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ONE SHOT - SUCHEN - HEART RACE por helena_CB97

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Junmyeon aceleró en el último tramo que le quedaba de carretera para llegar a la entrada de los grandes talleres que su empresa tenía de anexos. Su Yamaha último modelo rugió bajo su cuerpo y él se dejó embargar por la misma excitación que le recorría con satisfacción al notar la velocidad. 

 

Cuando aparcó y, sin ni siquiera haber bajado de su preciada moto, su amigo y también vicepresidente de la empresa, Byun Baekhyun, se acercó a él con su típica sonrisa divertida, con las manos metidas en los bolsillos de su impecable traje de marca azul oscuro.

 

-¡CEO Kim! ¡Llega tarde! -exclamó con tono divertido, haciendo aun más grande su sonrisa, sabiendo que a su amigo le molestaría.

 

-Como tú has dicho, yo soy el jefe aquí y puedo llegar a mis talleres a la hora que me dé la gana -respondió Junmyeon en un tono controlado y relajado, no queriendo que se viera su molestia. Aunque falló estrepitosamente cuando pasó por el lado de Baekhyun dándole con el casco en el hombro con saña. Éste comenzó a reír. 

 

-Claro, pero estoy seguro de que no te haría gracia llegar tarde a la reunión que tenemos después con los accionistas -contraatacó Baekhyun, dándole un codazo mientras comenzaban a andar hacia un gran garaje. Junmyeon dejó escapar una pequeña exclamación de exasperación y puso los ojos en blanco.

 

-¿Y vas a ir con esas pintas? -inquirió de nuevo Baekhyun poniéndose a su altura, con una de sus atractivas cejas levantadas.

 

Esta vez Junmyeon mostró una mueca de molestia mientras se miraba a sí mismo, reafirmándose en su creencia de que el confort que daban sus vaqueros, una camiseta y su chupa de cuero negro era de lo mejor. Aun así se encogió de hombros.

 

-Sabes que en el despacho tengo trajes de sobra -contestó airado-. Además de que no me hace falta para conquistar a ningún mecánico -soltó con sorna finalmente, dejando salir una sonrisa triunfal, fijándose en cómo el gesto prepotente de Baekhyun se transformaba en una mueca de irritación y vergüenza.

 

-Y a mí tampoco, idiota -masculló evitando la mirada divertida del otro, intentando mantener la compostura. Aunque falló miserablemente cuando el otro soltó una carcajada y él no pudo hacer otra cosa que sonrojarse. 

 

En ese momento entraron en el garaje que, a pesar de ser temprano, ya estaba en pleno movimiento y escuchaban los chirridos y golpes de las herramientas y motores. También varias voces de los trabajadores que se llamaban y hablaban en un tono elevado para poder entenderse por encima del ruido. 

 

Y entre ellas, Baekhyun pareció escuchar una que le encantaba, porque su cara volvió a cambiar. ahora en un gesto de total felicidad y travesura. 

 

-Nos vemos en veinte minutos en el aparcamiento -dijo tranquilamente, sin dejar de mirar a su objetivo-. Y recuerda -dijo rápidamente volviendo su mirada divertida hacia Junmyeon-. No puedo conquistar lo que ya es mío -y le guiñó un ojo antes de encaminarse hacia un trabajador fornido y alto, con el peto de mecánico quitado hasta la cintura, dejando ver una camiseta sin mangas pegada un trabajado torso y que dejaba al descubierto unos espectaculares brazos recorridos por la elegante tinta de algunos tatuajes.

 

Estaba de espaldas trabajando en el motor de uno de los últimos modelos de su creación, pero en cuanto Baekhyun le llamó por su nombre dejó inmediatamente todo y se giró con sorpresa y una enorme sonrisa que sintonizaba con la misma alegría que había visto en su amigo momentos atrás. Abrió sus largos brazos para cubrir suavemente el cuerpo de Baekhyun con ellos en un apasionado abrazo, mientras que el más bajo se agarró de su camiseta para coger impulso y besarle. 

 

Junmyeon suspiró, pensando en lo descarado que era Baekhyun montando aquella escenita con un empleado cuando era el vicepresidente. Pero se sentía feliz por él. Y pensándolo, él tampoco podía reprocharle nada…

 

-Vaya par de idiotas. Le dije a Chanyeol que se abstuviera de poner sus gigantescas manos encima de Baekhyun en el trabajo -exclamó malhumorado una voz a sus espaldas.

 

Hablando del rey de Roma.

 

-Vamos, sabes que ha sido Baekhyun esta vez… Como casi siempre -recriminó divertido Junmyeon dándose la vuelta para encarar a aquella persona-. También han estado sin verse casi un mes por el congreso al que has mandado a Chanyeol. Ten un poco más de corazón, Chen -excusó Junmyeon guiñándole un ojo.

 

-¿Tú? ¿Hablando de tener corazón? ¡Qué novedad! -se jactó el tal Chen, con los brazos cruzados y con mirada escéptica-. Nada más por eso lo dejaré así, Suho; la próxima y te echaré la culpa a ti -dijo acercándose un poco más a él, metiendo una de sus manos en uno de los bolsillos de su peto.

