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Nuestra hija por Sayurayaoista

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Notas del capitulo:

SAYURA: HOLA A TODAS

ANA: ESPEREMOS QUE DISFRUTEN DE SU LECTURA

NINA: PRONTO VAMOS A VOLVER A CLASES

XÓCHITL: PERO SEGUIREMOS ACTUALIZANDO CADA MES

TODAS: ¡A LEER! 

Las manos de Reid se movían de forma firme, pero delicada, como si sus dedos estuviesen tocando una hermosa melodía; limpio la herida y la vendo mientras recordaba las veces que lo había hecho con Aaron pese a la renuencia del mayor, un rastro de sonrisa adorno sus labios; lo extrañaba.

-ya está, no debería mover el brazo demasiado-

-eres bueno-

-ya he curado heridas así antes, mi trabajo no es sencillo-

Reid se iba a levantar, pero Fei tiro de su manga logrando que el chico tropezase y cállese en su regazo provocando un profundo sonrojo en él.

-gracias-

Un tenue beso en su mejilla fue todo lo que necesito para levantarse e irse de ahí con el corazón en un hilo y la mente revuelta.

- ¿estás bien? –

Dio un brinquito al percatarse que Tao estaba a su lado y asintió mientras suspiraba; sacudió la cabeza alejando cualquier pensamiento no relativo a Mitsuki de él; había ido a cuidar de ella y eso haría.

- ¿quieres ver a Mitsuki? –

Los ojos de Tao se iluminaron ante la sola mención de la menor mientras asentía, Reid sonrió mientras se preguntaba como ir con ella.

-espera un poco le diré a un guardia que nos consiga un auto-

El niño hablo con varias personas en su idioma natal mientras estas se movilizaban, casi una hora después un bonito auto los esperaba afuera; Reid agradeció mientras abordaban dirigiéndose al hospital; el joven genio observaba todo, tendría que buscar unos libros para aprender mandarín, no debía depender solamente de Tao, además le gustaba el lugar.  

Llegaron al hospital mientras Spencer preguntaba por la habitación de Mitsuki, una enfermera los guio mientras observaban que el pasillo se iba vaciando.

- ¿Qué ocurre? –

-tío Fei hizo que solo Mitsuki estuviese en este pasillo-

- ya veo-

Reid se sentía algo incomodo mientras observaba algunos guardias armados, Fei si quería a Mitsuki pero era su niña, no quería dejarla en el lugar del que huyo. Llegaron a la habitación marcada con el numero 202 mientras tocaban, la puerta se abrió dejando ver a Tara quien les permitió el acceso mientras iba por un café.

-Spencer-

Mitsuki sonrió mientras observaba al mayor quien se acerco acariciando su cabello, solo se quedaría un par de días ya que no era demasiado grave su condición; miro por encima de su hombro a la otra persona mientras un tenue sonrojo inundaba sus mejillas.

-Tao-

-mi princesa-

El niño se acercó mientras ponía una rodilla en el piso y agachaba la cabeza, si hubiera planeado bien su escape; ella no estaría de regreso en aquel lugar, y no tendría…la mano de Mitsuki se poso en sus cabellos mientras los acariciaba lentamente, subió la vista encontrándose con una sonrisa a ojos cerrados.

-yo…-

-no digas nada, no fue tu culpa-

-si lo fue, si hubiera planeado mejor-

-Tao-

-ella no se habría enterado-

-Tao-

-y no habrías tenido problemas al llegar-

-TAO-

La niña le soltó un golpe al mayor que esquivo mientras dejaba salir un suspiro, Tao observo a la menor mientras esta negaba con la cabeza.

-no fue tu culpa, solo fue culpa de mamá; ahora ella está pagándolo-

Tao guardo silencio mientras Spencer analizaba la situación, saco un libro de su bolsillo que le entrego a Mitsuki quien sonrió mientras se lo devolvía.

- ¿podrías leerlo? –

-por supuesto-

Tao tomo una silla y un banco mientras los colocaba al lado de la cama de Mitsuki, mientras ambos tomaban asiento y Spencer leía con su voz clara.

PRIMERA PARTE

FANTINA

LIBRO PRIMERO

Un justo I Monseñor Myriel En 1815, era obispo de D. el ilustrísimo Carlos Francisco Bienvenido Myriel, un anciano de unos setenta y cinco años, que ocupaba esa sede desde 1806. Quizás no será inútil indicar aquí los rumores y las habladurías que habían circulado acerca de su persona cuando llegó por primera vez a su diócesis.

Lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en su vida, como lo que hacen.

El señor Myriel era hijo de un consejero del Parlamento de Aix, nobleza de toga. Se decía que su padre, pensando que heredara su puesto, lo había casado muy joven. Se decía que Carlos Myriel, no obstante, este matrimonio, había dado mucho que hablar.

Era de buena presencia, aunque de estatura pequeña, elegante, inteligente; y se decía que toda la primera parte de su vida la habían ocupado el mundo y la galantería. Sobrevino la Revolución; se precipitaron los sucesos; las familias ligadas al antiguo régimen, perseguidas, acosadas, se dispersaron, y Carlos Myriel emigró a Italia. Su mujer murió allí de tisis. No habían tenido hijos.

¿Qué pasó después en los destinos del señor Myriel? El hundimiento de la antigua sociedad francesa, la caída de su propia familia, los trágicos espectáculos del 93, ¿hicieron germinar tal vez en su alma ideas de retiro y de soledad? Nadie hubiera podido decirlo; sólo se sabía que a su vuelta de Italia era sacerdote.

En 1804 el señor Myriel se desempeñaba como cura de Brignolles. Era ya anciano y vivía en un profundo retiro. Hacia la época de la coronación de Napoleón, un asunto de su parroquia lo llevó a París; y entre otras personas poderosas cuyo amparo fue a solicitar en favor de sus feligreses, visitó al cardenal Fesch.

Un día en que el Emperador fue también a visitarlo, el digno cura que esperaba en la antesala se halló al paso de Su Majestad Imperial. Napoleón, notando la curiosidad con que aquel anciano lo miraba, se volvió, y dijo bruscamente: ¿Quién es ese buen hombre que me mira? Majestad -dijo el señor Myriel-, vos miráis a un buen hombre y yo miro a un gran hombre. Cada uno de nosotros puede beneficiarse de lo que mira.

Esa misma noche el Emperador pidió al cardenal el nombre de aquel cura y algún tiempo después el señor Myriel quedó sorprendido al saber que había sido nombrado obispo de D. Llegó a D. acompañado de su hermana, la señorita Baptistina, diez años menor que él. Por toda servidumbre tenían a la señora Maglóire, una criada de la misma edad de la hermana del obispo.

La señorita Baptistina era alta, pálida, delgada, de modales muy suaves. Nunca había sido bonita, pero al envejecer adquirió lo que se podría llamar la belleza de la bondad. Irradiaba una transparencia a través de la cual se veía, no a la mujer, sino al ángel. La señora Magloire era una viejecilla blanca, gorda, siempre afanada y siempre sofocada, tanto a causa de su actividad como de su asma.

A su llegada instalaron al señor Myriel en su palacio episcopal, con todos los honores dispuestos por los decretos imperiales, que clasificaban al obispo inmediatamente después del mariscal de campo. Terminada la instalación, la población aguardó a ver cómo se conducía su obispo.

-/-/-/- Bashiee -/-/-/-

Fei observaba el paisaje mientras bebía una copa de Whisky, el hombre detrás suyo hacia lo mismo con un cigarrillo en los labios; Asami Ryouchi ese era su nombre, su cabello era negro y sus ojos grises, derrochaba sensualidad y una fuerte personalidad; se acerco a la espalda de Fei descubriendo esta mientras dejaba una tenue mordida en ella.

- ¿Qué piensas? –

-no lo sé, me siento confundido; quería hacer enojar a ese policía-

-pero no quieres acostarte con su novio ¿o me equivoco? –

-tú…-

-no estas hecho para ser un activo, no con ese chico al menos; eres demasiado tú-

-hm, quizá-

Se giro mientras sonreía dejando caer su quipao de un lado mientras Ryuichi atrapaba sus labios en un beso fiero.

