JinKi se cerró la cazadora hasta el tope y guardó las manos en los bolsillos. El frío de media noche se le estaba colando en los huesos, y ya llevaba quince minutos esperando a KiBum. Estaba bajo un puente, casi a las afueras de la ciudad. El menor lo había citado ahí, lo cual era ridículo, y, debía admitir, no le daba buena espina. Caminó de un lado al otro esperando ganar algo de calor, y acabar con un poco de su ansiedad, cuando unas luces de auto iluminaron a lo lejos. JinKi retrocedió un poco, tratando de ocultarse; si no era KiBum, el auto seguiría de largo y nadie le haría preguntas. No obstante, sí era el menor porque una vez que el vehículo se estacionó bajó un hombre con una figura que era muy fácil de reconocer. KiBum salió del auto con una superioridad que nunca le gustó a JinKi, y caminó hacia él, quedando delante de las luces, dándole un aspecto de película a la situación.
—Creí que no estabas —dijo a modo de saludo junto con una sonrisa socarrona.
JinKi apretó las manos en un intento de ganar algo de calma. Respiró profundo y se cruzó de brazos queriendo mostrarle que no le tenía miedo, aunque estaba asustado.
—Cumplí con mi parte del trato, KiBum. —Su voz salió firme, o eso le pareció—. ¿Dónde está mi hermano?
El alto empezó a reírse, provocando más ira en el mayor porque no había dicho nada gracioso.
—Eso es mentira.
JinKi levantó una ceja.
—¿Qué?
—Aún no te alejas por completo de JongHyun —aclaró el menor, guardando las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir y mirándolo con una expresión seria.
El mayor no entendía a qué se refería.
—¿De qué hablas? —Parpadeó confundido.
—Jjong aún sabe dónde encontrarte. —Que dijera le nombre de JongHyun con cariño hizo hervir la sangre del mayor, era un completo atrevimiento que lo hiciera, puesto que no lo merecía. Se enfocó en la conversación e inhaló profundo cuando recuperó el sosiego.
—No puedo mudarme en dos días.
—No solo hablo de tu casa, hyung. —Usó el honorífico con sarcasmo y el bajo intentó no alterarse, sobre todo por las cosas que KiBum estaba diciendo e insinuando.
—Ese no fue el trato. —Su mandíbula dolió de lo apretada que estaba.
—Es verdad, es verdad —canturreó el menor caminando hacia él—, pero bien sabes que los tratos cambian según las circunstancias. —Sonrió amplio y confiado, y JinKi tenía muchas ganas de borrarle esa sonrisa a punta de golpes.
Fue entonces cuando lo comprendió. No soltaría a TaeMin.
—No es justo lo que estás haciendo. —No pudo evitar el temblor en su voz, no cuando el temor por lo que pudiera sucederle a su hermano era más patente en ese momento.
—Tampoco lo que me pasó —replicó KiBum con los dientes apretados.
—Yo no tuve la culpa de que JongHyun se enamorara de mí.
—¡Por supuesto que la tuviste! —gritó, provocándole al mayor un respingo y que uno de sus hombres saliera del auto—. ¡Si no hubieras llegado y te hubieras metido en medio de nosotros él me estuviera amando a mí!
—Él no se enamoraría de alguien tan corrupto como tú.
Sus palabras estuvieron cargadas de veneno y no se arrepintió de decirlas ni cuando el otro hombre lo abofeteó tan fuerte que lo hizo girar el rostro.
—Más te vale que no le digas nada a JongHyun, JinKi. —Lo apuntó con el dedo.
—¿Crees que él no se enterara? —Lo miró a los ojos.
—No mientras yo lo evite —aseguró.
El mayor exhaló aire y preguntó por su hermano una vez más. KiBum se giró, le hizo una seña al hombre que había salido y éste asintió.
—Como no cumpliste todo el trato, solo lo verás.
Eso le confirmó a JinKi sus sospechas, y estuvo por planear una manera de llevarse a TaeMin, pero todo quedó en segundo plano cuando vio al menor, salir del auto. Se acercó a él presuroso, lo examinó de pies a cabeza, le preguntó si estaba bien, y una vez que le dio una confirmación, lo abrazó.
—¿Te han dado de comer? —preguntó al separarse.
—Si pretendiera matarlo no sería de hambre —explicó KiBum alzando la voz—. Hay maneras más divertidas de matar a alguien. —Se giró tan solo para guiñarle y luego reír.
JinKi se concentró en su hermano, y tras escuchar un aplauso, fue separado de él con brusquedad.
—No, ¿qué hacen? —Trató de soltarse, pero el hombre que lo sostenía era más fuerte que él.
—Tu parte no está completa, no puedo regresarte a TaeMin.
—¡Esto no era así, KiBum! ¡Suéltalo! —Forcejó para poder ir hacia TaeMin, pero era inútil.
—Haz bien las cosas y lo tendrás junto a ti de nuevo.
El hombre lo soltó, haciéndolo trastabillar y antes de que lo notara, solo KiBum estaba afuera.
—No le hagas daño, ni lo dañes.
KiBum rio.
—No le daría mi mercancía para que consumiera, lo haría un productor. Los chicos aprenden rápido. —Le guiñó nuevamente y rio entre dientes—. Aléjate por completo de JongHyun y TaeMin regresará a ti.
Se subió a su auto y dejó a JinKi solo, llorando, y sintiéndose impotente.