 

Junmyeon le echó una visual a su jefe de taller, el genio mecánico Kim Jongdae, alias Chen. Llevaba el mismo mono que los demás trabajadores, aunque con una manga quitada, dejando ver su brazo bien formado al descubierto. Aquello con las botas Mustang que llevaba hacían la combinación perfecta para volverse una de las muchas fantasías sexuales de Junmyeon. Que si no fuera porque se conocían desde jóvenes entonces no tendría reparos en hacerlas realidad en aquel mismo taller. Sí, por eso no podía reprocharle nada a Baekhyun.

 

Jongdae puso los ojos en blanco y pasó por delante de él, haciéndole un gesto con una de sus manos enguantadas para que le siguiera. Subieron por una escalera de metal al piso de arriba, donde llegaron al despacho personal del mecánico. Dejó pasar a Junmyeon y cerró la puerta tras de sí.

 

-¿Y a qué se debe esta visita de repente? -preguntó Jongdae con las cejas en alto, queriendo llegar pronto al punto de la cuestión-. Porque de Baekhyun me esperaba que desapareciera con Chanyeol pero de ti espero que sea una genial idea de tu brillante cabecita -comentó divertido, sentándose detrás de su escritorio lleno de papeles llenos de números y dibujos de motos y piezas, además de tomos bastante gordos de mecánica abiertos por toda la mesa. 

 

-¿De verdad? ¿Qué te hace pensar así? -preguntó coqueto, sentándose en el borde lateral de la mesa, acercándo su cuerpo peligrosamente a Jongdae.

 

Éste se quedó sin moverse en su sitio, con la mirada fija en los ojos seductores de Junmyeon, pero los suyos siendo escépticos y un tanto preocupados. Porque sí, no quería caer ante los encantos que sabía que su jefe tenía. O tal vez sí y lo que realmente quería es no desearlo. 

 

-Suho -soltó Jongdae con tono de advertencia.

 

-Chen -respondió el otro, dejando salir una sonrisa-. Quieren nuestras motos para MotoGP -anunció finalmente, su cara por fin dejando ver un gesto genuino de felicidad.

 

Y Jongdae contuvo el aliento, dejando que aquella noticia dejara vía libre a sus recuerdos para volver a él.

 

-+-

 

Junmyeon se encontraba en su mesa asignada en su clase del instituto, sentado, concentrado en dibujar. A aquellas horas de la tarde ya se encontraba solo; los demás llevaban ya tiempo en sus respectivos clubes. Una pena que no hubiera ninguno de motos o diseño, sino él también estaría entretenido. Aunque de eso ya se encargaba él solito. 

 

-¿Todavía sigues por aquí? Sabes que puedes hacer eso mismo en tu casa -inquirió una potente y clara voz que conocía muy bien a sus espaldas. 

 

-Hey, Chen, acércate, quiero que me digas qué te parece este nuevo diseño -dijo pasando de contestar, girándose con una sonrisa emocionada y haciéndole un gesto para que se acercara.

 

Jongdae dejó escapar un suspiro, pero sonrió, acercándose con las manos metidas en los bolsillos del pantalón del uniforme estudiantil. Echó un vistazo por encima del hombro de Junmyeon con mirada crítica.

 

-Siempre te centras en modelos aerodinámicos que aumenten la velocidad, Suho… ¿Por qué no intentas pensar en otros modelos diferentes pero igual de eficaces? -criticó de modo profesional, aunque impresionado como siempre del impecable diseño que su amigo conseguía plasmar en un papel, además de añadir todos los detalles técnicos y de anotaciones que tenía en su cabeza.

 

-¿Y eso de qué le serviría a un corredor como yo? -respondió con otra pregunta, en tono mordaz, cruzándose de brazos y levantando una ceja inquisitiva.

 

-También tienes razón -asintió divertido Jongdae, dejándose encantar por el sueño de su amigo.

 

-¿Y? ¿Crees que podrías hacerlo, Chen? -preguntó Junmyeon, sentándose de lateral en su asiento, mirando a Jongdae.

 

De repente, Jongdae recordó que ambos compartían un sueño, y sentándose justo en frente de Junmyeon, apoyó su codo en la mesa mientras que con un gesto chulesco su mano sujetó su cabeza y sus piernas se cruzaban a medida que su boca dibujaba una sonrisa.

 

-Por supuesto, ¿con quién crees que hablas si no es con el mejor mecánico de la era, Suho? -inquirió, haciendo que su amigo soltase una carcajada y se acercase para que chocasen sus manos.

 

-Lo conseguiremos, Chen. Tú crearas las motos más veloces del mundo y yo las montaré hasta la línea de meta, demostrando que somos los mejores -reafirmó Suho con fuego en su mirada.

 

Jongdae sólo asintió con determinación, encantado de nuevo por Junmyeon.

 

 

Jongdae salió del taller de mecánica de su padre al escuchar una moto estacionarse fuera del garaje. Pensando que era un nuevo cliente no pudo hacer otra cosa que sorprenderse cuando vio a Junmyeon montado sobre una Yamaha último modelo.