-/-/- cerca del hospital -/-/-

- ¿es ella? –

-sí, ella es la sobrina de Liu Fei Long, Mitsuki Long-

-es bella para su edad-

- ¿Cuánto dijo el cliente? –

-más de 2 millones de yuanes-

-es bastante, tanto por una mocosa-

-ella es valiosa, más que ella su familia es valiosa-

- ¿en qué sentido? –

-Lui Fei Long adoptado por la familia Long a la edad de 2 años, fue criado desde pequeño con la más estricta disciplina, cometió su primer asesinato a los 8 años; y empezó a manejar las rutas de drogas y comercio de armas a los 15; a los 17 se hizo socio de Asami Ryuichi el mayor yakuza de japón liberando nuevas rutas para el comercio de armas y drogas; a los 22 se convirtió en la cabeza de la familia, y mantiene una buena alianza en países de toda Europa-

-eso es muchísimo para su edad-

-por eso ella es importante; Mitsuki Long estaba destinada a casarse con Liu Fei Long cuando cumpliese la mayoría de edad, pero al parecer él intervino para anularlo; aun así, ella es la segunda heredera de Bashiee, si algo le pasara a Fei-

-la niña tomara su puesto-

-exacto, ella sirve no solo como moneda de cambio para realizar una alianza, si no también conoce todos los secretos de Fei; el cliente tiene una visión algo retorcida, pero quizá sirva de algo-

- ¿Quiénes son los que están con ella? –

-el niño es subordinado de Fei, y los otros dos ni idea; debemos enviar sus fotografías al jefe para que nos indique como actuar-

Ambas sombras desaparecieron mientras Reid daba un rápido vistazo a la ventana; había sentido un escalofrió, pero debió ser su imaginación; se levantó mientras sostenía su cabeza sintiendo que le dolía, lo ignoro ya que no había comido demasiado bien y decidió salir a hablar con Tara.

Ambos pequeños se encontraban callados, hacia rato tenían tanto que decir; pero ahora simplemente no sabían como empezar pese a su IQ de mas de 170 en temas como ese era una novata; Tao admiraba su belleza mientras sentía que había pasado años sin verla.

-/-/-/- Tarde-noche -/-/-/-

-al menos te vez bien-

-perdona por llamarte tan tarde, olvide la diferencia horaria-

-no te preocupes Reid, no dormiría tranquilo sin saber de ti-

Reid se sonrojo mientras observaba a Hotchner, el mayor estaba en su cama con el rostro levemente adormilado; sonrió mientras desviaba la mirada.

-te extraño-

Pese a lo bajo que lo había dicho Aaron lo escucho perfectamente desde sus audífonos mientras sonreía, aún estaba haciendo preparativos para darle una sorpresa al menor cuando volviese, pero sabía que le encantaría.

-también te extraño, necesito de ti, de tu delicada piel; de tus gemidos-

-no digas cosas tan vergonzosas-

-solo digo la verdad-

Se sentía acalorado mientras observaba la sonrisa del mayor, decidió cambiar de tema para evitar sueños insanos.

-Mitsuki tiene novio-

La sonrisa de Aaron se borro mientras él reía en su mente, se retiro los audífonos ante el potente ¿QUÉ? del otro lado de la pantalla, Aaron estaba furioso pero preocupado a la vez; realmente sería un gran padre; suspiro calmando a su prometido meintras le explicaba la situacion de Mitsuki y de Tao logrando que el mayor bufara de vez en cuando.

-no lo apruebo-

-estan enamorados-

-pero es una niña-

-genio-

-es MI niña-

-pronto lo será, además no puedes prohibírselo estando en Nueva York-

-pero tú sí-

-yo no lo haré-

-pero Reid-

-entiendo que la quiera, pero no le prohibiré nada, además Tao está preocupado por ella-

-hablaremos cuando regreses, solo diré que te prepares porque te hare cambiar de opinión-

- ¿Cómo? –

-tú sabrás-

La sonrisa pervertida le mando escalofríos directo a su espalda; no se iba a poder mover o al menos eso aseguraba la sonrisa de Hotch negó con la cabeza mientras se acercaba a la pantalla dejando un suave beso.

-espérame-

-toda la vida-

 -te amo-

-también te amo-

Colgó mientras se recostaba en su cama cubriendo su cara con las manos mientras daba un par de vueltas hasta que se detuvo “no era un colegial de secundaria” bueno era su primera interacción con el mundo “real” aquel en el que no inmiscuyo demasiado en sus años de juventud, Aaron era su primer amor y su ahora prometido; suspiro mientras cerraba los ojos y dejaba que el sueño lo alcanzase.

Notas finales:

SAYURA: LOS Y LAS QUEREMOS MUCHO

ANA: ESPERAREMOS CON ANSIAS SUS LINDOS REVIEWS

NINA: NOS VEMOS EN AGOSTO

XÓCHITL: BYE BYE 


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