Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No es tan súper ser súper por Verdadero98

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

NO ES TAN SÚPER SER SÚPER


CAPÍTULO 2


El viaje duró cerca de 5 horas, ¡Me aburrí como nunca! Estaba tan acostumbrada a demorar solo unos segundos para trasladarme de un sitio a otro, que aquella fue como una tortura. Agradecí a lo que sea que estaba allá arriba que por fin llegáramos a nuestro destino, unos minutos más en esa camioneta, y habría mandado todo al demonio, teletransportándome a casa.


Fue grandioso sentir el aire contra mi cara. -Bienvenida a Garderobe-. El lugar era enorme.


Desde ese punto, lo que más resaltaba a la vista era el edificio principal, medía unos 20 pisos, una buena parte de sus paredes eran ventanales gigantescos y el resto de la estructura estaba pintada de negro. Una edificación así desentonaba mucho con el lugar, más que nada porque estábamos en medio de la nada, era como si me hubieran llevado a un lujoso hotel allá en el olvidado culo del mundo.


Hasta para mí, que me gustaba estar aislada, eso era demasiado.


-Llevarán tus cosas a tu nueva habitación, y te mostraremos las instalaciones, después de que conozcas a tus nuevas compañeras-. ¿Compañeras? Hice una mueca. Ya sabía que seríamos un grupo, de cinco chicas, pero no me hacía a la idea de tener que trabajar en equipo, la pura idea de trabajar ya era rara, y todavía más por el hecho de tener que usar los superpoderes que hasta ese momento había tenido que mantener ocultos. Suspiré, no es que tuviese mis habilidades sociales oxidadas, era que simplemente no las había desarrollado, no como el resto de los adolescentes.


La vieja relajó su expresión. -Estoy segura de que no te sentirás tan diferente entre ellas-. Gruñí como respuesta, no necesitaba que nadie sintiera compasión por mí.


Mantuve las manos en los bolsillos de mi chaqueta mientras íbamos camino al punto de encuentro, todo estaba registrándose en mi cabeza, ya conociendo el lugar, sería muy fácil ir y venir con mi teletransportación cuando se me diese la gana, aunque Saeko me dijo que sabría si me fugaba de Garderobe y que me daría el regaño de mi vida si lo hacía sin un muy buen motivo, no tenía ganas de comprobarlo.


Di un suspiro de resignación.


Y luego escuché que la vieja también suspiró, sonreí por eso, llevaba unas horas conmigo y ya sabía que no se la dejaría fácil, perfecto, si yo sufría todos íbamos a hacerlo, era como me decía Saeko, o todos coludos o todos rabones, aunque ella lo decía más como una broma, sabiendo que mis circunstancias no se ajustaban a las del resto.


Hablando de Saeko, Garderobe le dijo que mi manutención en ese sitió corría por su cuenta, además de que me pagarían por trabajar con ellos, la suma era bastante buena, no me quejaba de eso.


Por otra parte, también dijeron que no regresaría a la escuela cuando terminaran las vacaciones, iban a darme de baja y borrarían del sistema todo lo relacionado conmigo, supuestamente, ellos se harían cargo del resto de mi educación, la idea no me emocionaba y de eso sí que me quejé, pero Saeko me respondió que igual nunca me había gustado la escuela, y tenía toda la razón, tuve que aceptar a regañadientes, de todos modos no tenía otra opción.


-Aquí es-. Llegamos a una puerta metálica de color negro, su gama de colores no era muy amplia. Me dijo que entrará sola y que en poco tiempo llegarían las demás, junto con la mentora, era irritante pensar que tendría a esa vieja dándome ordenes la mayoría del tiempo, por eso entré al lugar feliz de alejarme de ella.


Lo primero que vi fue. -¡TÚ!-. Que ya había alguien dentro.


-Ara, que coincidencia-. El mundo era mucho más pequeño de lo que pensaba. Era la chica del supermercado, también parecía sorprendida por reencontrarnos. Sentí que me escaneó completita, y vi que dio un asentimiento de cabeza.


Entrecerré los ojos. -¿Por qué el asentimiento?-. Uno no veía a la gente y asentía de la nada, ¿Cierto?


Sus labios formaron una sonrisa. -Porque…


No escuché su respuesta, tal como dijo Maria, las demás no demoraron en llegar al que sería nuestro salón de clases, sí, un salón, uno muy lujoso con pizarra electrónica y demasiados bancos para las escasas cinco personas que estaríamos ahí.


Le di una mirada de reojo a la chica del supermercado, nombre con el que le había denominado porque seguía sin saber como se llamaba, después observé a quienes habían entrado, eran tres adolescentes y una mujer adulta que supuse era la mentora.


-¡Ahora que estamos todas!-. La adulta, una pelirroja, estaba en verdad emocionada, desde ese mismo segundo di por hecho que estaba completamente loca. -¡Conozcámonos! Soy Midori Sugiura, y seré su mentora aquí en Garderobe-. Midori podía inspirarte muchas cosas, aunque en esa lista no entraba la confianza, principalmente porque la condenada había llegado ebria a nuestro primer día.


No solo yo le vi con desconfianza, mis cuatro compañeras también lo hicieron, de hecho, la queríamos lo más lejos posible, y las cinco nos fuimos hasta el fondo del salón, a Midori no le importó, o mejor dicho no lo notó, de hecho, como que nos veía doble, quizá hasta triple.


La chica del supermercado se sentó a mi lado derecho.


¿No les ha pasado que en su primer día de clases, no conocen a nadie y por eso se le pegan al único que han visto alguna vez, aunque sea en la tiendita de la esquina? Bueno, así nos pasó a nosotras, solo que en lugar de tiendita de la esquina era el supermercado, y en lugar de haberla visto, le había tirado un estante encima. El punto es que se me pegó como chicle al zapato.


Mi atención estaba en ella, hasta que Midori nos recordó el propósito de nuestra primera reunión. -Quiero que se presenten con su nombre completo, su edad-. Gruñí, ¿Acaso estábamos en la escuela primaria? Por todos los cielos, era una organización Stalker ultra secreta del gobierno, tal vez ya sabían más de mí que yo misma. -Porque están aquí y sus superpoderes-. Iba a ser un día muy largo.


-Tú primero-. Midori señaló a la más bajita de nosotras. -Pasa al frente-. Era la única que sonreía, de una manera que extrañamente combinaba un gesto infantil con fiereza, y al pasar frente a la pizarra electrónica, con un solo vistazo supe que era una chica endemoniadamente energética, le imaginé como un cachorrito salvaje.


