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Prepárate, seras mio. por Princesa Tora

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Había perdido la noción del tiempo, no recordaba en que momento opto por esa postura y cuanto tiempo llevaba manteniendola. Miro el reloj de la pared, el maestro ya llevaba 7 minutos de atraso y el salón estaba hecho un desastre; alumnos fuera de sus asientos, hablando con el compañero quien sabe que estupidez, algunos usando las mesas como si fueran sillas y los artistas dibujando en el pizarrón, y no faltaba el típico grupete que se tiraba bolas de papel de un sector del salón a otro. Suspiró pesadamente, no iba a seguir esperando al condenado maestro, sentía deseos de saltearse esa clase e irse directo a su casa, luego de su pelea con Turles ya era oficial su enemistad, separados el uno del otro como dos desconocidos. 

Raditz, sentado con los dedos de sus manos entrelazadas delante de su cara y con los codos apoyados en la mesa, miraba todo el alboroto que se había formado; hasta que Vegeta entro en escena sentandose a su lado, restandole importancia al horrible panorama que le ofrecían sus compañeros. El Son ni siquiera volteo a mirarlo de reojo, ya sabía que una conversación con Vegeta detonaría otra pelea insufrible de la que no tenía ganas de tolerar, pero este día se lo notaba distinto. Su piel estaba más pálida que de costumbre, sus ojos miraban un punto fijo en el salón, se lo notaba distraído, podía asegurarlo ya que precisamente el Saiyan ni se percato que había tomado asiento al lado de Raditz, sabiendo su relación tan tirante que ultimamente se forjo. 

 

-¿Qué pasa, Vegeta? Luces como si hubieras visto un fantasma. -dijo el Son sin mirarlo. A pesar de los problemas, aún eran amigos y su deber era preocuparse por los suyos, no importa que tan tirante se haya vuelto su amistad.

-Peor que eso. -dijo, Raditz le miro y arqueo una ceja, ¿qué podría ser peor que ver un fantasma?, y lo más raro de todo esto, le sorprendio el tono tan lastimero y pasivo que utilizo para hablarle. -¿Donde se metió Turles? -se sorprendio aún más cuando Vegeta comenzo a entablarle charla, pero no una cualquier charla, esta charla conllevaba a hablar amenamente sin la necesidad de recurrir a insultos o agresiones físicas. 

-No lo sé. -suspiro luego de mirar por cuarta vez el reloj, el condenado maestro ya llevaba doce minutos de atraso. -¿Me vas a contar que es lo que te tiene tan alterado?

-Tu hermano. -fue lo único que atinó a decir, estaba inseguro si confesarlo o no lo que acabo de escuchar en la enfermería, no quería que nadie saliera lastimado, y mucho menos que a Raditz le pase algo malo por tener intensiones homicidas hacia el sujeto que ocacionó ''el error'', porque estaba seguro que en cuanto le dijera a Raditz la verdad, estaría dispuesto a partirle la cara al responsable de tal accidente. 

-¿Qué pasa con él? ¿Está bien? -por primera vez en días, Raditz miro a Vegeta con preocupación. El Saiyan le miro desconfiado, realmente no queria cagarla, pero si no se lo decia, el Son se enteraria más adelante, comenzando a averiguar porque repentinamente Kakaroto esta engordando tanto.

-Está... embarazado. -Raditz sintió como un balde de agua congelada imaginario se le vaciaba completamente sobre su cuerpo, se quedo congelado en su lugar sin poder procesar palabra alguna. Vegeta miro hacia otro lado, no queria ver su expresión, se arrepentia por abrir la boca. -Y posiblemente...sea de Vegito.

-¿Q...qué? 

-Que posiblemente sea de Vegito. -volvio a repetir.

-¡Maldición, si escuche! -se recargo en el espaldar de la silla, peinando sus cabellos hacia atrás, suspirando pesadamente, agarrando todas sus hebras negras con una mano, sintiendo deseos de arrancarlas de raiz de un solo jalón. Soltó su cabello y comenzo a masajearse su propia cara, dando un grito sonoro, aprovechando el bullicio del salón, nadie le preguntaría que le pasaba. -¿No mientes?

-La enfermera lo confirmo, es una profesional y no puede mentir en algo así, no lo tiene permitido.

 

¿Y ahora que pasaría? ¿Kakaroto cuidando de un niño? Ni siquiera podía cuidarse él mismo. Era su hermano, lo amaba, por ende comenzo a pensar en todas las distintas posibilidades de ayudarlo; aunque viendo su condición, no habia muchas opciones y la consideración de abortarlo le parecía una idea tonta y arriesgada, hasta Kakaroto podría perder la vida si se sometía a ese procedimiento. Él no sabía nada de niños, ni siquiera sabe como cuidar uno; una vez intento cuidar a su pequeño primo de 9 años, cuando el Son apenas tenia 14 años, y el pobre inocente fue llevado de urgencia al hospital porque se ahogo con un pedazo de pan y Raditz solo lo miraba ponerse de distintos colores, sin tener idea de como intervenir, por suerte su padre llegó a la escena, lo llevo con el pedriatra y su primo se salvo; esa era su única experiencia con infantes. 

