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Lo que no nos dicen del amor por Natkido

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Notas del capitulo:

Hola a todos, he vuelto por estos lares para actualizar y a decir verdad aún me encuentro nerviosa al usar esta plataforma,  pues yo soy nueva por aquí. En verdad me gustaría saber que tal ven los trabajos que público aquí, para así poder tomar la decisión de quedarme o simplemente desistir. 

 

 

En fin No los molesto y los dejo para que sean libres de leer. Espero me apoyen con un comentario.  :V

Sin mas, comencemos. 

Lo segundo que no nos dicen del amor es que por este las personas son capases de sacrificar desde las cosas más sencillas hasta las más complejas.
Todo con tal de preservar ese exquisito sentir, aveces llegando a rayar en la locura y es que alguien dijo una vez que si el amor no es locura, no es amor. 
 
Y de eso Sanji sabía mucho, pues después del evento que se sucitò la mañana del día anterior sabía que el sería capaz de hacer todo, ¡TODO! por siempre ver al hombre de piel madura. 
 
Soñando con besar sus labios cada que lo tuviera enfrente. Idealizando en su mente miles de escenarios donde esas experimentadas manos lo llevarán con dulzura en el eterno baile que era la vida, mientras sus dedos se encargaban de retirar su ropa en cada vuelta, dejándolo en la más sincera desnudes de no solo su cuerpo, sino también de su alma. 
 
Y para lograr eso debía sacrificar sus pocos ingresos en viajes que él no necesitaba realizar, solo para poder ver a ese increíble ser, que con una mirada lo conquisto hasta el tuétano de los huesos.
 
Sacrificaría sus almuerzos en la escuela para estirar aún más su dinero. Se levantaría más temprano con la finalidad de tener más tiempo para arreglarse lo mejor posible, buscando con ello una mirada nada inocente de Zoro.
 
Cruzaría toda la ciudad y sacrificaría casi una hora de su mañana solo para hablar con el peliverde, por respirar su mismo aire, por pisar el mismo suelo por el que el camina. 
 
Cometería locuras y sacrificaría su cordura por el amor que ese hombre despertó en lo más hondo de su pecho como las mas cálidas llamas de una candente pasión y de una acogedora ternura, logrando instalar en su vientre millones de mariposas que amenazaban con salir en una lluvia de arcoíris de sus labios si estos se abrían con el propósito de hablar con Zoro.
 
Y por amor llegaría todos los días una hora después al bachiller. Perdiendo la primera clase, bajando así su promedio y arriesgándose a reprobar la materia con vergonzosas calificaciones.
 
Pero que más se podía esperar de un chiquillo enamorado, que no tenia la facultad de equilibrar su vida y organizar sus prioridades. 
 
"El amor atonta"- le dijo una vez su madre, mientras miraba con adoración y ojos morados al hombre que la golpeaba y maltrataba.
 
Nunca entendió lo verdadero de esa frase, sino hasta el momento que conoció al peliverde. 
Claro que el no se dejaría atontar a los extremos como para dejarse golpear, pero si que cometería una que otra imprudencia por ese curioso sentir que ocupaba la mayor parte de sus cerebro.
 
Así que el podría definir el hecho de pararse temprano, cambiarse cinco veces el vestuario, hasta encontrar el más apropiado como el más grande sacrificio que haría por Zoro. 
 
Al final Sanji estaba más que seguro que lo valía.  Pues sólo le basto mirar al peliverde acercarse con su maletín de cuero, aquel conjunto negro y esa mirada salvaje e inhumana para que su conciencia le gritara que fue la mejor decisión que había tomado. 
 
Sanji se colocó mejor su mochila en su hombro. De manera nerviosa sus dedos arreglaron las mangas de su camisa amarilla. Pusieron derecha su corbata y peinaron su cabello el cual fue bañado en miles de productos que lo dejaron brilloso y con olor a coco.
 
- Pensé que me dejarías plantado- comentó Sanji con latente nerviosisml en su voz, una vez Zoro estuvo frente de el.
 
-Dije que estaría aquí a la misma hora, y yo siempre cumplo mi palabra- respondió con serenidad y sanji sólo pudo morderse el labio al escuchar tal contestación. Es que más perfecto ese personaje no podría ser.
 
-¿Así que eres un hombre que siempre hace lo que promete?- pregunto encantado con ese nuevo conocimiento - Me gusta- confesó sin dejarlo responder.
 
-Deberías intentar siempre de cumplir tu palabra, cuando la des- dijo mirando al chiquillo rubio, que ante sus ojos parecía muy vanidoso y metrosexual- "En verdad todo un niño de Papi "- pensó
 
-¿Que te hace creer que yo no cumplo lo que prometo?- dijo claramente molesto,  mientras la punta de su pie derecho comenzaba a golperar rítmicamente el suelo- Yo soy un hombre de verdad y para un hombre su palabra es su todo.
 
