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JONGTAE ONE SHOTS (100% LEMON) por Caroand

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Notas del capitulo:

Olis, nuevo one-shot.

Enjoy :)

—JESÚS. MIERDA...


—Sí—. El suspiro de Sodam fue una sinfonía.


Jonghyun apartó la vista de la foto. Había llegado a un acuerdo con Sodam, de diez citas con chicos que ella sacaría de Internet a cinco sesiones de tortura. Aunque todo el asunto aún le daba mala espina.


Algo no cuadraba.


—¿Este chico quiere salir conmigo? — Puede que no tuviera un paquete de seis o la complexión de su juventud, pero era muy musculoso por el levantamiento de pesas, y era lo suficientemente guapo como para ligar en los clubes nocturnos cuando quería un buen polvo.


Pero este chico. Santo dios.


Quizás el chico tuviese veinticinco. Rostro igual al de un puto ángel, cabello medianoche cayendo en sus ojos, los cuales eran oscuros y algo heridos. O malvados. O ambos. Jonghyun normalmente no elegía twinks. Él apreciaba a un hombre que pudiese darle batalla, que diera y recibiera por igual, no alguien al que le preocupara partir a la mitad.


La foto tenía la iluminación de una foto artística y Jonghyun sintió celos del fotógrafo por ver a este tipo en vivo y en persona.


—Él te verá en Illusion, el viernes a las seis — Aquello era un soborno. Sodam era consiente que él amaba el bar y ella claramente estaba convenciéndole fácilmente de esta locura.


—Espera. En serio. Este tipo, ¿Es un prostituto o algo así?


—¿Qué?


—Sólo digo, tipos como él no salen con tipos como yo. A menos que crea que estoy forrado o algo así.


Sodam desvió la mirada del rostro de Jonghyun. —¡No! No mentiría respecto a eso.


Él captó la pequeña y traicionera palabra.


—Eso. No mentirías respecto a eso — Un rubor rosado floreció en sus mejillas— Entonces, ¿Sobre qué mentiste?


—Yo, um, puede que haya usado una foto tuya más antigua cuando creé tu perfil.


Él cerró los ojos y contó hasta diez.


—¿Cuán antigua, Sodam?


—No te enojes.


—Cuán. Antigua.


Apretó los labios y esperó. Sodam lo fulminó con la mirada, rebelde, pero si hay algo que sabía sobre su hermana, es que ella no soportaba el silencio en una conversación. Todo lo que debía hacer era mantener la boca cerrada y ella no sería capaz de soportar...


—¡Ok! Usé la foto que te tomé en el lago.


Él sacudió la cabeza. ¿Qué foto?


Sodam alzó las cejas y le miró como si fuese un idiota.


¿La foto que ella le tomó en el lago? En los últimos años, Jonghyun, Sodam y Jinki pasaron mucho tiempo en las playas del lago, pero no recordaba ninguna foto suya a la que su hermana pudiera referirse.


—No ese lago. El otro—. Su hermana hizo una mueca y él pudo ver el arrepentimiento formándose en su sonrisa dolorida.


Ellos ya no hablaban de aquel lago. Durante toda su infancia, pasaron sus veranos en la cabaña del lago en lo alto de las montañas. Corriendo por el bosque, pescando en el muelle.


Perdieron todo aquello cuando se fueron de casa, ella y él. Bueno, tal vez ella tuvo oportunidad de volver, inclusive después del escándalo por quedar embarazada a los dieciocho años. No obstante, dado lo que él hizo, nunca podría volver.


La elección más fácil que ha tomado, decidiendo alejar la ira de sus padres de su hermanita. Ella había estado tan callada y asustada, sentada en el sofá, mirando su regazo, atada de manos, su cabello cubriendo su rostro. Sabía que ella no esperaba que él hiciera algo para salvarla, solo le pidió que la acompañara a contarle a sus padres ya que esperaba que él recogiera los trozos rotos e intentara armarla nuevamente una vez que ellos terminaran.


Sin embargo, él no soportó verlos regañar a su lista y brillante hermana, ella se veía pequeña, temblorosa y casi rota.


—Soy gay.


En retrospectiva, el hecho de que tuvo que repetirlo seis o siete veces, antes de que su madre y su padre dejaran de gritar lo suficiente como para escucharlo, fue algo entretenido.


En ese entonces, aquello más bien se sintió como estar parado en la cima de un árbol alto y cortar el tronco debajo de él hasta caer.


El embarazo fuera del matrimonio de Sodam por parte de un hombre cuyo nombre se negó a dar, era algo insignificante en comparación con su hijo declarándose gay.


Jonghyun notó que contenía el aliento y exhalo ruidosamente, sacudiendo la cabeza y rodando sus hombros para liberar la tensión instantánea que le embargaba cada vez que pensaba en sus padres.


Ese fue el último verano que pasaron en el lago de la montaña. Él estaba a la mitad de su maestría en arquitectura y sabía que Sodam aún se sentía culpable, dado que él truncó sus estudios para conseguir un trabajo como dibujante, y les ayudo a los dos durante su difícil embarazo.


No se arrepentía de ello.


Aunque su último verano... había sido mágico. Él llevo a su novio, aunque acordaron mantenerlo en secreto, y solo Sodam fue lo suficientemente consciente como para ver a través de su fachada. Todas las veces que pasaron desnudos en los prados altos de la montaña, tras sudorosas caminatas o en el muelle antes de saltar y refrescarse en el lago, y nadie notó la frecuencia con la que los ojos de Jonghyun y los de Yunho, caían en la piel desnuda del otro. Nadie excepto Sodam.


Ella estuvo tan obsesionada con su cámara ese verano, tomando cientos de fotos diarias y clasificándolas durante toda la noche, descartando aquellas que no fueran perfectas.


Él le sonreía a Yunho, rememorando las horas que pasaron a solas el día anterior cuando volvían de comprar víveres en la ciudad, y Sodam captó la chispa de calor en sus ojos.


La foto del verano perfecto. El chico del verano perfecto.


Hace doce años.


—Pusiste esa en...


—Chicos.com.


Él se encorvó hasta que su frente golpeó la mesa de la cocina.


—No puedo ir.


—Por supuesto que sí.


—No. No puedo ¿Tienes idea de cuán humillante será?


—¿Qué? Sigues siendo atractivo. Le gustaras. Además, está será tu cita preliminar.


— ¿Qué?


—Pues, duh. Este chico es un bebé. Además, un tipo tan guapo y soltero debe tener algún defecto, ¿no? Quizá sea cabeza hueca o un acosador. Pero necesitas practicar y quizás obtengas algo de acción.


—Sodam. Él no me va... a besar— Se tragó la palabra que casi soltó y miró de soslayo a Yoogeun, quien traía puesto los auriculares y sacó su tarea tan pronto la pizza fue guardada y metida en la nevera. —Él no se quedará el tiempo suficiente como para cenar. El hombre saldrá por la puerta a los diez segundos de verme.


—Cállate. Él no se irá. En sus correos electrónicos suena como alguien realmente agradable.


—¿Han hablado por email? ¿Sobre qué?


—Relájate. Cuando supe que le gustó tu foto, pacté la cita.


Jonghyun gimió y estrelló su cabeza contra la mesa. —No iré.


—¿Lo plantarás? ¿Dejarás al pobre Taemin sentado en el bar, solo, durante horas, sintiéndose rechazado y como la mierda porque su cita no apareció?


Él alzó su cabeza para atravesar a su hermana con una mirada furiosa cuando ella se acercó a limpiar su plato. —Un tipo como él no estará solo por mucho tiempo.


—Sigues diciendo eso. ¿Qué tipo es él?


La palabra se sintió rara en su boca. —Hermoso.


Los ojos de Sodam se suavizaron. Ella se acercó y puso su mano en la parte posterior de su cuello y la apretó. —Ve. Dile que tu loca hermana te tendió una trampa. Quizá sea divertido.


—No será divertido. Está será la peor cita en la historia de las citas malas.


Su hermanita le alborotó su cabello mientras salía por la puerta, dejándolo en la mesa de la cocina con su hijo.


Como siempre, Sodam esperó hasta que estuvo a salvo antes de dar el golpe final.


—Por cierto, la cita no contará a menos que obtengas un beso de buenas noches.


Siempre había una trampa. 


*******************************************************************************************


El restaurante está abarrotado. Jonghyun estaba medio sentado, su trasero a duras penas tocaba el borde del taburete, y cuidaba el asiento libre a su lado con su chaqueta esponjosa colocada ahí y dándole miradas asesinas a cualquiera que osara reclamarlo. Las ondas de sonido llenaban la habitación, las conversaciones competían con el choque de los platos sucios en charolas y con los gritos de los meseros abriéndose paso entre la multitud.


Llegar veinte minutos antes para cerciorarse de llagar antes que Taemin, sonaba como una magnifica estrategia cuando estaba parado frente a su armario, intentando averiguar qué ponerse en su primera cita. Nada sonaba peor que entrar por la puerta de un restaurante y examinar la habitación, intentando distinguir una cara que solo has visto en foto.


Tal vez debía voltearse, dejar que Taemin lo buscara en cuanto llegara. Pero estaba tan terriblemente asustado que eso no pasara. Asustado que Taemin mirara a su alrededor, sin vincularle a él como la cita que esperaba conocer, y simplemente se fuera.


La puerta de cristal se abrió, la cabeza de Jonghyun se movió, como si esta estuviese atada al pomo de la puerta por una maldita cuerda y, lo juro por Dios, el bullicio se detuvo cuando Taemin entró.


Más alto de lo que se veía en su foto. No alcanzaba el 1.80. Pero igual de delgado y aún más hermoso. Maldita sea, su cabello negro combinado con el tenue delineador de ojos, lo hizo verse como una estrella de rock. Jeans negros ajustados, camisa blanca en cuello V y una chaqueta de cuero.


Una mujer cerca de la puerta, batallando con su abrigo, casi le dio un codazo a la cita de Jonghyun y la sonrisa del joven, mientras bloqueaba el brazo de la señora con la palma abierta y aceptaba las disculpas ofrecidas, fue devastadora, aun estando al otro lado de la habitación.


¿Cómo se sentirá ser el receptor de esa sonrisa? Jonghyun se estremeció y su polla despertó en sus jeans.


El hombre más joven echó hacia atrás su cabello, el cual brilla más debido a los copos de nieve derretidos, y escudriñó la habitación.


Jonghyun contuvo el aliento.


¿Me pregunto si me reconocerá?


El golpe al ego que recibió cuando los ojos de su cita pasaron junto a él sin detenerse, fue suficiente para acalorarle la cara, pero cuando el chico miró atrás, Jonghyun pudo llamar su atención.


Él señaló la silla libre, quitó el abrigo y alzo las cejas.


La sonrisa que obtuvo fue brillante.


Taemin se encaminó a la barra, posó su culo sobre el borde del asiento y recompensó a Jonghyun con esa sonrisa asesina, otro sutil golpe a su corazón cuando notó que esa sonrisa no era diferente a la que Taemin obsequió a la mujer que le dio un codazo en la entrada.


—Gracias. Espero a mi cita, pero definitivamente necesito un trago primero.


—No hay de que— Jonghyun se reclinó sobre la barra hasta atrapar la atención del barman y levantó la barbilla. La mujer asintió y levantó un dedo. Su estómago revoloteó mientras volvía a su postura anterior y se inclinaba hacia el hombre a su lado. Taemin se quitaba la delgada bufanda que tenía enrollada alrededor de su cuello y el chasquido de la tela, hizo que el viento llevara su aroma a Jonghyun, cuero nuevo y vainilla. Jonghyun quería enterrar su nariz contra la delicada piel bajo su oreja y respirar profundamente. Él aclaró su garganta. —La Barman estará aquí en un momento.


Otra sonrisa. —Gracias. De nuevo.


No pudo evitar torturarse así mismo al preguntar. —¿Cita caliente?


—Dios, eso espero. Nunca se sabe con el internet, ¿verdad? Sangría roja, por favor— le sonrió a la barman. Dios, Taemin les sonreía a todos y cada vez que eso pasaba, era como si una luz blanca iluminara la columna vertebral de Jonghyun. —Gracias, cariño— se giró hacia él, mirando la entrada principal por encima del hombro de Jonghyun, sus ojos brillantes y ansiosos. —Es estúpido estar tan emocionado, lo sé. Pero mi último novio... bueno...— Por un momento, la luz en esos ojos se opacó. —...él me hizo sentir una mierda. No más del tipo papi para mí, gracias. Pero un tipo divertido, de mi edad, ¿Quién me hace sentir bien? Me.A.pun.to.


—Lo siento, realmente. Tú debes pensar, ¿Cuándo dejará de hablar de su cita esté crío? Ya me callo. Sólo vigilaré la puerta. Dios, ojalá el tipo se parezca a su foto.


Jonghyun llevó la botella de cerveza a sus labios y tomó un trago. Esta era una buena forma de romper el hielo, si alguna vez había oído una –Te contare sobre la locura que hizo mi hermana, ja, ja– pero él no quiso usarla. Él no iba a destaparse y mentir, pero deseó poder fingir por unos minutos más, en cuanto le dijera al tipo quién era, esto sería nada más y nada menos que un maldito desastre.


—Ojalá no me plante. Sería horrible.


—Lo dudo. Alguien tendría que ser demasiado tonto como para plantarte— dijo bruscamente, en cuando los oscuros ojos de Taemin se encontraron con los suyos, miró sus manos. Las muñecas de ambos descansaban muy juntas sobre la barra.


Cuando se arriesgó a mirarle de soslayo, el rubor manchando las mejillas de Taemin provocó que Jonghyun mordiera su labio. Él inhaló y evitó que se convirtiera en un jadeo.


La oleada de calor, producto del granito de esperanza que se encendió en su vientre al ver aquel rubor, fluyó desde sus bolas e intentó ponerse en contacto con la parte delantera de sus jeans, para frotar su polla contra el hermoso chico de al lado.


—Entonces, ¿También esperas a alguien?


Jonghyun se recostó en su asiento. Bien podría estar cómodo. Puede que solo permaneciera sentado en el bar para terminar su cerveza e iría a casa. —Sí. A ti, en realidad.


Taemin le regaló otra sonrisa, probablemente la última, y rodó sus ojos ante lo que sin duda tomó como un cumplido cursi. —Eso es dulce.


—Si, no. Tú eres Taemin. Soy Kim Jonghyun. —La vergüenza coloreó intensamente sus mejillas, su piel tan caliente que quizá su rostro parecía estar en llamas. Taemin lo miraba fijamente. —¿Tu cita?


Con sus ojos entrecerrados fijos en Jonghyun, inmovilizándolo en su lugar cual insecto en una estera, Taemin rebuscó en su bolsillo y sacó su celular. La dulzura desapareció de él igual que el agua drenándose en un inodoro. Cinco segundos moviendo sus dedos y el sueño húmedo andante, claramente disgustado, le mostro a Jonghyun la pantalla de su celular.


Seleccionó la foto que Sodam publicó y él lucía como si quisiera golpear con su celular a Jonghyun hasta que sangrara por sus oídos.


—¿En serio, amigo? —El desprecio en sus palabras goteando como ácido, como si con su confesión, Jonghyun hubiese activado un interruptor. Aunque no parecía sorprendido. Sólo enojado y resignado.


Jonghyun miró su propia foto e hizo una mueca. Mierda. A sus veintidós años, él resplandecía con la juventud y la chispa de un hombre que aún no había sido mancillado por algo tan serio y cuya única prioridad era ser el segundo en sus carreras a campo traviesa. Su dorado torso, sin un gramo de grasa y su puto estómago estaba marcado.


Jonghyun frotó su estómago, justo donde comenzó a surgir el malestar y se consoló al saber que su estómago aún era plano. Pero nunca más estaría así de marcado. Los adultos con trabajos y hermanas y sobrinos a los cuales apoyar, no tenían tiempo para mantener ese tipo de cosas.


