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Gotas de luz. por DamiisS Manyel

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Notas del fanfic:

Una vez mas espero y les guste este pequeño fic y me regalen sus apreciados comentaarios de qué les pareció el primer capitulo.

 

Bueno, comencemos ;-) 

 
     La mañana es fría, pues toda la noche llovió y todas las calles se encuentran húmedas y con pequeños charcos. El cielo está nublado y eso me agrada.
 
 
 
     Llevo una semana de haber concluido el 2do semestre de  la preparatoria y mi madre me obliga a ir a clubs deportivos para distraerme. Yo sólo deseo estar un momento en mi habitación, pero ella se niega a dejarme sólo… Así es ella, tan preocupada, tan protectora.
     Muchos no sabemos de la suerte que tenemos, recién lo descubrí… y nos preocupamos demás por cosas que probablemente se las llevará el viento.
     En este momento voy en un bus, casi abrazando mi maletín deportivo, me dirijo a mi clase de natación, pero antes… tengo que hacer una parada especial… como lo hago cada mañana desde aquel día.
 
 
 
     Miércoles 20 de enero del 2017, era una mañana normal en la escuela, cursaba el segundo año de secundaria y mis preocupaciones eran las de cualquier niño normal  de 13: “video juegos, la escuela, las chicas, los amigos” pero esa mañana había algo diferente en mi salón, algo que atrajo mi atención.
 
 
     En el pupitre de en medio de la primera fila, había un nuevo rostro. Una cara pálida con apenas notables ojeras que eran disimuladas por esas gafas… esas gafas que no podían esconder esa mirada inmutable a todo lo que sucedía a su alrededor.
 
 
 
     Parecía comida si no existiera, como si nadie lo hubiese notado, excepto yo. Por un rato lo observe y quise acercarme pero un par de niñas se me adelantaron “alguien mas ya lo había notado” así que sólo observe que sucedía.
 
 
- ¿Eres nuevo? – preguntó Amalia mientras jugaba  con sonrisa  avergonzada su gruesa cabellera castaña que se sostenía con una coleta de lado.
 
 
- Sí… - contesto con aire aburrido , como indicado con la mirada: “¿no es obvio?”
 
     Sonreí. Era un patán, ya podía verlo.
 
 
- ¿Cómo te llamas? – pregunto Danae más segura que su Compañera 
 
 
 
- No es necesario que lo preguntes, la maestra ya me presentará – sonrió al terminar de hablar evidenciando su molestia.
 
 
 
- Fiuu! – Sonreí asombrado ¡vaya tipo!!
 
 
 
Danae se enfureció, se notaba en sus mejillas enrojecidas y se fue a toda prisa jalando a Amalia.
 
 
 
- “Es un raro” exclamo entre dientes mientras se dirigía a su asiento.
 
 
 
Muchos la escucharon y dieron sus palabras por ciertas. Ella era de esas niñas bonitas que nadie ignoraba, e incluso sus amigas querían ser como ella imitando sus faltas cortas, su forma de comer, peinados, vaya, hasta el tipo de comida.
 
Bueno, para ser sincero, después de ver esa escena yo igual decidí no acercarme…
                 “pero eso no evitó que lo observara”
 
 
 
De ser alguien que nadie notaba, ahora era el blanco de las miradas y con ellas de los murmullos.
 
 
 
Escuche cosas tales como; “que engreído” “¿viste sus zapatos? Son tan gastados” “tan pobre y aun así trata de hacerse sentir mas importante que todos”
El ruido de la puerta abriendo silenció a todos. La maestra había entrado al salón y todos la observábamos; sabíamos que nos diría algo del nuevo estudiante. 
 
 
 
- Buenos días alumnos – sonrió – como pueden notar tenemos a un nuevo compañero ¿Quisieran darle mas bienvenida?
 
 
 
Todos aplaudieron hipócritamente “de eso a veces se trata el mundo”.
 
 
- ¿Te presentas? – la maestra le sonríe tratando de animarlo. 
 
