Capitulo 1: Prologo
Dicen que en un principio solo existía el cielo, donde los ángeles vivían felices, pero uno de ellos solo buscaba poder, al querer traicionar a los arcángeles superiores su condena fue el exilio, lleno de ira, creo su propio reino donde solo la ira y la maldad reinaban, lo llamo “infierno”. Con falsas promesas atrajo a otros ángeles a la tentación, pero una vez que entraron nunca mas pudieron volver al cielo, sus blancas alas se tornaron negras y sus delicadas plumas se cayeron, dejando solo al piel oscurecida, pero sin embargo, estos ángeles tentados disfrutaban de la vida en el pecado, lujuria, ira, codicia, soberbia, envidia, gula, pereza, esas eran las 7 leyes que los regían, 7 leyes que los arcángeles superiores llamaron 7 pecados capitales, les enseñaron a sus generaciones a nunca cometer ninguno de ellos, o perderían su pureza.
El reino de los cielos y el del infierno se extendieron hasta el punto en que ya no quedaba donde expandirse, por eso la guerra comenzó, demasiados demonios y ángeles, muy poco espacio, la guerra duro mas de 100 años, hasta que un grupo de ambas partes, repudiando las incesantes guerras, crearon su propio terreno, un sitio intermedio, lo llamaron, la Tierra, un sitio de tregua.
Este grupo renuncio a su legado, para convertirse en mortales, débiles, vulnerables, pero con un amor a la vida que no poseían ni ángeles ni demonios, ambas partes respetaron la decisión de los ahora llamados “humanos” y dieron un cese a las batallas, pero en cambio crearon dos portones que impedirían el paso a los humanos, las puertas del cielo y el infierno fueron cerradas hasta la hora de su muerte, donde volverían a su territorio natal.
Muchos ángeles se sentían curiosos y deseaban ir a ver el mundo humano, pero sus superiores lo prohibieron estrictamente, al igual que los demonios.
Aunque siempre hay alguien cuya curiosidad es mayor a los demás, un ángel relativamente joven, de largos y sedosos cabellos plateados, blancas y delicadas alas blancas, dos orejitas que se asimilaban a la de los perros y unos hermosos ojos dorados que hacían juego con sus ropas de un dorado tan suave que casi era blanco.
Este ángel inexperto pasaba largas horas mirando el mundo humano, ansioso y curioso de conocerlo a fondo, saber todo sobre esa hermosa tierra, y también sobre la forma de vida de los humanos.
-¡InuYasha! –una voz familiar lo saco de sus pensamientos, se volteo para ver a su mejor amiga de la infancia correr hasta alcanzarlo, la joven tenia el cabello de color negro azulado, sus ojos marrones intensos, un par de alas blancas un poco mas pequeñas que las suyas y una túnica de un celeste mas claro que el cielo-
-Kagome, ¿Que haces aquí?
-¿Cómo que, que hago aquí? ¿Es esa la forma de recibir a tu mejor amiga?-dijo con un tono ligeramente divertido que saco un suspiro del peli-plata
-Ya Kagome, ¿que ocurre?
-Tu padre me mando a buscarte
-¿Y ahora que quiere?
-No lo se, pero dijo que era urgente-miro seriamente al Inu, este suspiro.
-Mas le vale que sea bueno –dicho esto se puso de pie- te veo luego Kagome –luego de despedirse extendió sus blancas alas y se elevo, volando a su hogar lo más rápido que pudo, para que su padre lo llamara debía ser algo importante.
Continuara...