—Realmente lo siento. No puedo disculparme lo suficiente por esto. En serio— Él metió las manos en sus bolsillos y encogió los hombros. —Es una historia divertida en realidad. Perdí una apuesta con mi hermana y ella es la única...— Sí, al parecer, al dios del sexo le importaba un bledo la hermana de Jonghyun.


La voz de Taemin sonó tan fría, que bien pudo haber cuarteado un vaso con ella. Jonghyun aparto de un codazo su cerveza, aunque quisiera engullir desesperadamente su bebida. —Escucha, papi, tú no iras a decirme que me engañaste con una foto de, hace quince años, y que todo este embrollo de mierda es porque perdiste una apuesta.


Justo ahora, él no sabía si ser llamado 'papi' era un insulto o una especie de cumplido. Mayormente, él follaba a otros chicos del gimnasio. O en el gimnasio. Él no estaba seguro. —Por favor, al menos permíteme invitarte la cena.


La risa de Taemin sonó tan fuerte que algunas cabezas se voltearon. —De ninguna manera.


Jonghyun cavó profundamente en su sentido del ridículo y se sacó la lotería cuando fue capaz de reírse de sí mismo y demostrarlo, su sonrisa hizo que sus mejillas dolieran. —Vamos. Al menos tendrás una gran historia, ¿no?


—Dije no. ¿Qué parte del no, no entiendes? —Las mejillas de Taemin se colorearon tanto y las puntas de sus dedos se volvieron blancas, donde estaba agarrándose a la barra.


Jonghyun se estremeció y retrocedió, con las manos extendidas. —Tienes toda la razón. Sólo fue una oferta, para compensar el engaño. Tú decides.


El joven cerró los ojos por un momento e inhaló lentamente. Exhalo. Cuando volvió a mirar a Jonghyun, la alegría había vuelto a su rostro, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.


—Sabes, ordenaré la mierda más cara—. Taemin sonaba como si estuviera buscando la seguridad en sí mismo y Jonghyun no le creyó ni por un minuto. —Y muchas bebidas.


—Yo invito. Cualquier cosa que quieras.


—Ok. Pero esta no es una maldita cita— Taemin parpadeó con fuerza, sus ojos brillantes. —Jesús. Esto es humillante.


—¿Porque estás conmigo? —Auch. Eso dolió.


Taemin esperó un momento y después suspiró pesadamente, como si estuviera pensando en contener el aire. Posteriormente suspiró. —No. Porque te conté cuán emocionado estaba. Mierda. Y porque fui timado. Por una chica.


Jonghyun aprovechó la oportunidad para alejarse y comentarle al anfitrión que su invitado había llegado. Ellos cenarían un poco más temprano, así evitarían el caos que se libraría por una mesa a las ocho en punto, y una mesara les custodió hasta una mesa en la enorme sala con estantes de vajillas españolas pintadas y alineadas en la pared frente a otra barra.


Mientras se sentaba, una luz blanca le dio de lleno en el rostro de Jonghyun. Él alzó la vista y vio a Taemin bajando su teléfono, deslizándose en su asiento. El hombre más joven levantó la vista y le frunció el ceño. Taemin pareció abrazar la irritabilidad como su zona de confort, y Jonghyun estuvo de acuerdo con ello, sí él estuviese en el lugar de Taemin, estaría más que irritado. —Sabes, normalmente no sacaría mi celular en una cita. Pero quiero que Baek vea tu foto, en caso que seas un asesino en serie y pongas drogas en mi comida. Además, esto no es...


—Lo entiendo—. Mientras se dirigían a la mesa, su teléfono estuvo zumbando en su bolsillo. Jonghyun pensó que aquello también se aplicaba a él, así que sacó su propio teléfono para echarle un vistazo rápido. Se disculpó mientras guardaba su teléfono. —Emergencia con los deberes. Lo siento.


La cabeza de Taemin retrocedió tanto que pareció doloroso. —¿Eres un papi de verdad? Aw, demonios no. Eso no me va.


—¡No! —Por un momento, creyó que Taemin realmente se levantaría y se iría, con las manos apoyadas en los brazos de su silla. Jonghyun se apresuró a explicar. —Mira, ayudo al hijo de mi hermana, mucho. Pero al final del día, me voy a casa. Solo. A mi propio lugar— No importaba cómo lo dijera, sonaba patético.


—Dios, ok, ok.


—No es lo tuyo, ¿eh? —Dijo Jonghyun, estúpidamente meditativo, porque ya sabía que ese chico no lo quería.


Por primera vez desde que conoció a Taemin, las mejillas del joven se pusieron rosadas y miró a otro lado, fingiendo observar los platos que llevaban a la mesa junto a ellos. —Algo así. ¿Esas cositas son albóndigas?


Interesante.


—Albóndigas— Ante la mirada inexpresiva de Taemin, Jonghyun explicó con una sonrisa —Esas cositas son albóndigas. ¿Has probado las tapas?


Taemin sacudió su cabeza y la sonrisa de Jonghyun creció. —Te encantaran. Son geniales. Todo es servido en pequeñas porciones, así que tenemos que pedir un montón de cosas— él se inclinó y acercó su menú para que ambos pudieran verlo, señalando las diferentes secciones.


Taemin le sonreía, una sonrisa pequeña, aunque bien pudo haber estado parado sobre el pecho de Jonghyun, porque le costó respirar al verlo.


—Es algo lindo cuán emocionado te pones por la comida. Compensa un poco lo sucedido anteriormente.


—¿Lindo?


—Ni te ilusiones. Hasta ahora sigue sin ser una cita. Pero puedes contarme más sobre eso que dijiste que debíamos ordenar.


Jonghyun agarró el borde de la mesa. Duro. Hasta ahora. Si eso significaba que tenía la mínima posibilidad con Taemin.


Cuando él asintió hacía Taemin para que ordenase primero, su no-cita sacudió su cabeza y le señaló con la mano. —Desatrámpate, Hombre Tapas. Claramente esto es lo tuyo.


Después se quitó la chaqueta de cuero, antes de colgarla en el respaldo de la silla, guardó la bufanda en una manga.


—Apretada.


Después de rato, Jonghyun parpadeó. Tanto Taemin como el mesero lo miraban curiosos, mientras tanto, el intentaba sacar a su mente del trance en el cual entró al ver la apretada y blanca camiseta de Taemin.


La mirada que le dirigió Taemin, reclinado desde su asiento y con un brazo descansando sobre el respaldo de la silla, no fue exactamente risueña... pero se acercaba. Y si Taemin no supiera que separar sus piernas hasta tocar con su bota el pie de Jonghyun por debajo de la mesa, era infernalmente excitante, Jonghyun se chuparía su propia polla. Aunque eso era imposible. Y era obvio que Taemin no estaba a favor de verlo intentar aquello.


Taemin esperó hasta que el mesero se fue, entonces señalo con la barbilla a Jonghyun. —Bueno, cuéntame sobre esa hermana tuya.


—Ella es asombrosa. Excepto cuando es malvada. —Hermanos. No, no puedes vivir sin ellos, ni hervirlos o comérnoslos cuando nacen. —Nosotros tendemos a apostar por cosas. No me veas así— Jonghyun resopló a través de sus labios fruncidos. — Como si aceptar salir con alguien como tú fuese una maldita apuesta. Lo cual ha quedado claro. Ojalá fuese tan afortunado—. El cumplido pareció calmar a Taemin, cuyas cejas se arquearon al mencionar la apuesta. —Entonces, apostamos por un juego.


—Y perdiste.


—Siempre pierdo.


—¿Siempre?


—No es posible que ella pueda ganar todo el tiempo— él insistió.


—Y, sin embargo, aquí estás— Taemin jugó con la cuenta en su collar. Jonghyun arrastró su mirada a la cara de Taemin cuando él siguió hablando. —Aún estoy esperando oír, por qué salir conmigo es lo que tienes que hacer ya que perdiste. Normalmente no soy un premio de consolación. Siéntete libre de hacer que esto sea halagador.


—¿Debería empezar con la primera vez que me hizo estropear el picnic de la iglesia? ¿O por mi más reciente y gloriosa incursión como superhéroe revestido de licra, integrándose a la obra navideña de la escuela primaria? — Él decidió que si Taemin reía en voz alta contaba como una victoria y se propuso el objetivo de acumular su puntuación total antes que la noche terminara. Taemin se iría a casa y les contaría a sus amigos de la maldita y encantadora no cita que hubiese tenido alguna vez.


Resultó que Taemin era un gran oyente, reaccionando dramáticamente a cada historia. Su carcasa de irritabilidad se quebró y finalmente se desprendió de ella completamente mientras escuchaba, tapándose la boca y con ojos grandes en los momentos realmente humillantes y soltando un buen —¡Awww!— en los dulces.


Jonghyun estaba a medio camino de enamorarse cuando el flan se sirvió.


A Taemin realmente le dieron igual los tres sabores de flan, pero le gustaba romper el crujiente azúcar caramelizado con su cuchara. Por su parte, él pinchaba cada molde mientras Jonghyun comía el flan expuesto. —Ok, ok. Tú ganas. No estoy molesto contigo— dijo, en cada pasada, las yemas de sus dedos rozaban el dorso de la mano de Jonghyun.


Bien pudo desabrochar los jeans de Jonghyun y apretar su polla, ya que cada músculo en la espalda de Jonghyun se congeló mientras Taemin seguía parloteando como si los fuegos artificiales que desprendía no estuvieran cayendo sobre la mesa.


—Aunque tengo curiosidad. Sodam llamó a esto tu cita preliminar. ¿Por qué?


—Imagino que ella creyó que esta sería una cita sin presión— Taemin inclinó la cabeza y alzó sus cejas. —Porque eres... tú. Y yo soy yo. Ella pensó que, si primero me citaba con alguien claramente fuera de mi alcance, tal vez me relajaría.


—Bueno, eso es algo... desconsiderado.


—Nah, esa no fue su intención. Ella quiere que tenga una vida que no gire en torno a ella y a Yoogeun.


—Nombre genial para un niño— Taemin abrió la boca por un momento, luego sacudió la cabeza y la cerró. Jonghyun observó, esperando a ver si su cita cambiaba de opinión y decía lo que sea que quisiera decir. Aunque al parecer él no tendría suerte, porque después de otro minuto, Taemin simplemente dijo —Bueno, al menos puedes tachar una cita de la lista, ¿verdad?


—Sí, um, no. Esto aún es horrible porque no contará. Como una cita.


—¿Qué quieres decir?


—El trato es ir a cinco citas. Pero no cuentan como citas a menos que yo, um— mierda, esto es incómodo —obtenga un beso.


Silencio.


La ceja de Taemin migró al norte y se perdió en algún lugar detrás de su cabello. — Oh, demonios no— Balbuceó por un segundo, lo cual fue gracioso, porque Jonghyun habría esperado más una risa cool y un no quisiera estar en tu lugar, amigo. —¡Tú... tú... comiste todo ese ajo!


No era iluso. Él tenía exactamente cero posibilidades de tener algo real con este chico. Pero quizá... solo quizá... un beso no estaba fuera de discusión. Él captado las miradas que Taemin le lanzó a sus brazos y a su pecho, penetrantes y persistente, cuando creía que Jonghyun no le miraba. Por muy irritado que hubiese estado Taemin al ser engañado en esta cita con una foto antigua, él no era inmune a un Jonghyun de treinta y cinco años.


Y Jonghyun negociaría como un chico de alquiler con tal de recibir un beso de Taemin. Le importaba un comino su apuesta con Sodam. Además, estaba muy seguro que nunca volvería a encontrarse con alguien tan mágico como Taemin y él tomaría lo que pudiera conseguir.


—¿Tienes hermana, Taemin?


—Tres.


Jonghyun se estremeció. —Santo cielo.


Taemin lo miró como diciendo, ¿verdad?, y le pidió al mesero la cuenta.


Hora de actuar rápido. —Las amas, ¿verdad? — Taemin asintió con cautela —¿Y si una de ellas te pide que hagas algo...?


—Le diría que se preocupe por su propia vida sexual — espetó Taemin, retirando la bufanda de la manga de su abrigo y enrollándola dos veces alrededor de su cuello.


—Pero si aquello fuese importante para ella. Si ella te lo pide por tu propio bien y no quieres decepcionarla.


—Cortaría su cama y pondría todas sus bragas en el congelador.


Jonghyun se partió de risa y Taemin comenzó a sonreír. —Amigo, ella es despiadada. Seré torturado si me voy a casa sin un beso. Además, pedí esas vieiras para ti.


—¡Tú las elegiste! — Taemin no pudo farfullar su indignación lo suficientemente rápido.


Sonriendo, Jonghyun se inclinó adelante. —Los elegí para ti. Porque intuí que tú lo querrías, pero en realidad no eres la clase de persona que ordena todo lo caro, ¿verdad? Por eso las pedí.


Taemin se sonrojó y volteó su cara. Jonghyun esperó. Finalmente, el hombre más joven arrojó sus manos al aire. —Bien. ¡Bien! Puedes besarme. Jesús. Reina del drama.


—Para ti es papi reina del drama— bromeó Jonghyun, y marcó otro punto en su tablero cuando Taemin se cruzó de brazos e intentó fingir que sus labios no se torcieron en una sonrisa. Él se reclinó en su asiento, contento y esperando el momento que el mesero regresara con la cuenta. Un zumbido menor de excitación vibró bajo su piel. Taemin quería besarlo. Aun protestando, sus ojos se veían atraídos por Jonghyun –y no siempre por su cara– y sus mejillas estaban sonrosadas. Sus labios también, mientras los mordía nerviosamente.


—Esto es tan extraño— Taemin se estaba poniendo la chaqueta mientras murmuraba, como si necesitara armarse a pesar de que todavía estaban esperando la cuenta.


—¿Qué?


—Normalmente no negocio un beso antes de que suceda.


—¿Cómo lo haces normalmente? —Como si no pudiera adivinarlo, pero cualquier cosa que mantuviera la conversación en los besos, era una gran victoria para Jonghyun.


—Estos solo...— un gesto vago de una mano —suceden.


—Eso realmente no está ayudando, Taemin. No quiero arruinar mi oportunidad de darte un beso de buenas noches.


—Ohh cállate. ¿Cómo besas tú en las citas?


Los ligues de Jonghyun no contaban como citas. Ni siquiera se acercaban. —Oh no. No harás que se trate de mí. Ya hablé de mí por más de dos horas, sabes mucho sobre mí y yo apenas sé algo de ti.


—¿Crees que eso es casualidad?


—Auch.


Dejando de lado los comentarios sarcásticos, Taemin era un buen tipo. En el fondo, él era un hombre autentico y agradable, quien escuchó las historias de Jonghyun con el puño en su mejilla y una sonrisa en su boca. Y él no podía dejar que su propio comentario inteligente durara mucho. Soltando un suspiro y cruzando sus brazos de nuevo, se recostó en su silla. —Bien. Que quieres ¿saber?


—¿Además del tipo de beso que te gusta al final de tus citas?


Las sospechas de Jonghyun, que un Taemin nervioso se volvía bocón, se confirmaron cuando él espetó su respuesta. —Aquellos que son dados en mi polla.


Oh, demonios sí. Jonghyun podría jugar. Se inclinó hacia delante nuevamente y mantuvo la voz baja —Abajo hay un baño que casi nadie usa. Me pondré de rodillas y te daré un intenso beso de buenas noches, y tendrás que empujar tu puño en tu boca para evitar gritar, si eso es lo que quieres. Solo di la palabra.


Taemin no pronunció la palabra, solo se puso aún más sonrojado y miró la boca de Jonghyun. Su pulso latía visiblemente en su garganta y sus labios estaban brillantes cuando los lamió.


Eventualmente, Jonghyun se apiadó de él. Él no quería cruzar demasiadas líneas —O podrías decirme algo sobre ti. Dónde trabajas o que es lo que haces para divertirte. Nada de 'dime la dirección para que pueda acecharte'. Algo más general— él volvió a sentarse bien y vio aliviarse el color en las mejillas de Taemin.