 
 
- No -se agachó un poco tímido. Yo note esa expresión y me hizo pensar que tal vez no sea engreído como todos dicen… quizás solo es muy inseguro.
 
 
 
 
Sonreí ante la actitud desconcertada de la maestra ¡en serio!! Me daba gracia, nunca había conocido a alguien tan huraño.
 
 
 
La maestra lo presento como Angel y yo reí en mis adentros por la ironía “ese nombre no le iba para nada” … que equivocado me encontraba.
Durante todo el día lo observaba cada vez más curioso. Me agradaba (otros me lo describieron como “fascinación”)
 
 
 
Recuerdo que ese día las cases fueron muy aburridas, así que me costaba trabajo mantenerle el hilo a la maestra, mi mente se estuvo distrayendo en cualquier cosa, sobre todo en él.
 
 
 
Vi como a escondidas abrió un mensaje que le había llegado a su móvil, suspiró con cansancio y abrió su cartera contando su dinero. Su cartera era muy gastada al igual que sus zapatos y su mochila, el uniforme era lo único que se veía nuevo. 
 
 
 
Suspire, no quise juzgar pero algo llamo nuevamente mi atención. El chico de atrás por tratar de quedar bien con Dañar le estaba vaciando la tinta de su lapicero en el suéter a Angel. Todos los que estábamos atrás, sólo observábamos en silencio.
 
 
 
Pobre, me daba pena pero no me sentía capaz de hacer algo.
 
 
El grupito de idiotas sólo se observaban divertidos.
 
 
 
Ese día apuesto que había sido un infierno para él, aparte de haberle arruinado su suéter, alguien creyéndose muy gracioso le colocó un letrero que decía patéame y cuando caminaba por los pasillos un grupo de seis lo patearon, en la hora del descanso entre al salón por que había olvidado mi cartera y vi a otro chico orinando la mochila de Angel.
 
 
 
- ¿Por qué lo haces? – le pregunté tratando de ocultar mi desagrado.  
 
 
 
- Tú no digas nada – me contestó divertido – ¿No te molesta que ese idiota se crea mejor que nosotros? Ya veras, le enseñaré a ser humilde.
 
 
 
 
Me retiré torciendo los labios designado, supuse que el se lo había ganado por ser tan esquivo.
 
 
 
Salí y compré mi desayuno, caminaba por los pasillos cuando lo vi en los bebederos, lo pensé un poco pero al final decidí advertirle.
Me acerqué como si fuera a beber agua y cuando el se giró le susurré: “no metas la mano a tu mochila” mientras se alejaba. Él me escuchó pero sólo me dedicó una mirada y corrió hacia el salón.
 
 
 
- ¡Al fiiin!! -exclamo de pronto Gonzalo sorprendiéndome, creí me había escuchado - ¡lleva mucho tiempo tomando agua!!
 
 
 
Al escuchar eso trate de buscarlo con la mirada pero no lo veía. Recordé que horas atrás había mirado con preocupación su cartera.
 
 
 
- “Quizá no tiene dinero suficiente para comprar algo en la cafetería” – pensé con lástima – “quizás por eso bebía demasiada agua”.
 
 
 
Simulé tomar un poco de agua y salí corriendo del lugar, fui a la cafetería y compre bollos de carne y una soda.
 
 
 
Lo busqué por todos lados, por el salón, por las escaleras, por el gimnasio en los baños y nada ¡Ya me había desesperado! ¿Dónde rayos se metio!?
 
 
 
Faltaban pocos minutos para que terminara el descanso y si no me apuraba yo igual no comería nada. Resignado salí al patio del colegio y fue cuando lo vi… recostado en el pasto, con los ojos cerrados y una gran tranquilidad.
 
 
El viento movía los mechones marrones de su cabello, haciendo que las puntas de su flequillo jugara con su rostro.
 
 
 
Lo observé por unos segundos, quedé embobado… ¡cuando caí en lo que estaba haciendo, me avergoncé yo mismo.
 