-Soy Mikoto Minagi, tengo 15 años-. Garderobe había pasado completamente por alto que éramos menores de edad, lo único que querían era armar su equipo ese, me pregunté que tan legal sería eso, pero como eran el gobierno podían hacer lo que les viniese en gana. -Vine porque me encantan los retos, y porque quería conocer gente poderosa-. Sus ojos dorados resplandecían por la emoción. -Puedo respirar bajo el agua…


-Genial, nuestro propio Aquaman-. Dijo la pelirroja que tenía sentada al izquierda. -¿Puedes hablar con los peces?-. La burla era evidente.


En lugar de enojarse, Mikoto sonrió. -Sí, y me dicen que eres una estúpida-. No pude evitar reírme por la cara que puso la aludida. -Ya en serio, no, no hablo con los peces. Pero además de moverme libremente en el agua-. Como si eso no fuese ya un logro sensacional, digo, yo podría teletransportarme al fondo marino, pero moriría de inmediato, ¡Su superpoder era fantástico! -También puedo volar-. ¡Otra chica a la que no podían detener! Me agradaba eso, pensé que tal vez pudiese internar hablarle sin terminar alucinándola.


La siguiente en presentarse fue la pelirroja con cara de pocos amigos, tenía un aura de esas que gritaban: Acércate y te parto la cara. -Nao Yuuki, 15 años-. Miraba hacia muchos lados al hablar, parecía que le costaba mantener la concentración, y al mismo tiempo, como si estuviese en todo lo que ocurría a su alrededor. -Vine por el dinero-. Bueno, era honesta. -Puedo escucharlo todo en un radio aproximado de 5 kilómetros-. Ok, eso explicaba perfectamente porque tenía problemas de concentración, ¿Quién no los habría tenido en su lugar?, Yo habría estado de un humor de perros con todo ese alboroto en mi cabeza. -Y tengo buena visión-.


-¿Qué tan buena?-. Preguntó Midori, la muy desvergonzada sacó una botella y se puso a beber.


-Puedo ver una hormiga a 5 kilómetros de distancia. También tengo visión nocturna y de rayos x-. ¡Al demonio la privacidad!


-¿Algo más?-. Dije con sarcasmo, no me hacía gracia que alguien pudiera escucharme y verme hasta el alma.


Sonrió burlona, posiblemente no debí reírme cuando Mikoto la llamó estúpida. -Y esto-. Sus ojos se volvieron rojos y disparó un rayo láser que pasó a unos cm de mi cara, en la pared tras de mí quedó un hueco.


-¡Estás loca!-. Lo había sentido tan cerca que endurecí mi cuerpo inconscientemente. Nao era una cabrona, una completa cabrona, pero dos podíamos jugar ese juego, iba a devolvérsela de alguna manera.


-Tú preguntaste-. Se encogió de hombros sin borrar su sonrisa y regresó a su asiento, Midori ni enterada, en ese instante estaba riéndose de algo que ella misma dijo, maldita ebria.


Paso la siguiente, era una chica con un busto envidiable y ojos color lila. -Me llamo Mai Tokiha, tengo 16 años-. Mientras que Nao tenía toda la facha de ser una delincuente, Mai parecía un ángel, lástima que después la corrompimos. -Estoy aquí porque quiero ayudar a los demás-. En verdad que no sé como una chica tan pura terminó siendo mi amiga. -Tengo algo así como telepatía…


-O sea que adiós privacidad-. Interrumpió Nao.


Mikoto, la chica del supermercado y yo la vimos feo. -¿En serio? ¿Y tú con qué derecho dices eso?-. Le dije. -¡Eres la menos indicada para quejarte de la falta de privacidad!-. Si ella podía verme hasta la consciencia, que no jodiera.


-Tranquilas-. Mai, tan buena como era, intentó calmar las aguas. -No leo mentes, en realidad es como una llamada telefónica, de cabeza a cabeza-. Aclaró con una sonrisa maternal. -También tengo telequinesis-.


-Entonces también tenemos a Matilda en el equipo-. Deseé que Mai usará su telequinesis para arrojar la silla de Nao, con ella incluida, por la ventana, lástima que fuese demasiado bondadosa para hacerlo. -Ya siento que estamos en la mansión de los X-Men-.


Se vio que no lo hizo por maldad, Mikoto simplemente era muy curiosa, y veía a Mai con un interés demasiado obvio. -¿¡Algo más!?-. En respuesta, hubo una pequeña explosión cerca de mí.


-¡Oye!-. De nuevo la sentí cerca. -¿¡Y mi corazón qué!?-. Iban a causarme un infarto el primer día.


-Lo siento-. Sonrió apenada. -Error de cálculo-. Nos explicó que con su mente creaba pequeñas bolas de energía que podían explotar, se suponía que las lanzaba dándoles una dirección, pero a veces no se iban a donde quería.


Le llegó el turno a la chica del supermercado. Tenía un aire refinado y apacible, pero me daba la sensación de que podría ser una rebelde si le dabas un buen motivo para serlo, además, aunque parezca raro decirlo, su apariencia tenía un algo electrizante, sí, electrizante. -Soy Shizuru Fujino, 17 años-. Con que se llamaba Shizuru eh, me gustó el nombre. -A decir verdad estoy aquí porque me aburría en casa-. Hice una mueca, ¿Qué tan aburrida tenías que estar para dejar tu casa y venirte a un edificio en medio de la nada? -Además de que a mis padres les emociona la idea de que me convierta en un superhéroe-. Mientras hablaba no me quitaba la mirada de encima, pero no podía quejarme, porque yo tampoco dejaba de verla. -Soy muy fuerte y…


-¿¡Qué tan fuerte!?-. Dijo Mikoto emocionada, casi casi como si estuviese por subirse a un ring con Shizuru.


Ella sonrió, orgullosa de sí misma, con un toque de soberbia. Creo que todas en esa habitación, a excepción de Mai, éramos un poquito arrogantes. -Levanto hasta 3000 Kg-. Vaya… eso explicaba lo del estante.


Entonces Nao me echó una mirada y mostró una sonrisa maliciosa antes de abrir la boca. -¿Algo…


-¡No hagas esa maldita pregunta!-. Le callé, si mis sospechas eran ciertas no quería morir tan joven.