—No hay mucho que contar. Tengo una gran familia. Yo trabajo en una tienda. Una boutique de ropa de hombre — Taemin se detuvo y lo miró, su mirada volvió a ser cautelosa.


—¿Te gusta? —En la escuela secundaria, Jonghyun trabajó en una tienda de electrodomesticos. Sabía cuán molestos y exigentes podían ser los clientes. Él expresó su descontento muchas veces. Ese no parecía ser el estilo de Taemin.


—Si, me gusta. Soy bueno en eso— Otra de esas pausas, aguardando. Quizás alguien montó un numerito respecto a su trabajo. Taemin parecía listo para parar los golpes verbales que Jonghyun no tenía intención de dar. —Ahora soy asistente del gerente, pero nuestra gerente general está buscando el puesto de gerente de distrito, aunque ella está embarazada y es probable que no la muevan hasta que reviente. Supongo que existe una buena posibilidad de conseguir su trabajo cuando ella sea promovida.


—Es un trabajo difícil.


Un encogimiento de hombros y otra mirada a la nada por encima del hombro de Jonghyun. —No es gran ciencia. Casi cualquiera puede hacerlo.


Jonghyun negó con la cabeza y deliberadamente se puso en la línea de visión de Taemin —Sé muy bien que eso no es verdad.


El mesero eligió ese momento para entregar la cuenta y Jonghyun no pudo decidir si aquello fue bueno o malo. Taemin estaba claramente incómodo hablando de sí mismo, pero Jonghyun se estaba dando cuenta de lo poco que había aprendido sobre el otro hombre durante la cena. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer al respecto. Si Taemin no quería conocerlo más allá de las historias divertidas sobre Sodam y las formas en que Jonghyun fue públicamente avergonzado, estaba en su derecho.


Al entrar en esta –no cita– Jonghyun supo que el placer de la compañía de Taemin por un par de horas, sería todo lo que obtendría.


Después de agregar el veinte por ciento y firmar la cuenta, dejó la carpeta de cuero falso en el borde de la mesa y se puso de pie, encogiéndose de hombros para ponerse su grueso abrigo. Taemin frunció los labios, negó ligeramente con la cabeza y Jonghyun asumió que se debía a que su abrigo no era tan genial como la chaqueta de cuero que Taemin lucía. Él sonrió.


Nadie le elegiría por su sentido de la moda, el cual podría catalogarse como muy básico.


Se abrieron camino a través del restaurante, esquivando a los empleados y meseros con bandejas repletas sobre sus cabezas.


Empujó las puertas dobles de vidrio y sostuvo una abierta para Taemin.


—Correcto. Así que.


—Dios, tienes que estar helándote con esa chaqueta— dijo sin pensar, temblando en su propia chaqueta.


El sarcasmo estaba de vuelta. Taemin debía estar nervioso. —No la uso porque sea térmica, Jonghyun.


El escalofrío que recorrió su piel cuando Taemin dijo su nombre por primera vez lo paralizó él en su lugar. El tráfico fluía mientras cambiaba la luz, pasando lentamente por el fango. Taemin cambió su peso de un pie al otro. Jonghyun se acercó a él.


Aunque durante la noche, el creyó que Taemin era más pequeño, realmente no era así. Taemin era un poco más alto que él, más esbelto.


Él deslizó sus manos desde los codos de Taemin hasta sus hombros y lo acerco más. Los ojos de Taemin fijos en los suyos. Sus oscuros ojos, parpadeando cuando los estrechos hombros de Taemin se tensaban bajo las manos de Jonghyun y la respiración de Taemin se aceleró hasta que las blancas bocanadas de aire flotaron como señales de humo en la acera.


Jonghyun se inclinó y rozó sus labios contra los de Taemin, el beso de mariposa y de despedida más breve. Cuando él se retiró, los ojos de Taemin eran enormes, movió una mano para presionarla contra sus labios, como si quisiera imitar el beso de Jonghyun.


—Esta ha sido la mejor no cita de mi vida. Si alguna vez quieres tener una nocita de nuevo, definitivamente deberías llamarme— Apretó suavemente los hombros de Taemin y dejó que sus manos cayesen.


—No tengo tu número— Las palabras salieron como piezas de un rompecabezas arrojadas de una caja recién abierta, confusas y cautelosas.


Jonghyun se mordió el interior de la mejilla con tanta fuerza que sangraba. —Tienes el correo electrónico de mi hermana. Solo pregúntale.


Retrocediendo, Taemin metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta. El viento alborotó su cabello y él se estremeció en su delgado abrigo. El hombre más hermoso que Jonghyun hubiese visto, que llevo a cenar, y que apenas beso, retrocedió otro paso y sacudió su cabeza.


—De ninguna manera.


—Sabes, no pasara mucho tiempo antes de que ella concrete la próxima cita. Tú podrías ayudarme. Ayúdame a encontrar algo que ponerme y que me permita tener suerte.


—Ni te ilusiones— Pero Taemin sonreía mientras caminaba hacia atrás en la esquina. Se despidió con la mano mientras Jonghyun observaba, luego se volteó para cruzar la intersección, probablemente dirigiéndose hacia la estación del metro a una cuadra de distancia. En el último segundo, cuando desapareció de la vista, volvió a mirar a Jonghyun por última vez. Luego siguió caminando y se fue.


Jonghyun estaba completamente arruinado. Al diablo con las cinco citas de Sodam.


Él sería afortunado si alguna vez superaba esta.   


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Su teléfono tiraba de él cual imán, un rinconcito de su cerebro le susurraba mientras recibía el nuevo inventario y actualizaba el último lote de rebajas.


Puedes textearle y decir hola.


—¡No, no puedo! —Su grito resonó en el depósito vacío. Gritarse a sí mismo era mucho más tranquilizador cuando no había nadie cerca que le regresara a ver por su chifladura. Insertó su llave y giró el interruptor de activación a Encendido antes de presionar el botón de Comenzar. Luego esperó la ruidosa trituración y podría quitar su llave de nuevo cuando la máquina aplastara todo. El depósito siempre apestaba a abono podrido, cortesía de la basura del restaurante que apestaba los desechos del resto de las tiendas del centro comercial. La plataforma de chapa metálica vibró bajo las suelas de sus botas y apretó los dientes ante el ruido. 


Maldito Kim Jonghyun por ser todo lo que él solía querer en un hombre. Aunque probablemente lo más justo sería maldecir a Minho, el hombre del cual pensó que era su hombre para siempre. El hombre que Taemin había conocido el año pasado cuando notó que los clubes comenzaban a perder su atractivo. Los chicos de su edad no parecían sentir lo mismo, así que Taemin fue a buscar a alguien ajeno a su acostumbrado grupo de veinteañeros. Y descubrió, para su sorpresa, que los hombres mayores realmente movían su maldita manivela.


Creyó haber encontrado en Minho aquello que buscaba. Un hombre que no pertenecía a la escena del club, un abogado, ardiente como el infierno y con la imponente presencia de alguien que no duda en definirse a sí mismo como un experto en su "comunidad profesional".


Taemin rodó sus ojos ante su propia ingenuidad. Rodeado de malas decisiones. No ayudó que cada vez que le dijo a Minho que habían terminado, terminara cediendo ante los retorcidos-argumentos-persuasivos-de Minho y volviera con él. Una y otra vez, como un puto perro el cual siempre encontraba su camino a casa para recibir una patada de nuevo, en lugar de quedarse en la jungla donde podía obtener cócteles y trabajos manuales en los baños del club.


Se sacudió la auto recriminación. Y las imágenes sexuales perrunas. Arrastrando la carretilla a la entrada trasera de la tienda, conectó su tarjeta y la estacionó en su lugar, junto a la puerta.


El almacén estaba vacío, por lo que cedió y abrió el escritorio, planificando una revisión rápida de sus mensajes de texto. Fue lo suficientemente tonto como para enviar un correo electrónico a la hermana de Jonghyun, Sodam, reclamándole por el engaño fotográfico y pidiéndole casualmente el número telefónico de Jonghyun, dándole igual si ella se lo pasaba o no. Aunque le hizo prometer que no le dijera a Jonghyun que lo pidió, diciéndole que ella se lo debía por engañarlo. Aunque asumió que su promesa fue una mentira y esperaba que en algún momento apareciera un texto de Jonghyun.


Hasta ahora, él era tan popular entre los arquitectos más viejos como lo fue con el grupo de águilas legales de su ex. Es decir, nada popular.


Lo cual está perfectamente bien, dado que no cambiaras de opinión esta vez. Así que detente.


Pulsó el código de seguridad en su teléfono y abrió la aplicación del sitio de citas. El mensaje más reciente de Jonghyun –de Sodam, ahora lo sabía– estaba en la parte superior de la lista, la foto engañosa de su hermano cubrió su pantalla cuando la tocó.


—Ooh, ¿Quién es ese? Él es lindo— Mierda. Boah podría estar acercándose a las proporciones de una morsa –lo cual nunca diría en voz alta porque quería mantener sus bolas intactas —¿Te acostaste con él?


Taemin se sonrojó. Bastante justo. Antes del año pasado, él no era precisamente... selectivo. Pero la escena del club se volvió obsoleta. Él comenzó a desear, poder caminar en un bar y no ver a diez hombres con los que se acostó. Todas las miradas de complicidad y las cejas levantadas mientras intercambiaban miradas negociadoras con sus próximos ligues, eran un diálogo confidencial del que hubiera deseado no formar parte.


—No. Solo fuimos a cenar.


—Bonito— Bien. Con su historial, cenar primero, casi se sintió como una propuesta de matrimonio la primera vez que lo hizo. —¿A qué se dedica?


—Es un dibujante— No estaba del todo seguro sobre cuál era la diferencia entre ser un arquitecto y un dibujante, pero tuvo la sensación que Jonghyun optó por renunciar al que fue su sueño toda la vida. Aunque estaba claro que no se arrepentía de nada y que haría cualquier cosa por su hermana y por su sobrino.


Trató de desviar el interés de Boah. —Ni siquiera se ve así en realidad. Es mucho más viejo.


—Oh no. No otro papi. ¿No has sufrido lo suficiente?


—Lo sé— gimió, apretando los dedos en su traidor teléfono. ¿Por qué apagó la pantalla más rápido? La imagen de Jonghyun brilló en este, sin irse a ninguna parte. —No volveré a salir con él— Se lo prometió a así mismo, aunque estaba bastante seguro que si Jonghyun se quedaba quieto el tiempo suficiente, Taemin terminaría embistiéndolo.


—Sí claro. Eso es lo que dijiste la última vez— Boah podía levantar una ceja como un levantador de pesas levantando algodón de azúcar. Sin esfuerzo.


—Hablo en serio esta vez. No cambiare mi opinión.


—Entonces deja de mirar su foto como si quisieras lamer tu teléfono.


—No puedo evitarlo.


—¿Y esa ni siquiera es una foto reciente?


Él le explicó sobre la hermana de Jonghyun, a quien Taemin admiraba por sus manipuladoras maquinaciones, incluso si ella fue quien lo puso en medio de esta mierda. —Quizás ahora tenga diez o quince años más que aquí.


—Todavía se ve bien, ¿eh?


—Demonios, sí— Él retiró su teléfono de sus manos inquietas. —Pero, apuesto a que ahora no tiene ese paquete de seis. Él es un poco más compacto. Pero más grande. Más... varonil—. Una palabra tan estúpida y absurda para alguien que hacía que su estómago se revolviera, como si hubiera subido a la cima de una colina en un auto veloz. Él buscó mejores palabras. —Ya no se ve como un muchacho.


No podía dejar de pensar en la próxima cita de Jonghyun. De ninguna manera ese hombre estaba preparado para otra cita por el fin de semana. Los lunes les tocaba las pelotas a todos, así que él estaba seguro. Pero para el martes, o a más tardar el jueves, sin duda, Jonghyun se encontraría en algún lugar con su próximo chico, en un bar o en un restaurante. En su ropa de papá suburbano. En realidad, su sentido de la moda no era tan terriblemente, pero Taemin creía firmemente, que un pantalón caqui y una camisa de mezclilla, no le aseguraba un polvo.


—No lo hagas— Boah estaba negando con la cabeza, la esquina de su boca retraída.


—No tengo idea de lo que estás hablando.


—Por favor, perra— La punzada en su pecho detuvo su aliento. Por un momento, él tuvo a su chica de vuelta. Habían pasado semanas desde que ella fue capaz de concentrarse en una conversación que no girara en torno a la molestia de encontrar ropa neutra de bebé y qué tetina de biberón eran las mejores para minimizar los gases.—Acabas de mirar tu teléfono por séptima vez en este momento. No lo hagas.


No podía decidir si ella lo decía en serio o si sabía que la forma más rápida de lograr que él hiciera algo, era decirle que no lo hiciera. De cualquier manera, sus pulgares se movieron sobre la pantalla antes de siquiera tener la oportunidad de cuestionarse a sí mismo.


¿Ya saliste en tu próxima cita?


Un minuto después, su notificación de texto sonó. Boah puso los ojos en blanco y se dirigió al mostrador.


¿Taemin? ¡Hola! Aún no. El martes. :)


Maldita sea, él era bueno. La próxima cita de Jonghyun era en cuarenta y ocho horas


¿Qué vas a ponerte?


Taemin tipeó el mensaje antes de poder convencerse que no hacerlo y dejó el teléfono sobre el escritorio. Sermoneándose a sí mismo a comportarse, reanudó el etiquetado de las velas de madera que habían llegado el día anterior. No enviaría mensajes de texto durante al menos quince minutos, sin importar cuán rápido...


Su teléfono sonó.


Taemin apretó el gatillo de la pistola de precios, la ruidosa mecánica plástica fragmentaria no fue suficiente para ahogar el sonido de su teléfono repicando por segunda vez. O para distraerlo de la pequeña luz azul que parpadea.


Duró un minuto y medio.


Me reuniré con él después del trabajo para tomar una copa. ¿Caquis y una camisa?


A continuación, una segunda burbuja de texto.


¿Crees que necesito ayuda?


Taemin se tapó los ojos con la mano. Pudo imaginarlo. Llevaría un cinturón marrón de cuero y unos cómodos mocasines. Gracias a Dios que podía enviar mensajes de texto con una mano y con los ojos tapados.


Puede que esté más allá de mi ayuda. Más allá de cualquier ayuda.


Ni siquiera fingió dejar el teléfono.


Taemin sostuvo el teléfono a la distancia y entornó los ojos para poder fingir que no veía lo que escribía. Ayudar a un hombre desesperado con un pantalón que mostrarían su trasero no significaba cambiar su opinión sobre no salir con él. No era lo mismo.


¿Ocupado? Pasa por la tienda.


Era el imbécil más tonto.


De camino al gimnasio. En una hora y media ¿bien?


Date prisa. Necesitamos todo el tiempo que podamos conseguir.


Durante una hora y media, Taemin mostró tanto interés como Boah, quien al menos tenía la excusa de tener que orinar cada quince minutos. Deambuló por la tienda, tratando de vigilar la entrada principal, moviendo vagamente el stock de un exhibidor a otro.


Cuando Jonghyun entró exactamente una hora y media más tarde, Taemin despidió a Boah con una mano libre y con una mirada de, no me obligues a apuñalarte, antes de arrastrar a Jonghyun a un vestidor y ordenarle que se desnude. Estaban cerca de la hora del cierre, por lo que ya había sacado una docena de artículos que quería ver modelados por ese cuerpo voluminoso y musculoso. Las tallas de Jonghyun eran extremadamente desequilibradas, sus camisas necesitaban espacio suficiente para un pecho musculoso y brazos que... bueno, abultados era realmente la única palabra para ellos. Aunque sus caderas y cintura eran estrechas, y esos muslos serian un desafío con esos esculpidos cuádriceps.


Y ese culo...


Jonghyun levantó una ceja y ofreció una oración explicativa cuando vio a Taemin mirándolo fijamente tras ponerse un pantalón gris a la medida, el favorito de Taemin.


—Sentadillas.


Casi hizo que Taemin quisiera ir al gimnasio.


