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El gato de Schrodinger B por Maryk0k0

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Notas del fanfic:

J.K. Rowling es la dueña de Harry Potter, sus personajes son de ella, yo solo los tomo prestados. 

Este fic es libre de lucro, su finalidad es divertir e entretener. 

 

Este fic tiene siglos en mi computadora, no tiene un final así que le voy a hacer un final. 

 

Pondre el tomo A cuando decida, ¿Cual de los tres tomos vale la pena poner? 

 

Aritato

Notas del capitulo:

HOLA A TODOS. Espero subir cada Jueves. No como el otro: Harry Potter el misterio del diamante. Que es mi fic más nuevo. 

Los ojos de aquella mujer estaban mirándolos con una expresión de un eterno terror, sus ojos estaban inundados en lágrimas enrarecidos por las ojeras moradas sobre ellos, su cabello lacio y rubio se extendía por el suelo como seda y debajo de sus mejillas había un gran moretón de baja intensidad, ella estaba respirando tan lento que pasaba desapercibido y luego  de un momento a otro ella dejó de hacerlo. El muchacho que estaba allí estaba tan asustado que empezaba a llorar tan fácilmente, las circunstancias no ayudaban tampoco, el acababa de ver a su madre e  indudablemente, ella estaba muerta.

Pero eso no terminaba allí, el hombre fornido le miraba con el mismo odio con la que miraba a su madre antes de matarla, él estaba dispuesto a golpearlo a él también, lo iba a matar a golpes como a ella.

-No.-murmuró asustado.

-¡VEN ACÁ!

El pobre adolescente retrocedió, estaba por correr por su vida. Pero él fue más rápido y más veloz, le tomó por los cabellos, casi se los arranca del cuero cabelludo y el hombre le golpeaba en el estómago, en la cara en los brazos, el joven de cabello negro tenía grandes cortes y moretones muy severos incluso su boca y nariz salpicaban de sangre.

-¡YA NO! ¡PARA!

-¡INFELICES! ¡ME HAN JODIDO LA VIDA!-bramó el señor por cada golpe sin importar los gritos de su hijo.- ¡BRUJOS!

Arrojó al muchacho lo más lejos que pudo contra la pared, el muchacho se quedó allí, haciéndose el muerto como ella pero aun así recibió hasta 6 patadas en su cara y estómago, el maldito ebrio rompió todo lo que tenía en la casa y se marchó como un torbellino.

La casa se iba ensombreciendo poco a poco, quien sabe cuánto tiempo había ocurrido, él se volteó con la seguridad que su padre ya no volvería,  aquel hombre no volvería en mucho tiempo, sabía cómo era él, el joven lloraba a lágrima viva.

Se acercó al cuerpo lentamente y notó que sus ojos estaban mirando hacia donde él estaba hacia unas horas, le estaba mirando con esa expresión de terror que no olvidaría jamás, la sangre de su cabeza resbalaba por su cabeza e inundaba sus manos y su cabello rubio se tiñó de rojo, el niño la abrazó con sus fuerzas mientras la llamaba, pero ella no respondía, nunca respondería jamás, su madre, la única persona que cuidaba de él estaba muerta, la única persona al que él podría decirle palabras tiernas de vez en cuando y la única persona al que él sentía algo de amor correspondido no volvería jamás.

 

Su madre y él eran brujos, brujos reales, su padre era el único que no tenía poderes por lo que él era un muggle, así llamaban a las personas que no hacían magia como ellos.

Su orgullo era roto al tener que pedir ayuda a la casa de su vecina, una muggle que vivía toda la vida en ese vecindario, el odiaba a los muggles pero era cierto también que la mujer era muy amable, siempre callada y reservada con todos los demás, pero amable y hasta cierto punto compasiva. 

Ella no parecía tener más de 30 años y al igual que él no se llevaba bien con los vecinos, principalmente con los vecinos metiches. No entendía porque le pedía ayuda, el odiaba a los muggles, tal vez era que estaba débil, que se sentía sólo o que no sabía qué hacer. Tal vez por porque cada pelea ella estaba allí para medio curar las heridas de Eileen o las de él mismo. Quizá Severus rompió con el estatuto del secreto, quizá le dijo que era brujo y reveló a esa mujer que su propio padre intentó matarlo, estaba muy descontrolado, incluso cometió la desfachatez de llorar en su pecho. 

Sophia la muggle le dio la ayuda que necesitaba, ella había entrado a la casa y lo primero que miró fue a Eileen en el suelo.

-¿Quieres llamar a la policía?-dijo la mujer con una voz suave.

-No. Volverá  y será peor.

Miró a Severus con lastima.

-¿Tienes familiares? ¿Alguien a que quieras que llame?

