevemente la mano y la alejó enseguida al notar la piel cálida a pesar de estar tan desabrigado.
- Para nada, te vi de casualidad- Jongin se defendió, viéndolo de cerca era incluso más lindo y no quería empezar con una mala imagen. Menos la de un acosador.
- Bueno, voy a entrar- levantó la mano a modo de saludo.
- BaekHyun…- se dio vuelta, impaciente por entrar a su casa –Cualquier cosa que necesites… Mi piso es el sexto A- y sonrió con esa sonrisa que él mismo sabía, mandaba a volar a cualquiera. BaekHyun fue más listo y, a consciencia de que se estaba sonrojando, escondió la mitad de su rostro con su enorme bufanda.
- Bueno… gracias, creo. Deberías abrigarte un poco más, vas a enfermar- agregó solo por decir algo.
- O tal vez vos deberías sacarte un poco de abrigo, de igual manera no es sano estar tan abrigado sin necesidad.
- No me gusta el frío, apenas lo soporto- explicó simplemente.
- A mí me encanta… Y no me afecta, así que dudo enfermar- de las dos veces que lo había visto eso era algo que BaekHyun tenía muy claro del otro. Jongin inclinó la cabeza a un costado con curiosidad -¿No vas a decirme la letra de tu departamento?- El castaño parpadeó varias veces, confundido.
- No.- y entró a su edificio sin mirar atrás pero sintiendo la mirada del moreno sexy que ahora tenía nombre: Jongin.


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