La risa de Shizuru me hizo regresar la vista al frente. -No planeo usarte como conejillo de indias, tranquila-. Sonrió para mí, sentí ganas de sonreírle de regreso, casi lo hice pero me detuve, porque yo no hacía esas cosas, o al menos no lo hacía antes de conocerla. Esa mujer trajo consigo una ola gigantesca de cambios. -Y bueno, en realidad la fuerza es mi poder secundario-. ¡Secundario! Diosito santo, me pregunté, ¿¡Cómo el alzar 3000 Kg podía ser algo secundario!? Lo supe enseguida. -Puedo producir y manipular electricidad-.


-Significa que tenemos a Matilda, a Aquaman y a Thor-. ¿Hace falta que diga que fue Nao? -¡OYE!-. Shizuru le había disparado una pequeña descarga electroestática.


-Tú preguntaste-. Le respondió con lo que ella me había dicho a mí, desde ese segundo Shizuru me cayó de maravilla, y entonces sí que le devolví la sonrisa. -Puede ser algo inocente como eso, o una verdadera descarga eléctrica-. Recordé lo que vi en el supermercado.


A mí casi nada me despertaba interés, aun así sentí mucha curiosidad por saber como funcionaban sus superpoderes… ya vale, me interesaba ella, ¿Pero como no lo haría cuando la conocí de aquella manera? Regresó a su asiento y rozó mi mano al pasar, le vi con confusión, de verdad era muy cabezota para ese tipo de indirectas.


Me llegó el turno, pase sin muchas ganas. -Natsuki Kuga, 16 años-. Shizuru aún mantenía su mirada fija en mí, como si fuese la octava maravilla, en un cuarto donde 5 de 6 personas prácticamente rompíamos las leyes naturales. -Vine aquí porque mi madre me obligó-. Admití. -Puedo teletransportarme…


-Espera, espera, ¿puedes teletranspórtate y aun así tu mamá puede obligarte a estar aquí?-. Preguntó Mai desconcertada, diciéndolo así, sí que sonaba ridículo.


-Lo que ella dijo, x2-. Nao también estaba confundida.


-x3-. Mikoto no fue la excepción.


-Lo siento, pero x4-. Ni tampoco Shizuru.


-No saben como es mi madre, si ella dice que los pájaros no vuelan, yo tengo que derribarlos del cielo-. La palabra de Saeko era ley, y si ella decía que me quedara en Garderobe, tendría que quedarme.


Vi la cochina intención de Nao, pero no iba a permitir que nadie hiciera la maldita pregunta de "¿Algo más?", era de mala suerte, estaba segura de eso. -También controlo la densidad y dureza de mis moléculas-. Así que me adelanté.


-¡Traducción!-. Nao era más irritante de lo que pensaba, pero como ahí no tenía que ocultar mis superpoderes…


Me teletransporté hasta su lugar. -Que puedo atravesarte-. Pasé mi mano a través de su garganta.


-¡No hagas eso!-. Se echó hacia atrás, Mikoto rio a carcajada limpia, Shizuru fue más disimulada y Mai intentó no reírse.


-Tú preguntaste-. Sonreí con sarcasmo, cuando atravesaba seres vivos no les provocaba daño alguno, pero sí que tenían una horrible sensación de hormigueo. -Voy de un extremo a otro, o soy prácticamente un fantasma-. Endurecí mis manos y las golpeé entre sí, haciendo un fuerte sonido. -O tan dura como el acero-. Volví a la normalidad. -Y a simple vista no puedes notar la diferencia-. Me teletransporté a mi asiento.


Ya había dicho demasiadas palabras considerando las que solía decirle a cualquiera que no fuera Saeko. Aun así, había una persona interesada en seguir haciéndome hablar.


-Así que era eso-. Murmuró Shizuru. -Interesantes superpoderes-. Incliné la cabeza en su dirección.


-Pensé lo mismo cuanto tú pasaste-. Me miró con un algo que me puso nerviosa, lo disimulé. -Interesante forma de conocernos, ¿No?-.


-Concuerdo contigo, Natsuki-. Cuando pensé que los nervios ya eran malos por sí solos. -¿Le tiras estantes a toda las chicas que conoces?-. Hubo algo en su voz que me causó un maldito sonrojo. -Ara, que linda-. El sonrojo me subió a las orejas, me cubrí con la capucha de mi chaqueta y pegué la cabeza al banco, quería que me tragara la tierra.


-No, no lo hago-. Murmuré, debí quedarme callada.


-¿Entonces soy especial?-. Sabía que bromeaba, pero no quería subir la cabeza y enfrentar la expresión que tuviese en ese momento.


-Idiota-. Mascullé, escuché su risa.


-Ohh entonces somos los Avengers versión adolescente, tenemos a una chica que hackea la vida, un pararrayos con esteroides, un woki toki explosivo y un vehículo todo terreno-.


El sonrojo se me paso solo para poder reñirle a Nao. -No te excluyas Nao, tú eres un telescopio láser-. No iba a quedarse fuera del circo que íbamos a montar ahí, claro que no, dije que si yo sufría todos íbamos a hacerlo.


-¡Somos el equipo dinamita!-. Mikoto saltó en su banco.


-Ese no será nuestro nombre, ¿Verdad?-. No culpaba a Mai por rechazarlo.


-Por supuesto que no-. Respondí. Entonces Mai estornudó y causó una explosión cerca del banco de Nao, por reflejo ella disparó un rayo láser que terminó casi dándole Shizuru, y ella del susto hizo estallar algunas lámparas del techo. -O quizá sí lo seremos-. Porque de que seríamos una combinación explosiva, lo seríamos.


-¿Están todas enteras?-. Murmuró Midori medio muerta.


-Sí-. Respondimos, volvió a dormirse. Aparecí a su lado, le moví el hombro, le di un golpe, la tiré de la silla y le pegué una patada, nada, no reaccionó la maldita.


-Ebria de mierda-. Dije entre dientes. -Digo mermelada, mermelada-. La costumbre, sentía que Saeko aparecería con su frasco.


-¿Por qué carajos dices mermelada?-. Cierto, todo lo que dijera podía llegar a oídos de Nao.


-¿Y a ti que te importa?-. Un momento… ¿¡Todo!? ¡Había escuchado lo que me decía Shizuru!


-¿Creen que me cobren las lámparas?-. Shizuru veía que esas cosas estaban achicharradas, había freído todo por completo.


Del lugar de la explosión y del que recibió el láser, salía un poco de humo.


-Ellos nos trajeron, que se atengan a las consecuencias-. Además, disque nuestra manutención corría por su cuenta, ¿Qué harían? ¿Cobrarse a sí mismos? -Sí te dicen algo, échale la culpa a alguien más-. Sonrió por mi comentario.


