El día que hicieron el amor. Flyn estaba en la casa de Sami. Los padres de ella habían ido a una fiesta privada junto con los padres Flyn. El pequeño Eric, Hannah y la hermana menor de Sami, Britanie; se quedaron en la casa de Flyn con Simona y Nobert. Quienes eran el servicio de la casa de este.
Flyn pidió permiso para quedarse en la casa de Sami y sus padres y los de ella aceptaron. No era la primera vez que se quedaba. Ambos estaban en la habitación de Sami. Estaban hablando, como personas normales. Flyn estaba acostado en la cama boca arriba jugando con una pelotita. Sami estaba sentada en su mesita mientras hablaban, también estaba chateando con alguien por el teléfono. Flyn no sabía quién, tampoco le interesaba.
Seguían hablando, riendo y pasándola bien. Mientras charlaban, Flyn estaba pensando en una manera apropiada para confesársele a Sami. Si lo hacía de la manera correcta, de seguro ella lo aceptaría y serian novios oficiales. Eran las ilusiones de Flyn.
En cambio Sami no pensaba de la misma manera. Ella había decidido llevar su relación al siguiente nivel pero de manera sexual. Le propondría tener sexo y si a ella le gustaba le pediría hacerlo cada vez que quisieran.
Flyn se levantó y se sentó en la orilla de la cama. Con los brazos apoyados en sus piernas, la pelota entre sus manos y mirando al suelo fijamente. Flyn respiro profundamente y suspiro. Sami lo escucho y ese suspiro le pareció extraño de Flyn.
-¿Que tienes? Zimmerman. Te noto algo raro.
Flyn no contesto. Aprieta la pelotita entre sus manos para tomar valor de lo más recóndito de su ser. Está nervioso, no sabe qué hacer o que decir así que opta por el silencio.
Sami, al ver que no contesta, se levanta de su mesita, se le acerca a Flyn, se inclina apoyando sus manos en sus rodillas, le pone su mano en la frente y con un gesto preocupado pregunta:
-¿Estas enfermo?
Flyn se queda mirándola, pensando en lo hermosa que es se pierde en esos orbes azules que tanto le gustan. Sami al ver que se le queda mirando como idiota, se ríe, le revuelve el oscuro cabello y le sonríe.
-A ver Zimmerman ¿Que tienes? Ya me estas preocupando.
Flyn se conmueve por su preocupación. La mira y en la curvatura de los labios de él se muestra una sonrisa. La rubia sonríe al ver su sonrisa. Flyn le extiende la mano, aun sonriendo, la cual ella toma encantada. Flyn la jala y la sienta sobre sus piernas para poner la mano en su mejilla y besarla.
Flyn introduce su lengua en su boca mientras que Sami lo toma por el cuello y lo jala hacia ella para tener más intensidad. El pelinegro quita las manos de su mejilla, con un movimiento lento y pausado recorre la bella figura de Sami con su dedos, pasando por su espalda, acariciando su cintura, apretando sus caderas y terminando en su nalgas. Mientras se besan, Sami se mueve de manera lenta y sensual para excitar más a Flyn, quien con ambas manos le masajea las nalgas.
Cuando sus bocas se separan por falta de aire, sus ojos se cruzan y a través de ellos pueden leer sus pensamientos. Ambos piensan lo mismo. Sami se echa para adelanta tumbando a Flyn sobre la cama y quedando ella a cuatro patas sobre él.
-Vamos a tener sexo Zimmerman...-Susurra Sami a su oído para después empezar a besarlo intensamente.
Las palabras de Sami lo impresionan pero sus besos lo apasionan. Sus lenguas se desean y sus respiraciones se agitan. Al separarse sus bocas, Flyn le tapa la boca a ella para que no lo vuelva a besar o perderá el poco control que le queda.
-¿Estas segura de esto? Sami.
Sami se quita la mano de la boca.
-Si Zimmerman... Estoy segura.
Flyn se siente nervioso, se sienta en la cama aun con Sami sobre él. Respira profundo, exhala el aire y calmándose dice:
-Vale... Vamos a hacerlo.
Nada más escuchar esto Sami se lanza al ataque a sus labios, el cual es detenido otra vez por la mano del pelinegro.
-No te precipites.
Eso la deja sin habla. Se quita otra vez la mano de la boca.
-¿Que más vamos a esperar?
Flyn baja la mirada hacia su estómago, lo cual imita Sami. Al mirar, ve la erección de Flyn y lo comprende.
-¿No estas olvidando algo? Sami.
Sami se levanta de encima de Flyn. Va hacia su armario y saca algo de una caja. Luego regresa a la cama, se monta otra vez sobre Flyn.
-¿Estos serán suficientes?
De la caja, Sami ha sacado una cadena de preservativos, en la cual debe haber por lo menos una docena. Flyn sonríe, la toma por el cuello cerrando la distancia entre sus labios en un beso intenso recorriendo con sus manos todo el exquisito cuerpo de la mujer mientras puede sentir que su deseo por poseerla crece a cada caricia.
Mira hacia el techo mientras intenta que su respiración se normalice. Sintiendo los restos del delicioso recién orgasmo por sus todavía sudados músculos.
Flyn se quita el preservativo y lo arroja por la ventana. La nieve se encargara de borrar las evidencias. Flyn voltea a ver a la rubia quien se ha quedado dormida a su lado, completamente desnuda. Flyn sonríe, se acerca a ella y la cubre con las sabanas.
-Te amo Samantha Hoffmann...-Susurra a su oído.
Le da un beso en la frente y se va al baño. Se da una ducha rápida, se seca con una toalla, va hacia sus calzoncillos y se los pone. Se pone el pantalón mas no se lo abrocha. Sami sigue dormida, pero desnuda. Va hacia ella, le quita la sabana de encima y le coloca la camiseta y las bragas mientras que esta ni se perturba por la serie de movimientos que el ojicafe tiene que realizar para vestirla. Mira el reloj digital en la mesita de la rubia: Las tres de la madrugada. Se va hacia la ventana, mira la nieve caer mientras que apoya su brazo en la parte de arriba de la ventana. Dejando que el frio azotador le congele el torso desnudo, calmandolo, mientras que la tormenta ruge furiosa dejando que un rayo surque el oscuro y nublado cielo seguido de un estruendo que le erizó la piel a Flyn.
Lo único que se escucha en la habitación es la respiración de su amante, calmada y lenta al igual que la de él además del ruido de la furiosa tormenta que afuera golpea sin contemplaciones los arboles de la inmensa propiedad Hoffman.
Respira profundo y suspira con tranquilidad.
-¿Que he hecho?-Dice en voz alta.