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Veneno de serpiente y lágrimas de fénix por Danielle Kiara

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Notas del capitulo:

Aqui un nuevo cap :)

Para ser sinceros, no era el mejor lugar en el que podían acabar en la Tierra Media, pero para suerte de ambos jóvenes magos, tampoco era el peor. Sí, era cierto que aquel bosque oscuro con pocas señales de vida les daba mala espina, y que en realidad daba mucho más miedo que el bosque prohibido, pero tal vez la compañía de los otros tres era lo que los reconfortaba, al menos esta vez no era el cobarde perro jabalinero de Hagrid. 


Gimli vio unas manchas oscuras y húmedas en una hoja, agarro un poco y se lo llevó a la boca- Sangre de orco- exclamó.


Harry y Draco hicieron una mueca de asco y sorpresa.


Aragorn caminaba al frente, como si de un perro de búsqueda se tratase, les sorprendía la facilidad con la que el montaras y el elfo se movían por aquel bosque lleno de rocas y un pequeño río. 


-Que huellas tan extrañas- dijo deteniéndose un momento, mirando el rastro que estaba en el suelo.


-Que encerrado esta el aire- dijo Gimli y Harry asintió, desde hace bastante rato se sentía sofocado pero no lo había mencionado.


-Este bosque es antiguo...muy antiguo...- el elfo miraba a todas partes, para ese momento ya sabían de los grande dones de aquellos seres y la facilidad que tenían para ver, oír y estar en una especie de relación armoniosa con la naturaleza- con memorias...- su voz sonaba lenta y cautelosa, intentando escuchar lo que aquellos arboles le decían- y cólera...-


Los arboles comenzaron a crujir y hacer ruidos extraños que habían alterado a todos. El enano agarró su hacha asustado.- Creo que los arboles se comunican- dijo de nuevo el elfo.


Gracias a Merlín que no entiendo lo que dicen, pensó que chico de ojos verdes.


-Gimli- susurró el Montaras hacia el enano, quien se exaltó- baja tu hacha- hizo un gesto con la mano, dándole a entender lo dicho.


El hijo de Gloin dudó unos minutos, para después bajar lentamente el arma.


-Aragorn- llamó el elfo caminando hacia un lugar en especifico- Nad no ennas! (Hay algo aquí)- 


Sabia Harry que aquel no era el momento para ello, pero no podía evitar pensar lo hermoso que sonaba el idioma del elfo en sus labios y dulce voz, aunque en parte también le molestaba no entender nada. Ya sabia como se sentían los demás cuando el hablaba en Parcel.


-Man cenich? (¿Qué ves?) - susurró a su lado. Los magos y el enano casi no se movían ya que ellos tenían poco sigilo y serian terriblemente escandalosos.


-El mago blanco esta muy cerca- dijo el elfo.


Todos se pusieron en guardia, los magos sacaron sus varitas, no creían que los arboles las consideraran una amenaza.


-No debe hablar o nos pondrá bajo un hechizo- sacó la espada con cautela, mientras Gimli aferraba el agarre en su hacha y el elfo altivo, acariciaba sus flechas, preparando el arco de Lórien.- Debemos ser rápidos- suspiraron un momento, para después voltearse, pero antes de poder hacer algo; el hacha de Gimli salió volando junto a las varitas de los magos, la espada de Aragorn tomó un color rojo intenso quemandole y haciendo que la soltase. El único rápido fue el elfo, pero rápidamente fue desviada la flecha.


Una luz sumamente brillante les evitaba poder ver a la persona que había hecho inútiles sus ataques.- Están siguiendo los pasos de dos jóvenes hobbits- dijo una voz, un poco rara y extrañamente familiar.


-¿Dónde están?- preguntó Aragorn cubriendo sus ojos.


-Pasaron por aquí, hace apenas dos días- dijo la voz- vieron a una persona que no era esperada. ¿Eso los reconforta?-


Por supuesto que no, pensó Draco un poco asustado.


-¿Quién eres?- el Montaras se acercaba cada vez más, esta vez dudando realmente si era Saruman.- ¡Quiero verte!-


La luz se fue apagando cada vez más, dejando lo suficiente para saber quien era la figura que estaba parada enfrente de ellos. Harry, Draco y todos los demás no cabían en su propio asombro.


-Debe ser una broma- dijo Harry aun sin poder creer lo que sus ojos veían.El mago quien se parecía a su director, sólo que ya no llevaba su sombrero y túnica gris, habían cambiado a blanco.