Girando frente al espejo de tres cuerpos y mirando su parte trasera, Jonghyun se pasó una mano por el estómago plano con la camiseta negra que Taemin le paso. —Jesús. Con estos, prácticamente se puede notar que estoy circuncidado.


Taemin cerró los ojos —Deja de hablar de tu pene. El objetivo es vestirte de tal forma que no tengas que hablar de ello para llamar la atención, ¿me entiendes?


—Te entiendo— Taemin sacudió su cabeza, mirando a Jonghyun y pasó el enhebrado cuero gris oscuro por las trabillas de su apretado pantalón gris.


Taemin estaba a punto de decir algo malhumorado que se vería como coquetear, cuando Boah se asomó por el pasillo del vestidor, donde estuvo merodeando mientras Jonghyun terminaba de abrocharse.


Taemin tardó dos segundos en ver que ella estaba agotada. Colocó una mano sobre el bulto tenso de su vientre, que la hacía parecer al límite. El agotamiento tallado en la línea de sus mejillas. Su voz sonó hueca.


—Casi es hora de cerrar, chico, es mejor que nos apresuremos. ¿Tu chico se ha decidido? Así podemos cerrar la caja.


De no estar embarazada, ella nunca habría echado por la puerta a un cliente. Ella presionó la palma de su mano libre contra su sien.


—¿Por qué no cierro esta noche? No hay mucho por aquí. Puedes salir temprano— dijo, manteniendo su voz suave.


Boah parpadeó y él fingió no darse cuenta que ella estaba a punto de llorar. — Por supuesto. Si no es problema— Esta vez sus palabras salieron aún más suaves.


—No te preocupes por nada, mami— Ella bufó y puso los ojos en blanco ante el apodo de mamá sexy. Igual, ella le reprendió. —Sal de aquí y llévate tu mal humor.


Ella resolló de nuevo. —Gracias, Taemin. ¿Abres mañana?


—Sabes que sí— Él hizo el horario y no volvió a poner a Boah en el turno de apertura. Ella trabajó hasta tarde muchas veces, así que se aseguró de programar su horario para el mediodía.


—Yo cerraré. Puedes dejarlo salir cuando hayas terminado. — Boah les hizo un gesto de asentimiento a los dos y salió del pasillo. Un minuto después, los CD reproduciéndose interminablemente en el fondo se apagaron y la tienda cayó en silencio.


Roto rápidamente por Jonghyun, quien se había acercado más, todavía necesitaba ponerse la camiseta y abrocharse el cinturón.


—¿Por qué estás aliviado? —Él arqueó las cejas cuando Taemin lo miró. —¿Qué? Puedo verlo en tu cara.


Taemin apretó los labios. Nunca habló de esto con nadie.


Excepto que ya lo había hecho, ¿no? En esa primera cita. O en esa no-cita. Cuando Jonghyun alzó la vista, tras dos horas seguidas de hacer reír a Taemin, y le dijo que era hora que Taemin hablara de sí mismo. Y de alguna manera, Taemin lo hizo. Él se había guardado todo para sí mismo. La lista de comentarios mordaces y humillaciones sutiles que tuvo que tolerar de su ex. El abrupto cambio de tema cuando estaban en compañía y alguien le preguntaba a Taemin qué hacía para ganarse la vida. Pero Jonghyun comprendió incluso sin dichas palabras. Comprendió lo que Taemin quería decir, incluso cuando no había sabido cómo expresarlas en voz alta.


—Su embarazo realmente ha sido duro. Ella está tratando de obtener esta promoción y su novio idiota se largó a quien sabe dónde—. Él cruzó los brazos sobre su pecho y miró a Jonghyun.


Jonghyun lo estudió, con los ojos entrecerrados, la camisa colgando de su pantalón, el cinturón colgando inerte de una mano.


No le llevó más de un minuto. —¿Se presiona demasiado?


Taemin exhaló. Jonghyun lo comprendió. Sí. Su jefa y mejor amiga, en su desesperación por sostenerse a sí misma y a su próximo bebé, estaba tan cerca de enviarse al hospital. Y lo único que Taemin podía hacer era... —Creo que ella sabe que intento protegerla. Ella nunca discute cuando la mando a casa.


Jonghyun levantó una mano como si fuera a agarrar el brazo de Taemin, pero la dejó caer en el último momento. Taemin se dijo a sí mismo que no estaba decepcionado.


—Eres un buen tipo, Taemin ... Hey, ¿Cuál es tu apellido de todos modos?


Dios, no podía creer que su ex le hubiese hecho cautelo y decir algo como no te metas con su nombre. —Lee.


— Lee Taemin— Pudo oír a Jonghyun sopesando las palabras en su boca, arremolinándolas en su lengua, y Taemin se preparó para... algo.


Todo lo que obtuvo fue una sonrisa.


—Quítate esa ropa para que pueda facturarla para tu cita caliente. Espero que tu hermana haya hecho un mejor trabajo eligiendo esta.


—Lo dudo. Prefiero salir contigo.


—Me siento halagado— Eso sonó tan sarcástico como el infierno y Taemin se sonrojó cuando Jonghyun le lanzó una mirada decepcionada. —No, es en serio.


—¿Pero? —el hombre mayor se detuvo con las manos en su cinturón y Taemin estuvo tentado a ver qué pasaría si no enviaba a Jonghyun a un probador.


—Pero de ninguna manera. Eres demasiado viejo para mí. ¿Y tras cinco minutos? ¿Cuándo te des cuenta que tener un novio guapo no compensa la vergüenza que sientes cuando él les cuente a tus amigos que trabaja en una tienda? —intentó no dejar que le afectara, pero incluso hablar de ello, trajo consigo oleadas de vergüenza. Aunque no sabía que era peor, lo que le dijeron los amigos de Minho, que su ex novio no le defendiera de su mierda, o que aún le molestara tanto. —No necesito otro papi que me haga sentir como una mierda. Ya he tomado una decisión. No, gracias.


Brutal, y tan injusto porque Jonghyun le había tratado bien hasta ahora, pero no importada. A veces, cuando la mierda explotaba, espectadores inocentes acaban salpicados. Se preparó para la inevitable discusión.


Esta nunca vino. Sólo una sonrisa y un suave movimiento de cabeza.


—Maldita sea. Y yo que esperaba que nuestro intercambio de mensajes fuera un coqueteo.


—Deja de intentar ser encantador y desnúdate, hombre lápiz— lo cual era una broma referente a su trabajo, no una broma corporal, ya que Jonghyun podía partir a Taemin por la mitad con yesos en ambos brazos. —Si recuerdas ponértelos, te garantizo que tu próxima cita será fabulosa.


Actuar como el caballero de brillante armadura ante el armario de Jonghyun no era lo mismo que cambiar de opinión sobre salir con él.


No lo era.


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Atrapado en el baño, intentando reunir la energía para salir y mandar a volar a su musculosa e inflada con esteroides, cita. Un trago fue suficiente para dejar claro que, Jonghyun se arrancaría su propio brazo antes de permitir que ese tipo volviera a agarrar su mano y la pasara por su entrepierna.


Sodam hizo un valiente esfuerzo, al emparejarlo con un tipo quien en definitiva pasaba tiempo en el gimnasio, ella sabía que aquel era el único lugar al que Jonghyun iba, sin contar el departamento de Sodam en la planta baja. Pero, tan pronto como vio a Siwon pudo haberle dicho a Sodam que esta cita iba a ser un fracaso.


Aunque estaba seguro que el atuendo elegido por Taemin cumplió su cometido. La mirada depredadora en los ojos de Siwon al verlo, podría haber sido excitante si el tipo no fuese tan imbécil. Jonghyun amenazó con daño físico a Sodam si ella no actualizaba, con una foto más reciente, el perfil que ella creó, por lo que esta cita no incluyó ninguna explicación embarazosa.


Jonghyun se maldijo por ser un idiota cuando sacó su teléfono del bolsillo y pulsó el icono de texto. Desde el domingo por la noche, no supo nada de Taemin y él se prometió a sí mismo, que esperaría a ver si Taemin le contactaba de nuevo.


'¡Ayuda! Peor. Cita. De. La. Historia'


Su teléfono se iluminó un momento después.


'¿Usaste los pantalones?'


Jonghyun sonrió. Taemin estaba convencido que se acobardaría y usaría uno de sus jeans normales.


'Los jeans están funcionando. Demasiado bien'


'No es eso'


'Este tipo es un perdedor. Deberías venir a rescatarme'


'¿Qué eres, un gallina? Dile que se vaya a la mierda'


Jonghyun había estado bromeando, debido a que escribir tonterías era más divertido que volver al bar y decirle al imbécil aquel que se marchaba. Pero ante las palabras despectivas de Taemin, paró. Podía ser un poco tortuoso, pero cualquier cosa que le diera la oportunidad de pasar el rato con Taemin, valía la pena...


'No puedo'


¿Qué excusa podría dar?


'Él trabaja para un cliente. Debo ser amable'


'Inventa una emergencia en casa. El vómito del niño siempre funciona'


'Le dije que mi hermana estaba en casa con/mi sobrino. Esa no es excusa' Su teléfono no parpadeó en ciento treinta y siete mil años.


La luz del mensaje de texto comenzó a parpadear una fracción de segundo antes que su teléfono sonara y Jonghyun no pudo evitar la sonrisa en su rostro.


'Dolor. De. Culo. Absolutamente vas a comprarme bebidas. Escribe la dirección'


Él nunca en su vida había marcado tan rápido números y letras. Jonghyun mató otros cinco minutos en el baño antes de ocurrírsele que su cita podría venir a buscarlo, pensando que, el permanecer ahí era una especie de invitación.


De regreso a su semiprivada salita, él se sentó en un sofá a contra esquina de donde estaba sentado su cita. Siwon entrecerró los ojos ante la elección de Jonghyun de un asiento más lejano y se mantuvo así durante los veinte minutos de conversación forzada sobre dietas, entrenamiento y batidos proteicos.


La mirada sorprendida de Siwon fue la única advertencia que Jonghyun recibió antes de que un gran peso se presionara contra sus hombros y una mano se colara en la parte delantera de su camisa. Jonghyun cerró los ojos y olió el aroma a vainilla y cuero de la colonia de Taemin.


—¿Quién diablos eres tú? — Siwon estaba molesto por la interrupción.


—Su novio— Taemin miró a Siwon por encima del hombro de Jonghyun y las palabras vibraron contra la oreja de Jonghyun. La cual, aparentemente estaba conectada a su polla. Eso o la voz de Taemin resonaba con algún tipo de extraña frecuencia sexual que le ponía dura cada vez lo escuchaba.


—¿Qué mierda? —la nariz arrugada y los dientes delanteros expuestos no mejoraron la apariencia de Siwon.


—Él tiene estas ideas, ¿verdad Jonghyun? —la mano de Taemin masajeaba su pecho y Jonghyun estaba muy seguro que se desmayaría si contenía la respiración por más tiempo. —No puedes salir a buscar a alguien cada vez que yo me pongo histérico, cariño.


—Sí, claro— Siwon les frunció el ceño —Es inconcebible que él consiguiera por novio un twink caliente como tú.


Los dedos de Taemin en su camisa se curvaron hasta que sus uñas se clavaron en el pecho de Jonghyun, un pinchazo agudo que fijó las caderas de Jonghyun en el sofá mientras intentaba mantenerse quieto. La necesidad de levantarse y estampar su puño en el rostro de este imbécil se fortaleció, pero estaba bastante seguro que Taemin no agradecería su intervención.


—No soy un twink, señor micro-pene neandertal— su chico dulce había desaparecido


Esta vez, Jonghyun lo entendió. Es más fácil descifrar las cosas cuando tal rabia al rojo vivo no iba dirigida a él.


En un abrir y cerrar de ojos, Taemin se deslizó por el brazo del sofá, aterrizando en el regazo de Jonghyun, de cara a él, sus rodillas hundidas en los cojines a cada lado de las caderas de Jonghyun. Juntó sus entrepiernas, duras. Jonghyun se contuvo para no alzarse y mover la cabeza de un lado a otro y posar su vista en todas partes. Él ya no veía al imbécil, porque el pecho de Taemin estaba en el camino, sus muslos sujetaron a Jonghyun cuando por instinto intentó levantarse.


Taemin tomó su barbilla, obligando a Jonghyun a centrarse únicamente en su rostro.


—Ojos en mí, marinero.


Los ojos chocolate clavados en los suyos, una curva insinuante en la comisura de los carnosos labios de Taemin. Se inclinó, sus labios rozaron una línea recta desde la mejilla hasta la oreja de Jonghyun.


El susurro de Taemin desvió la atención que Jonghyun mantenía en la discreta multitud nocturna, porque repentinamente estaba tan duro, que le preocupaba más correrse en sus jeans mientras Taemin se retorcía melodramáticamente en su regazo.


—Pon tus manos en mi culo, tontín.


Jonghyun deslizó sus manos por aquellos muslos duros y apretados, recorrió las esbeltas curvas de las caderas de Taemin, hasta que sus manos abarcaron un culo que le aturdía. Sin duda, el cretino de enfrente tenía una buena vista. Jonghyun hundió en esté las yemas de sus dedos y el audible jadeo en el aliento de Taemin hizo que la polla Jonghyun se retorciera.


—Entonces...— Jonghyun luchó por aclararse la garganta —¿Esto es una cita?


—Esto somos nosotros mostrándole a ese imbécil lo que se está perdiendo— Taemin arrastró su boca por el cuello de Jonghyun, animándole a inclinar la cabeza para un mejor acceso.


El roce áspero de una lengua en su cuello prendió fuego a la piel de Jonghyun. Él intentó pronunciarse agradecido.


—Claro. Amable de tu parte.


—No te hagas ilusiones— Taemin mordió el lóbulo de su oreja. Jonghyun se estremeció.


—Bromeas, ¿verdad? —sus ojos amenazaron con ponerse en blanco. —Estos pantalones ya estaban ajustados antes de que te subieras a mi regazo.


Taemin se sacudió con una risa silenciosa y Jonghyun pensó que la sola vibración, podría levantarle del sofá.


—¿Tu hermana te arregló una cita con este tipo? Tendrás que darme su número. La chica necesita ayuda.


—¿Su número? Claro. Cualquier cosa que quieras— en serio. Cualquier cosa.


—Deja de salir con imbéciles.


—Entendido. Lo que digas.


Sus sesos no funcionaban y su boca se abrió, en un intento de ayudar a aspirar más oxígeno. Lo que sea que borrase la niebla sexual en su cerebro. Pero ser un completo idiota parecía lo mejor que podía hacer, mientras Taemin lo montaba y Siwon le gruñía, Jonghyun puso sus dientes contra la huesuda brecha del hombro de Taemin y mordió lo suficientemente duro para llamar su atención.


Taemin se paralizó. Sus manos, que habían estado relajadamente entrelazadas detrás del cuello de Jonghyun, se aferraron a los cortos cabellos en la nuca de Jonghyun.


Ambos se quedaron quietos el tiempo suficiente como para poner las cosas incómodas. Pero después de un minuto, el chico en su regazo rompió el hechizo.


—Entonces. Creo que hemos terminado, ¿verdad? Sí — Taemin se puso de rodillas, y presionó su entrepierna contra el pecho de Jonghyun, quien gimió al sentir la dura polla de Taemin ciñéndose sobre su esternón. Cuando alzó la vista, Taemin tenía las mejillas rosas y no veía a Jonghyun a los ojos. Se balanceó elegantemente en una pierna para levantarse del regazo de Jonghyun y apoyó una mano en el brazo del sofá mientras se ponía en pie.


—Será mejor que pagues mis bebidas, imbécil— la cita de Jonghyun no estaba complacida.


La boca de Taemin se abrió para discutir. Tomándolo de la mano, Jonghyun lo sacó de la salita.


—¿Ese tipo es un cliente? —siseó Taemin en su oído, siguiéndolo mientras Jonghyun pasaba entre la multitud dispersa hasta el final de la barra donde estaba la zona de espera.


—Hmm. ¿Qué?