 

-¡Chen! ¿A que no adivinas a quién le han regalado esta increíble moto por su cumpleaños? -preguntó emocionado y orgulloso, todavía montado y apoyando su peso sobre una de sus piernas, en una posición chulesca.

 

-¡Maldito niño rico asqueroso! ¡No me puedo creer la suerte que tienes, Suho! -exclamó Jongdae acercándose corriendo, aun así sonriendo, sin dejar de mirar la moto. 

 

-Oye, oye, tampoco te pases, que le diré a mis padres que dejen de venir a hacer sus revisiones del coche con vosotros -argumentó divertido Junmyeon, bajándose y dejando que su amigo diese vueltas al rededor de la moto a su antojo. Aun así se llevó un capón en la coronilla. 

 

Sobándose la cabeza, no pudo despegar su mirada de su amigo, que no dejaba de soltar detalles y tecnicismos sobre la moto, extasiado y emocionado por tener semejante modelo al alcance para poder estudiarlo y observarlo. Sonrió. Lo que todo el mundo veía como raro y friki en Jongdae, él lo veía como lo más especial e importante. Esa pasión fue la que dejó crecer su sueño de ser piloto de motos, porque sabía que con Jongdae a su lado podía conseguirlo.

 

-¿Qué, apetece un paseo? -preguntó de improviso, cortando la verborrea de Jongdae.

 

-¿De verdad? -preguntó entusiasmado, nada molesto por la interrupción. 

 

-Sip, así podrás experimentar en primera persona cómo funciona esta preciosidad -afirmó contento Junmyeon. 

 

Y después de que Jongdae avisara a su padre de que se iba hoy más temprano, estaba montado detrás de Junmyeon con un casco y sin saber de dónde agarrarse. Pero las manos de Junmyeon se apoderaron de las suyas y se las cruzó por delante de él, quedando así Jongdae abrazado a él por la espalda.

 

-Agárrate fuerte -dijo con determinación, poniendo en marcha la moto.

 

El vehículo pasó de 0 a 100 en menos de un segundo, igual que sus corazones, los cuales dibujaban sonrojos en ambos, ocultos por sus cascos. 

 

 

Después de dar una de las tantas vueltas en la moto de Junmyeon, ambos pararon en un restaurante familiar en el que decidieron cenar. Esa había sido su rutina casi diaria desde que le regalaron la moto y ambos no podían estar tan felices. Si no iban a dar una vuelta se iban a unas pistas de carreras abandonadas al lado de la zona industrial y Junmyeon practicaba mientras Jongdae le observaba y recogía los tiempos en su móvil para ir viendo el progreso. Luego siempre cenaban juntos. Y podrían decir cualquier excusa, pero era el momento que más disfrutaban el uno del otro.

 

-Así que me voy a apuntar a partir de este verano al curso de motociclismo. Si me va bien me cogerán para seguir durante la universidad y tendré posibilidad de acceder a carreras oficiales -explicaba emocionado Junmyeon mientras terminaba de comerse su cena-. Parece como que no voy a tener tiempo para que lo pasemos juntos, pero seguro que podré hacer algún hueco -comentó guiñándole el ojo.

 

El rostro de Jongdae se sombreó un poco, su sonrisa quedándose un poco triste durante unos instantes, los cuales no parecieron llamar la atención de Junmyeon. 

 

-Ya, seguro que con tu labia podrás camelártelos a todos -respondió poniendo los ojos en blanco, siguiéndole el juego al otro, haciéndole reír.

 

Todavía no podía decírselo… Era cobarde y egoísta, y quería seguir siendo feliz junto a Junmyeon todo el tiempo que pudiera…

 

-¿Perdonad? ¿Es esa la moto de alguno de ustedes? -preguntó el camarero que les había asistido con tono preocupado y señalando por la ventana en dirección a donde habían apartado la moto.

 

Como resortes, sus cabezas giraron en la misma dirección y vieron cómo la moto era rodeada por un grupo de chicos de cuestionable apariencia. Junmyeon maldeció por lo bajo, y agradeciéndole al camarero salió pitando del restaurante. Jongdae hizo lo mismo momentos después, disculpándose con el camarero y pensando que habían hecho bien al pagar al inicio.

 

Tal y como parecía, los chicos eran unos matones que no tenían otra cosa que hacer que chulearse con sus motos y amedrentar a quién pudieran para que les dieran lo que quisieran. Esta vez era la moto, y Junmyeon no podía estar más en contra. Y para horror de Jongdae, comenzó una pelea de lo más intensa en la que Junmyeon era el objetivo de todo el grupo, mientras que él intentaba con todas sus fuerzas y desesperación quitárselos de encima. No obstante, no pararon hasta que el grito de uno de los camareros del restaurante les llamó la atención diciendo que habían llamado a la policía. 

 

-Suho… Tenemos que ir a un hospital -dijo Jongdae ayudándole a levantarse. Junmyeon se encontraba bastante magullado, pero no parecía que le pasara nada grave. 