Severus había escuchado de sus abuelos que la abandonaron cuando supieron que se había casado con un muggle. Conocía a Andrómeda Malfoy que era hermana de Eileen, pero solo era mencionada por Lucius. Estaba solo y no tenía a nadie más.

-No, no quiero que nadie lo haga. Yo solo quiero vivir tranquilo.

La mujer subió la habitación de sus padres y cogió una sábana, tomó a Eileen y la acostó sobre los sillones y se llevó a Severus a la cocina, traía un botiquín de primeros auxilios para ayudar a su joven vecino y le curó sus heridas. Severus solo lloraba escandalosamente mientras ella usaba las vendas y el mertiolate en las heridas.

Severus enterró a su madre en patio de la casa, le costó hacerlo ya que estaba muy lastimado y hacerlo sin magia era muy difícil, realmente agradeció la ayuda de esa muggle quien hizo el hoyo más profundo mientras que el solo podía arañar la tierra.

Le pusieron una sábana, en vez de un ataúd. La mujer muggle le miró con lastima pero jamás preguntó nada sobre su muerte, no sabía si ella era muy fuerte o su madre muy delgada pero logró cargarla como a una princesa, el cabello rubio era lo único que podía ver de Eileen.

Su madre quedó sepultada y Severus se permaneció otro rato en el montículo de tierra. Su pecho dolía y volvió a llorar de nuevo sobre la tierra, todavía recordaba cuando se acercó a su madre para confirmar su muerte o cuando tuvo que cerrarle los ojos que miraban el horror antes de la muerte.

Ayudado con la pala, Severus se levantó para ir a la casa, la mujer muggle había cambiado las llaves de la casa por lo que Tobías Snape no volvería a entrar a la casa, ella sabía hacer esa clase de trabajos y no le sorprendió cuando lo hizo, puertas y ventanas eran reforzadas con tablones de madera, él estaba muy cansado y sus heridas escocían.

La mujer llevó algo de panecillos y leche tibia para que él comiera algo, ya que casi nunca lo hacía en la noche.

Cuando llegó a su habitación se recostó sobre la cama, no sabía que contenía la leche, sabia mal pero después sintió tanto sueño que pudo dormir.

 

El vagón del tren hacia Hogwarts estaba vacío. Severus aprovecho eso y lanzó como pudo las maletas y puso el cerrojo a la puerta, no quería ser molestado por esos inútiles, era lo que menos deseaba en esos momentos. Era una gran ventaja ser de las primeras personas en abordar el tren. Casi nadie le vería, pasaba muy desapercibido con la ropa muggle que traía y sobre todo había puesto un encantamiento de cerradura para evitar que alguien le molestara.

Después el tren empezó a llenarse y pronto, tan pronto llegó a Hogwarts. Como odiaba a Einstein y su teoría de la relatividad.  El maquillaje base de su madre estaba entre sus manos, era bueno ocultando aquellos moretones pero no sabía qué hacer con los labios cuando pensó rápidamente en una bufanda.

Ese día estaba lloviendo espantosamente, algunos alumnos estaban tan mojados que estaban titiritando por el frio, otros estaban secos porque llevaban un paraguas. Se horrorizó al pensar en aquellos esqueléticos caballos que tiraban los carruajes, no sabían que eran pero no preguntó nada por temor a que lo tacharan de loco, mejor fue al recibidor.

Algunos estaban emocionados de encontrarse con sus amigos, Severus al único al que quería toparse era al prefecto o a Lucius cualquiera de los dos.

Encontró a Lucius con la mirada, el premio anual de Slytherin estaba emocionado de presumir su insignia, su bonita insignia de premio anual. Camino con cautela, no quería llamar la atención de sus heridas a Malfoy.

-Lu.

El joven se volteó  para mirar a quien le había llamado parecía un maldito aristócrata con aquella pose.

-Severus. ¿Por qué traes capucha?

Era obvio que intentaba esconder los golpes de Tobías, había hecho lo imposible por maquillar sus golpes como lo hacía su madre para salir a la calle, Lucius se estaba acercando peligrosamente a su cara.

-Hoy hace frio.-dijo retrocediendo dos pasos.

-¿Tienes frio?

-Si, por eso quiero entrar a la sala común. Ahora.

-¿Vas a perderte la selección?

-Sí. Dime la contraseña, necesito… dormir un poco.

-¿Y la cena?

-Cierto.-dijo con la voz un poco ronca, a punto de llorar.

-¿Tienes un resfriado?

El muchacho afirmó con la cabeza aunque no estaba seguro que lo haya notado con la bufanda alrededor del cuello.

-La mandaré con un elfo después. Será mejor para ti algo de jugo de piña o de limón para la garganta. ¿Te parece?