Sin que él siquiera se diera cuenta, me acerque a su lado y le dejé lo que le había comprado.
 
De la misma forma silenciosa me alejé, cuando me sentí seguro corrí muy fuerte. Sentí que mi corazón se saldría por mi garganta ¿Por qué me ponía tan nervioso? ¿Por qué no le hable!?... Pero ¿Qué le podría decir? 
 
 
 
De pronto ya no tenía hambre ¡Me sentía tan ansioso!! Mejor me dirigí a mi salón de clases, ya no faltaba en terminar el descanso.
 
 
 
Cuando quise entrar al salón el conserje estaba trapeando, refunfuñaba y decía que un malcriado había orinado el salón, que había dejado un enorme charco y gotas por todo el pasillo y nos mantuvo de pie a fuera del salón hasta que terminó. 
Cuando tocaron la campana todos entramos con miedo de que el conserje nos diera un palazo con la escoba, es que ¡estaba furioso!!
Se fue muy enojado y refunfuñando con su trapeador.
 
 
 
Cuándo lo vi entrar al salón de clases mi corazón empezó a latir con mucha fuerza, no podía despegar la mirada de él… ¿Qué pasaba conmigo? No lo comprendía ¿Por qué sentía esta atracción hacia él?
- ¡estas muy rojo!! – de pronto Aby, mi compañera de clases haciéndome volver a la realidad - ¿No tienes fiebre?
 
 
 
 
- ¡No! – Sonreí nervioso apartando su mano – estuve mucho en el sol.
 
 
 
 
- ¿No te sientes mal? Deberias de ir a la enfermería.
 
 
 
 
- ¿Qué no!? – ya irritado – que fue el sol.
 
 
 
- Oye – se me acerca de pronto susurrándome – vi cuando le dejarte comida al nuevo – la voltie a ver nervioso.
 
 
 
- ¡No le digas a nadie!! – le susurré rogándole- ¡todos los odian!
 
 
 
 
- Sí, lo sé, es muy pesado. Le hablé y me ignoró – hace un puchero de tristeza – tan guapo y tan patán.
 
 
 
- Sí, siempre está a la defensiva – le dedique una mirada curiosa – pero noté que no tenía para comer y le dejé un bollo sin querer se diera cuenta.
 
 
 
 
- Sí te vio – sonrió burlona – voltio a verte cuando corrías xD
 
 
 
- ¿en serio? – ¡sentí como me sonrojé al maximo!! Mis oídos se sentían calientes -¡aagg!
 
 
 
Apachurre mi cara en la mesa de la banca y cubrí mi cabeza con mis brazos.
 
 
 
- ¿Por qué te avergüenzas? – ríe más burlona aun.
 
 
 
- No sé – casi lloro.
 
 
 
 
- Jajajajajaja!! Mentí – soltó una carcajada al mismo tiempo que entraba el profesor de matemáticas – no te vio.
 
 
 
Abrí la boca incrédulo, sólo observando como se retiraba a su lugar un una fuerte risa.
 
 
 
-¡ adiós Sandro Valerio! 
 
 
 
    -¡Me llamo Matt!! ¡No Sandro Valerio!! – ¡ella siempre me ponía sobrenombres y me hacia enojar!
 
 
 
La clase ahora se me había hecho muy amenaza. Intenté a toda costa concentrarme, ya no quería que mi mente pensara tonterías.
 
 
 
Ya en la tarde, en mi casa, echado en el sofá, me puse a pensar en todas aquellas emociones nuevas que estaba experimentando…
Mi mamá estaba en la cocina así que se me ocurrió preguntarle a ella, aun con un poco de vergüenza.
Decidido me levanté, pero me acerqué a ella un poco tímido, me senté en el ante comedor y comencé a observarla, ahora un poco indeciso .
 
 
- …
 
 
 
- ¿Qué sucede Mateo? – ni Siquiera me volteó a ver y ya sabía que tenía algo, incluso me hizo dar un salto de sorpresa cuando habló.
 