-Ara, no creo que nadie más pueda causar un corto circuito-. Bueno… en eso tenía razón. Iba a responderle, pero como que al mundo le gustaba interrumpir mis intentos de conversación con Shizuru.


-¿Podría pasarnos algo más?- Creo que Mai no entendía que era de mala suerte hacer ese tipo de preguntas.


Mikoto estornudó, y como estaba volando, salió disparada contra la pizarra electrónica. -¿Tenías que decirlo?-. El impacto destruyó la pizarra. Hice la nota mental de que dentro de nuestro pequeño grupo los estornudos eran peligrosos.


-Oigan-. La expresión de Nao cambió. -Sé que empezamos con el pie izquierdo, que Kuga y yo como que hacemos fricción, y además, por lo general huyo solita, pero como tendremos que aguantarnos una larga temporada, mejor les aviso que la momia esa viene para acá…


-¿La momia? ¿Hablas del fósil ese con cara de estreñida?-. La verdad, la verdad, había olvidado el nombre de Maria.


-¿Hablamos de la vieja amargada?-. ¡Aja! Sabía que Shizuru no era tan respetuosa como su apacible apariencia hacía pensar.


-¿Sí estaba viva?-. Lo peor de los comentarios de Mikoto, es que no los hacía en broma.


-Creo que tenemos serios problemas de concentración-. A leguas se notaba que Mai sería la consciencia del equipo.


-¡Oigan!-. Nao golpeó uno de los bancos, tal vez pensaba que sí debió dejarnos y huir por su cuenta. -Es imposible que haya tres dinosaurios amargados aquí, así que hablamos de la misma vieja, y es esa que viene para acá bastante enojada-.


Técnicamente yo no había hecho nada, además podía fugarme de la escena del crimen sin esfuerzo, pero venga, si hasta Nao que se veía bien hija de puta podía ser solidaria, aunque se notaba que casi le costaba un ovario, yo también podía serlo. Iba a tener que dejar de ser una asocial, al menos con mi recién formado equipo. -Al demonio, de todos modos, siempre estoy en problemas, que más da compartir unos extra-. Le tendí la mano a Nao. -¿Tregua?-.


Creo que escuchó desde lejos las rabietas de la vieja, hizo una mueca. -Tregua-. Estrechó mi mano. -Un bicho raro para todos y todos para uno-.


-Tengo un plan, ya lo he usado antes-. Les expliqué la idea.




Cuando la vieja entró ya venía enojada, ver el salón destrozado le hizo ponerse roja del coraje, y mirar a Midori roncando en el suelo fue la cereza del pastel que por poco provocó que perdiera la fe en la humanidad. Mis respetos para la señora, aun con todo eso, no nos gritó. -A ver jovencitas, ¿Qué pasó aquí?-. Presentí que esa forzada tranquilidad no iba a durar. -¿Y bien?-. Porque el ojo le temblaba en una especie de tic.


Para que se hagan una idea de porque la vieja estaba por tener una crisis nerviosa. Medio salón estaba a oscuras, porque Shizuru estalló la mitad de las luces y no había ventanas, la explosión de Mai dejó un hoyo en el piso que se adornaba con los restos de los bancos, eso se complementaba con la pizarra electrónica partida a la mitad, y rematábamos con los huecos en la pared cortesía del láser de Nao.


Pero todas estábamos sentadas en la parte de enfrente fingiendo que siempre estuvimos ahí. Básicamente el plan era fingir demencia y hacernos pendejas. -¿De qué habla? Sí aquí no ha pasado nada-. Dijo Nao.


-¡Pero lo estoy viendo!-. Ahí sí comenzó a gritar.


-¿Quién es la que tiene ojos de águila? Yo-. Contestó Nao indignada. -Si yo no lo veo usted menos, viaja miope-. Vaya, yo no era la única irrespetuosa en Garderobe, Nao tampoco tenía pelos en la lengua, quizá no fuera a caerme tan mal como había pensado en un inicio.


-¡La mitad de las luces están fundidas!-.


-Ara, así estaban cuando llegamos-. Lo sé, no podíamos ser más cínicas.


-¡Joven Tokiha! Usted que es un alma pura, dígame, ¿Qué paso?-.


Si consideró que Mai nos echaría de cabeza. -No sé de que habla, sí todo está relindo aquí-. Se equivocó.


Las cinco habíamos entendido rápidamente que sí queríamos sobrevivir ahí, debíamos cooperar entre nosotras, claro que a Maria le habría gustado que no fuera para secundarnos nuestras travesuras, porque ella quería un equipo de superhéroes, no de super desastres, pero bueno… al menos íbamos entendiendo la parte de equipo, algo era algo ¿no?


-¡Bola de mentirosas!-. Explotó, a la pobre le habríamos sacado canas, si no hubiera tenido ya la cabeza llena de ellas. -¡Estoy viendo que destrozaron todo! ¡Lo veo!-.


-O quizá todo esto es un sueño, piénsalo-. Sonreí cínicamente.


Su cara delataba que quería darnos una buena regañada marca diablo, pero suspiró con resignación. La agente Maria era la única que realmente había contemplado el caos que serían cinco adolescentes con superpoderes en un mismo lugar, por eso se había preparado psicológicamente para nuestra llegada, bueno, lo había intentado. Se pasó la mano por el cabello. -Ya… solo… intenten no matarnos, al menos durante la primera semana-. Nos hizo una seña para que saliéramos del salón. -Vamos a que conozcan las instalaciones-. La seguimos dejando a Midori inconsciente en el salón.


-Oiga, ¿Por qué nos asignaron como mentora a la ebria esa?-. Preguntó Nao.


El cuestionamiento no sorprendió a la vieja. -Porque además de ustedes, es la única en Garderobe con superpoderes-. Un momento…


-¿Midori senpai tiene superpoderes?-. Agradecí que Mai ventilará mi duda.


-¿Acaso no se los dijo?-. Uy… creo que alguien iba a recibir un regaño, y no seríamos nosotras. -Debí verlo venir-. Suspiró. -En vista de que ella omitió esa información, se las diré yo, la agente Midori puede exhalar fuego-.


-¿¡Y es fuerte!?-. Quedó súper claro que Mikoto estaba buscando un rival, aunque al menos que ella escupiera agua y no nos lo hubiera dicho, no sabía como podría competir contra Midori.