 

-No. Mis padres me matarán -contestó con algo de esfuerzo el otro. 

 

Jongdae suspiró ante la tozudez de su amigo y decidió llevarle al taller mecánico de su padre, donde había un pack de primeros cuidados y podría hacerse cargo de él.

 

-¿Tú estás bien? -preguntó con urgencia Junmyeon mientras andaban con la moto siendo llevada por los dos a pie-. He visto que te han tirado al suelo en uno de los empujones -dijo preocupado, estirando su brazo con un poco de esfuerzo para mover con delicadeza la cabeza de Jongdae. Éste se quedó un tanto sorprendido por el gesto, haciendo que su corazón revolotease, el sonrojo tiñendo sus mejillas.

 

-Estoy bien, no ha sido nada -respondió un tanto brusco, desviando su mirada para ocultar su sonrojo. 

 

Se hizo un incómodo silencio y siguieron su camino. Llegaron y Jongdae se acercó para verificar que exactamente no había nadie. Abrió a la mitad la puerta del garaje desde dentro e hizo pasar a Junmyeon. Rápidamente le guió al despacho de su padre y le hizo sentarse mientras iba a por el botiquín de primeros auxilios. Por suerte, la flamante moto de Junmyeon había salido ilesa pero su protector había salido bastante magullado. 

 

-Recuérdame que no te vuelva a dejar que te pelees nunca más, ¿vale? -dijo Jongdae con gesto adusto mientras le desinfectaba la herida de su ceja. Junmyeon hizo una mueca de dolor por el escozor. 

 

-Y a mí recuérdame que te pida que le pongas una alarma antirrobos a mi bebé -respondió con una medio sonrisa que se torció por otra ola de dolor-. ¡Eso duele!

 

-¿Cómo no va a doler? ¡Se te han tirado cinco tíos súper chungos encima! ¡Pensaba que te iban a matar! -exclamó Jongdae un tanto rebasado por todas las intensas emociones que había vivido hace un rato.

 

Junmyeon detuvo la temblorosa mano de Jongdae que estaba haciendo un estropicio sobre su herida, manteniéndolo fuertemente por la muñeca, y haciendo que se mirasen a los ojos. 

 

-Tranquilo, Jongdae, te he preocupado, y mucho, lo sé… Ha sido un poco estúpido por mi parte, lo siento mucho -se disculpó Junmyeon bastante serio, acercándose más al otro para que viera su sinceridad y determinación.

 

Jongdae ablandó su mirada unos instantes ante tal arrebato, como siempre que Junmyeon hacía esos movimientos tan espontáneos. Pero pronto se recuperó y con un empujón en seco se deshizo del agarre del otro chico.

 

-Tch -se quejó Jongdae, desviando de nuevo su mirada, incómodo-. No te disculpes si sabes que lo hubieras hecho igualmente y… !¡

 

Antes de seguir escuchando, Junmyeon prefirió callarlo juntando sus labios, esos que hace ya un tiempo tenía ganas de probar. Jongdae abrió a más no poder sus ojos y jadeó de la sorpresa sobre los labios de su amigo, quien se acercó mucho más. A tal punto, ninguno sabía lo que estaba pasando… o quizás estaban empezando a comprender que todos esos momentos incómodos últimamente era atracción entre ellos. 

 

-¡Auch! -se quejó de repente Junmyeon, viendo que había sido una mala idea besar con el labio partido. 

 

O tal vez no, porque Jongdae se acercó de nuevo para lamerle la sangre que había empezado a salir de nuevo por la herida, volviéndole a besar instantes después dejándole con muchas preguntas en su cabeza.

 

-Cállate. Ya has dicho bastante hoy, ¿no crees? -ordenó Jongdae un tanto irritado, aunque en su mirada podía percibirse el deseo. 

 

Y Junmyeon asintió, sin decir ninguna palabra, volviéndole a besar.

 

Dejando que sus corazones por fin comenzaran una carrera a la par. 

 

 

 

 

“Junmyeon ha tenido un accidente”

 

Esa frase se repetía en su mente mientras corría hacia el hospital. Una y otra, y otra, y otra vez. Y no podía creérselo. No comprendía lo que estaba pasando.

 

Estaban a punto de terminar el último curso de instituto y se iban a graduar. Junmyeon iría al curso de motociclismo durante el verano y él iría a verle y a apoyarle mientras apuntaba sus ideas en su libreta de mecánica y pensaba en cómo decirle que seguramente no iría a la misma universidad que él. Algo que siempre habían hablado y que habían decidido desde siempre. Pensaban seguir juntos hasta que consiguieran el sueño de ambos. Pero se sentía culpable de que quisiera conseguirlo por otro camino. 

 

Cruzó las puertas del hospital y fue a la recepción para preguntar por Junmyeon. Le dijeron que hacía poco que había salido de quirófano y que quizás no pudiera recibir visitas todavía, pero le dieron la habitación. Subió corriendo por las escaleras para no perder tiempo en el ascensor y llegó jadeando al pasillo exacto. Allí estaban los padres de Junmyeon y su padre, intentando reconfortarles. 