 
 
 
- Mmmh.. Yo – me sonroje – mamá… - suspire ¿Qué significa que al momento de conocer a alguien quisieras acercarte, hablarle y… - me mordí el labio – y tu corazón se acelera cuando está cerca… Aun que esta ni siquiera haya notado tu existencia.
 
 
 
Lo último lo dije involuntariamente triste…
 
 
 
- Pues… - se detuvo de lo que estaba haciendo y me volvió a ver – que esa persona te gusta.
 
 
 
- ¿eh!? – me sonroje aun más - pe-pero ¿Y si solo es lástima?... A nadie le simpatiza por que suele tener una personalidad muy esquiva y solitaria y suelen hacerle muchas cosas malas.
 
 
 
Ella sólo me sonrió.
 
 
 
- Cuando es lástima no te acelera el corazón, solo te duele al ver el sufrimiento.
La observé pensativo…
 
 
 
- Entiendo.. Pero… ¡toda la escuela odia  a ésta persona! – lo volví a recalcar
 
 
 
- ¡Matt! Yo no te crie para que fueras como todos los demás – me dio un pequeño golpe en la frente – si es una persona buena y merece tus sentimientos tu mismo lo descubrirás, no necesitas guiarte por lo que escuchas de la gente.
 
 
 
Me quedé pensativo unos minutos, mi mamá tenía razón; nadie sabía nada de él y lo odiaban sin fundamentos.
 
 
 
Solo me quedaba una duda, algo que no le podía decir… que la persona que despertaba todas aquellas nuevas sensaciones y dudas era un chico.
 
 
 
- ¿Y cómo se llama? – me preguntó con una sonrisa curiosa
 
 
 
 
- ¿eh? Pues… - aun no lo sé, no es de mi salón – mentí.
 
 
 
- Mmmmh ¿Y es bonita?
 
 
 
 
- Supongo que sí – me volví a sonrojar – tiene unos ojos hermosos – sin notarlo ya me encontraba envuelto en el recuerdo de ellos – sólo que… su mirada es muy solitaria…
 
 
 
Cuando caí de mi ensueño mi mamá me observaba muy curiosa.
 
 
 
- ¿eh? ¿Qué? – me altere entre nerviosos sonrojos a lo cual ella solo se rió enternecida mientras revolvía mi cabello.
 
 
 
 
- Mi hijo se enamoró por primera vez!! Que lindo
 
 
 
 
Quizá si ella supiera quién era la persona que por primera vez me había provocado estos sentimientos no se alegraría tanto… pero bueno, no es como preocuparme de que ella algún día se entere, no es como si él algún día notara mi presencia… y para ser sincero creo es lo mejor.
 
 
 
Me levanté deprimido y me fui a mi habitación.
Al día siguiente iba decidido a no hacer caso a nada.
 
 
 
- ¡ No lo observaré! – me golpeé las mejillas – ni siquiera lo volteare a ver, lo que le suceda no me interesa ¡yo soy hétero y un chico lindo no me desestabilizará!!
 
 
Parpadié  confundido ante mis propias palabras. Eso había sonado muy gay.
Con expresión ruda camino por los pasillos como si me fuera a dirigir a la guerra.
 
 
Al pasar por los baños noto que hay un par de chicos parados en la entrada viendo desde la puerta al interior con risas burlonas.
 
 
 
- ¿ Que sucede? – pregunto curioso.
 
 
 
- Shhhh – me calla un rubio – le están dando una paliza al nuevo.
 
 
 
Noté que incluso uno estaba grabando a escondidas.
 
 
 
- “Bueno… no es mi problema” – pensé mientras me retiraba.
 
 
 
Pero de pronto oí un golpe y un gemidos de dolor. Los de la entrada se rieron y susurraron divertidos; 
 
 
 
- “ahora los pantalones!!”
 
 
 
Me giré consternado y camine hacia el chico que grababa y le arrebaté el celular.
 
