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Prepárate, seras mio. por Princesa Tora

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Notas del capitulo:

Hola mis lectores. Lo siento, lo siento, mil veces perdon. 

Me han surgido unos problemitas por aqui que tenia que resolver y no pude actualizar, ha pasado mucho desde mi ultima actualizacion y me imagino que estan desesperados. 

Les dejo aqui el siguiente capitulo y prometo actualizar mas seguido. 

Saludos a todos y disfruten de este capitulo.

 

Tora~

-Em, ¿y tú que haces aquí? –pregunto un confundido Kakaroto sosteniendo la manija de la puerta una vez abierta, dejando a la vista al invitado que se encontraba fuera de su casa. Había pasado casi una semana desde que Vegito ingreso a la escuela y ya sabía cuál era la dirección de su vivienda, realmente el Son menor se debatía mentalmente en dejarlo pasar o simplemente cerrarle la puerta en la cara. Vegito, en cambio, permanecía parado con media sonrisa de lado, con sus manos metidas dentro de los bolsillos de su pantalón, mirando a Kakaroto de una forma tan extraña que incluso le hizo poner la piel de gallina, pero el Son debía de mantenerse firme y no mostrar debilidad ante ese Saiyan, mucho menos que este descubriera que sus ojos lo inquietaban.

-Hola Kakaroto, pues veras; tengo que hacer unas tareas con Raditz porque, ya sabes, somos buenos amigos, y él me pidió que viniera. –dijo seguro de si mismo sin dejar de sonreir, Kakaroto le miro con una ceja levantada, ¿una semana y ya era amigo de Raditz?, conocía a su hermano y él es muy selectivo con sus amistades, sin mencionar que no le brindaría ningún tipo de confianza a un desconocido que apenas conoció hace una semana, mucho menos indicarle la dirección de su casa. Además, ¿Qué eran esas vestimentas? ¿Quién vendría con ese tipo de atuendos a la casa de alguien que solo planea hacer tareas escolares? Unos jeans azules pegados al cuerpo, una camisa blanca de mangas cortas y zapatos deportivos, sin olvidar sus aretes de bolas amarillas que lo destacan tanto.

-¿Tareas? ¿Y dónde está tu mochila? –pregunto Kakaroto sin creer una palabra de las que decía Vegito. El mencionado, sin embargo, suspiro derrotado: el Son lo había descubierto, no había venido a hacer tareas. Desde que lo había empujado en el pasillo en su primer día, sin culpa alguna, no había dejado de pensar en ese chico; hasta anhelaba que llegara el tan ansiado recreo para poder estar con él y hablar, incluso se ofrecía para acompañarlo hasta su casa cuando lo veía caminando solo, aunque de todas las formas posibles el Son lo evitaba o inventaba una excusa para no tenerlo cerca y el estúpido de su primo, Vegeta, no paraba de amenazarlo. Pero no mentía cuando dijo que Raditz y él se volvieron amigos; sabía que ellos eran hermanos, tuvieron la oportunidad de conversar algunas veces, pero para Vegito era el Son menor a quien quería, y teniendo que usar sus habilidades de ladrón para tomar la libreta de Raditz, donde allí yacían datos personales, teléfonos y direcciones en caso de que éste se perdiera y sepan a donde tenían que llevarlo. Exitosamente pudo conseguir la dirección donde vivían y bueno…allí estaba.

-Bueno, me atrapaste. –Dijo levantando las manos en signo de defensa.- En realidad, vine para proponerte algo.

-Lo siento, no estoy interesado. –dijo para luego comenzar a cerrar la puerta.

-¡Espera, espera! –grito desesperado, deteniendo la puerta con su mano y provocando una mirada de fastidio en Kakaroto. –Quería saber si te gustaría salir.

-¿Salir? ¿A dónde? –pregunto incrédulo levantando una ceja, sentía curiosidad de alguna forma.

-Ya lo veras. –dijo sonriendo de medio lado.

-¿Es alguna especie de cita?

-Si lo quieres llamar así, entonces por mí está bien. –dijo convencido. Kakaroto le miro con el ceño fruncido, como intentado descifrar algo, que extraño el hecho de que Vegito venga hasta su casa, a pedirle exclusivamente salir a él. Sin embargo, sentía curiosidad por saber a dónde planeaba llevarlo el Saiyan. Suspirando pesadamente, miro a Vegito, quien aún estaba allí esperando alguna respuesta.

