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Punto de quiebre por Dazel Tenshi

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Notas del capitulo: Muy bien, otro de mis relatos... Es cierta parte de mi la que grita y se resiente con respecto a todos mis relatos... Dedicado con mucho respeto y cariño a quienes lo leen... y obviamente a Haku.
Ya no sé decir si fuiste de mi creación, una mala jugada de mi traicionera imaginación, o toda la composición fue real. Solo te recuerdo con destellos somnolientos, como en una pesadilla clara, no puedo divisar con nitidez los reflejos coloridos de tu cabello, ni percibir en sus matices completos el brillo de tus ojos. Mas me aferro con esperanza a esos retratos en blanco y negro que dejó un recuerdo transcurrido hace algunos años desvanecidos por el viento y la calidez de sus veranos.
Era un día de refulgentes nubes y un esbozo de sol, la hora en que nos conocimos no sabría escribirla con exactitud, yo en un desesperado y concurrido café del centro, abarrotadas mesas y los comensales adornaban incómodamente con sus charlas personales. Aún yacía en la mesa de vidrio pulido, la taza vacía y una cucharilla a su lado.
Me encontraba sumido en una concentración perpetua, ni el zumbido constante y los vapores del café me distraían de mis acciones. Pasaba mis ojos por sobre las líneas del papel con la rapidez adquirida luego de años de repetitiva actividad. Leía los párrafos de unos cuantos documentos, y las cifras bancarias se quedaban en mi mente como ovejitas, el trabajo tedioso se marcaba en mis ojeras mal disimuladas tras los anteojos de marco grueso.
Miré el reloj con calma solo para percatarme de que el horario de colación terminaba, lo que indicaba que retomaría las horas de labor en unos cuantos minutos. Y era en ese entonces cuando me arrepentía de mis decisiones apresuradas, de la obediencia inocente con la que acaté las ordenes, casi puedo ver a mi padre gritándome y dictando con cada una de sus palabras lo que sería mi sino.
Me levanté de la silla metálica solo dejando unas cuantas monedas sobre la servilleta que servirían más tarde para que el mozo las retirara como su propina. Caminé con lentitud y pesar sobre mis aún jóvenes hombros, nadie creería la edad que marcaban mis ojos, solo veían mi apariencia precozmente añejada.
Seguía mi ruta hacia el lugar ya tan mencionado, con la vista puesta hacia el frente, sin observar nada en realidad, me encontraba casi como autómata dando pasos repetidos.
Fue entonces cuando algo cambió en aquel cuadro dejà vu, fue como un flash atravesando el contaminado aire de la ciudad, una figura presurosa recorriendo con gracilidad los laberintos de manadas humanas en las calles repletas, una silueta delgada, perfectamente estilizada que como pluma arrancada con envidia de un ave, recorría las grisáceas veredas de la cuidad. No pude dejar de admirar con una devoción desconocida a aquella figura, y con impulso sin premeditar, mis pasos cambiaron su rumbo prescrito, dejando huellas en otros lugares, en ese momento no supe lo que sucedía, solo mi cuerpo obedecía a señales cerebrales que no parecían venir de mí. Todo mi ser seguía a la silueta de antes, incluso aumentando mi velocidad, rastreaba su esencia como perro perdido, me atraía con fuerza inhumana, solo me perdía entre los cabellos rubios del ser que se erguía unos pasos ante mí.
Me sentía casi ultrajado, no entendía mis reacciones, solo podía darme cuenta de que me encontraba en el Parque Forestal, buscando casi con desesperación al ser que me había obligado a esto, sin importarme la hora, ni mi trabajo, seguí rastreando lo que me llevaba a perder la cabeza, y querer llorar por horas la desgracia incomprensible.
Entonces fue cuando le vi, ahí recostado con toda suavidad sobre la verde hierba, bajo una sombra, parecía casi divino con esa aura de paz rodeándole. No quise ni acercármele, con miedo a destruir su imagen cálida, no quise quebrar la sutileza de sus pestañas entornadas, no quise enlodar sus manos con mi malintencionada vista. Me retiré con sigilo y vergüenza, arrepentido de añorar lo que me era prohibido, me castigue en silencio, recordando mi posición.
Deje ahí a la figura, con sus ojitos de ensueño, volví a mi rutina destructiva, solo para guardar con ilusión aquel pasaje inexplicable que interrumpía mi perfecta vida.
 Calmé mi respiración y el agotamiento que se agolpaba con ansiedad en cada fibra de mis malditos pensamientos, y rellené nuevamente mi vida con las esperanzas de otros, con los sueños de otros, con las vidas de otros.
Aun ahora me cuestiono si fuiste ilusión, pero sabes, quiero creer que en esos segundos fuiste real esencia.
Quiero convencerme de que solo por una vez, en aquellos segundos, y gracias a ti, existí.

Notas finales:

Bien ahí está, como ya dije lo dedico a todos los que se dan el tiempo de leer, y a todos los que sinceramente lo comprenden.Y una agradecimiento muy especial con todo mi cariño a quien me ayudó a crearle un título.

Para Haku

Atte

Dazel Tenshi 


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