 
 
- ¿ Que creen que hacen? – cancelé el video y lo borré mientras el luchaba por quitármelo.
Una vez logrado se lo aventé y este lo atrapó asustado.
 
 
 
- ¿Por qué lo borras!?  - me miró furioso mientras revisaba su celular.
 
 
 
Lo ignoré y abrí por completo la puerta del baño.
 
 
 
- ¿ Y esos quiénes son? – me pregunté sorprendido, yo esperaba que fuera alguien de nuestro salón pero eran tres chicos del ultimo grado. 
 
 
 
Tenían a Ángel sometido en el suelo, estaba completamente empapado y golpeado del rostro, aparte le estaban cortando la ropa y ahora iban con el pantalón.
Y como siempre, los profesores brillaban por su ausencia.
 
 
 
- ¿Qué creen que hacen? – levanté de sus ropas a uno de ellos, estaba furioso.
 
 
 
- Será mejor que no te metas en esto 
 
 
 
Me advirtió uno d ellos poniendo su mano en mi puño con el cual había sujetado el cuello de la playera de su compañero.
 
 
 
- Este chico se lo merecía, su padre es un maldito cerdo que se la vive molestando a mi familia.
 
 
 
- No estas haciendo algo muy diferente en este momento – solté a su compañero – ¿No sientes vergüenza?
 
 
 
Me acerqué a Ángel y le ofrecí mi mano para ayudarlo a ponerse de pie pero antes de que el la sujetara sentí un fuerte golpe y caí en el suelo mojado.
 
 
 
- Te lo estoy advirtiendo enano – me levanto de mis ropas. El era mas grande y mas fuerte que yo, a simple vista se notaba.
 
 
 
- No dejaré que le hagas nada – intenté no acobardarme. 
 
 
 
 
El volvió a arrojarme al suelo con fuerza haciendo que callera sentado.
 
 
 
- Ya vámonos – le dijo a sus amigos mientras me fulminaba con la mirada.
 
 
 
Su amigo provechando que me encontraba en el suelo me patio el rostro de  sorpresa.
 
 
 
- Ahh – me quejé del dolor y en automático coloque mi mano sobre la nariz, cuando comencé a sentir la sangre caliente emanar de ella.
 
 
 
Los tres se rieron y salieron a toda prisa del lugar.
 
 
 
- Lo siento – escuché una voz al fondo, era de Ángel, estaba a mi lado. Pero a mi me continuaba doliendo mucho la cara y no abrí los ojos.
 
 
 
Cuando sentí el dolor mas tolerable me levanté y tomé papel higiénico para limpiarme la nariz.
 
 
 
Una parte del uniforme se me había mojado por el agua del suelo pero eso por el momento me tenia sin cuidado.
 
 
Cubriéndome la nariz con el papel, me acerqué a Ángel.
 
 
 
- Tranquilo… - lo ayudé a levantarse, se encontraba muy lastimado - ¿Estas bien?
 
 
Pero el no me contestó.
 
 
 
- Oye… - le busque la mirada en su rostro cabizbajo.
 
 
 
- Gracias – me dijo casi en murmullo desviando aun mas la mirada.
 
 
 
- ¡Me debes una soda! – le dije en risas, tratando de bromear pero el no sonrió, sólo se mantenía con la mirada abajo.
 
 
 
- E-espera – me quité el suéter y se lo puse. El me volteó a ver sorprendido.
 
 
 
También me desabroche el pantalón para quitármelo.
 
 
 
- Espera!! – me agarro la mano deteniéndole alterado - ¿Y tu qué usaras!? 
 
 
 
- Descuida – le Sonreí – abajo traigo el deportivo. Tenía frio en la mañana – le Sonreí avergonzado.
 
 
 
- … gracias – me agradeció con el rostro sonrojado.
 
 
 
Su color de piel era muy blanca y sus sonrojos eran muy notorios. 
 