-Espérame aquí, voy a cambiarme. –dijo disponiéndose a cerrar la puerta, para luego irse a cambiar, pero fue detenido abruptamente por Vegito.

-No hace falta, así estas bien. –bueno, en realidad no estaba tan mal. Kakaroto llevaba unos pantalones deportivos naranjas, junto con una remera simple de tirantes color blanca y zapatillas deportivas blancas. Si Vegito planeaba llevarlo a algún lado, espero que sea del tipo informal, o de lo contrario tendría que ir corriendo a cambiarse a ponerse algo más decente. Se encontraba solo con su hermano, era fin de semana y por lo tanto su padre estaría trabajando. No era necesario decirle a Raditz que saldría, o de lo contrario tendría recibiría una negativa de su parte y un largo sermón, recordándole una y otra vez el desastre que ocurrió días atrás la última vez que salió: termino besándose a Vegeta. Termino saliendo de su casa, cerrando la puerta detrás de si, siguiendo a Vegito hasta su Lamborghini color azul marino, ni bien Kakaroto vio ese auto su mandíbula se desprendió de su quijada, estrellándose directo al suelo: era uno de los autos más costosos que existen en la Tierra, y estaba estacionado justo frente a su casa; Vegito al ver esa reacción simplemente sonrió satisfecho, si no podía enamorar al Son con sus encantos vería más adelante si podría lograrlo con objetos materiales. -¿Listo?. –pregunto sacando a Kakaroto de su trance, el menor asintió con la cabeza y se dispuso a entrar al auto una vez que Vegito amablemente le abrió la puerta del asiento del acompañante. Toda esta escena era observada por un curioso Raditz que no salía de su asombro, mientras miraba por la ventana de la sala, con las cortinas discretamente movidas hacia un lado para que el Son mayor pueda tener una mayor visión.

-No lo puedo creer. –dijo de repente Raditz sin dejar de ver a la ventana.

-¿Qué cosa no puedes creer? Dímelo Raditz. –pregunto un curioso Vegeta desde el otro lado de la línea al percatarse de la falta de atención de su amigo.

-¿Estas al tanto de que tu primo, repentinamente se apareció en mi casa e invito a salir a Kakaroto en un Lamborghini? –explico Raditz, saliendo de la ventana una vez que los dos sujetos se fueron en el auto fantástico.

-¡¿Qué Vegito que?! –grito repentinamente, haciendo que el Son mayor alejara el teléfono de su oreja para evitar una posible sordera. -¡Dime que lo evitaste! –exclamo con un deje de esperanza en su voz.

-Lo siento Vegeta, pero sinceramente fue todo muy rápido.

-¡Eres un estúpido, Raditz!

-¿Por qué me insultas? No tiene nada de malo que haya invitado a Kakaroto a salir; es más, puede que el día de mañana puedan llegar a…¿Hola? –y definitivamente, Vegeta colgó la llamada.

 

… …

 

Pusieron el Lamborghini en el estacionamiento, caminando a paso tranquilo hasta donde se divisaba una cafetería. Se podía ver las mesas y sillas de maderas talladas y embarnizadas, elegantemente fuera de la entrada, acompañadas de una sombrilla en cada mesa en casos de intenso sol. Amablemente Vegito se acercó a una de las mesas, tomando la silla y atrayéndola a su lado para que Kakaroto pudiera sentarse. Éste, con un leve sonrojo en sus mejillas, se sentó avergonzado por el gesto del Saiyan, Vegito tomo asiento en la silla que estaba frente al Son menor. Mientras se disponían a esperar al mesero, no notaban la fría y malévola presencia de un Saiyan de cabellos flama, muy molesto y escondido detrás de unos arbustos que estaban al otro lado de la calle, asegurándose de no ser visto por el par. Observaba todo detenidamente, sin despegar sus ojos de la pareja, y mucho menos sin despegar sus ojos de su primo; ese bastardo tendrá que escucharlo en cuanto termine su ‘’cita’’. Le había advertido repetidas veces que no se acerque a Kakaroto, o de lo contrario se enfrentaría a las consecuencias; visiblemente sus advertencias fueron en vano, porque ahora estaba tomando un café con él. Pensaba mil maneras para asesinar a Vegito, por acercarse a la persona que le pertenecía, a la persona que beso estando ebrio y que no ha podido olvidarse de ese momento por mas que intente hasta lo imposible.