—¿En serio vas a chupar a ese chico en la oficina?


—Um, no. No creo que vayamos a ser contratado por ellos— trató de meter su mano con los dedos cruzados –como un niño por el amor de Dios– en el bolsillo de sus super ajustados pantalones y fracasó.


—Bien. Dios, ese tipo no podría follar a un culo pre-lubricado— Taemin entrecerró los ojos y por encima de su hombro, miró a la salita que acababan de dejar, donde Siwon había extendido ampliamente sus brazos y sus piernas.


Un pesado y cálido peso cubrió su espalda. La columna vertebral de Jonghyun se enderezó violentamente.


Logró decir —Qué...— mientras el brazo de Taemin serpenteaba alrededor de su cintura, su mano aterrizando en la polla de Jonghyun, oculta bajo el borde de la barra.


—Cállate. Ese idiota aún puede vernos y quiero que sepa exactamente lo que se está perdiendo— Taemin presionó su rostro contra la espalda de Jonghyun, su boca aterrizó justo entre los omoplatos de Jonghyun. Conectando su boca con la columna de Jonghyun, Taemin desplazó sus labios por el algodón almidonado de su camisa, llegando a su cuello. Jonghyun dejó caer su cabeza con un escalofrío y deslizó su tarjeta de crédito por el borde de la barra delante de él, esperando que el barman la tomara desde allí.


Él sabía que para Taemin esto era un simple juego, algo que hacía para fastidiar a la cita de Jonghyun. Por alguna razón, esta noche, Taemin decidió convertirse en el defensor de Jonghyun. Pero eso era una dura polla presionándose contra su culo y al cuerpo de Jonghyun le daba igual que aquello fuese por el show.


—Mierda— sinceramente Jonghyun no estaba seguro de quien lo dijo. Taemin mantuvo su mano apretada contra su polla, sin moverla, pero con un agarre que aumentó la presión en sus bolas al punto que su corazón latía con fuerza en sus oídos y él apoyó los codos sobre la barra, jadeando y mirando el mostrador.


Su tarjeta de crédito se materializó en su mano y él garabateó una propina absurdamente generosa y después firmó en la parte inferior. A continuación, se sacudió para liberarse del apretón de Taemin y giró para mirar al hombre más joven.


Estaban parados casi cara a cara. El pecho de Taemin se elevaba y caía tan rápidamente como el suyo. Jonghyun se movió un centímetro, presionándose contra el pecho de Taemin, las puntas de sus botas tocando los zapatos de Taemin. Empuñó sus manos a los lados para evitar que sus dedos rodeasen los brazos de Taemin, sus caderas, su maldito cuello, por haber calentado a Jonghyun tan rápido y tan duro que apenas podía pensar con claridad. En el bar, el volumen de la música se elevó dos octavas y el ritmo del bajo ahogó las pulsaciones del latido de Jonghyun, un latido que pudo sentir en su polla. El aliento de Taemin cayendo sobre su piel como el agua.


— Jonghyun — la palabra apenas siendo audible por encima de la música.


Paso junto a Taemin, siendo consiente del hombre más joven pisándole los talones hasta el corto tramo de escaleras que conducían a la entrada de la calle. Esto parecía una huida, pero necesitaba algo de espacio para respirar y el bar pareció haberse quedado sin oxígeno.


— Jonghyun — de nuevo, sólo una palabra, esta vez más silenciosa mientras Jonghyun doblaba en la esquina del edificio. Los pasos de Taemin lo siguieron, demasiado cerca.


—Apártate. Apártate ahora mismo, Taemin, a menos que quieras...— Jonghyun se interrumpió a mitad de la frase. Dio un paso atrás. No tenía por qué ser insistente con esto, no importaba qué tipo de show hubiese montado Taemin dentro del bar. —Mierda. Necesito espacio para respirar— por una vez, el viento del lago no era perceptible y sus agitadas respiraciones formaban nubes delante de su cara, que se desvanecían lentamente.


Taemin le miraba a los ojos.


Y dio un paso adelante.


Las manos de Jonghyun se aferraron a los brazos de Taemin, jalándolo y retrocediendo hasta que los hombros de Taemin chocaron contra la pared de ladrillos, las manos de Taemin sobre las caderas de Jonghyun, acercándole más. Jonghyun se zambulló en la boca de Taemin, sus labios obligando a los de Taemin a abrirse, hasta que estuvieron jadeando en la boca del otro y luchando sobre quién estaba más tenso, y quién tenía más energía acumulada a liberar. Presionó su polla contra la cadera de Taemin, apenas era capaz de sentir otra cosa que su propio placer bajo la gruesa capa de su abrigo. Se apartó del beso en segundos, sabiendo que estaba arruinando esto, pero Taemin persiguió su boca por un segundo, antes de alejarse.


Jonghyun dejó caer su cabeza sobre el hombro de Taemin, jadeando contra aquella fina chaqueta de cuero. La caricia de mariposa en su nuca le instó a alzar la cabeza. Taemin tenía las manos en su cintura, metidas profundamente en los bolsillos de su chaqueta.


Alejándose, Jonghyun llevó aire frío a sus pulmones y miró con los ojos muy abiertos, a su no-cita. Abrió la boca, listo para disculparse, incluso sin estar seguro del por qué.


Taemin lo interrumpió antes de poder hablar.


—No es tu culpa. Estoy emitiendo algunas señales mixtas. Lo siento— Taemin se pasó el dorso de su mano por su boca. Sus labios estaban rojos, como si se los hubiera pintado.


—¡Mieeerda! — Jonghyun pisó con fuerza la acera, sintiéndose como crío molesto y cachondo con una erección en sus pantalones, y gritó su frustración al siempre iluminado cielo de la ciudad. Para empezar, nunca quiso salir en estas malditas citas. Ahora, estaba tan ensimismado con este chico quien, en un segundo parecía estar en sintonía con él, y al siguiente, a punto de denunciarle.


Taemin permanecía inmóvil bajo una farola, con los dedos pegados a su boca, los ojos abiertos. Su ridícula chaqueta abierta a la altura de su pecho, completamente inadecuada para el invierno de Seúl, pero sin duda, haciéndole ver como un maldito modelo.


Jonghyun presionó las palmas de sus manos contra sus ojos y gruñó. Le dolían los dedos por el frío. Se dio por vencido y sacó los guantes del bolsillo de su abrigo, sacudiendo la cabeza para llamar su atención.


—Vamos.


Taemin ladeó la cabeza, pero no dijo nada.


—Te llevaré.


—¿Dónde?


—Donde quieras.


Taemin se mordió el labio, dudando.


Jonghyun aspiró aire frío por la nariz, congelando los pelos dentro hasta que exhaló. Sabía que ahora mismo irradiaba tensión sexual. Subirse a un coche con él probablemente no era la idea más sensata. —Te daré dinero para un taxi.


Taemin giró la cabeza. —De ninguna manera— espetó —Puedo pagar mi propio taxi.


—Pero no lo harás— Jonghyun no sabía cómo sabía esto, pero estaba seguro que tenía razón —Caminarás hasta la línea marrón y tomarás el metro a casa y hace un frío de muerte, Taemin. Así que déjame llevarte o pagar el taxi, ¿ok?


Jonghyun esperó.


—Bien.


Jonghyun mantuvo la boca cerrada mientras caminaba hacia su auto, Taemin le seguía detrás. Ahora mismo, no había nada que pudiera decir que no saliera como manipulación.


Si alguien intentaba asaltarlo, él les arrancaría la cabeza, sólo para liberar un poco de tensión sexual.


Entró al auto y cerró la puerta de golpe, abrochándose el cinturón de seguridad antes de arrancar el motor. Taemin se sentó en el asiento junto a él, cerrando su puerta silenciosamente. Esperando el click de la hebilla del cinturón de seguridad, Jonghyun se centró en sus manos, donde se aferraron al volante a las diez y dos.


—Abróchate el cinturón— su voz sonó áspera en el silencio del coche, los ruidos de la calle no se oían este espacio oscuro y silencioso.


Jonghyun pudo jurar escuchar el crujir de su cuello cuando giró lentamente la cabeza a la derecha.


La cabeza de Taemin estaba inclinada contra el reposacabezas y la giro a la izquierda para mirar fijamente a Jonghyun. Se movió en su asiento, estirándose para tirar de la entrepierna en sus pantalones.


Inhalando bruscamente, olió a Taemin, el calor de su cuerpo era alto y llevó su aroma hacia Jonghyun, amaderado y penetrante. Una creciente oleada le atrajo hacia Taemin, diciéndole que extendiera la mano y la pusiera sobre lo que quería, pero se contuvo. Cerró los ojos, y en su mente contó de dos en dos, una y otra vez para distraerse, pero una delicada mano aterrizó en su cintura.


Abrió ampliamente los ojos para ver los pálidos dedos acariciando el dorso de su mano enguantada.


La yema de un dedo trazo el dorso de la mano de Jonghyun hasta tocar la piel desnuda de su muñeca.


El roce de una uña contra su muñeca envió electricidad por su brazo, está repicó hasta sus entrañas, haciendo que cada centímetro de su cuerpo se contrajera y se congelara cuando la yema del dedo de Taemin se dirigió al dobladillo del guante de Jonghyun.


Imposible pensar en cualquier cosa cuando la mano de Taemin apenas le tocabadejó de pensar por completo. —Ábrete la chaqueta.


—¿Qué?


—Ábrete la chaqueta. Súbete la camisa. Y desabróchate el pantalón— Jonghyun escuchó el gruñido en su propia voz. Manos en el volante, ojos en Taemin, sin moverse.


—Mierda. Esto no cambia nada— pero Taemin separó las solapas de su chaqueta y tiró de su camisa. Jonghyun se liberó de su auto-parálisis, pulsó el botón de su cinturón de seguridad y su dedo sufrió un golpe al intentar abrir la hebilla.


Taemin buscaba a tientas el botón de sus jeans. Jonghyun apartó sus manos del camino. Sacó los botones de sus respectivos agujeros con un fuerte tirón y metió una mano áspera para sacar la polla de Taemin, ignorando las manos de Taemin que bajaban sus jeans por sus caderas.


Él pasó su pulgar por la cabeza de la polla de Taemin, ganándose un débil grito silencioso, hasta que Taemin empuñó una mano y la presionó contra sus dientes.


Quería ser gentil pero no lo conseguía, aspiro con dificultad. No había suficiente aire. Estaba mareado de deseo y necesidad.


Las caderas de Taemin se sacudieron en el aire. Apoyando un pesado brazo sobre los muslos de Taemin, Jonghyun le mantuvo quieto mientras que con su mano derecha agarraba firmemente la polla de Taemin, direccionándola a su boca.


Quería tomarse su tiempo. Para lamer, chupar y tocar con su boca las venas y crestas en la polla de Taemin y memorizarlas con su lengua, pero eso no era posible.


Si Taemin estaba tan excitado como él, esto no llevaría mucho tiempo. Cubrió totalmente la polla de Taemin, y el empuje en las caderas de Taemin fue detenido por el peso de Jonghyun.


El grito de Taemin hondó en el coche, rebotando en el techo y penetró en Jonghyun causando que sus manos temblaran en el muslo de Taemin, y fue directo a su polla. Presionó su rostro lo suficiente como para ahogarse, y tragó apresuradamente cuando Taemin se derramó en su boca.


El silencio descendió como niebla sobre el asiento delantero.


Apartándose del cuerpo de Taemin, Jonghyun sabía lo que vería cuando mirara a Taemin. Y, también, lo que vendría después.


Los ojos de Taemin estaban muy abiertos, temerosos. Y Jonghyun se sintió una mierda por ser el causante de esa mirada, aun sabiendo que los dos eran igualmente responsables de esta estupidez. Otro par de segundos vergonzosos los mantuvo callados, hasta que Taemin se frotó la cara.


—No puedo creer que hiciera esto de nuevo. Mierda— Taemin acomodó sus ropas bruscamente y tiró del manillar de la puerta, cayéndose del coche en su prisa por salir. Jonghyun no sabía exactamente por qué está era una idea tan terrible, cuando era obvio que él y Taemin se atraían, pero arreglar esto era más importante que el saber.


—Lo siento— ya estaba hablando con un fantasma — Taemin.


Sólo pudo ver la espalda de Taemin mientras este abrochaba su chaqueta y se alejaba con maldita prisa. Taemin ni siquiera había llegado a la esquina, cuando le envió un mensaje, esperando que el joven no ignorara el mensaje texto que veía en su móvil.


'Lo siento. No debí hacerlo'


Taemin sacó su móvil antes de doblar en la esquina, de la única calle iluminada por las farolas que se encendían a medida que avanzabas. Jonghyun sabía que había visto el mensaje de texto, pero su propio teléfono estaba silencioso en su regazo. Después de un momento, volvió a enviar un mensaje de texto.


'Me pasé de la raya. Podemos ser sólo amigos, ¿ok? Es tu decisión. Me disculpo'


El coche se volvió aún más frío cuando Jonghyun se sentó con su móvil sobre su rodilla, esperando un zumbido o una luz parpadeante que nunca vino.


'¿Taemin? Por favor. Lo siento'


Las especies se extinguieron y las nuevas evolucionaron a partir de las bacterias mientras él permanecía sentado en la oscuridad de su coche, esperando saber cuán mal lo arruinó. Finalmente, su teléfono vibró.


'Cometí un error. No me llames ahora mismo. Hablaré contigo más tarde'


Sólo después de que el aire silbó de manera hueca en sus pulmones, noto cuán inseguro estuvo mientras esperaba la respuesta de Taemin. Apoyó su frente contra el volante hasta que la helada curva de plástico le dio dolor de cabeza. Enderezándose, Jonghyun giró la llave en el encendido y se dirigió a casa, completamente preparado para mentirle a su hermana sobre la naturaleza del beso que concluyó esta cita. 


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—¿Taemin eligió a este tipo? — Jonghyun escuchó su propia voz, su tono asemejándose al que comúnmente usan las adolescentes.


No ayudó no haber tenido noticias de Taemin desde que este huyó de su auto el martes por la noche. Ahora, mientras se vestía para su cita número tres, se debatía si debía volver a llevar el simple pero elegante atuendo que Taemin eligió para él. Pero al sacar esas prendas del armario hizo que se le encogiera el estómago.


—Bueno, él ayudó.


—¿A qué te refieres con, él ayudó?


Sodam se sonrojó y cruzó los brazos sobre su pecho. Alejó un momento su mirada de Jonghyun y volvió a mirarlo a los ojos. Él entró a su baño para cambiarse, dejó la puerta abierta para poder escuchar su explicación.


—Él me dijo que dejara de pensar con mi polla a no ser que sólo quisiera un polvo para ti.


—Y, ¿Qué? ¿Mi cita es obra de él?


—No— tras la larga pausa de Sodam, él asomó la cabeza por la puerta. Ella se sonrojó. Él rodó sus ojos y agitó su mano —Quería saber qué le pasaba, ya que tú has sido reservado y un bastardo respecto a esto.


Puso pasta de dientes en su cepillo de dientes y se dirigió a la habitación llevando consigo el tubo y el cepillo. Sodam no apartó la vista cuando él la inmovilizó con una mirada. Es obvio que hablarle de las compras en la tienda de Taemin sólo la alentado. Por otra parte, no le dijo nada del desastroso final del martes por la noche.


—¿No se te ocurrió que tal vez no era de tu incumbencia?


—Eso dijo él— admitió ella —Pero a él le interesas, Jjong. Si pensaba que estaba escondiéndolo en sus correos, él no sirve para operaciones encubiertas. Y sé que a ti te interesa.


—Escucha, Sodam. Sé que tus intenciones son buenas, pero no presiones, ¿ok? — Se metió a la boca el cepillo de dientes y soltó su última advertencia por las comisuras. —Lo digo en serio.


—Bien— La expresión en la boca de Sodam era rebelde. —Pero aun creo que le interesas. Me siento mal. Creo que lo arruiné.


Se dirigió al perchero del recibidor y se detuvo para besar a su hermana en la cabeza.


