Después de todo lo ocurrido, es decir, que el pingüino entrase por la puerta de la comisaría dando a entender que yo de verdad no llegué a meterle una bala en la sien cuando se suponía que debí hacerlo todo se había vuelto algo caótico. Efectivamente, estaba pensando en realizar una locura en toda regla, en serio, era enorme y aunque aún me dolía el puñetazo que me había dado Harvey supuse que tenía sentido, aunque obviamente no estuviese de acuerdo con la acción. Como siempre hacía, me vestía rápidamente, me tomaba un poco de café y salí dispuesto a trabajar. Ya podéis imaginar la cara que puso toda la comisaria cuando me vieron entrar. Obviamente les ignore, camine hacía Álvarez y le pedí por favor ciertos documentos para luego irme a mi puesto y acabar en el despacho después de mantener una conversación con la jefa.
- ¿Qué coño haces aquí? - La miré desde mi silla y suspiré.
-Trabajo aquí ¿Dónde iba a estar?
- ¿Qué tal en Alaska? – Vio mis ordenes de arresto y nos movimos a su despacho donde explique con calma mi intención de detener al alcalde Aubrey James, Carmine Falcone y sus socios por conspiración y obstrucción de la justicia en el caso Wayne. Claro que la jefa me miró como si estuviese completamente loco, me lo pregunto y todo. Mi respuesta fue sencilla.
-Puede que un poco. Me hace sentir bien, si de todos van a intentar matarme quiero hacer todo lo posible por hacerles pagar por ello. – La jefa preguntó como narices pensaba conseguir detener a dichas personas, teniendo en cuenta que mi ayuda era más bien inexistente…- Adjunto mi testimonio a las órdenes de arresto. Con eso, hay para imputarles varios cargos. - El resto de la conversación os lo podéis imaginar. Lo que nadie esperaba y mucho menos yo era que, después de que la jefa me invitase amablemente a irme de la ciudad y negándome enseguida a ello pues estaba convencido en hacer algo el aire se volviese pesado, mi vista me jugase una mala pasada haciendo que durante un segundo todo se volviese blanco y mi glándula de vinculación, como Omega que soy quemase de aquella forma. Me aferré a la silla y noté como el aire estaba cada vez más denso ¿Acaso estaba pasando lo que creía que estaba pasando? ¿Quién había entrado en la comisaría? Oí una voz y gemí, no sé si de dolor, placer, angustia, la verdad, desconozco el motivo, pero solo estaba consciente de la mirada preocupada de la jefa y asustada después de reconocer la voz del hombre.
-Esto debe ser una broma…- La miré desde abajo pero no me supo contestar más.
Víctor acababa de entrar como siempre, acompañado de sus chicas, al principio observo a toda la comisaría, pero con un doble objetivo ¿A quién pertenecía ese olor tan…? No supo decidir entre madera de roble o agua de mar, es decir, entró en su nariz como un puñetazo. Lo notó perfectamente, no podía haber otra, era una mezcla sutil pero embriagadora mezclada con una leve capa de sudor…Su pareja era un hombre, no tenía ningún problema con ello, lo prefería y también notó que era Omega y que se había percatado de su presencia, lo supo por el aire, pero aún no lo había localizado. Si no lo hacía rápido se molestaría, quería reclamarlo, así sin más, sin saber quién era. Tras pasearse unos segundos e inspeccionar a todos los presentes gruño, su Omega no estaba ahí. Se subió a una silla y luego a una mesa.
-Hola a todos, me llamo Victor Zsasz y me ha enviado aquí Don Carmine Falcone…Se trata de un asunto de mucha urgencia para él por lo que os pido colaboración. He venido a por Jim Gordon. - Observó como nadie abría la boca, pero todas las cabezas giraron en una misma dirección y entonces lo supo con certeza, entre el hueco de las persianas trazó la figura de aquel hombre con su atenta mirada. Jim Gordon era su Omega. - Sólo a él, los demás, os sugiero que sigáis a lo vuestro. – Siguió observando la figura del Inspector y agradeció la ayuda de los policías. - ¡Eh, Jim! -Oh, su nombre sonó tan apetecible saliendo por sus labios que sonrió sin darse cuenta.
Gordon se levantó como pudo, tembló de nuevo ante el sonido de su nombre dicho por aquella voz, no sabía a quien pertenecía, pero por un momento le dio completamente igual, es decir, sonaba tan…No supo que hacer. Intentó recuperar el control y apartar a su lado Omega de todo esto para salir del despacho como todo un profesional y aparecer ante aquel hombre.