-¡Un momento!-. Me dediqué a observar en silencio, meditando que pateé a un lanzallamas viviente. -Nos está diciendo que Midori senpai respira fuego y… ¿Aun así se la paso todo el tiempo pegada a una botella?-. Mai hizo una mueca de horror.


-¡Pudo convertirnos en un horno!-. Gritó Mikoto, la idea parecía emocionarle. -Esperen…¿Eso es malo no?-. Hasta que razonó que podríamos haber sido rostizadas vivas.


-Sí bueno… quiero aclarar que yo no tomó esas decisiones-. La vieja se limpió las manos del asunto. -Vayamos a dar ese recorrido-.


Mientras caminábamos, Nao me dio una mirada cómplice al estilo delincuente, íbamos a ser un desastre juntas, lo presentía, la vieja iba a alucinarnos. Mai y Mikoto iniciaron una plática, eran muy energéticas, sobre todo Mikoto, ambas intentaban meterme a la conversación, aunque solo respondía con monosílabos o gruñidos, me costaba mantener una plática fluida, ya bueno, una plática cualquiera, solo servía para intercambiar insultos y comentarios mordaces, pero igual seguía sintiendo una curiosidad muy fuerte por Shizuru, y quería intentar conversar con ella, además, no dejaba de verme de reojo, manteniendo una sonrisa, por eso me tragué mis nervios y me le acerqué, volví a sentir esa chispa entre nosotras.




Garderobe era gigantesco, de donde sea que sacaran fondos para mantenerlo, o era una pila de oro inagotable, o eran los impuestos desaparecidos de todo el país, definitivamente.


Salimos del edificio principal, aunque en realidad no salimos al exterior, todos los edificios de Garderobe estaban conectados por pasillos de cristal, y tengo que admitir que las vistas que se tenían desde ahí eran impresionantes, olvídense del paisaje, porque después de todo estábamos en medio de la nada, lo asombroso era como el metal y cristal creaban ese sitio, era una locura arquitectónica, y vaya que había visto edificaciones impresionantes alrededor de todo el mundo.


Nuestra primera parada fue el gimnasio. -¿Para qué construyeron un lugar así?-. La pregunta de Mai estaba justificada. El sitio era ridículamente amplió, sus proporciones carecían de sentido si las apreciabas desde el punto de vista de un deportista, aunque fuese un deportista olímpico.


Descubrí que el fósil era capaz de sonreír. -Para que ustedes lo puedan usar-. Me vio de reojo, era una advertencia de que tendría un ojo sobre mí todo el tiempo, gruñí. -Seguimos adaptándolo, ojalá no lo hagan volar en pedazos-. No dije nada por la obvia indirecta, yo no era de las explosivas del equipo.


-¿¡Tienen piscina!?-. A mí me carcomían las ansias cuando no podía teletransportarme a mis anchas, probablemente a Mikoto le pasaba lo mismo cuando estaba mucho tiempo fuera del agua o lejos del cielo. -¡Dígame que sí, señora momia!-.


Una ceja castigadora se alzó en el rostro de la vieja. -Je, je, discúlpela, está emocionada-. La pura y buena de Mai al rescate del desastre que éramos las demás.


-Sigamos…-. La vieja caminó por delante de nosotras.


-¡Mikoto! ¡Te dije que no le dijeras así enfrente de ella!-. Mai reprendió a Mikoto, ella solo la abrazó pidiendo disculpas, aunque ni entendía de que se estaba disculpando, Mai le acarició la cabeza. Llevaban solo un par de horas conociéndose, pero ya se veía que iban a ser muy cercanas.


Regresando a la parte del tour, el lugar, en ese momento, estaba dividido en cinco áreas, la primera era la de máquinas, de cardio y de musculación. -Eh Chispitas, esas deben ser para ti-. Shizuru miró hacia donde apuntaba Nao, ella tenía razón, una parte de esas máquinas tenía que ser para el uso exclusivo de Shizuru, porque nadie más en ese sitio iba a ser capaz de levantar semejantes cargas de acero, ni en sueños.


Vi de reojo a Shizuru, su cuerpo se veía tan delgado que era difícil tragarse eso de que de un solo golpe casi podía mandarte a la luna, si resistías el golpe, claro. De hecho, toda ella tenía un aire absurdamente tranquilo para los poderes que se cargaba. Sin darme cuenta, mandé al demonio el disimulo y le observé directamente.


-¿Le parezco interesante a Natsuki?-. Desvié la mirada, ella rio. -Puedes seguir mirando, sí quieres-.


-Idiota-. Mascullé, por lo general cuando le decía así a alguien me devolvía el insulto, pero era la segunda vez que se lo decía a ella, y por segunda vez le pareció divertido, negué con la cabeza, no tenía sentido, con eso recordé que antes le había hecho una pregunta que quedó pendiente. -Oye Shizuru-.


-¿Sí?-.


-¿Por qué asentiste cuando me viste?-. Sabía que era infantil que siguiera con eso, no me importaba, no iba a quedarme con la duda, yo nunca me quedaba con dudas, tenía que satisfacer mi curiosidad, era una necesidad tremenda que me había llevado a explorar los rincones más inimaginables del planeta.


Sus labios dibujaron una sonrisa. - Creo que dejaré que ates cabos, no es tan difícil-. Por más que lo pensé, no me vino una respuesta a la cabeza.


La segunda y la tercera zona seguían en construcción, con el tiempo aprendí que en Garderobe, siempre, SIEMPRE, había algo en construcción, o en reconstrucción, después de uno de nuestros accidentes. En fin, pasamos directamente a la cuarta zona, un área diseñada para la práctica de artes marciales, esa sí que llamó mi atención. -Hasta te brillaron los ojos-. Ignoré a Nao. -¿Eres una especie de Bruce Lee estilo Matrix?-. Gruñí. -¿Puedes bugear la pelea con tus… ¡OYE!-.


-Ups-. Shizuru le dio una pequeña descarga.


-¡Eso no fue un accidente!-.


-Por favor, ya no hagan que nos regañen-. Mai se jaló el cabello, pobre, ser un alma pura entre nosotras debía ser bastante difícil.


-¡Pues dile a Chispitas que se calme!-.


-Ara, pero si fue un accidente-. Sonrió angelicalmente.


-¡Accidente mis…


Sabía que no había sido un accidente, no entendía porque Shizuru me echaba una mano, pero si eso ayudaba a que Nao se callara, era perfecto. Cuando las demás se adelantaron, le di las gracias, era agradable sentir que alguien, aunque apenas fuese conociéndome, se pusiera de mi lado. Seguí intentado atar los cabos que según ella, no eran tan complicados.