 
 
Sonreí disimuladamente al notarlo, algo más que había notado en él, otra más que me encantaba…
 
 
 
Sé que se sentía avergonzado así que trataba de sonreirle todo momento para que sintiera con más confianza pero él ni siquiera era capaz de dirigirme la mirada.
 
 
 
- Ánimo – fue lo único que mi estúpido cerebro solo atinó a decir al entregarle el pantalón.  Me enjuague la sangre del rostro y salí del lugar.
 
 
 
En la tarde cuando llegue a mi casa mi madre casi se infarta. Tuve que mentirle y decirle que me habían robado el uniforme y que me habían golpeado para que no armara un lio en la escuela.
 
 
 
Al día siguiente el no fue a la escuela, solo encontré mi uniforme en mi asiento.
 
 
 
Al día siguiente tampoco fue. Me deprimí con la idea de que tal vez él ya no asistiría al colegio… me preguntaba todo el tiempo cómo se encontraría o si realmente no le había pasado algo peor.
 
 
 
Los abusones de ese día, cada vez que me los encontraba sólo me acosaban con la mirada y se reían de mi a mis espaldas.
 
 
 
Cada mañana durante una semana fue así, yo entraba al salón esperando verlo… pero siempre solo encontraba el asiento vacío… al parecer ya no regresaría.
 
 
 
Pero un día, el día en el que realmente no lo esperaba, ahí se encontraba, mirando fijamente hacia el pizarrón con gesto aburrido… ignorando todo a su alrededor.
 
 
 
Suspire nervioso ¡Super nervioso!!! Incluso sentía que los pies me temblaban pero trate de ser valiente y caminé hacia él y me senté en frente en la banca que aun estaba vacía.
 
 
 
- ¡ Hola!! – lo salude con la mejor sonrisa que le pude dar.
 
 
 
- Ho-hola – lo vi parpadear con sorpresa y cohibir la mirada.
 
 
 
 
- No viniste en muchos días, creí que te había sucedido algo malo – hablé tímido.
 
 
 
Su mirada era tan apacible e inexpresiva y al mismo tiempo tan penetrante.
Yo también le sostuve la mirada, aun que con un gesto tímido… Me encantaba esa mirada gris, que con los destellos de luz que entraban por la ventana se veían unos hermosos reflejos azules.
 
 
 
Cuando noté que lo estaba viendo muy insistentemente, desvíe la mirada avergonzado.
 
 
 
- Me alegro que estés bien – al ver que no tenía respuesta me levanté del asiento para dejarlo solo, pero inesperadamente el me detuvo del brazo.
 
 
 
- Tu… ¿Aun te duele? – refiriéndose al golpe en mi ojo ya que aún lucía muy morado.
 
 
 
 
Yo perdí concentración en absoluto al notar que al alzar su mirada, sus flequillo se movió y dejo al descubierto su rostro, sus labios rosas se separaron sutilmente ante su preocupación ¡Dios, me encanta!!
 
 
 
- Sí – Sonreí muy, muy nervioso
 
 
 
- ¿Si? – se puso de pie con gesto preocupado.
 
 
 
 
- ¡ Que diga, NO!! – me pase la mano mor el rostro sintiéndome avergonzado – estoy bien – le volví a sonreír tratando de estar mas calmado.
 
 
 
 
El profesor de Geografía entro y yo corrí a mi asiento ¡Me sentía estúpido!! De los nervios tenia ganas hasta de reírme de la nada pero me contuve. 
 
 
.

Notas finales:

Espero les guste este pequeño fic.

La verdad este primer capítulo lo escribí muy rápido pero por falta de tiempo, tarde una semana en lograr subirlo u.u   pero por lo cual también tuve tiempo de seguir avanzando en el segundo capitulo y lo voy a poder subir muy pronto.

 

Una vez más, muchas gracias por leer y espero poder recibir sus apreciados comentarios de que tal les pareció el primer capítulo.

Ahora sí me ire a caer en coma a mi cama por que me tengo que levantar a las 4 am   ¡saluditos!! :*


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