 

-¡Jongdae! -exclamó su padre cuando les escuchó. 

 

-¿Qué ha pasado? ¿Cómo está Junmyeon? -preguntó a la carrerilla, queriendo hacer más preguntas de las que le permitía su pérdida de aliento. 

 

-Al parecer ha tenido un accidente con la moto, aunque por algunos testigos han declarado que un coche casi se le tiró encima y lo sacó de la carretera -explicó el padre de Junmyeon, con gesto desolado mientras sostenía a su esposa, que se encontraba fuera de sí. 

 

-Han tenido que operarle porque la caída y el golpe le han afectado a la columna; por suerte llevaba el casco y no ha pasado algo peor… -terminó de decir su padre, dándole un pequeño apretón en el hombro para darle apoyo. 

 

Jongdae pensaba que aquello que había pasado era lo peor, porque al parecer había sido a conciencia y para hacerle el mayor daño posible. Rápidamente pensó en los abusones que pelearon con Junmyeon hace un mes y casi gruñe de la rabia e ira que sentía, decidiendo que en cuanto la policía viniera a preguntar les contaría todo a pesar de que le prometió a Junmyeon que no diría nada. Pero su seguridad era lo primero para él. 

 

-Perdonad, ¿sois la familia de Kim Junmyeon? -preguntó de repente un médico saliendo de la habitación que le habían indicado. 

 

Todos se acercaron a él de inmediato y les hizo pasar a la habitación. Jongdae contuvo la respiración cuando por fin pudo ver a Junmyeon en la camilla, lleno de vendas y con tubos y cánulas por todos lados. Pudo ver que tenía una pierna escayolada y algunos rasguños por la cara.

 

-Tardará un poco en despertar, aunque como no ha habido un golpe de importancia en la cabeza no creo que haya secuelas por ese lado -empezó a informar el médico, observando también a Junmyeon- Lo de la columna ya es otra cosa… Veréis, ya saben que hemos tenido que intervenirle de urgencia, y por suerte el golpe sólo ha afectado a la estructura ósea de las vértebras lumbares, haciendo que se desplazaran un poco pero no tanto como para dañar la médula… Por lo tanto, lo bueno es que no se ha dañado ningún nervio y no tendrá parálisis de ningún tipo -anunció, haciendo que todos soltaran un suspiro de alivio-. Sin embargo, me temo que no podrá volver a montar en moto, al menos no profesionalmente y mucho menos en los siguientes meses de rehabilitación. Sus vértebras se podrían resentir y poder afectar a la médula si sigue haciéndolo. Lo siento -terminó de explicar, con un gesto de lástima mirando primero a Junmyeon y después a todos los presentes de la sala. 

 

Al parecer ni siquiera iban a poder comenzar a cumplir su sueño.

 

 

 

Cuando Junmyeon despertó salió de su letargo para meterse de nuevo cuando le dieron las malas noticias. No hablaba ni reaccionaba a lo que le decían o a las pruebas que le hacían los médicos y los enfermeros. Todos estaban preocupados porque sabían que había sido un duro golpe para él, porque se trataba de su futuro soñado y ahora ya no podría realizarlo nunca. 

 

Sin embargo, un día después Junmyeon se recuperó y con una sonrisa empezó a responder a su alrededor. Tal parecía que había conseguido un nuevo sueño en sólo un día. 

 

-¡Chen! ¡Crearé una empresa de motociclismo! Tengo un montón de diseños ya creados y puedo hacer muchos más mientras termino la carrera… -decía mirándole con entusiasmo, a veces hablando consigo mismo al hacer algunos cambios e imaginándose cosas futuras-. Cuando tú termines tu carrera de mecánica entonces podremos por fin abrir la empresa. No es tan emocionante como ser campeón de MotoGP pero al menos así podré… podré seguir adelante, ¿no? -preguntó con la voz un poco rota, de repente sin poder mirar los ojos de Jongae. Éste estuvo a punto de echarse a llorar al ver que su amigo de verdad estaba muy dolido por la realidad. Pero de nuevo Junmyeon se repuso y le cogió la mano, volviendo a subir su mirada. La esperanza otra vez de vuelta en sus ojos-. Las cosas han cambiado un poco, pero en sí la base es la misma. Podremos conseguir este nuevo sueño -dijo asintiendo con una sonrisa, como si estuviera animándole.

 

Y estaba mal. Junmyeon no debería estar animándole a él. Jongdae era quién debería estar animándole a él, porque su mejor amigo acababa de perder su sueño. Pero parecía que era a él a quién necesitaban salvar, y la mirada de Junmyeon se lo decía. Se estaba preocupando por él cuando él sólo estaba pensando en sí mismo y en lo capullo que era por querer dejarle ahora en aquella situación. Aunque no lo haría. 

 

-Suho, yo… 

 

-Lo sé. Te vas a Estados Unidos a estudiar, lo sé.