-Hola, Jim. - Víctor suspiro, ese hombre era perfecto, aun de lejos lo sabía, no necesitaba nada más para estar seguro. Su Alfa araño su interior, estaba ansioso, pero aún no olvidaba su trabajo. Víctor era un profesional también. Gordon le miró, se esforzó por no aparentar ninguna emoción, tensó sus músculos y su boca se volvió una dura línea recta, mostrando absoluta seriedad. Víctor rio por dentro. -Relájate, me han pedido que te entregue con vida. - Una mierda, Víctor quería llevárselo de ahí y hacerlo suyo. - Don Falcone quiere hablar contigo…
-Dile a Falcone que hablaremos, pero hoy no. - Víctor tuvo dos reacciones al mismo tiempo, Jim no supo si tomar aquello como una sonrisa, la verdad, el hombre tenía un aspecto peligroso, pero eso no evitó que una corriente golpease su columna. Víctor amaba su voz, era grave, dura, peligrosa…Cuantos sonidos agudos podrían salir de aquella garganta…
-No seas así, vivo es un término muy amplio. -El cuerpo de ambos vibró de golpe. -Quiero decir, un hombre sin manos puede estar vivo. -Gordon levantó la cabeza con seguridad y Víctor juró que se le había puesto dura.
-Aquí hay cincuenta policías. Inténtalo. -Si, a Victor Zsasz le había dado una erección con aquella invitación a pelear. Oh dios, amaba a su Omega. Le miró entre divertido y amenazante.
-Todos fuera… ¡Por favor! - A Gordon le flaquearon las piernas, era la voz de Alfa dando una orden a toda la comisaria, la voz de su Alfa…Observó cómo los policías iban marchándose poco a poco y le pidió a su jefa que se marchase también, según él, lo tenía todo controlado. -Bueno ¿Y ahora qué, Jim? – No supe cómo, mi cuerpo se movió solo y en el momento en el que saqué mi arma, él también lo hizo, dando inicio así al tiroteo que terminó con una bala dentro de mi estómago y conmigo medio inconsciente en el coche de Montoya, quien acudió en mi ayuda. Valga la ironía. Víctor estaba iracundo por varios motivos por lo que se calmó un poco tras matar a un policía, pero seguía estando rabioso. No logró su trabajo, su Omega tenía una bala en el estómago y se lo habían llevado lejos de él. Quería descuartizar a alguien.
Gordon se levantó de golpe y claramente dolorido pero eso lo dejó atrás, estaba hecho un completo lio, es decir, estas cosas no mienten, hay una señal cuando encuentras a tu pareja pero se habían enzarzado en un jodido tiroteo y ahora estaba herido…Herido y solo pero aun no entendía esa horrible quemazón en lo más profundo de su pecho. Le atendió una chica quien le explicó un poco las cosas y decidió levantarse, tenía mejores cosas que hacer que estar tumbado en una cama y necesitaba encontrar respuestas…Muchas, la verdad. Poco después fue Allen quien le ayudo a marcharse de ahí, tras darle algo de ropa, por un segundo, se sintió avergonzado. Allen era un Alfa pero no el suyo y aunque eso nunca le había sido un problema, ahí estaba, intentando taparse con el aire que estaba respirando. Al final acabo recibiendo ayuda de Alfred y de Bruce.
Por otro lado, Víctor se encontraba en su apartamento, sentado sobre un sillón observando la pared como si desease hacerle un boquete de tamaño considerable con su mirada. Jim Gordon era su pareja, su jodido Omega y casi le mete un balazo en la cabeza. Cojonudo. Se levantó sin saber muy bien que narices sentía y decidió que necesitaba hablar con Falcone, igual él, podría ayudarlo un poco, o igual, intentar que no matará a Gordon. Harvey, por otro lado, le importaba un jodido pimiento. Egoísta o no, el quería a su Omega con él.
Cuando Bruce le abrazó no supo muy bien que hacer, su herida le grito por todo lo alto pero otro lado se sentía devastado, tan solo quería ayudar a aquel chico, que, al igual que él había perdido a sus padres siendo pequeño pero ni siquiera sabía si iba a seguir vivo para la semana que viene por lo que, costoso al principio, devolvió el abrazo como pudo y la angustia como las ganas de llorar tiraron la puerta abajo para adentrarse por completo en su ser.
Mientras preparaba las armas, agradeció de todo corazón que Harvey optase por ayudarle, aunque hubiese preferido que viniese solo, es decir, aun no tenía una confianza abismal en él, pero sentía que necesitaba sincerarse y contarle lo sucedido en la comisaría. Cuando por fin estuvo solo se acercó nervioso y se mojó los labios.
- ¿Ocurre algo? -Gordon abrió la boca y la cerró como un pez. Se llevó la mano a la cabeza e intento pensar.
-He encontrado a mi pareja destinada. -Harvey miro su petaca y luego a Gordon, repitió el proceso varias veces y escupió el trago de la sorpresa.
- ¿¡Me explicas como coño estas pensando en algo así!? ¿Eres consciente de nuestra posición? -Gordon quería morirse, se sentó al lado de su compañero y soltó un largo y profundo suspiro captado la atención de Harvey quien se sacudía la mano totalmente asqueado por haberse escupido la bebida encima.
-Harvey, mi pareja destinada, mi Alfa es Víctor Zsasz. – Harvey soltó una carcajada amarga, su segunda opción era echarse a llorar. Segundos después se mordió la lengua y dejó una palmada en el hombro de su compañero.
-Parece que estas jodido…Muy jodido…- Gordon agradeció aquel apoyo tan maravilloso y pasados varios minutos, muchos para ser exactos empezaron a hablar de otro tema y sobre lo que Gordon tenía pensado hacer…