La contestación madura, realista y sincera saco de Zoro una enorme sonrisa de satisfacción.  Ciertamente no esperaba una contestación tan magnífica como esa.
Quizás había juzgado mal al chiquillo,  pues a pesar de tener carita de muñeca de porcelana que solo sirve de decoración,  también poseía una madures y conciencia digna de un adulto.
 
-Me gusta- dijo Zoro repitiendo la respuesta del rubio.
Pasaron más de cinco minutos y en ese tiempo la estación del Bus se fue llenado de trabajadores y estudiantes que esperaban el transporte que los llevaría a sus destinos.
 
Pero Zoro no presto atención a dichos personajes que fueron apareciendo en escena. Toda su atención en cambio se encontraba centrada en el chico que miraba con atención los dos lados de la carretera, esperando ver pasar algún taxi los cuales eran de un naranja chillo, que le recordaban siempre la cabellera larga y esponjosa de su patrona, amiga y prestamista.
Con la cual hablo el día anterior de su extraña travesía con aquel desconocido joven, que lo miraba con un mar tan intenso que le deba la sensación de naufragar en una fiera tormenta, llena de truenos que iluminaban de paisaje con espectrales destellos.
 
Aun recordaba la burla que le hizo la chica al contarle todos los apodos que recibió por el parte del puberto y dicha burla fue en aumento al momento que le contó que estaba más entretenido en las palabras que expulsaba la joven boca del pequeño que no presto atención a sus pertenencias y por lo tanto término dejando su celular en posesión de un desconocido.
 
-Mi celular - dijo en voz baja y distraída, cuando esa memoria llegó a su mente.
Sanji volteo a verlo con su ceja rizada alzada en interrogación y el moreno supo que el rubio no había escuchado sus palabras. 
 
-Mi celular - repitió extendiendo la mano que no sujetaba el maletín, esperando recibir su aparato.
 
-Ah, si- dijo, mientras rebuscaba en el bolsillo de su pantalón y cuando lo saco una sonrisa brillante y diabólica pinto su infantil rostro. A Zoro no le gusto esa pinta- ¿Que obtengo yo al dártelo? - pregunto jugueton y con la malicia pintando sus ojos con un brillo peligros e hipnótico.
 
-Nada- contestó serio Roronoa. Sin estar dispuesto a entrar a ese juego que Sanji buscaba empezar- Sólo damelo- demandó en un exigencia que no daba lugar a un réplica. 
 
-Eres aburrido- respondió Sanji con fingido tono de molestia que le sirvió para encubrir lo nervioso que le puso ese tono autoritario. Su mano larga y estilizada se extendió hacia el peliverde y Zoro sólo pudo comparar la imagen del rubio con la de un niño regañado y que aceptaba su reprimenda después de una travesura. 
Al peliverde le pareció algo dulce y bastante tierno para un muchacho.
Zoro tomó su celular para después encenderlo ante la mirada atenta de Sanji el cual se reía como un pequeño pingo esperando ver la reacción de Zoro al descubrir que había hecho con su pertenencia.
 
-¿Que es esto?- señaló el mayor el celular, viendo de nuevamente al rubio con ese sonrisa brillante y traviesa.
 
-Mi foto- contestó con simpleza- tu fondo de pantalla era muy aburrido, así que pensé que necesitabas algo bonito que ver cada que lo encendieras ...- comenzó a explicar con simpleza- y no existe nada mas bonito que mi rostro- comentó divertido, mientras su ojo visible le daba un giño coqueto al moreno.
 
-En verdad eres un tío demasiado vanidoso- giro los ojos hacia tras en molestia, pero apesar de sus reacciones el hombre no cambio la fotografía y no negó el hecho de que el chico fuera bonito.
 
Porque quizás Zoro no fuera el tipo de hombre que fuera por el mundo fijándose en la apariencia de los demás,  pero si que era capaz de notar la facciones bonitas de las personas,  como las del chico que tenía enfrente de el y que tenía las mejillas eternamente pintadas de rosa. Con sus labios eternamente extendidos en una sonrisa natural y perfectamente sincera. 
Si Zoro realmente conociera a Sanji sabría que sus mejillas no eran siempre rosas y que solo se teñian de ese color cuando estaba con el. Y lo mismo pasaba con esas sonrisas que solo salían del chico cuando lo miraban.
 
-¡Mira un taxi!- grito efusivo el rubio, señalando el vehículo anaranjado, par después hacerle la parada con la misma mano que lo señaló. 
 
El automóvil se detuvo y ambos hombres subieron a el, acomodándose en los asientos traseros.
-A la avenida Grand line, por favor- dijo Zoro, mientras colocaba el portafolio sobre sus piernas.
 