-Increíble- dijo Aragorn mientras Legolas y Gimli se inclinaban- habías caído- su voz y cara reflejaban dolor y asombro.


-Por fuego y agua- comenzó Gandalf- Entre calabozos y montañas combatí contra el Balrog de Morgoth. Hasta que al fin derribé a mi enemigo golpeando sus restos contra el flanco de la montaña. Las tinieblas me cubrieron y me extravié fuera del pensamiento y del tiempo. Las estrellas giraban sobre mi y cada día era tan largo como la vida en la tierra. Pero no fue mi fin, sentí vida en mi de nuevo, había sido enviado a terminar esta tarea-


-Gandalf- dijo Aragorn, aliviado.


-¿Gandalf?- preguntó- sí, me decían así hace tiempo-


-Hace unos días, en realidad- dijo Harry tan bajo que ni el elfo pudo escucharlo.


-Gandalf el gris- sonrió- ese era mi nombre- le miró- díganme Gandalf el blanco, y he vuelto con ustedes en el cambio de la marea-


-Una vez aclarado todo esto- Draco llamó su atención un poco molesto- denme unos minutos para buscar mi varita que salió volando, sabrá Merlín donde- y junto a Harry, buscaron ambas varitas por unos tres minutos.


Después de todo, retomaron su camino por el bosque, siendo liderados por Gandalf- Una etapa de su viaje ha terminado y empieza otra- explicaba el mago- la guerra ha llegado a Rohan, debemos ir a Edoras a toda velocidad- se detuvo una vez que habían salido del bosque, silbando de una forma curiosa.


A lo lejos apareció un caballo blanco, de apariencia majestuosa y hermosa. 


-Es uno de los mearas- dijo el elfo viendo impresionado-si mis ojos no se engañan por algun hechizo-


-Sombra Gris- dijo el mago una vez que el caballo estaba enfrente de el- es el señor de todos los corceles y fue mi amigo en peligrosas tareas-


 


-¿Qué son los mearas?- preguntó Harry abrazando el torso del elfo mientras estaban en el caballo, en dirección a Edoras.


-Son caballos libres, más veloces, fuertes y resistentes- sonrió el elfo, acariciando con una mano, las manos de Harry en su estomago- llegan a vivir lo mismo que un hombre-.


-Oh- fue lo único que el mago dijo, la verdad es que aquello resultaba sorprendente pero sus pensamientos se habían ido cuando sintió la mano del elfo sobre la suya y su cabello rubio acariciando su cara, ademas de que desprendía un aroma floral.


 


-Quiero aclarar algo que descubrí en este viaje- dijo Draco a Aragorn cuando estaban por llegar.


-¿Qué cosa?- preguntó curioso.


-Odio cabalgar- bufó molesto y haciendo un puchero que enterneció al mayor, podía ser un experto volando, pero si no se estaba acostumbrado a montar, resultaba algo muy incomodo y doloroso. 


-Puedo enseñarte si quieres-


Draco se sonrojó por que no lo iba a negar, era un adolescente y estaba en su etapa de crecimiento mal pensar todo, y eso...¡vaya que si lo había mal pensado!.


-Esta bien- escondió su cara en la espalda del mayor.


 


Se detuvieron cerca de un pueblo, ya nada era sorprendente después de pasar por los territorios de elfos.


-Edoras y el castillo dorado de Meduseld, hogar de Théoden rey de Rohan, cuya mente fue derrocada. El control de Saruman sobre el rey Théoden es muy fuerte-


-Pues para desterrar a su propio sobrino, supongo que sí- dijo Draco mientras avanzaban.


-Midan bien lo que digan, no seremos bienvenidos- les advirtió Gandalf.


-Será mejor que no hables, Draco- Harry le miró con una sonrisa burlona.


-Te sorprendería la cantidad de lugares donde no soy bienvenido sin siquiera abrir la boca- dijo Draco molestándose un poco él mismo, seguramente lo había sacado por pasar tanto tiempo con Sirius.


Los habían dejado entrar a aquel lugar que Harry podría describir como decadente, y es que parecía bastante triste el lugar, a pesar de que no hubiese nada evidente, eran ese tipo de cosas que sentías. Aunque estaba seguro que podría verse bien si la presencia de Saruman se largase de ahí.


-Todos nos están mirando- dijo Draco entre dientes- ¡nos están mirando!- aquel gritito había sonado bastante gracioso.


-Y no de una manera amigable- dijo Harry con el mismo tono que Draco.


-Hay más alegría en un cementerio- dijo el enano y los menores asintieron.