 

-Esto es una pesadilla. Voy a matarlo. -dijo golpeando su frente contra el pupitre, Vegeta tenia intensiones de animarlo, así que cuando iba a palmarle el hombro, éste se levanto del asiento sorpresivamente, haciendo que Vegeta saltara en su lugar. -¡Y el condenado maestro no llega, ¿Qué acaso nadie sabe avisar cuando un profesor no vendra?! -estaba decidido a hablar con las autoridades que tenian la tarea de avisar a los alumnos cuando un docente se presentara a dar clases, o de lo contrario podían irse temprano; decirle todas sus verdades y sus defectos, por hacer perder tiempo a más de un alumno. Pero dada fue su sorpresa que cuando abrió la puerta, se encontró con el mismo chico con el que habló tres horas antes.

-Aah, con que aquí era. -decía Gohan acomodandose las gafas, instintivamente colocó una mano sobre su nuca y comenzo a reir sin parar. -Lo siento, es que me perdí. Lamento el retraso jeje. -Raditz le miraba con una gran gota de sudor detrás de su cabeza, no se podía ser tan tonto.

-¿Así que tu vienes a reemplazar al maestro Tapion? 

-Es correcto. -dijo mientras entraba al salón y acomodaba sus cosas en su escritorio. Los alumnos ni bien lo vieron entrar, automaticamente se acomodaron en sus puestos. Raditz cerró la puerta, sorprendido, y tomó su asiento al lado de Vegeta. -¿Qué tal, muchachos? Como verán, el maestro Tapion estará ausente por una enfermedad grave, y por ende yo seré su reemplazo hasta que se sienta en condiciones de volver. Mi nombre es Gohan y espero logremos llevarnos bien. -dijo con una simpática sonrisa, dándole una última mirada a Raditz, para luego voltearse a escribir en la pizarra la temática de hoy: poesía. 

 

... ...

 

Era su tercera taza de café cargado del día, Bardock era alguien conocido por su finita paciencia y cualquiera que se atreviera a corromper eso, lo más probable sería unos dientes rotos; a veces las personas que no lo conocían a fondo se preguntaban porque clase de trauma infantil o puberto paso el Son como para que sea de esa forma tan escalofriante. Los únicos seres quien lo conocían a fondo, y no le temían en ningun sentido, eran sus buenos amigos de infancia: Tomma, un moreno alto de cabello negro en punta, Fasha, una mujer voluptuosa de cabello corto y negro, Padbukkin, un gordo de barba de candado y piel blancuzca, y Totteppo, relleno de puro músculos. Se encontraban en una cafetería cercana, en 30 minutos debían regresar al trabajo, por ende todos sus problemas personales y chismes debian contarse en menos de una hora, sentados en una mesa redonda, cada uno pidió el desayuno que deseaban. 

 

-Bardock, me enteré de la horrible situación que pasó tu hijo con ese chico, si podemos en algo puedes contar con nosotros. -dijo Tomma, dandole el último sorbo de cafe, hasta dejar la taza totalmente vacía. 

-Gracias, pero ahora mi hijo se encuentra bien, solo ha estado algo mal del estómago, no ha parado de vomitar y no quiere que lo lleve a un hospital. Me preocupa. -dijo meciendo la taza de un lado a otro, viendo como el contenido dentro de la misma giraba en circulos por toda la circunferencia. -Y eso no es lo peor, un imbésil dandolas de intelectual, resulta ser pariente del idiota que lastimo a mi hijo. Fue hasta mi casa con su estúpido hijo, ofreciendose a hacerse cargo de lo que hizo su sobrino y hablar con prepotencia.

-¿Y que hiciste? -pregunto Padbukkin.

-Lo lance contra un florero, después tuve que limpiar. 

-Típico de Bardock jaja. -dijo Fasha mientras se arreglaba el cabello, mirandose en un pequeño espejo de mano. 

 

Una campana sonó en el lugar, signo de que alguien entró en el recinto. No le dieron importancia a la persona que dio acto de presencia, seguian hablando de sus problemas. La cafetería era un lugar espacioso, máximo podrían caber mas de 60 personas, y eso era lo que hacia el lugar tan famoso de todo Japón, además de sus variedades de desayunos y postres. 

 

-Son-sama, que agradable sorpresa encontrarlo por aquí. -el mencionado se giró casi exageradamente al reconocer esa voz tan irritante, Vegita estaba parado detrás de él con una sonrisa de superioridad en el rostro, como deseo Bardock tomar su cabeza y estrellarsela contra la mesa. El resto de los presentes se le quedaron viendo con sorpresa, ¿referirse a Bardock de esa forma? Era cuestión de agallas. 

 

 

 

 


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