Contra la pared, ejerció presión con su cuerpo para que el ajeno no pudiera escapar, deslizando sus manos por su silueta, deseoso de hacer suyo el cuerpo ajeno. No era el lugar más agradable y mucho menos adecuado, pero le daba absolutamente igual. El momento fue subiendo de temperatura a medida que pasaban los segundos, mismos en que ambas personas se encontraban devorando los labios del otro con un desenfreno total. El que se encontraba en la pared levantó los brazos y apoyó sus manos en la pared, por encima de su cabeza para permitirle al contrario que le quitara la camiseta negra que cubría su torso. La prenda no tardó en desaparecer en el suelo, indetectable en la oscuridad del callejón en el que se encontraban y volvieron a unirse en un nuevo beso que a todas luces era de lo más apasionado.
—Joder…
El moreno mordió el labio inferior del rubio y tiró de él con una media sonrisa, dándose un momento ambos para que Sasuke pudiera quitarse la camiseta y quedaran en las mismas condiciones. Se sonrieron, cómplices, antes de que la distancia volviera a ser molesta. Esta vez no hubo un nuevo beso, sino que Sasuke atacó directamente al cuello de Naruto, pasando su lengua y succionando, arrancándole más de un gemido y jadeo de placer, pues era una de las zonas más sensibles de su cuerpo. El Uzumaki contuvo el aliento cuando sintió algo rozar su cuello, dejando escapar el aire momentos después, cuando Sasuke besó su clavícula y continuó hacia el sur de su cuerpo. No tuvo problema alguno en comenzar a agacharse a medida que sus besos descendían, sin molestarle tampoco que Naruto tomara su cabello a modo de seguridad. Besó la piel de sus pectorales, rodeó sus pezones con la lengua y los succionó apenas unos segundos antes de morderlos, continuando luego de haberle arrancado un nuevo gemido.
—Ugh… Lo estás disfrutando demasiado, bastardo.
—El único bastardo aquí eres tú.
Se miraron nuevamente y sonrieron antes de que Sasuke besara el vientre de Naruto, paseando su lengua por éste y dejando un camino de fuego hasta el principio de sus pantalones. No dejaría que unos jeans lo detuvieran, por lo que no tardó en utilizar sus manos para desprender los botones y bajar el cierre, encontrándose cara a cara con la creciente erección de Naruto.
—Tan romántico… ¿no deberías darme unas flores o chocolates? Tal vez irnos a tu casa.
Un bufido y una mirada frustrada fue su única respuesta antes de que el Uchiha se levantara, apoyando su cuerpo en el contrario con una media sonrisa. Se acercó y paseó su lengua por la comisura de Naruto, quien se relamió los labios antes de acercarse por un nuevo beso. El rubio rodeó a Sasuke por el cuello y, a su vez, éste lo tomó por la cintura, pasando a darle un beso en la mejilla.
—Eres una niña quejosa.
Se burló en su oído, chupando su lóbulo, mordiéndolo de forma suave y dejando que su cálido aliento lo hiciera estremecerse. Sus manos, nuevamente traviesas, se entretuvieron tanteando nuevamente el terreno hasta llegar a las nalgas de Naruto, mismas que apretó con firmeza para que sus entrepiernas se rozaran descaradamente, evidenciando la situación en la que se encontraban ambos hombres.
Naruto apoyó su cabeza en la pared y le dirigió una sonrisa divertida, siendo correspondido por la de Sasuke antes de que se acercara a su cuello, succionando de manera notable un punto entre éste y su hombro el suficiente tiempo para que la sangre se acumulara allí. De repente, el Uchiha abrió un poco más su boca y, de la nada, hundió su par de colmillos en el cuello tostado de Naruto, quien soltó una exclamación de dolor y agarró el cabello de éste con fuerza, tirando de él con claras intenciones de apartarlo de ahí o mínimo hacerle algo de daño. Aprovechando su fuerza sobrenatural y que estaba teniendo la fuente de su fuerza al alcance de su boca, Sasuke chupó con ganas la sangre del rubio, sintiendo como ésta recorría todo su cuerpo dándole fuerzas y, aunque no lo pudiera notar de inmediato, que su piel tomaba un color más vivo.
Incapaz de soltarse sin que eso significara que la hemorragia sería peor o que su cuello corriera el riesgo de acabar roto, Naruto no tuvo más remedio de dejarse hacer mientras veía la salida del callejón, como si esperara a que alguien pasara por allí. Su mano fue soltando poco a poco el cabello de Sasuke, su agarre perdió fuerza hasta que dejó caer su mano y cerró los ojos, pudiendo oler el aroma metálico de su sangre en el aire a su alrededor.
—Ya fue suficiente.
Con un gruñido fue suficiente para que Sasuke se apartara, recibiendo de todas formas un golpe en la nuca. Frunció el ceño de inmediato por el golpe y sostuvo al rubio entre sus brazos, devolviéndole el gruñido.
—No tenías que golpearme. Y deja de hacer teatro, nadie va a venir a este callejón de mierda.
Se quejó de todas formas, sacudiendo apenas el cuerpo de Naruto, quien había llevado la misma mano con la que había golpeado a Sasuke a su frente, haciendo peso muerto para que éste tuviera que cargarlo. El pelinegro giró los ojos y se relamió los labios, consciente de que Naruto estaba ligeramente más pálido pero se había encargado de cerrar su herida, pronto estaría molestándolo nuevamente como siempre hacía.
—Querías que te llevara a casa, ¿cómo esperabas que lo hiciera si me tentabas con esa erección?
—Oh, cuánta caballerosidad. En lugar de darme un respiro, buscas la forma de liberar presiones. No se me volverá a parar hasta mañana… o hasta que me des algo de comer.
Contestó el rubio, primero con ironía y luego con clara burla, observando de nueva cuenta a su compañero. Sasuke tenía los labios rojos por su sangre, pareciendo como si los hubiera pintado, su piel se notaba mucho más sana y sus ojos, anteriormente negros como la noche sin estrellas, ahora brillaban en un macabro tono rojizo. Por supuesto que a él no le producía nada más que excitación verlo como el depredador que era, pero no todo era de esa manera, ya que él también era un depredador a su manera.
—Irás a cazar luego, no moles- ¡…!
Un jadeo escapó de su boca en esa ocasión, no habiendo esperado que Naruto fuera a tocarlo tan de la nada y siendo tan malditamente bruto, sacándole un gemido desde el fondo de la garganta. Por supuesto que el beber sangre sólo lograba que se excitara aún más, todo lo contrario que a él.
—Vamos al maldito auto, sabrás lo que te pasará cuando lleguemos a casa.
Le dijo, siendo el primero en volver a sonreír con malicia, misma que llegó hasta sus ojos y contagió a Sasuke de la misma manera, quien acabó por retarlo con la mirada a que cumpliera con sus amenazas.