—No es tu culpa. Aunque podrías liberarme de las citas restantes.


—De ninguna manera, amigo. Quizás me pregunte cómo van tus citas y se ponga celoso.


—Tal vez.


Lo dudaba, pero se dio cuenta que su mejor opción, es que tendría la oportunidad de comprar de vez en cuando, pantalones que hicieran lucir su culo, en la tienda del chico que hacía tartamudear su corazón.


No era mucho, pero tendría que ser suficiente.


**********


Una hora en su cita con Jongin, un gerente de restaurante, y Jonghyun tuvo que admitir que Sodam hizo un mejor trabajo esta vez. Jongin era inteligente, divertido, guapo y no tuvo reparos en patearle el culo a Jonghyun en el salón de billar


El repertorio de historias entretenidas del restaurante de Jongin hizo que Jonghyun se riera mucho en los primeros diez minutos de la cita, que en toda la desastrosa noche que paso con Siwon, antes que Taemin lo rescatara.


Taemin.


Hasta ahora, la raíz de todo su problema. Cada pensamiento remitía a Taemin de alguna manera, incluso si las sinuosas curvas de su cerebro para llegar ahí, eran laberínticas. Asistir a la cita, conocer a alguien nuevo... Demonios, incluso ir al baño a orinar le recordó la vez que le envió un mensaje de texto a Taemin desde el retrete.


Jongin fue paciente en los ocasionales momentos de distracción de Jonghyun, pero estaba claro que sintió su falta de conexión. El gerente del restaurante era más joven que Jonghyun, aunque no tanto como Taemin, alto y delgado, con cabello corto oscuro y pómulos con los que podrías cortarte. Si Jonghyun lo hubiera visto en un club hace dos semanas, tendría su maldita atención antes de terminar su segunda cerveza.


Jonghyun negó con la cabeza y se inclinó sobre la mesa de billar. Pudo sentir en él los ojos de Jongin y sabía que, si este fuera un escenario distinto estaría a bordo, sacando su culo mientras se inclinaba sobre la mesa para provocar un comentario o, mejor aún, un toque. Pero él simplemente no lo sentía y este chico perfectamente agradable, merecía algo mejor.


Esperó a sentir algo. Aquel fuego lento de su deseo. La rápida especulación mental sobre cómo sería estar desnudo con el chico.


Nada.


—Escucha, Jongin — No importa cuán amable quisieras ser, está siempre era la peor parte. Su estómago se revolvió un poco. ¿Estaba siendo idiota? Probablemente. —Eres un buen hombre— Dios, la peor intro de la historia.


La sonrisa de Jongin fue generosa. —Pero no lo estás sintiendo.


—Dios, lo siento. Pero no.


—Está bien. No hay forma de saber con quién harás click. Es por eso que vamos a citas, ¿verdad? —Su cita se encogió de hombros y señaló hacía la mesa de billar. — Pero me estoy divirtiendo. ¿Otro juego?


—Claro— Sacó las bolas lisas y rayadas de las troneras y las rodó hasta el extremo opuesto de la mesa donde Jongin las amontonó. Jonghyun atormentó su cerebro por cualquier chispa de interés. Qué estaba mal con él ¿Por qué no lo sentía con este hombre? Él es inteligente y divertido, no es tan joven como para estar fuera de tu alcance, como Taemin ...


¿Hasta cuándo su maldito cerebro de porquería dejaría de pensar en Taemin? Quién probablemente estaría encima de este tipo. Jongin es exactamente lo que dijo que quería.


Jonghyun se congeló.


Jongin es exactamente lo que Taemin dijo que quería.


Se gritó a sí mismo por ser tan idiota. Nadie es tan noble. Por otro lado, quería demostrarle a Taemin que realmente habla en serio, respecto a que podrían ser amigos, ¿Qué mejor manera?


El suspiro de Jonghyun fue lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de Jongin —Pues, tengo un amigo.


—Oh Dios, no me vas a emparejar con alguien.


—No. Bueno, tal vez—. Puesto que he perdido mi bien amada cabeza. —Es un excelente chico. Inteligente, divertido, caliente como el infierno. Está en la administración de tiendas, así que estoy seguro que puede igualar tus historias de terror.


—Y no estás saliendo con él, ¿Por qué?


Jonghyun se sonrojó. —Ha dejado en claro que no está interesado.


Jongin alzó una ceja perfectamente arreglada. —De lo contrario tú...


—¿Le ataría a mi cama y no le dejaría ir en una semana? —Se encogió de hombros, sintiéndose un poco estúpido. —Demonios, sí.


—¿Y? ¿Quieres darme su número? — Jongin colocó el triángulo de bolas, apretándolo bruscamente para mantenerlas apiñadas mientras alineaba la parte superior del soporte con el casquillo.


—Estaba pensando en llamarlo ahora mismo. Podría presentarlos e irme.


Jongin giró su taco en uno de los cubitos de tiza azul, su sonrisa igual a un relámpago en una noche calurosa. —¿Por qué no? Llámalo.


Jonghyun sacó su teléfono y entró a Contactos. En el último segundo, tocó el icono de mensaje de texto en lugar del de Llamar. Las probabilidades que Taemin contestase una llamada telefónica suya, no eran positivas, pero apostaría dinero en efectivo a que Taemin no podría resistirse a mirar un mensaje de texto.


Suficiente con las disputas. Escribió el mensaje antes que pudiera dudar de sí mismo.


Hola. Cita tres: buen tipo, sin chispa. Solo me di cuenta que quizá te guste. Le hable de ti y está interesado. Estaremos en Identity una hora más si quieres conocerlo. Me iré cuando/si llegas.


Presionó Enviar e intentó no acobardarse.


**********


Taemin jaló la helada perilla de metal de la puerta del bar, preguntándose sí podría golpearse con esta y dejar su cuerpo inconsciente para que sea pisoteado por Jonghyun y Cita Tres, cuando se dirigieran a casa para la noche salvaje y de sexo porno que obviamente tendrían, después de haberle gastado una broma al chico estúpido que apareció, otra vez, después del llamado del hombre que se había prometido no perseguir.


Pero no le estoy persiguiendo.


Entró al bar y dejó que sus ojos se acostumbraran.


El lugar estaba medio lleno con pequeños grupos, género mixto, y parecía relativamente limpio. Pidió una botella de cerveza barata así no se lamentaría sí la cosa se volvía loca y tuviese que salir de prisa. Empujó uno de cinco por la barra y rechazó el cambio, tomó su cerveza por el cuello y se preparó para buscar a Jonghyun y a su, la de Taemin, cita.


Desde hace unos días, cada vez que la luz azul de su teléfono comenzaba a parpadear, indicando que tenía un mensaje de texto o un correo electrónico, los músculos del cuerpo de Taemin se tensaban, un espasmo que se sentía como una descarga eléctrica. Cada vez intentaba contenerse más, mirar los mensajes y correos electrónicos de vez en cuando, en vez de revisarlos tan pronto llegaban, pero aquella luz parpadeante era como un dedo tocando el timbre de una puerta, un zumbido en su cabeza que no desaparecía hasta responder.


Ver el nombre de Jonghyun le trajo tantos recuerdos, como si por un instante, hubiese regresado al pasado martes. El carro oscuro y silencioso. El jadeo entrecortado de sus respiraciones. El calor húmedo de la boca de Jonghyun sobre él mientras sus caderas se elevaban del asiento. La inevitable humillación cuando cayó en cuenta que lo hizo de nuevo. Enamorarse de un hombre mayor con más estatus que él. No se pondría en una posición en la que se avergonzara de lo que hacía para ganarse la vida o donde el hombre con el que salía le hiciera sentir inútil. En realidad, ni siquiera le importaba si Jonghyun tenía la intención de hacerlo, porque eventualmente pasaría. No había forma de equilibrar esa clase de desigualdad.


Y, sin embargo, aquí estaba, otra vez. Actuando como una chica a la entera disposición de su hombre.


—¡Taemin!


Jonghyun y Cita Tres estaban en la mesa más cercana a la puerta. Él puso una sonrisa en su rostro. Sus mejillas sintiéndose como hielo agrietado bajo un gran peso. A eso súmale los apretones de manos y las incómodas presentaciones, la cita de Jonghyun fue la única que parecía tranquila.


—Bueno, supongo que me voy— Jonghyun se encogió de hombros en su abrigo, dio un paso hacia el pasillo y se detuvo. —Um, diviértete. Supongo.


Se giró para irse y las palabras salieron de Taemin antes de que pudiera detenerlas —Entonces, ¿esta no cuenta?


Jonghyun giró sobre sus talones en un instante y regresó —¿Qué?


—A menos que ya lo hayas hecho, ya sabes— Taemin hizo una mueca de beso y los ruidos apropiados, relegándose a sí mismo al tercer grado.


Jonghyun se volvió rojo y farfulló —No. Ni siquiera mencione...


—Si él no te besa, entonces esta cita no cuenta para la apuesta, ¿verdad?


—¿La apuesta? —El caliente hombre de cabello oscuro claramente no estaba al tanto del gran plan.


El rojo de Jonghyun rozaba el morado para cuando Taemin soltó los detalles de la apuesta en toda su vergonzosa gloria.


Pero cuando Jongin se rio y dijo —Ustedes están locos. Claro, soy bueno para eso— Taemin para nada sintió como si hubiese ganado esta ronda.


Ver a Jonghyun besar a este tipo le hizo perder el equilibrio y accidentalmente derribó la botella de cerveza en la barandilla. La cerveza barata burbujeo, derramándose por cuello largo y sus maldiciones separaron a la pareja besándose, quienes teóricamente no sintieron una conexión y, aun así... Luego vio el dedo de Jongin enganchado en una presilla de Jonghyun mientras el hombre mayor se volteaba hacia Taemin, y pensó que por más que él hubiese dejado una buena impresión en Jonghyun, el gerente del restaurante claramente era un buen actor.


Jonghyun fue quien trajo un trapo de la barra principal y limpió el desorden, entreteniéndose lo suficiente con el trapo como para ganarse una mirada divertida de Jongin. Finalmente, hizo bola el trapo sucio y les dio un gesto con la cabeza.


—Pues. Nos vemos— Jonghyun se limpió las palmas en su pantalón y estrechó la mano a Jongin y se giró hacia Taemin


Para sorpresa de Taemin, después de una breve vacilación, le dio un abrazo rápido. El abrigo voluminoso de Jonghyun friccionando su mejilla y se atrapó a sí mismo, abrazando la cintura del hombre mayor. Se separaron rápidamente.


—Sé bueno— La esquina de la boca de Jonghyun retrocedió en una media sonrisa.


—Yo siempre lo soy, cariño— le hizo un guiño.


—Lo sé.


La quietud que persistió tras la salida de Jonghyun, se desmoronó bajo el repentino estruendo del ganador de una mesa.


—¿Juegas? —Preguntó Jongin.


—Claro— Supéralo, Taemin. ¿Por qué siquiera saliste esta noche si no querías pasar el rato con este tipo del cual Jonghyun cree te gustará? —Aunque te lo advierto. Apesto .


Jongin apretó los labios por un momento antes de reír. —Solo por esta vez te la dejo pasar.


Las mejillas de Taemin se sentían en llamas. Donde normalmente él coqueteaba, sus bromas habituales repentinamente se sentían torpes e inapropiadas —Gracias. ¿Por qué no las junto y puedes romper?


Una hora más tarde, estaba claro que mientras Jongin era lo suficientemente carismático como para quitarle el pantalón a la reina virgen del baile de graduación, lo cual se asemejaba mucho a lo que Taemin ha sido este último año, el extraño inicio de la velada hizo que cualquier tipo de flirteo fuera demasiado raro como para secundar. Después de perder dos veces, Taemin felicitó a Jongin y deslizó su taco en el estante empotrado en la pared.


—¿Terminamos?


—Sí, quizás. No lo sé. Mi cabeza no está en el juego.


—No te preocupes. Podemos salir si quieres— Ante la ceja levantada de Taemin, Jongin se rio. —No me malinterpretes. Esa cosa entre tú y Jonghyun todavía se siente un poco pegajosa para mí. Aunque me gustaría volver a salir contigo, en una noche que no comience conmigo viendo a alguien más— Al final de su discurso, Jongin se había acercado tanto y Taemin tuvo que echar su cabeza atrás para mirar a Jongin a los ojos. La pequeña chispa de excitación que sintió, al saber que tenía la atención de un hombre caliente, recorrió la columna vertebral de Taemin, pero él la ignoró.


—Tal vez podríamos.


Quizá a Jongin no le parecía, ya que estaba él dispuesto a quedar. —¿Vives en el vecindario? Me dirijo al metro.


—¿Intentaras pagar mi taxi a casa? —Se mordió la lengua. Esa pregunta sonaba odiosamente fuera de contexto.


—Soy gerente de un restaurante, Taemin. Cada mesero de mi personal gana más dinero que yo. Aunque protegeré tu trasero en el metro.


Taemin sonrió. Seguía siendo un poco raro que Jonghyun lo hubiera emparejado con su propia cita, pero sin duda, Jongin era el tipo de hombre que había estado buscando —De acuerdo.


Aunque cuando salían por la puerta, creyó ver una figura familiar, con la cabeza gacha y el esponjoso abrigo aún puesto, en el extremo de la barra más cercano a la puerta. Como si Jonghyun casi hubiera llegado a la calle antes de cambiar de opinión. Cuando Jonghyun lo vio, agachó la cabeza y Taemin se alejó de Jongin con un simple '¡Espera!' Y se deslizó en el hueco libre junto a Jonghyun.


— Taemin — Los ojos de Jonghyun estaban a media asta y se inclinó hacia Taemin antes de enderezarse cuidadosamente. Aunque pronunció cuidadosamente su nombre, era obvio que estaba completamente borracho.


—Hey, Jonghyun — Taemin apoyó una mano en el hombro del otro hombre, en caso de que Jonghyun estuviera tan borracho como parecía. —¿Por qué sigues aquí?


Parpadeo lentamente. —Te estas yendo. Con Jongin — Jonghyun miró por encima del hombro de Taemin, al gerente del restaurante esperando en la puerta doble al exterior.


—Me voy al mismo tiempo que Jongin. No con él— No sabía por qué sintió la necesidad de explicarse. Basándose en la mirada en blanco y borrosa en la cara de Jonghyun, las palabras sutiles eran un desafío muy grande en este momento —¿Cómo iras a casa? Tú no vas a conducir, ¿verdad?


Jonghyun intentó hacer una pedorreta, pero solo logró escupir a Taemin. Es bueno saber que el hombre, a quien no había podido sacar de su mente en días, tenía cero tolerancia al alcohol. —Creo que tendré que caminar.


Taemin rodó los ojos. —Sí, claro— Miró por encima del hombro y vio que Jongin se había acercado a él. Hizo un ademan con la mano a Jonghyun, resumiendo la situación. —Mira, no puedo dejarlo aquí. Vete. Lo llevaré a casa.


—¿Necesita ayuda?


—Nah. Lo tengo.


Jongin asintió y le hizo un saludo de dos dedos antes de salir por la puerta. Taemin se volvió hacia Jonghyun a tiempo para verlo drenar el resto de su pinta y llamando con la mano a la barman.


—Oh, de ninguna manera, papi— El apodo se le escapó y gruñó. Metió un hombro en la axila de Jonghyun para mantenerlo verticalmente y le indicó al barman que le diera la cuenta. Cuando vio el recibo de la tarjeta de crédito, chilló —¿Cuarenta dólares? ¿Cuántas cervezas bebiste? — Jonghyun comenzó a contar con los dedos, doblando el pulgar. Índice. Medio. Anular. Perdió la cuenta y comenzó de nuevo. —Ok, obviamente no hay tiempo para esa pregunta. Firma el recibo, borracho.


El viaje en taxi fue tranquilo, después de arrebatarle la billetera a Jonghyun y obtener la dirección de su licencia.


Empujar a Jonghyun por las escaleras hasta el segundo piso fue una prueba para no prestar atención al culo bajo sus manos.