Habían descendido de los caballos, dejándolos en los establos mientras caminaban a las puertas del lugar que se veía bastante lúgubre y lindo al mismo tiempo.


-No dejaré que vean al rey Théoden con armas, Gandal el gris- dijo uno de los guardias que había salido a recibirlos- Órdenes de Gríma, Lengua de Serpiente-


El mago le dio un asentimiento Aragorn, Legolas y Gimli, quienes entregaron sus armas.


-¿Y ustedes?- preguntó viendo a los dos menores pero antes de que ellos pudiesen decir algo, Aragorn lo miró.


-Son niños, ¿qué armas podrían tener?- el guardia los miró unos segundos para después asentir y pasarlos por alto.


-Tu cayado- le dijo el guardia quien lo había recibido, mirando a Gandalf.


-No vas a apartar un viejo de su bastón, ¿o sí?- preguntó.


Harry y Draco miraban al guardia mientras negaban fingiendo decepción, no le quedó de otra más que aceptar que el viejo entrara con el. Caminó adentrándose al lugar, siendo seguido por los seis. El rubio menor se había pegado a Aragorn, podía llevar su varita encima pero la verdad es que todas esas personas le ponían nervioso y su lado licano se estaba asustando y alterando.


-La cortesía de tu castillo ha disminuido en estos días, rey Théoden- dijo el mago blanco.


Veían como había una persona aun lado del rey decía cosas en su oído-¿Por qué tengo que darte la bienvenida...- su voz era lenta y pesada,  y el aspecto que tenia era peor-Cuervo de la Tempestad?


-Tarde, llega la hora en la que este ilusionista elige aparecer- dijo levantándose- parafraseando a Latshpell, sus noticias son dañinas-


-Legolas- susurró Harry, notando como los guardias los rodeaban con disimulo.


-¡Silencio!, conserva tu lengua por dentro de los dientes, no pasé a través de la muerte y el fuego para conversar con una asquerosa serpiente-dijo alzando el bastón.


-Tiene el bastón- dijo asustando mientras se alejaba- ¡Les dije que les quitaran al mago su bastón!-


Automáticamente todos los guardias corrieron hacia Gandalf, pero eran detenidos por los otros cinco que le acompañaban.


-Théoden, hijo de Thengel, mucho has vivido en las sombras...- el mago se acercaba a paso lento, mientras Legolas, Aragorn y Gimli hacían un esfuerzo golpeando guardias para que no le tocaran.


-Yo no me atrevería a moverme su fuera tú- Gimli había dejado en el piso a Gríma, evitando que se moviera con un pie en su pecho.


-Escúchame...- le miraba serio. Todos comenzaban a acercarse, algunos curiosos-el hechizo se terminó - alzó su mano hacia el rey mientras cerraba los ojos.


Después de unos segundos, Théoden había comenzado a reír- Tú no tienes poder aquí, Gandalf el gris-


Gandalf se sacó la túnica gris que le cubría, mostrando el perfecto y brillante color blanco de sus ropas-Te sacaré de ahí Saruman, igual que el veneno se saca por una herida- mostraba el bastón hacia él mientras veían como se retorcía de dolor.


Incluso Harry y Draco tuvieron que agarrarse de Gimli (quien tenían más cerca), ya que la cabeza comenzaba a darles vueltas, aquella magia era muy poderosa. Entré su vista que comenzaba a ponerse borrosa, Draco vio a una chica caminar hacia el rey, aunque fue detenida por Aragorn.


-Fallecerá si yo salgo...- ya no era la voz de Théoden, sonaba diferente.


-No pudiste conmigo, será igual con él-


-Rohan es mio- ese era un momento de tensión y una batalla de tres personas.


-Vete ya- demandó el mago.


El momento había sido tan rápido que los dos magos no notaron lo que pasó, y tampoco Gimli quien al verlos sentados en el suelo les había empezado a echar aire como única solución que pudo llegar a su cabeza. La magia oscura abandonó el cuerpo del rey, haciendo más ligero el ambiente. Había vuelto a la normalidad, dejando atrás esa apariencia enferma y recuperando su apariencia más joven de la que aparentaba hace unos momentos.


-Tus dedos podrían recobrar sus fuerzas, si sostienen tu espada Théoden- esa frase los había sacado de su trance, mirando de nuevo al rey quien ya estaba de pie junto a la chica rubia de hace unos momentos.


-Me asustaron- le dijo el enano.


-Lo sentimos- se disculparon ambos, poniéndose de pie de nuevo y mirando con asombro a todos.


Rohan tenia un nuevo camino desde ahora, su rey había vuelto.


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