El conductor que por desgracia resultó ser el mismo del día anterior, miro a Sanji por el retrovisor con su ceja izquierda elevada a lo que el rubio sólo pudo reír nervioso y subir los hombros, restandole importancia.
 
-Bien- contestó, mientras arrancaba el taxi. Sanji soltó un suspiro aliviado al ver que el hombre de nariz de payaso no le comento nada con respecto al viaje que realizaron de un extremo de la ciudad al otro.
 
-Entonces...- volvió a hablar Sanji,  prestando toda atención al hombre que lo miraba con intensidad- eres un ¿Doctor?- pregunto en vez de afirmar.
 
-Aún con eso- sonrió divertido con la insistencia del otro- eres muy persistente.
 
-Una de mis tantas cualidades - comentó sacando el pecho orgulloso.
-Lástima que la humildad no sea una de ellas- contrataco burlón.
Sanji sólo pudo sonrojarse de vergüenza y molestia.
 
-Y bien... ¿Acerté? .
-Ni siquiera estas cerca- Sanji hizo un puchero demasiado marcado al escuchar eso y Zoro sólo pudo reír por la reacción.
 
-No importa, aun tengo otras teorías de tu posible oficio- dijo con renovado entusiasmo- ¿Eres un policía?
-No- contestó divertido ante la situación.
 
-¿Empresario?- Zoro volvió a negar- ¿Instructor de gimnasio?- otra negativa- ¿Tienes alguna maestría en memes?- bromeó esperando ver en las facciones del peliverde alguna pista de divercion, pero solo recibió una mirada sin gracia- ok, mal chiste- sus orejas se colorearon de rojo por la vergüenza de haber realizado un estúpido comentario. 
 
En esos momentos Sanji deseo con todas sus fuerzas tener un cigarrillo que apagará o calmará su naciente temblor, lastima que no contaba con el presupuesto para comprar su adorado vicio.
 
-Y tu, ¿ trabajas o estudias?- ahora la pregunta vino de los finos y delgados labios morenos del peliverde, quien inconscientemente salvo la dignidad del chiquillo que le bajaba la mirada con pena.
 
-Estudio- dijo más animado, levantando la cabeza, para clavar sus grandes ojos celestes en los de su compañero- estoy en mi ultimo años de preparatoria.
 
-Y ¿ya tienes alguna idea de lo que vas a estudiar cuando te gradues?
El rostro del chico se iluminó con un brillo agradable. Sanji de inmediato asintió con energía,  provocando que sus hilos dorados danzaran en un baile místico y seductor sobre la pista de palida piel lechosa.
 
-Si, estudiaré gastronomía - respondió feliz. Su menudo cuerpo se fue acercando al de Zoro, sin borrar de su rostro la inmensa sonrisa que mostraba dos hileras de blancos y perfectos dientes- en el verano aplicare para varias universidades, pero si te soy sincero, de todas ellas yo quiero entrar al All Blue- la emoción salió de cada poro de la piel de Sanji como una densa capa de calor, que Zoro sintió golperar su propia dermis con una caricia agradable- Es mi meta...- su voz tembló en adrenalina y anhelo - ¡Mi sueño!- las esperanzas de la juventud explotó a través de Sanji como una bomba atómica, dejando anonadado al mayor. 
Los ojos azules mostraron con su brillo la determinación, el deseo intenso quemaba como el infierno mismo su propia mirada.  Y Zoro juro sentir en sus propias venas la belleza asfixiante, que solo un sueño podía poseer.
 
-Es increíble...- susurro con verdadera admiración.
-¿Tu crees?- pregunto esperanzado, con ligeros calambres en sus manos y un retortijon exquisitamente preocupante llenando su vientre. Su cuerpo volvió a moverse por su cuenta, con dirección al contrario. Como si fuera luz y el un mosquito que embelesado lo seguía.
 
-Completamente- aseguro- me recuerdas a mi de joven...
-Vaya- lo miro con ojitos sorprendidos- ¿Cómo debería tomar esas palabras?.
 
- Ya llegamos- la voz del conductor interrumpió la atmósfera, rompiendo la burbuja en la que los  dos  se sumergieron inconscientemente.
 
- Cómo tu gustes- respondió a la pregunta del chico.
Entregó la parte de su gastó al conductor y antes de bajarse dijo:
- Te espero mañana, a la misma hora cejillas y si tienes suerte tal vez te diga a que me dedico.
 
-De acuerdo- dijo emocionado Sanji. Zoro le sonrió; bajo del vehículo y cerró la puerta dejando ir al taxi.
 
-¿Te vuelvo a llevar a la preparatoria East blue? - pregunto el nariz de manzana.
 
-Si por favor-respondió el chico, mientras sacaba el dinero que tan amablemente Usopp le había prestado el día anterior.
 

Notas finales:

Espero el capitulo fuera de su agrado, ya que me encantaría tenerlos por aquí seguido  <3


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