Taemin le dio a Jonghyun tres intentos para insertar la llave en la cerradura antes de quitárselas. Cinco minutos después, se dio cuenta que Jonghyun no había estado usando la llave correcta. Una vez dentro, buscó a tientas un interruptor de luz y luego se dirigió directamente hacia el primer mueble que vio, un enorme sofá contra la pared opuesta a la puerta de entrada. Mientras le sacaba las mugrientas botas, el hombre en cuestión, abrió un ojo soñoliento y lo miró.


— Taemin.


—Ese soy yo, amigo. ¿Cómo te sientes?


—Tal vez vomite.


—Excelente. Espera aquí— Dejó a Jonghyun tendido en el sofá y fue en busca de un baño. Taemin agarró la pequeña papelera del gabinete bajo el lavabo blanco del fregadero y la llevó de vuelta a la habitación principal —Aquí. Vomita en esto— Colocó el cubo junto al sofá. Con las manos en las caderas, miró a Jonghyun, quien había logrado incorporarse. —¿Estamos bien aquí?


—¿Te vas? — Jonghyun se arrojó sobre su espalda, la traición se reflejó en su cara.


—¿Crees que me quedaré contigo toda la noche?


Incluso el encogimiento de hombros de Jonghyun fue tembloroso. —Bebí todas las cervezas— Rodó sobre su costado y levantó la cabeza, golpeando el cojín con la palma de su mano hasta que Taemin se sentó y dejó que Jonghyun posara su cabeza borracha en su regazo.


—Eso hiciste, amigo— Flexionó su muslo involuntariamente y la cabeza de Jonghyun se sacudió.


—¿Lo soy?


—¿Eres qué?


—Tu amigo.


Taemin suspiró —Sí. Sí, lo eres —Pasó sus dedos por el rubio cabello mientras el calor de la mejilla de Jonghyun se filtraba en su pierna. Jonghyun sacudió su cabeza, frotando su cara contra el dril de algodón.


—Eso es bueno. Tenía miedo que dijeras de no. Así que bebí...


—Todas las cervezas, sí— Siguió pasando sus dedos por el pelo suave y fingió que era por el bien de Jonghyun. —Y quieres ser mi amigo.


—Sí. Eres inteligente, divertido y muy agradable, incluso cuando estás malhumorado— Jonghyun medio balbuceó su letanía de halagos y sus palabras conmovieron a Taemin, aun sabiendo que Jonghyun no recordaría ni una palabra de esta conversación en el mañana.


Siempre quiso que alguien lo viera de ese modo. El estómago de Taemin se revolvió. Él quería que alguien lo viera de ese modo. Jonghyun siguió hablando. —Quiero serlo. Incluso si no me dejas chuparte otra vez.


La polla de Taemin saltó. Tener la cara de Jonghyun a cinco centímetros de su entrepierna, de repente parecía ser la peor idea del mundo. Sus bolas se alzaron y el murmullo de Jonghyun vibró en su piel como los círculos en un estanque después de tirar un guijarro. Excepto que cada palabra que murmuró, era otro guijarro y la piel de Taemin zumbaba por todas esas ondas.


—¿Qué haré contigo ahora?


Supuso que los ronquidos eran una respuesta decente. Para cuando Taemin salió por la puerta a las dos de la madrugada, dejando a Jonghyun debajo de una manta en el sofá, seguía sin tener idea de cuál era la respuesta a esa pregunta.


Solo tenía una voz pequeña y tranquila en un rincón de su mente, susurrándole.


Este es tu hombre.


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Boah estaba a punto de empujarlo por la barandilla de seguridad del balcón de la boutique.


—Por el amor de Dios, ¿cuál es tu problema? —Su jefa había tenido un cambio radical respecto al tema tras una semana de no escucharle hablar sobre Kim Jonghyun.


Tras cinco años juntos en la boutique del centro comercial, Boah no necesitaba palabras para saber lo que pasaba por el torturado cerebro de Taemin. —¡Solo llámalo! Un email. Un texto. O lo que quieras. Obviamente estás medio enamorado de ese hombre o te estarías quejando de él sin parar.


Pero no podía. Se prometió a sí mismo que nunca volvería a ser aquel chico, el que se enamoraba de una frase bonita y quien no podía mantenerse firme ante la decisión que él mismo tomó si en el horizonte había un hombre caliente y mayor queriendo presumirlo.


El problema era, que una pequeña y molesta voz en su cerebro, seguía señalando que Jonghyun era lo opuesto de astuto. Que casi nunca presionó, y cuando lo hizo, estuvo dispuesto a retroceder inmediatamente a la orden de Taemin.


Aquello no importaba. Taemin no podía darse el lujo de dudar de sí mismo.


No podía soportar ese tira y afloja otra vez. No sin perderse a sí mismo. No sin dejar de sentirse completo después.


—Tomé una decisión, Boah. La tomé la primera noche— Suspiró y se pasó los dedos por el pelo, asegurándose de dejarlo tan revuelto como antes. —Y lo he estado arruinando desde entonces. Dios, esto es como la versión 2.0 de Minho.


Su jefa abrió la boca. La cerró. Mordió su labio. Taemin cruzó los brazos sobre su pecho y forzó una fuerte exhalación. Esperó pacientemente.


—¿No se te ha ocurrido que quizá estés equivocado?


Las noches de inventario forjan un lazo con el que no te metes. —Cada día.


Boah lo envolvió en un fuerte abrazo porque ella estaba a medio camino de ser la mejor mamá del mundo y eso que el niño aún no había nacido. —Mantenerse firme es genial, pequeño, pero también lo es, admitir que cometiste un error y arreglarlo.


—¿Cómo se supone que sabré la diferencia? —Su voz quedó amortiguada en su pelo hasta que el bebé lo pateó y él retrocedió. Estaba convencido de no agradarle al niño.


—Solo tienes que sentirlo. Escucha a tu corazón— Él frunció el ceño —Sí, podrías atragantarte con el queso, pero hay una razón por la que la gente lo dice. Escucha a tu puto corazón, Taemin. —Ella cruzó sus brazos y los apoyó en su abultado estómago.


—Sabes, no puedes hablar con esa boca sucia una vez que el retoño salga disparado de tu vagina.


—Asqueroso— Incluso la futura madre se estremeció ante esa imagen. Era posible que hubiera llevado las cosas demasiado lejos. Boah entrecerró sus ojos otra vez. —Tu corazón, idiota.


Taemin se mordió el labio, justo en el punto dolorido donde había estado royendo desde que recibió un correo electrónico de Sodam. —Sé dónde será su próxima cita.


El jadeo dramático de Boah lo hubiese hecho reír si esto no fuese tan importante. Ella presionó sus dedos en las comisuras de su boca. —Mierda. Puedes ir allá, declarar tu amor y recuperarlo para siempre.


Taemin gimió en voz alta. —Oh, Dios mío, eso es exactamente lo que estaba pensando lo cual significa que es una idea terrible.


—¿Qué?


—Tu última decisión romántica te preñó y se fue de la ciudad— Boah lo fulminó con la mirada. Pero era cierto y sabía que en su amistad podían ser sinceros. —Y la mía me hizo sentir vergüenza por admitir que trabajo aquí, en este trabajo que amo, con la mejor jefa del universo.


—Tienes que hacerlo, Taemin. Lo sabes.


Lo qué si sabía, es que eso era mejor que quedar embarazada. Había una estampida de búfalos en su estómago. —¿Y si es la peor idea de la historia?


—No lo será. Porque sabes que es lo correcto.


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Por una vez, Sodam había establecido la cita de Jonghyun en un bar gay. Taemin no sabía si finalmente estaba entendiendo las cosas o si Jonghyun había señalado que tal vez el primer encuentro entre dos hombres gais, sería más cómodo si se daba en un entorno donde, si alguien los estaba mirando, fuera con admiración y no un preludio de un ataque homofóbico.


En cualquier caso, Taemin tuvo que abrirse camino a través de una multitud hombres danzantes, esquivando la ocasional nalgada dada por hombres que tal vez reconocería si se interesara en ver algo más que el abollado cartel de aluminio al final de la cuadra que deletreaba el nombre del bar.


Por primera vez, Taemin se estremeció en su chaqueta de cuero y deseó tener una de esos abrigos horrendos. Ojalá estuviera envuelto en algo cálido e inquebrantablemente acogedor. Metió sus manos debajo de sus axilas y asintió con la cabeza hacia el gorila habitual.


En el bar, ignoró los guiños y los holas de media docena de tipos que conocía. Bueno, los conocía bíblicamente, incluso si no estaba completamente seguro de saber sus nombres.


Y tal vez sus ojos ahora tenían un puto radar para Jonghyun, porque a Taemin no le llevó ni dos minutos encontrarlo al otro lado de la habitación, sentado en un taburete en la barra trasera, junto al que sin duda era su Cita Cuatro. La idea de tener que tocar a Jonghyun en el hombro, hizo que Taemin quisiera desmayarse, así que se acercó desde un ángulo donde Jonghyun le vio llegar.


—¿Taemin? — Jonghyun medio se levantó de su taburete.


—Hey— Taemin asintió al hombre junto a Jonghyun, quien se giró en su propio taburete para ver quién los estaba interrumpiendo. —Siento interrumpir. ¿Tienes un segundo?


Jonghyun se enderezó y lo miró con ojos entrecerrados, ladeó la cabeza. —Estoy...


—Lo sé— Taemin le interrumpió, sintiendo que su temple se escurría como el agua, dejándolo como un caparazón vacío y tembloroso. —Solo un minuto.


Se apartó, lo suficientemente lejos como para no oír lo que dijo Jonghyun cuando se inclinó hacia su cita.


—Hey. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?


Por supuesto que él preguntaría eso. Porque Jonghyun era un buen hombre y si Taemin no estuviera tan mal de la cabeza, se habría dado cuenta de ello desde el principio y no estaría parado aquí, nervioso y a unos diez segundos de vomitar sobre sus propios zapatos.


—Esta es la cosa—No podía mirar directamente a Jonghyun. Así que miró al piso y dijo abruptamente. —Creo que cometí un error.


—¿Un error?


La música se calló y Taemin se detuvo a tiempo para evitar gritar su respuesta al silencio entre canciones. Tan silencioso como un bar medio lleno de hombres gais podía ser.


—Cuando dije que no deberíamos, um, salir.


—De verdad.


—Bastante seguro.


—Está bien, bueno, es... bueno saberlo. Pero yo tengo...— Jonghyun miró a su cita por encima de su hombro.


Los ojos de Taemin le escocieron. Sintió apretado su pecho. Siempre existió una posibilidad muy grande de ser humillado, pero realmente pensó...


¿Qué? ¿Creíste que dejaría a su cita cuando tú mismo te has definido como una especie de postre mierdoso en un buffet libre? Incluso si quisiera compadecerse de ti, él no es la clase de hombre que plantaría a alguien. 


—Tengo que irme— Su voz salió ronca. Jonghyun abrió la boca como si fuera a decir algo, pero Taemin no pudo soportar escucharlo. Dio media vuelta y se dirigió a la salida.


**********


 —Irás tras él, ¿verdad? —Preguntó su cita cuando Jonghyun se acercó vacilantemente a su taburete, intentando procesar el torbellino que acababa de pasarle encima, buscó cambio en sus bolsillos y este se le cayó al suelo.


Parpadeó ante su cita, un hombre apuesto quien sonreía como si hubiese visto con anterioridad cientos de cosas raras.


Jonghyun ya tenía su abrigo —Demonios sí. Lo siento— Había olvidado por completo el nombre de su cita. Buscó en sus bolsillos su billetera.


Su adorable, maravillosa y sin posibilidad alguna, cita cuatro le despidió —Entiendo. Ve por tu hombre.


Él empuñó las mangas de su abrigo ya que estas se enredaban con los codos de los clientes mientras se abría paso hacia la puerta. Cada twink con su oso bloqueó su camino a la salida, y Jonghyun quiso rugir en frustración. Atravesó las puertas y casi aterrizó en su culo cuando sus botas patinaron con el hielo sobre la calle. Se estabilizó poniendo una mano sobre el gorila, que no parecía complacido por ello.


—Lo siento. Has visto...— Un grupo de chicos con aspecto de suburbanitas que se reían a carcajadas, pasaron a su lado y el gorila lo apartó del camino, exigiéndoles una identificación o un buen culo para permitirles entrar.


Tarde o temprano Jonghyun localizaría a Taemin, lo sabía. Incluso si tuviera que hacer algo tan fundamentalmente grosero como aparecer en su trabajo usando una chaqueta y sosteniendo una radiograbadora sobre su cabeza, una referencia que indudablemente le valdría a una mirada inexpresiva. Pero este era Taemin, quien tenía problemas de los cuales Jonghyun sólo ha raspado la superficie. No tenía idea de a donde podía llegar en un período de 24hrs. O por más tiempo, si no trabajaba mañana y no respondía su teléfono.


Hizo una conjetura y se dirigió al norte, porque hacia allá estaba el metro. Lo hizo en un trote lento, desplazándose por la acera, sus manos extendidas a los costados como un equilibrista. Siempre y cuando pudiera encontrar a Taemin, le importaba un carajo verse como un idiota.


Su pulso latía en sus oídos, le temblaban las manos y no sabía por qué se sentía como si pudiese morir si no encontraba a Taemin ahora mismo. Quién sabe qué clase de pensamientos rondaban la cabeza de Taemin, todo porque Jonghyun era demasiado estúpido, demasiado lento para pensar en qué hacer, cuando el hombre que quería más que a nadie que hubiese conocido antes, apareciera en medio de otra estúpida cita a ciegas. Había visto la expresión de Taemin, esa aplastante mezcla de humillación y resignación, como si ya supiera exactamente lo que se sentía ser el segundo.


El alivio lo mareó. Dejó sus rodillas temblorosas.


—¡Taemin! —Las cabezas se volvieron, cada peatón en la cuadra.


Incluyendo al único que quería.


Taemin se paralizó, con los ojos muy abiertos y mirándolo mientras Jonghyun trotaba y patinaba, su determinación por alcanzarlo le impedía caer. Cuando se acercó lo suficiente como para hablar sin gritar, Taemin se estremeció como un conejo y salió disparado, gritándole por encima del hombro. —Lo siento. Dios, lo siento.


— Taemin, espera— agarró a Taemin por la manga, pero el otro hombre se zafó, retrocediendo por un momento, las palabras brotaron de él cuando estuvo cerca de un poste de luz.


—Lo siento. Sé que estuve fuera de lugar, interrumpiendo tu cita como una especie de acosador. Ouch— El poste lo detuvo en seco, pero la boca de Taemin siguió moviéndose. —Jesús, no sé en qué...


Jonghyun detuvo el balbuceo de Taemin con su boca. Sonrió en el beso y apoyó sus manos en el poste de luz por encima de la cabeza de Taemin, lamiendo el contorno de esa boca repentinamente silenciosa, hasta que Taemin abrió su boca y fue bueno. Tan bueno que se aplastó contra Taemin y enterró su cara en la estúpidamente desnuda piel del cuello de Taemin. Iba a comprarle a Taemin un abrigo de invierno en la próxima navidad. Imaginando la reacción de Taemin si se lo decía en voz alta, sonrió sobre el cuello del abrigo.


—Estoy tan contento de que lo hayas hecho. Te elijó a ti. Por favor, por favor, por favor dime que vendrás a casa conmigo.


—Oh, dios, sí.


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Levántate. No puedes follarlo en las escaleras.


Pero parar era imposible cuando la pierna de Taemin rodeaba la cadera de Jonghyun, su ingle rozándose contra la suya, una mano intentando abrir el abrigo de Jonghyun, la otra agarrándole el culo, yaciendo tendidos en el lugar donde tropezaron, en la escalera del segundo piso. Y Jonghyun sabía que su hermana no era sorda y no dudaría en entrar al pasillo y pillarlos, pero Taemin estaba follando su pierna y Jonghyun estaba tratando de evitar entrar en sus pantalones gracias a los pequeños gemidos que emitía la boca de Taemin con cada empuje.