 

Jongdae volvió a quedarse sin palabras.- ¿Cómo…? ¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo ha dicho? -preguntaba atropelladamente, con los ojos abiertos como platos. 

 

-El otro día, cuando vinieron a verme mis padres, cuando salieron de la habitación después, llegó tu padre y hablaron en el pasillo… demasiado alto -explicó Junmyeon, jugueteando con la mano de Jongdae. 

 

-Mierda -masculló Jongdae, intentando no derramar las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos. 

 

Se hizo un silencio un tanto incómodo. Junmyeon le dio un apretón a la mano de Jongdae para darle la oportunidad de decir algo. 

 

-No voy a hacerlo -dijo finalmente, levantando la mirada, con ojos serios-. No voy a dejarte aquí, no después de lo que ha pasado y todo lo que ello conlleva. No. No puedo traicionar la promesa de seguir juntos…

 

-Pero lo has estado pensando, y estabas decidido a irte… Y por eso has estado más alejado de mí estas últimas semanas, porque no sabías como ibas a decírmelo. Y está bien -contrarrestó Junmyeon, firme-. Tienes que hacerlo, Jongdae -le llamó por su nombre, sonriéndole-. Tienes que hacerlo, porque si tú no supieras que allí puedes llegar a ser el mejor no te lo hubieras ni replanteado, Tengo razón, ¿verdad? -aventuró a preguntar divertido, haciendo que Jongdae soltara una pequeña risa entre las lágrimas que finalmente estaban derramándose por sus mejillas, aun así asintiendo a la pregunta de Junmyeon.

 

-Sólo estaba pensando en la mejor forma de ayudarte a conseguir tu sueño, Junmyeon. Pero ahora que ya no está, yo no puedo tampoco seguir el mismo camino de antes. No si te voy a dejar atrás…

 

-¿Pero qué dices? ¿Dejarme atrás? ¿Y qué tiene que ver que haya cambiado mi sueño? ¡Seguiré necesitándote igualmente cuando monte la empresa! -decía Junmyeon-. Mírame… Mírame, Jongdae -ordenó llevando sus manos a las mejillas de Jongdae, limpiando sus lágrimas y levantando su mirada-. Iré a por ti, Jongdae. Cuando termine la carrera y vaya a poner en marcha la empresa iré a por ti. Te lo juro. Volveremos a estar juntos y conseguiremos nuestro sueño por fin -prometió con tono solemne, fijando su mirada a la Jongdae y se fue acercando a él hasta apoyar su frente contra la de él.

 

-Te tomo la palabra, idiota -susurró todavía sollozante, mientras se agarraba a los brazos de Junmyeon. 

 

-Hazlo.

 

Y juntaron sus labios en un último beso. 

 

 

Y eso mismo hizo. Junmyeon cumplió su promesa y justo cuando Jongdae terminó su carrera en Estados Unidos ya estaba allí para traerlo de vuelta. Junmyeon terminó dos años antes de estudiar y ponerse en marcha para crear desde cero su nueva empresa, y Jongdae ya tuvo su taller en el cual trabajar en cuanto llegó. Tardaron poco en hacer que la fama y la calidad de la nueva empresa despegase y ya había llegado ese momento en en cual habían conseguido establecerse en la cima y estaban preparados para dejarse llevar por el júbilo de estar a las puertas de haber conseguido el sueño de ambos. 

 

Jongdae se levantó y se encaramó encima de Junmyeon con un salto de alegría, abrazándole con fuerza y riendo como un loco. El otro le devolvió el abrazo sorprendido pero fuerte, empezando a contagiarse de la emoción de Jongdae. 

 

-¡No puedo creer que tuvieras razón, Suho! Eres un idiota pero parece que tienes razón en lo que dices -dijo Jongdae, eufórico, todavía riendo. 

 

-¡Eh! ¡Te lo dije! Eres tú el idiota por no hacerme caso -replicó Junmyeon riéndose. 

 

Ambos se tranquilizaron y fueron separándose poco a poco, aun sin dejar de tocarse. Entonces se miraron y las palabras no pudieron salir. Sólo se escuchaban sus corazones, latiendo al mismo tiempo, erráticos y ansiosos. De nuevo podían sentir aquella tensión tan conocida entre ellos. 

 

Jongdae dudó ante la intensa mirada de Junmyeon, pero finalmente le dio un rápido beso que no pudo evitar de ninguna de las maneras. Después se echaría una bronca a sí mismo por no poder controlar su deseo y lujuria. Ahora tenía que salir de entre los brazos de Junmyeon y huir de aquella situación tan acalorada. 

 

-Tenemos que decírselo a los chicos; seguro que montan una fiesta -dijo apresuradamente mientras se apartaba y se dirigía hacia la puerta del despacho. 

 

Sin embargo, Junmyeon fue más rápido e impidió que abriera la puerta colocándose detrás de Jongdae y haciendo fuerza con un brazo, dando un portazo y encerrando el cuerpo del mecánico entre la puerta y el suyo.

 

-¿Qué tal si nos montamos una fiesta tú y yo primero? -sugirió Junmyeon susurrando sensualmente en su oído. 