El joven asintió. Fue directamente a las mazmorras pero en su camino se encontró con Regulus Black entre dos mocosas de Slytherin, como se parecía a su estúpido hermano, si eran tan parecidos los malditos hermanos hasta la misma cara de petulante.

La cama con dosel siempre fue un lujo para Severus que dormía en una cama viejísima, las almohadas estaban limpias y las sabanas también, jamás creyó que las lágrimas volvieran a salir a flote tan rápido al recordar a su vieja casa.

La selección de casas y la cena habían terminado tan rápido, a Severus le llegó la comida pero jamás quiso probar nada de ella, el elfo le dejó dormir en la cama dejando su comida allí todavía calientita, pero  los pasos de los estudiantes estaba resonando hasta sus dormitorios, algunos estaban bajando por las escaleras para entrar a los dormitorios, el adolescente se estaba haciendo el dormido cuando sus compañeros de cuarto entraron a la habitación.

-¿Cómo les fue en el verano?-dijo uno de sus compañeros a los otros dos que se quitaban las ropas.

-Lo normal. Mi padre me mataba de aburrimiento mientras pescaba.

Los cuatro muchachos tronaron en risas.

-Yo no lo sufrí tanto.-dijo otro con la cara risueña.-Conocí a una chica de Dungstrang. Ya saben, nuestros padres quieren que nos conozcamos primero.

-¡UUUUYYY!-exclamaron los chicos.

-¿Es bonita?

-Preciosa.-dijo el otro con su voz cargada de emoción.-Tiene los labios de un rosa carnosos y unos rizos rubios, muy hermosos.

-Seguro que así como esta de bonita no tiene cerebro.

-Nop. Es una genio en encantamientos y hechizos sanadores. Ella ha dicho que quiere estudiar algo parecido a un medimago y lo vale porque su padre tiene una clínica.

-Pero tu padre tiene una empresa editorial.

-Lo sé. Pero ella quiere tiempo para que nos conozcamos y ver si es lo que está buscando. Pero te lo digo es muy, muy hermosa. ¿Cómo les fue a ustedes?

-Mal. Mi padre me da lata por que empiezan los EXTASIS. Me puso a estudiar pociones.

-El único que entiende pociones es Snivillus.-dijo otro.- ¿Por cierto no lo vieron en la selección de casas?

Los chicos negaron en un pequeño murmullo.

-¡No vino!

Uno que otro estaba contento hasta cuando entró Lucius, llevaba una poción en sus manos.

-¿Qué haces aquí, Malfoy?

-Veo a mi primo. ¿Problema con eso?

-Pero no vino.

El muchacho miró con preocupación a la cama con dosel en la que dormía él.

-Severus, te traje la poción pimentónica. 

El muchacho se levantó con esfuerzo de la cama. No se había quitado la túnica para dejarle ver las heridas.

-Gracias.

Los chicos dejaron de sonreír, Snape simplemente estaba metido en su cama por un resfrió.

-No haz comido nada.

-No tengo hambre, Lucius. Han sido unas vacaciones difíciles.

-Te entiendo.-dijo afirmando con la cabeza.- ¿Cómo está mi tía?

-Bien.-dijo con aquella mentira ensayada en su mente.

Su primo le quitó la bufanda, mirándole los labios, estaban partidos.

-¿Te volvió a pegar, verdad?

Lucius lo había dicho en un murmullo casi inaudible, Severus afirmó con la cabeza. Pero los otros chicos que no veían nada a través de las cortinas, interpretaban eso como un beso por parte de Lucius.

-¡Ah ya búsquense un cuarto!-bramó uno de sus compañeros.

-¡Estas comprometido Malfoy!

-¡Somos primos, idiotas!-dijo Malfoy enfadado con aquellos tipos.

-Con más razón.

Sus ojos orbitaron enfadados.

-Come algo.-le tendió una pomada para los labios partidos.-Y ponte esto.

-Gracias.

El mayor salió de aquella habitación a paso presuroso. Seguramente iría con su prometida, Narcisa Black. Él se volvió a meter a su cama. Pero sus compañeros le miraban con asco y repulsión.

-Oye Snape, creía que no ibas venir-grito un tipo de allí.

-Pues resulta que si.-dijo enfadado.

-¿Y no piensas comer?

-No.

Severus murmuró un insonorus, sólo quería estar tranquilo, quería olvidar todo, todo estaban tan contentos y llenos de vida mientras a él se lo llevaba a parca. Odiaba a todos, absolutamente a todos,  nadie sabía que su madre había muerto, no había nadie que se preocupara por él, nadie ni siquiera su primo que se suponía era el hermano mayor que nunca tuvo sabría que hacia Tobías Snape, quien se suponía era su padre.


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