—Tengo que hacerlo— Apretó su mano en el cabello de Taemin. Jaló la cabeza del hombre y chupó su garganta hasta que Taemin gimió de nuevo. Jonghyun retiró su boca, jadeando. —Levántate.


—No puedo. Unh— Taemin abrió el abrigo de Jonghyun y coló una mano bajo su camisa. Sus dedos quemaron la espalda de Jonghyun, sus uñas arañaron su columna.


Jonghyun arqueó la espalda, la electricidad la sintió hasta en los dedos de sus pies. Luego se inclinó, metió sus brazos debajo de los de Taemin y lo levantó. —Arriba. Ahora— arrastraría al hombre por los putos escalones si fuera necesario.


Taemin se apresuró a igualar sus pasos y llegaron a la cima en medio segundo. Fue un desafío meter su llave en la cerradura y tener a Taemin presionado contra él, con las manos en su camisa y cavando más allá de su cintura. El chasquido de la cerradura lo aturdió aliviado. Se apartó de Taemin, lo agarró de la mano y lo jaló por la puerta, cerrándola de golpe detrás de ellos y yendo directamente a su habitación.


Cerró la puerta con cuidado y le echó el pestillo.


Tiró de Jonghyun a sus brazos, sus labios de encontraron en un acalorado beso. La boca de Taemin se volvió más agresiva y desnudó a Jonghyun entre cada caliente beso. Jonghyun le devolvió el favor, despojando a Taemin de su ropa rápidamente. Se desplomaron sobre el colchón, aterrizando en medio de la gran cama.


Jonghyun se dio la vuelta encima de Taemin y se tumbó descansando entre sus piernas. Las suaves y cálidas manos de Taemin se deslizaban por su espalda mientras cada uno mordisqueaba y exploraba la boca del otro. Jonghyun paseó sus labios por la suave mejilla de Taemin antes de que aumentara la intensidad e hiciera chupetones en su cuello. El tenue olor de la colonia de Taemin mezclado con el salado y limpio sabor de su piel era un embriagador afrodisíaco para la libido de Jonghyun.


Determinado a degustar más de esa magnífica riqueza de piel, Jonghyun relajó las cosas y se abrió camino besando desde el cuello de Taemin, bajando por su pecho hasta sus ligeramente rosadas tetillas. Deslizó la lengua alrededor de la punta, atormentándola hasta que se endureció contra su lengua. Colocó sus labios alrededor del pezón y lo chupó mientras rozaba la uña contra el otro.


Taemin envolvió los dedos en el pelo de Jonghyun y tiró de su cabeza más cerca. Jonghyun sintió la vibración del silencioso gemido de Taemin contra sus labios. Cruzó lamiendo hacia el otro lado y empezó a mordisquear y chupar el otro pezón, deslizando la mano lentamente hacia abajo del firme estómago de Taemin. Tersa y suave, Taemin tenía una piel deliciosa. Determinado, Jonghyun exploró por todo el cuerpo del hombre más bajo.


Apartó la boca de los endurecidos pezones y bajó besando su cuerpo hacia su pequeño ombligo. Lamió alrededor, burlonamente hundió su lengua en él y la arremolinó. Taemin aspiró una áspera respiración y se rió, retorciéndose bajo el asalto. Jonghyun levantó la mirada y se encontró con los felices ojos verdes.


- Eso hace cosquillas, Jonghyun. - Se rió, y sonrió alegremente.


Jonghyun le devolvió a la sonrisa de Taemin una de las suyas, y frotó suavemente a cada lado de las delgadas caderas de Taemin con sus dedos.


- Sobrevivirás, Taemin - Se rió entre dientes y le dio un coqueto guiño.


La húmeda punta de la dura polla de Taemin se agitaba contra su barbilla. Se sostuvo sobre sus codos y miró hacia abajo a su largo y grueso pene. La punta brillaba con líquido preeyaculatorio y la cabeza enrojecida en un color rojo purpúreo. Jonghyun lamió alrededor y presionó la lengua dentro de la sedosa humedad de la pequeña abertura de Taemin. Fue recompensado con el salado sabor de su pre-semen. Le gustaba la forma en la que Taemin sabía y gimió con placer, atormentando la cabeza de la polla de Taemin con una profunda succión.


Apartando a regañadientes su boca, Jonghyun lamió hacia abajo del pene. Taemin mantenía su suave y oscuro vello púbico cuidadosamente recortado, pero aún así las puntas de éste le hicieron cosquillas en la nariz cuando llegó a las grandes y pesadas bolas de Taemin. Movió rápidamente la lengua sobre ellos y los ahuecó suavemente en una mano. La otra mano la envolvió alrededor de la base de la polla de Taemin y la remolcó hasta su estómago. Jonghyun se introdujo suavemente entre los muslos extendidos de Taemin y le dio ligeros golpecitos a sus testículos con la lengua. Con cada golpecito, aumentaba la intensidad, entonces abrió la boca y la llenó con ambos. Tarareó y los chupó suavemente, arrancándole a Taemin un largo y gutural gemido.


El otro hombre tomó una sofocada respiración. - ¡Santa mierda, Jonghyun! ¡Esto se siente tan jodidamente bien!


Jonghyun sacó las bolas de Taemin de su boca y les dio un remolino de despedida con la lengua antes de que deslizara sus manos hacia arriba por debajo de los muslos de Taemin, subiéndolos hasta acomodarlos contra su pecho. Taemin estiró los brazos alrededor, tirando de sus piernas más apretadas a él, liberando las manos de Jonghyun. Jonghyun alcanzó los suaves cachetes del culo de Taemin y elevó la parte inferior de su cuerpo abriéndolas en el proceso. Ese magnífico agujero rosado había estado tentando a Jonghyun desde que empezaron a intimar. No podía pasar otro segundo más sin probarlo y explorarlo.


Se agachó, envistiendo su lengua alrededor y provocando al orificio. El sabor limpio y ligeramente almizclado hizo que la dura polla de Jonghyun botara. Sus caderas corcovearon contra el suave edredón de algodón debajo de él, anticipando lo que estaba por venir. Lamió el agujero de Taemin con la lengua antes de insertar la punta para sondear la entrada.


- Jooooder... jadeó Taemin.


Jonghyun trabajó su lengua más a fondo en la entrada de Taemin, disfrutando por completo del sabor y la sensación contra su lengua. La apertura de Taemin se relajó para él y a regañadientes apartó la boca para mirar a la cara de su amante.


La cara y el cuello ruborizados en un brillante rosa por el placer; Taemin tenía un fino brillo de sudor que brillaba en su frente y en su labio superior. El hombre se veía incluso más hermoso cuando se excitaba, y eso hizo que la polla extremadamente dura de Jonghyun palpitara con excitación.


- ¿Lubricante y un condón?- Taemin no creía que fuera capaz de decir más.


Jonghyun estiró el brazo y abrió el cajón de la mesita de noche con dedos temblorosos. Agarró una pequeña botella de lubricante y un preservativo en un envoltorio plateado.


Jonghyun puso aparte el condón y abrió de golpe el tapón de la pequeña botella de lubricante. Vertió una buena cantidad sobre sus dedos y lo calentó un poco, frotando sus dedos juntos. El frío lubricante contra un cuerpo caliente podría ser desagradable y estaba decidido a que Taemin no experimentara nada, excepto placer.


Totalmente preparado por el beso negro de Jonghyun, Taemin dejó escapar un feliz suspiro cuando Jonghyun deslizó su dedo dentro de su apretado y caliente canal. Jonghyun introdujo con cuidado otro dedo y delicadamente los abrió en tijera, moviéndolos y ensanchando aún más a Taemin.


Agarró la base de la polla de Taemincon una mano y comenzó a chupar mientras seguía moviendo sus dedos dentro del cuerpo de Taemin. Taemin enroscó sus dedos por el pelo de Jonghyun con una mano y agarró con fuerza las sábanas con la otra. Jonghyun continuó deslizando sus dedos dentro y fuera del agujero de Taemin, antes de girarlos para encontrar el extremo redondeado de la próstata del hombre más bajo. Jonghyun masajeó sus dedos contra ella.


- ¡Dios mío! Me voy a correr...


Jonghyun meneaba su cabeza arriba y abajo de la polla de Taeminy succionó más fuerte. Taemingimió, largo y bajo, y recompensó a Jonghyun con su delicioso semen. Jonghyun lo tragó rápidamente y limpió a lengüetazos a Taemin.


Sacó los dedos del relajado agujero de Taeminy se puso de rodillas. Su polla lloraba pre-semen y le dio un par de firmes sacudidas; atormentándose a sí mismo y construyendo la anticipación. Taemin agarró el condón y rasgó el paquete con dedos temblorosos.


- Déjame que te lo ponga, cariño - murmuró Taemin. Sacó el condón del envoltorio de aluminio y agarró la polla de Jonghyun con una asombrosamente firme y segura mano. Provocó suavemente a la llorosa abertura con el filo de su uña, y Jonghyun gimió. Taemin rodó el preservativo por la longitud de Jonghyun mientras Jonghyun ponía más lubricante en sus dedos, y luego recubrió su polla enfundada en el condón después de que éste estuviera seguramente puesto.


Taemin agarró la parte posterior de sus rodillas y atrajo sus piernas hasta su pecho, abriéndose una vez más a la mirada llena de deseo de Jonghyun. Jonghyun agarró la base de su polla y alineó la punta contra la apertura del agujero de Taemin. Empujó suavemente hacia adentro y gimió. El culo de Taemin estaba caliente, y sostenía firmemente la polla de Jonghyun mientras empujaba para llegar hasta el fondo.


- Eso es, cariño. Se siente tan jodidamente bien - Jonghyun jadeó Taemin.


Ambos hombres miraron la excitante visión de la polla de Jonghyun desapareciendo dentro de la apertura de Taemin. La erótica vista en todo momento encendía a Jonghyun. Cuando la parte inferior del culo de Taemin se encontró con las bolas de Jonghyun, finalmente estuvo metido hasta el fondo en el sitio donde más quería estar.


Miró a Taemin y sonrió, contento y feliz. Taemin respondió a su sonrisa con una moderada de las suyas. Levantó el brazo y atrajo la boca de Jonghyun para un profundo y apasionado beso.


Jonghyun movió sus caderas, deslizando lentamente su polla dentro y fuera del apretado culo de Taemin. Taemin gimió en su boca y flexionó sus caderas conjuntamente a los movimientos de Jonghyun. Jonghyun ladeó su empuje y sintió la punta de su polla golpear contra la próstata de Taemin, haciendo que Taemin se sobresaltara un poco.


Se inclinó y empezó a bombear la rápidamente despierta polla de Taemin. Jonghyun siguió a pistón dentro y fuera del culo de Taemin más rápido y más duro.


- ¡Eso es, cariño, fóllame más duro!


Jonghyun incrementó el ritmo, dándole a ambos lo que deseaban. El sudor rodaba por los lados de su cara y caía sobre la frente de Taemin. Gimió por la visión de las sonrojadas mejillas y el pecho de Taemin. Las ganas de marcar a este hombre que se había colado en su corazón y en su vida, lo abrumó. Se rindió y se inclinó, succionando una marca entre el cuello y el hombro de Taemin.


Taemin gritó y su polla se sacudió en la mano de Jonghyun, pegajoso semen salió a borbotones sobre sus dedos y sus cuerpos. Un poco de éste acabó en la mejilla de Taemin, y Jonghyun bajó la cabeza para lamerlo.


El sabor y el férreo agarre del pasaje anal de Taemin, condujo a Jonghyun al éxtasis. Besó a Taemin casi salvajemente y gimió en la boca del hombre más bajo. Taemin tarareó, devolviendo el beso con entusiasmo. El cuerpo de Jonghyun se sacudió con la intensidad de su orgasmo mientras llenaba el condón con su semen.


Separó su boca de la de Taemin y miró hacia abajo al hombre que amaba más que a nada en el mundo. Envuelto en una increíble sensación de la intensa cópula que acababan de compartir, Jonghyun no podía guardar sus sentimientos para sí mismo.


- Te quiero, Taemin.


La cara de Taemin se iluminó con una hermosa sonrisa - Yo también te quiero.


Con el corazón contento, Jonghyun presionó ligeramente su boca en los labios hinchados por la pasión de Taemin y les dio un suave beso.


Salió con cuidado del culo de Taemin y rápidamente se quitó el condón. Lo ató y lo tiró a la papelera en el otro lado de la cama. Se acostó sobre su espalda y atrajo a Taemin hacia él. Ambos sudorosos y pegajosos por la corrida de Taemin pero a ninguno de los dos le importó. Se abrazaron y se adoraron el uno al otro con amorosos besos y caricias.


—Compartamos, papi.


—¿Papi? Pensé que no querías uno.


—Sí, bueno, al parecer tengo uno, ¿verdad? No quiero que tengas una contractura en el cuello, viejo.


Él sonrió en la parte posterior del cuello de Taemin. Sacó su lengua y delineó las protuberancias de sus vértebras, eso provocó que Taemin se estremeciera en sus brazos.


—Cierto.


—No me salgas con eso— Pero la voz del joven era áspera, retumbando en su vientre. —Necesitas dormir.


—¿Sí?


—Quiero que descanses para que mañana por la mañana puedas follarme en la ducha.


Jonghyun se calló y se fue a dormir.


*******************************************************************************************


La alarma sonó lo suficientemente temprano como para que Jonghyun tratara de tapar su cabeza con la almohada de repuesto para así bloquear los pitidos que aumentaban poco a poco. Pero no había una segunda almohada. Mover la que estaba debajo de su mejilla le valió un gruñido extremadamente lindo del cálido cuerpo frente a él.


Taemin.


El reconocimiento lo hizo sonreír. Luego recordó las palabras susurradas en la oscuridad y su cara se dividió en una gran sonrisa. —¡Levántate y brilla, chico! Bienvenido a un nuevo mañana— retiró las sábanas de la cama mientras trepaba sobre el cuerpo curvado de su amante.


—Nooooo— Un débil gemido salió de debajo de la almohada que utilizaba Taemin para protegerse.


—¡Sí! Y me prometiste sexo, así que saca tu culo de la cama.


La almohada aterrizó en su culo mientras Jonghyun entraba al baño. Fue extraño mear y cepillarse los dientes con alguien más en el baño. Algo que nunca antes había hecho. Aunque podría acostumbrarse a la compañía si está conllevaba orgasmos como el que casi le rompió anoche.


Taemin golpeó su trasero mientras Jonghyun se inclinaba sobre el fregadero y escupía —Date prisa, viejo, o vas a perder una mamada en la ducha.


—Escucha, sobre esta cosa de 'viejo.'


—Mamada. En la ducha —La voz de Taemin flotaba por encima de la cortina de la ducha.


Jonghyun arrojó su cepillo de dientes en las proximidades generales del portavasos y presionó el marcado rápido en su teléfono.


—Es super temprano, Jjong— La voz de Sodam sonó ronca por el sueño.


—Hey, Sodam, escucha, necesito que canceles la cita cinco— Hazlo simple. Sé breve.


Como si su hermana fuese a dejarlo pasar sin una explicación. —¿Qué? Diablos, no. No vas a zafarte de esto, muchachito. ¿Qué está pasando?


—La cosa es...— Trató de averiguar cómo decirle sin delatar que necesitaba meter su culo bien follado en la ducha con su nuevo novio.


Un grito se elevó sobre la salpicadura de agua golpeando la porcelana. —Dile que acertó con la primera.


—Ese es...— El jadeo en su oído fue lo último que escuchó Jonghyun mientras le colgaba a su hermana.


Deslizó su teléfono en la encimera al lado del fregadero y retiró la cortina de baño azul marino.


Guiñándole el ojo con la misma dulzura que un helado de chocolate, Taemin miró por encima del hombro y se meneó.


—Sí, lo hizo— dijo Jonghyun, y entró.


 


FIN

Notas finales:

hasta la próxima.

Gracias por leer :)


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