La quinta zona era una piscina enorme, ni siquiera podía ver el fondo, era como si no lo tuviera. Estaba parada en la orilla, y ya me veía venir las cochinas intenciones de cierta pelirroja, quiso empujarme, me teletransporté tras ella y solita se cayó al agua.


Me carcajeé, salió a la superficie. -¡Kuga me empujó!-. Mi risa se detuvo, con que así quería jugar la mentirosa.


-Por favor joven Yuuki no sea tan descarada, vi que la quiso empujar-. Maria estaba vieja pero no estúpida. -Salga del agua-.


Antes de que ella saliera, Mikoto saltó a la piscina, se había tardado, todas nos acercamos al borde, no se veía por ningún lado. -¿¡Se ahogó!?-. Gritó Nao asustada, con que no era tan vale madre como quería aparentar eh.


-Idiota, respira bajo el agua-. Ella misma había apodado Aquaman a Mikoto, que demonios le pasaba.


La vimos ascender rápidamente desde el fondo, había ido a comprobar que tan profunda era la piscina, desde dos metros bajo la superficie, nos saludó con una gran sonrisa, parecía tan feliz de estar ahí que fue un milagro que se apiadara de la vieja y saliera del agua sin dejarla afónica por gritarnos. Al estar fuera, se sacudió como perro y… quedó seca, completamente seca.


-¿Cómo coño hizo eso?-. Nao seguía súper empapada, la vieja le dio una toalla.


Aunque era el primer día, ya era obvio que Nao tendría un enorme gusto por fastidiarme, y a su vez, a Shizuru le gustaría fastidiarla a ella. -Ara, hace unos segundos estaba respirando bajo el agua, ¿y te sorprende eso?-. Era re obvio que las leyes de la física Mikoto se las pasaba por el arco del triunfo.


-Siento lástima por tu única neurona, debe sentirse muy solita-. Me miró feo. -¡Oye! ¡Cuidadito con esas miradas!-. Con ella eso no era broma.


-Jo jo jo, juguemos a no parpadear Kuga-. Vi sus ojos enrojecerse.


-Estás enferma Yuuki, ¡Enferma!-. Shizuru y yo mejor seguimos a las demás antes de que Nao flotará sobre mí y me atacará con su rayo láser.


-¡Era broma! ¡No me dejen atrás!-. Corrió tras nosotras.




El recorrido fue largo, porque Garderobe tenía tantas áreas y pasillos como un laberinto, después de cinco horas iba arrastrando los pies, estaba harta de caminar, o sea no me cansaba, pero era tan aburrido tener que hacerlo en lugar de teletransportarme, envidié a Mikoto, ella iba tranquila de la vida volando por los pasillos desde la primera hora del tour. Prácticamente escuché coros angelicales cuando la vieja nos dijo que ya íbamos a terminar con el recorrido. -La penúltima parada es la cafetería-. Mi estómago gruñó alegre por la noticia.


Creí que por haber sido capaces de dar conmigo, y tener conocimiento de mis superpoderes, también habrían sabido que necesitaba mucha comida para sobrevivir al día, y créanme, no era por mera gula, mi metabolismo consumía las calorías a un ritmo ridículamente acelerado, por eso esperaba que se hubieran preparado para recibirme con todo mi apetito, pero me llevé la decepción del día.


-¿Qué carajos es esto?-. Que consté que no fui yo, o hubiera dicho "crustáceos".


-Rayos-. Esa expresión me parecía irónica viniendo de Shizuru.


-Que…-. A Mai tampoco le gustaba la idea.


-¿¡Por qué diosito, por qué!?-. Mikoto estaba al borde de las lágrimas.


Y yo no dije nada, sin embargo veía mi plato con una tristeza descomunal. La cafetería era lujosa, la comida sabía bien, pero… ¡Las porciones eran muy pequeñas! Bueno, en realidad, dejarían empachado a un hombre adulto promedio, pero ustedes me entienden, ¡Ese plato solo había servido para aumentarme el apetito!


Golpeé la cabeza contra la mesa. -Demonios-. Sentía que ahí dentro mi estómago y mis intestinos debatían a quien comerse primero.


Después de Mikoto, Shizuru era la que tenía mayor cara de sufrimiento, dejó caer su mano sobre la mesa, ojo, no fue un golpe, solo la dejó caer, y aun así todo se tambaleó… cuando la mesa era de metal y estaba pegada al suelo. -Por favor Chispitas, dime que el hambre no te convierte en Hulk-.


-¿Podrías callarte con tus jirafas referencias?-. Espeté de mal humor.


-¿Jirafas es jodidas?-. Le preguntó Mikoto a Mai.


-Ni idea, sigo sin estar segura de sí mermelada es mierda-. Contestó Mai.


¡Aggg! Mi mente debía entender que Saeko no estaba ahí con su jodido frasco.


Conté hasta 10 en mi cabeza y respiré profundamente.


-La vieja-. Mai le decía vieja siempre y cuando la vieja no estuviera presente. -Dijo que estas raciones fueron preparadas por un cocinero sustituto que se fue temprano, pero que mañana llega el cocinero permanente, solo tenemos que soportar el hambre una noche-. El ruido de su estómago le restó credibilidad. -Díganme que ninguna explota por tener hambre-. La negativa de Shizuru y Nao hizo que suspirara aliviada.




La momia, digo la fósil, la vieja esa pues, llegó diciendo que era hora de finalizar el tour, conociendo nuestras habitaciones. Nos guío de vuelta al edificio principal, al área sur que era donde estaba la zona de nuestros dormitorios. Los cinco cuartos estaban en un mismo pasillo, en este orden, de izquierda a derecha: Mikoto, Mai, Nao, yo y Shizuru.


Ohhh genial, justo al lado del telescopio láser, me despedí de cualquier posibilidad de tener privacidad. -Si te hace sentir peor-. Y ella lo sabía, su maldita sonrisa burlona lo decía a gritos. -Podría verte y oírte desde cualquier parte de Garderobe-.


-Vete a la…


-¿A la mermelada?-. Quería quitarle la sonrisa de un puñetazo, pero la vieja aun nos veía.


-¡Hija de fruta!-. ¡Puta, no fruta! ¡Tenía que quitarme esa costumbre!


-Joven Tokiha, le encargó que sobrevivan a la noche-. La vieja se fue masajeándose las sienes.


-¿¡Qué!? ¿¡Y yo por qué!?-.