 

Jongdae tragó saliva y tembló ante el ruido que hizo el pestillo del cerrojo al cerrarse. Sintió las manos de Junmyeon bajando por sus laterales hasta llegar a sus caderas y agarrarlas para darle la vuelta y tenerle de frente. El mecánico vio la sonrisa irresistible de su jefe y suspiró. Bien, no se resistiría. Él también quería disfrutar aquella fiesta particular. 

 

Tanto Junmyeon como Jongdae volvieron a retomar su “extraña” relación al volverse a poner en contacto después de acabar sus respectivos estudios. Parecía que ambos eran los mismos de siempre o su amistad había llegado a un punto en el que era perfecta y no hacía falta esforzarse para conseguir algo mejor. El caso es que nunca hablaron del tema, y los besos, caricias y lisonjeras se fueron añadiendo de forma natural, como si fuera el curso normal que tenía que llevar su relación. Y ellos estaban bien y no se lo plantearon, pero claro estaba que los matices de un amor ardiente y duradero estaba allí desde el principio. Así que aunque no habían formalizado nada, ambos seguían juntos. Salían a citas, quedaban cuando podían, viajaban y se lo pasaban bien junto a los amigos de ambos o… solos ellos dos. Justo como en aquel momento. 

 

-Suho, nos van a escuchar… -murmuró Jongdae, conteniendo un jadeo mientras Junmyeon dejaba besos por toda la curvatura de su cuello, sus manos haciendo que el mono de trabajo se deslizara por los brazos de Jongdae. 

 

-Shhh… Será rápido y duro, como a ti te gusta -acalló volviendo a besar al mecánico. Sus manos bajando la cremallera del mono, ahora-. Como nos encanta… -corrigió sonriendo travieso ante el gemido que soltó Jongdae de forma abrupta. 

 

-Pues entonces no me hagas esperar, idiota -aceptó con tono necesitado, agarrándose de la cazadora de cuero, queriendo arrancársela. Con su otro brazo, se enganchó al cuello de Junmyeon y lo atrajo hacia sí para borrarle esa sonrisa prepotente con un ansioso beso. 

 

El choque de ambos cuerpos hizo que retumbara de nuevo la puerta, pero aquello sólo les hizo excitarse más ante la expectativa de que alguien pudiera descubrirles. Siguieron enzarzados en besos y tirones intentando quitarse un poco de ropa. Jongdae consiguió que su jefe se quedara sin su chaqueta y Junmyeon por fin pudo deshacerse del mono de su mecánico, metiendo su mano en la ropa interior. Ante tanta ventaja, Jongdae decidió empatar con un salto, envolviendo sus piernas alrededor de la cintura de Junmyeon, rozando con fuerza su erecto miembro dentro de sus pantalones. Junmyeon gruñó de placer, apoyándose con un brazo en la puerta. Otro golpe, más excitación. 

 

-¿No querías que no nos escucharan? -preguntó entre divertido y desesperado. 

 

-Se te acaba el tiempo -dijo en contrapartida Jongdae, mordiéndole el lóbulo de la oreja.

 

Y ya no perdieron más el tiempo. Junmyeon le quitó la ropa interior a Jongdae, y éste le bajó rápidamente la bragueta y la ropa interior al otro, quedándose con el miembro de Junmyeon en la mano, jugueteando con él. Ambos se deshacían en gemidos mientras se tocaban; Junmyeon llevó dos dedos a la boca de Jongdae, quien los lamió gustosamente mientras le mandaba miradas atrevidas e insinuantes, haciendo que se le hiciese la boca agua de la expectación. Acto seguido, volvió a cargar a Jongdae entre sus brazos para que volviera a enredar sus piernas entorno a él y pudiera alcanzar mejor su entrada, hundiendo sus dedos en ella sin demora. Jongdae profirió algunas maldiciones de placer mientras enderezaba su espalda y abrazaba el torso de Junmyeon con fuerza, mientras que a su vez le seguía masturbando, lubricando su miembro con el preseminal que comenzaba a salir. 

 

-Hazlo ya, Junmyeon -ordenó demandante Jongdae mientras le dejaba una mordida en el cuello y apretaba los testículos que tenía en su poder, haciendo que Junmyeon jadeara de deseo. 

 

-Como ordenes -concedió Junmyeon entre dientes, haciendo que Jongdae se recargara sobre la puerta, sacando sus dedos de su entrada, quitándole el poder sobre su miembro a Jongdae y penetrándole con intensidad.

 

Esta vez la puerta sonaba una y otra vez con golpes sordos, al compás de las penetraciones rápidas y fuertes, y acompañados de gemidos, jadeos y el ruido de una excitante y húmeda fricción de cuerpos y labios que no se separaban lo más mínimo. 

 

-Joder, Jongdae -maldeció Junmyeon sobrecogido por el placer, escondiendo su cara en el hueco del cuello de Jongdae, sin rebajar el ritmo de sus embestidas. 

 

-Mhn, Junmyeon, vamos a la silla -dijo Jongdae entre gemidos, con los ojos cerrados, agarrándose de los pelos de la nuca de Junmyeon con fuerza.