Vegeta estaba tan enfocado en sus pensamientos, que no sintió cuando alguien comenzaba acercarse hacia él, caminando en cuclillas para evitar ser visto por Vegeta y por aquel par que estaba espiando. Repentinamente el sujeto se puso justo al lado de Vegeta, lo cual este aún seguía sin percatarse de su presencia, observando aquello que le llamaba tanto la atención, volvió a mirar a Vegeta con ojos divertidos y…

 

-¿Qué hacemos aquí? –dijo repentinamente, haciendo saltar en su lugar a Vegeta por el espanto, ocasionando que dirigiera sus ojos hacia el lugar donde provino esa voz, frunciendo el ceño percatándose de quien se trataba.

-¡¿Qué demonios haces aquí, Turles?! –grito en susurro, no quería ser escuchado y que lo descubrieran.

-Solo pasaba por aquí, y te vi ahí agazapado como un depravado; así que simplemente decidí venir a ver qué era lo que te llamaba tanto la atención. –dijo finalmente para luego volver sus ojos a la pareja, que ahora estaba tomando café. -¡Wow!, el nuevo sí que no pierde el tiempo. Primero se mete contigo, y ahora con el otro nuevo.

-¡Largo de aquí, insecto! –grito y Turles simplemente levanto las manos, y se dispuso a alejarse del lugar, aun en cuclillas. Con su objetivo de alejar a Turles cumplido, miro nuevamente hacia Vegito y Kakaroto, observando que se estaban levantando de sus asientos una vez terminados sus cafés.

 

… …

 

-Estuvo estupendo, gracias por el café. –agradeció Kakaroto mediante una reverencia. Vegito sonrió ante el gesto; realmente le encantaba ese chico, haría lo que sea por tenerlo a su lado, pero ara desgracia del menor, el paseo aun no concluía.

-No tienes que agradecer, además, esto todavía no termina. –dijo pasando sus brazos por encima de los hombros de Kakaroto, atrayéndolo más a su cuerpo. Kakaroto le miro sin entender nada. –Vamos a ir a comer a un restaurante.

-¿En…enserio? –pregunto sonrojado.

-Así es, pero a donde vamos no puedes ir vestido de esa forma. Te comprare ropa fina solo para ti. –dijo acariciando la barbilla del menor.

-¡Él no ira a ningún lado contigo! –no le molesto el hecho de llevarlo a comer, sino las acciones de abrazarlo y acariciarlo. Ambos voltearon hacia dónde provino ese grito en desespero, ganándose una mirada sorpresiva por parte de Kakaroto, y una llena de fastidio por parte de Vegito, obviamente llena de disimulo.

-Primo, pero que agradable sorpresa. –dijo entre dientes, pero sin ocultar su sonrisa, no podía demostrar a Kakaroto que la presencia de Vegeta resulta ser una amenaza y que arruinaría su cita con el Son. Vegeta en cambio, trago saliva al percatarse de su estúpida reacción. -¿Se puede saber porque no quieres que Kakaroto venga conmigo? –y ahora, era el momento en que Vegeta debía inventar una buena excusa sobre el porqué de su negativa.

-Porque…-ambos miraban al Saiyan ansiosos, esperando una respuesta. -¡Mierda, no se me ocurre nada! –pensó. Hasta que luego de tanto pensar, se le ocurrió una brillante idea. -¡Porque Kakaroto come demasiado y terminaras en bancarrota pagando sus platos!

-¡Oye! –replico el Son.

-Admiro tu preocupación, Vegeta, pero es mi dinero y lo gastare como quiera. Si es gastarlo en Kakaroto, no me molestaría quedarme en bancarrota.

-Si quieres, puedes venir con nosotros Vegeta. –dijo finalmente Kakaroto. Ambos Saiyan dirigieron sus miradas en él.

-¿Enserio?/¿Enserio? –dijo ambos al unísolo.

-Claro; es más, creo que Vegeta también necesita ropa para ir al restaurante que dijiste, Vegito. –el mencionado no se lo podía creer, era el colmo que ahora Vegeta tenga que entrometerse en sus planes: no estaba en la lista.

-Pero, Kakaroto, yo no…

-Es cierto, Vegito, tienes que comprarme ropa para poder acompañarlos, o de lo contrario no podría asistir. –dijo sarcásticamente el Saiyan, Vegito le miro con enojo. No podía creer que había arruinado su cita con el Son, Vegeta en cambio no podía estar mas feliz: estaría con Kakaroto, le arruinaría su cita a Vegito y tendría ropa nueva dentro de unos momentos.

-Bueno, entonces ¿Qué esperas, primo?


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