-Ara, creo que Mikoto necesita comida-. No la vi, entonces Shizuru señaló al techo, Mikoto flotaba allá arriba, con cara de moribunda. -Mai, ¿no puedes bajarla con tu telequinesis?-.


Ahh era verdad, teníamos a Matilda en el equipo. -Sí bueno… no funciona con seres vivos-. La versión pirata de Matilda.


-Telepatía que no lee mentes y telequinesis defectuosa, que poderes mentales tan jodidos-. Miré feo a Nao, todavía que Mai iba a tener que dar la cara por nuestras idioteces, y se ponía de exigente.


-No te veo bajando a Mikoto con tu mirada láser-. Le dije.


-¿La uso?-.


-¡No!-. Gritamos todas.


-¿¡Qué te pasa estúpida!?-. ¿¡Tenía mermelada, digo mierda, en la cabeza!? -¿¡Quieres matarla!?-.


La mayoría de las veces no me nacía ayudarme ni a mí misma, sin embargo, sabía que tarde o temprano tendría problemas con mis superpoderes y era mejor equilibrar mi karma, para que alguna de ellas hiciera algo por mí en su momento. Además… Mikoto también me caía bien.


De hecho, ese sí que tenía que ser un bug en mi vida, porque incluso la imbécil de Nao, pese a que habíamos comenzado con el pie izquierdo, me caía bien. Tenía un día con ellas y no quería arrojarlas por la ventana, ni arrojarme yo, era un milagro. Tal vez se debía, a que en el fondo, me sentía cómoda estando rodeada por personas que no pensaban que fuese un bicho raro a causa de mis superpoderes, no tener que ocultarse era más liberador de lo que algunos podrían imaginar.


-Yo la bajo-. Me teletransporté en el aire, agarré a Mikoto del brazo derecho y caí al suelo, sí, caer, no podía teletransportar a seres vivos, solo objetos. -Demonios-. Aunque la estaba sosteniendo del brazo, seguía flotando, y sus piernas se fueron hacia arriba, quedando de cabeza, mejor la solté. -¿Alguna otra idea?-. Dio contra el techo. -Ups-.


-Darle de comer-. Respondió Shizuru.


-No tenemos comida aquí y…-. Me interrumpió.


-No, pero alguien podría traerla-. Esa indirecta sí que la capté.


-Ahhh no, eso sí que no, Shizuru-. Estaba insinuándome que saliera de Garderobe. -No puedo fugarme el primer día-. No quería que Saeko me matará.


Mientras tanto nuestras compañeras.


-¿Mai y si usas una de tus explosiones para bajarla?-.


-A ti te dejaron caer de chiquita, ¿verdad?-. Nao era la única que le colmaba la paciencia a Mai lo suficiente para dejar su bondad. -¡Mikoto, ya baja por favor!-.


-Comida-. Murmuró desde el techo.


Volviendo a mi asuntito con Shizuru.


-Ara… no sería una fuga, solo una pequeña salida, nadie se dará cuenta-. Sonrió de manera coqueta, como si fuese a convencerme con su encanto y atractivo, tal como lo haría con un chico, un momento… ¡Un momento! ¿Me vio cara de gay? ¿Tenía cara de gay?


-Mi madre se dará cuenta-. Me crucé de brazos, nerviosa.


-¿Tu vieja es adivina?-. Nao tenía un oído puesto en todo.


-No, pero…


-¡Mikoto regresa!-. Mai había dado saltos intentando alcanzarla.


Pero Mikoto había flotado hasta la ventana al final del pasillo, que estaba abierta. -¡Demonios!-. Fui por ella.


Le di el brazo de Mikoto a Mai. -No la sueltes-. Y caminé de regresó hacia Shizuru.


-Natsuki-. La mirada de Shizuru no me incomodaba, me ponía nerviosa, pero nerviosa como de emocionada, era difícil explicarlo, y ni sabía porque me estaba pasando eso.


-Yo…-. Cambió de estrategia, puso cara de cachorrito atropellado, aunque lo que me convenció fue que escuché que su estómago gruñó. -Aggg, está bien-. Acepté por ella, pero no quería que lo supiera. -De todos modos, también tengo hambre-. Miré mi reloj. -Pero tenemos que esperar a las 8 PM-.


-¿Qué, por qué?-. Mai sujetaba a Mikoto como un globo.


-Porque sí-. Era la hora a la que Saeko veía su telenovela favorita, traducción, cuando tenía más posibilidades de no ser descubierta, tan rápido.


Le di mi celular a Shizuru. -Para que vean que no estoy loca-. Esa cosa iba a sonar en el segundo que Saeko supiera que no estaba en Garderobe. No noté que mi forma de actuar le daba a entender a las demás que Shizuru y yo éramos alguna especie de amigas, lo pasé por alto porque ni yo había caído en cuenta de como me estaba comportando con ella.




Cuando el reloj marcó las 8 PM exactas, me teletransporté al estacionamiento de mi pizzeria preferida, aparecí frente a un vagabundo, antes de entrar al local lo escuché diciendo. -Creo que ahora sí dejaré las drogas-. Bien, al menos no tuve que recurrir al: Cuando estaba viva…


Sentí que era la más afortunada del mundo, solo había una señora en la fila. -Deme 40 pizzas y 30 ordenes de papas-. Me equivoqué, mi esperanza se fue por el caño.


-Tiene que ser broma-. Miré mi reloj, seguramente mi celular no tardaría en sonar como loco en el primer corte comercial de la telenovela de Saeko, ya podía sentir la adrenalina.


-Sabes que, agrégale 10 pizzas más-. Odié a esa señora.


Decidí tentar a la suerte. -Disculpe señora, ¿me deja pasar primero? Le juro que es una emergencia-. Pero la suerte me pateó en la cara.


-Ohhh cariño, lo haría si fueran para mí, pero son para los niños de mi orfanato-. A la mierda, yo iba a necesitar un orfanato si Saeko me atrapaba con las manos en la masa.


La señora se sentó a tontear con su celular mientras esperaba su orden, no podía perder el tiempo como ella. -Ya después arreglo mi karma-. Susurré, me metí al baño y me teletransporté.


Le toqué el hombro derecho al chico del mostrador y volteó, pero yo ya estaba del otro lado metiendo el dinero a la caja registradora, luego me teletransporté a donde guardaban las pizzas recién hechas, tomé 10, junto con 5 ordenes de papas, y me regresé a Garderobe.