 

Rápidamente Junmyeon le obedeció, agarrando con fuerza a Jongdae de sus nalgas para no perder contacto, yendo casi de espaldas, y se dejó caer en la silla de escritorio, que era grande y lo suficientemente mullida para ser cómoda. Jongdae apoyó sus manos en los hombros de Junmyeon y comenzó a cabalgarle, mientras que éste llevaba una de sus manos al necesitado miembro de Jongdae y la otra no dejaba de masajear su culo. Las embestidas salvajes no cesaban y sus respiraciones forzadas auguraban un potente y fantástico orgasmo para ambos.

 

Jongdae se acercó a Junmyeon, quien gemía y se mordía el labio inferior para contener sus gritos con la cabeza reclinada hacia atrás sobre le respaldo, sus manos llevando sus labios a los de él, sonriéndole cuando terminó, sin parar de ir arriba y abajo en sus penetraciones. Junmyeon le observó, maravillándose por la visión tan erótica que tenía sobre él y que estaba disfrutando, mucho mejor que la que se había imaginado un rato atrás fuera de aquel despacho. Aceleró los movimientos de la mano que estaba masturbando el miembro de Jongdae, viendo cómo éste se retorcía y sus gesto se volvía uno de placer y esfuerzo, esperando por el orgasmo, el cuál vino instantes después tras otras penetraciones rápidas y profundas que tocaron su próstata y le hicieron tocar el cielo. Su cuerpo se curvó hacia atrás y Jongdae gimió profundamente su nombre hacia el techo, mientras se deshacía en hilos blancos entre las manos de Junmyeon. Ante tal visión apoteósica, Junmyeon sintió las paredes de Jongdae aprisionando su miembro en un placentero y delicioso espasmo, haciendo que el orgasmo llegase también a él. 

 

Sus respiraciones ruidosas e irregulares era lo único que se escuchaba en la habitación. Jongdae se dejó caer sobre Junmyeon, apoyando su cabeza en el hombro de éste. Junmyeon le abrazó por la cintura, dejando que su cabeza volviese a caer sobre el respaldo. 

 

-Junmyeon… Tengo que decirte algo -dijo Jongdae una vez recuperó la respiración, y en tono bajo sobre su hombro-. Ahora que por fin estamos seguros de que nuestro sueño se va a cumplir, creo que puedo dejar de odiarme y decirte que te quiero -dijo, separándose de él y mirándole seriamente a los ojos. 

 

-¿Pero quién es el idiota aquí? -murmuró Junmyeon, sobrepasado por aquella confesión-. Yo también te quiero, Jongdae… Mucho -dijo incorporándose para apoyar su frente contra la otra-. No puedo retroceder y hacer que no te odies a ti mismo por lo que me pasó, pero sí puedo amarte tanto como para que no te quede otro remedio que amarte a ti mismo también -declaró rozando su nariz contra la de Jongdae en un cariñoso beso esquimal.

 

Jongdae reprimió sus lágrimas y soltó una alegre carcajada a cambio-. Quién hubiera dicho que eres tan romántico, Suho -dijo mordaz, volviendo a su tono jocoso de siempre, pero abrazando por el cuello a Junmyeon.

 

-Hn -gruñó un tanto avergonzado, sonrojándose hasta las orejas, pero sonriendo con los ojos entornados-. No lo esperes muy a menudo -dijo abochornado, mientras sentía los labios de Jongdae sobre los suyos en un suave beso.

 

Ambos se volvieron a mirar y no pudieron reprimir las ganas de reír, por fin, sin temor a nada. 

 

Y en sus pechos, sus corazones volvían a retomar aquella carrera que comenzó años antes y que se detuvo en una división de caminos, pero que finalmente volvió a terminar en uno.

 

FIN

 

Notas finales:

Holi a todos! :D

 

Ha pasado bastante tiempo desde la última vez pero por fin he vuelto! n.n

 

La verdad es que es gracias a @resultadopositivo por haberme encargado este OS y que me haya mantenido aunque sea un poco activa :P

 

Ya se lo he dicho, y es que la historia en sí no es que me haya gustado cómo ha quedado aunque de el final y, sobretodo del lemon, estoy bastante orgullosa :)

 

Es la primera vez que escribo algo de esta pareja, pareja que nunca he shippeado pero a la que tengo cariño gracias a la personita que he mencionado antes :3 

 

Me pasa con muchas otras pero espero que el esfuerzo no haya sido en vano xD

 

Pensaba que mi primer lemon apasionado y salvaje iba a ser un ChanBaek, mi pareja preferida del mundo mundial, pero ha sido un SuChen y no puedo estar más contenta del resultado =) 

 

Aunque tengo mucho que mejorar! Que tú ya sé que eres apasionada y salvaje, @resultadopositivo… De alguien tengo que haber aprendido, no? Love you! ;P

 

Bueno, pues aquí termino mi charleta!

 

Espero que lo hayáis disfrutado! <3

 

Hasta la próxima! ^·^ 

 

 


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