Mi corazón latía como loco y sudaba en frío, no me ayudó en nada ver que mis compañeras veían con cara de espanto mi celular, entró un mensaje de voz que obviamente no era el primero. -¡KUGA NATSUKI! ¿¡DÓNDE CRUSTACEOS ESTÁS!? ¡MERMELADA! ¡TE SACARÉ LOS OVARIOS SI NO CONTESTAS LA SIGUIENTE LLAMADA!-.


Le di la comida a Mai, Shizuru me regresó mi celular, y llamé a Satán, digo, a mi mamá. -¡PUEDO EXPLICARLO!-. Me adelanté.


-¿¡DÓNDE ESTÁS!?-. Tuve que alejarme el celular de la oreja para evitar quedarme sorda.


-¡En…


-¡TE DIJE QUE NO TE FUGARAS!-.


-¡Yo…


-¡Y LO HACES EL PRIMER DÍA, HIJA DE FRUTA!-.


-¡Pero…


-¿¡PERO!? ¿¡PERO QUÉ!?-. Shizuru, Mai y Nao veían con cara de espanto como mi madre casi me partía la madre verbalmente.


-¡TUVE QUE SALIR POR COMIDA!-. Me defendí. -¡IBAN A MATARME DE HAMBRE!-. Ya me imaginaba que me ordenaría ir a casa solo para regañarme en persona, aunque habría sido muy irónico que me regañara por salirme de Garderobe haciendo que me saliera de ahí.


-¿¡NO TE ALIMENTARON BIEN!?-. Su enojo cambió de destinatario como por arte de magia. -¡ESA VIEJA ESTREÑIDA ME VA A ESCUCHAR!-. Luego recordó que me estaba regañando. -¡PERO REGRESA A GARDEROBE!-.


-¡YA ESTOY EN GARDEROBE, LO JURO!-.


Dejó de gritar, eso me dio más miedo, era como la calma antes de la tormenta. -Si tú dices…-. La pausa que hizo me dijo que estaba checando lo que decía mi rastreador. -Es cierto, entonces sigo con mi telenovela-. Colgó. Sí… la furia de Saeko funcionaba de formas misteriosas.


Después de suspirar aliviada, las miré feo. -Les dije que se daría cuenta-. Quizá Saeko no era adivina, pero sí científica, y de pequeña me puso un chip rastreador para siempre seguirme la pista. -Ni una palabra de esto, o me llevo toda la comida-. Amenacé, todas asintieron.


Como no queríamos que la vieja se diera cuenta e interrumpiera la cena, la verdadera cena, nos metimos al cuarto más cercano, el de Mikoto. -Con cuidado-. La advertencia no sirvió de nada, al meter a Mikoto golpearon su cabeza contra el marco.


Cuando abrimos una de las cajas, el olor de la comida le regresó a la vida. -¡Pizza!-. Y se abalanzó sobre Mai para quitarle una caja.


Negué con la cabeza, ¿Por ellas me había arriesgado a que Saeko me despellejara viva? ¿Qué demonios estaba haciendo? Iba a arrepentirme de mi estupidez del día, iba, pero la expresión de alivio de cierta persona de mirada rojiza hizo que pensara que no era tan malo vivir una "pequeña" carga de adrenalina de vez en cuando.


Aunque eso también era ridículo, ¿Por qué me había preocupado que Shizuru se quedará con hambre? No la conocía mucho más que a las otras tres chicas en ese cuarto, me auto justifiqué diciéndome que era mejor mantener de buen humor a quien podía causar que todo Garderobe sufriera un apagón.


Gruñí y tomé una de las cajas para mí.


En cuestión de minutos, toda la comida desapareció.


-¿Cómo supiste que necesitaríamos tanta comida?-. Shizuru estaba sentada a mi lado derecho.


-Supuse que comerían más o menos lo mismo que yo-. Y no me había equivocado, bien que le hincaron el diente hasta al último pedazo. -Sobre todo tú y…-. Iba a decir Mikoto.


-¿Natsuki me está diciendo gorda?-. Fingió una mueca de sorpresa.


-¡No!-. Rio por mi reacción, le miré feo, había caído redondita. -Te gusta fastidiarme, ¿no?-.


-Más que fastidiarte, bromear contigo, eres adorable-. Quise evitar el sonrojo, lástima que esas cosas no podía controlarlas. -Gracias por haber salido para traernos comida-. Rozó mi mano. -Y… lamento no haberte creído que tu mamá lo sabría-.


-Grita como loca poseía, ¿no?-.


Asintió. -Ahora sabemos de dónde sacaste la palabra mermelada y el resto-. Una vez más, quería que me tragará la tierra. -Pero dime, ¿Por qué ese vocabulario tan… especial?-. Supe que había querido decir raro o ridículo.


-Promete que no te vas a reír-.


-Lo prometo-.


-Saeko, digo, mi madre-. No fuera a irle un pajarito con el chisme de que le decía Saeko. -Puso un frasco de palabrotas en la casa y no puedo quitarme la idea de que aparecerá con el aquí-. Le doy crédito, los primeros tres segundos si se aguantó la risa.


Nuestro recién descubierto y sofisticado sistema de alarma entró en acción. -Eh chicas-. Era difícil tomar a Nao en serio cuando tenía salsa de tomate alrededor de la boca, se limpió con la mano. -El dinosaurio estreñido viene para acá-. Afinó el oído. -Quiere saber si estamos en nuestras habitaciones-.


-Junten toda la basura-. Me teletransporté a lo que sabía eran los dormitorios de los empleados de Garderobe, dejé los desechos allá y regresé, Mai se aseguró de que Mikoto estuviera en su cama y luego salimos de su cuarto, íbamos a tener que perfeccionar mucho esa técnica de fingir que nada había pasado.


Antes de que se metiera a su habitación. -Buenas noches, Natsuki-. Shizuru se despidió con una sonrisa coqueta, fruncí el ceño en respuesta, y me metí a mi cuarto.


El lugar era amplio, tenía una cama individual, un sofá, un escritorio, un librero, un ropero, televisión, equipo de sonido y un mini refrigerador, también había aire acondicionado, no estaba tan mal como imaginaba, con unos arreglos podría sentirme en casa.


Tocaron a la puerta, abrí. -No me he fugado-. La cara de la vieja era una clara señal de: No sé que hiciste, pero sé que hiciste algo. Se fue sin decir nada, con razón Mikoto pensó que estaba muerta, parecía disecada la señora.


Cerré, me cambié a mi pijama y me recosté sobre la cama, tantas emociones en un día eran agotadoras, en un dos por tres ya estaba dormida, lástima que olvidé ponerme mi cinturón.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).