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Tiempos corrientes por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola a todos y a todas. Aquí traigo la segunda historia de esta recopilación de relatos. Esta vez  nos centramos en la pareja formada por Tai y Matt de Digimon Adventure, la que sin duda ha  sido una de las series de la infancia de muchos. Para mí, considero a esta pareja dentro de mi  top 3 por recordarme a mi pasado, a la primera vez que shippee a unos personajes.    No voy a extenderme mucho más, simplemente espero que os guste mucho y recordéis a una  de las parejas de vuestra infancia. Si os gusta, no dudéis en comentarlo y también recordad  que vosotros podéis elegir la pareja del cuarto relato de entre todas las que aparecen en la  descripción de arriba. Simplemente dejar un review con la pareja que más os guste y la más  votada, será la escogida.

Siroco

Agitado. Las noches en calma habían decidido tomarse un descanso. En su lugar, un cielo de tormenta cubría los últimos rayos del sol del día. Aquel chico llegó a un edificio de gran altura en el que estaba seguro que no se iba a perder ya que lo conocía bien. A su espalda, dejaba un manto de agua del que se alegraba haberse puesto a cubierto. Pero sabía que esa era la única alegría que iba a tener aquella tormentosa noche. Parecía que el tiempo ya presagiaba turbulencias, pero ni tan siquiera la lluvia podía impedir al chico realizar la tarea por la que había venido a aquel bloque de apartamentos. Subió por el ascensor hasta el piso más alto y por vez primera dejó de escuchar el constante goteo de la lluvia al chocar con el suelo para simplemente oír su agitada respiración acompasada de los latidos de su corazón. Una vez arriba, un sonido que le resultaba familiar le indicó su destino. Se colocó delante de uno de los pisos, dejó su paraguas mojado en el paragüero de fuera y decidió enfrentar a su propia tormenta turbulenta.

 

-¿Puedes abrirme, por favor? He escuchado tu armónica, sé que estás ahí. Te prometo que no vengo a malas.

Sin embargo, la puerta no se movió. Pero aquel joven no estaba por rendirse tan fácilmente.

-Ya sabes que tenemos algo importante que hacer, los dos. Así que, por favor, déjame pasar.

En ese momento, después de que el moreno pronunciara las últimas palabras como si de un conjuro de Ali Baba se tratara, se abrió la puerta.

-Gracias.

Como pudo, el joven de cabellos puntiagudos puso la mejor de sus sonrisas para que aquella situación más bien complicada transcurriera con la mayor normalidad.  Atravesó el umbral de la puerta sin desviar la mirada del suelo. Quería evitar todo lo que fuera posible aquellos ojos inmutables que tenía ante él. Estaba acostumbrado a afrontar todo lo que le interponía la vida pero aquello, sin duda, le estaba costando. Aunque sabía que debía hacerlo. Se adentró hasta el salón y se sentó en un costado del sofá a esperar que el golpe de realidad no fuera tan fuerte como se esperaba. Sin embargo, allí solo reinó el silencio durante unos largos instantes. Dada la situación, no le quedó otra al chico moreno de tomar la iniciativa.  

-¿No vas a decir nada? Por norma, las conversaciones están formadas por dos o más personas así que no sé cómo piensas que hablemos de eso sin mediar palabra- el moreno se rehusaba a aceptar la actitud de su compañero- Ya no somos unos críos para andar con estas chiquilladas.

-Sin duda, no lo somos- por vez primera, se escuchó la voz de la otra persona en aquella habitación. Aquella voz traía demasiados recuerdos a la mente del moreno y el mero hecho de hacerlo, le hacía titubear- Ni ellos tampoco.

-De veras, no esperaba que se fuera tan pronto. Es algo que no vi venir- confesaba algo alicaído y preocupado el de pelo más puntiagudo.

-Pero si estaba claro desde siempre que ellos dos iban a acabar juntos. Hasta un ciego lo sabía.

-Tan perspicaz como siempre.

-Tan idiota como de costumbre.

Un incómodo silencio se formó en aquel salón. Solamente se escuchaba el replicar de las gotas de lluvia chocándose con los cristales del ventanal. Estaba claro que ambos jóvenes se conocían muy bien pero entre sus palabras se atisbaba rencor, dolor o más bien, tristeza.

-Con que padrinos. No sé en qué momento pensaron esos dos que esto podría ser una buena idea. En qué cabeza cabe- refunfuñaba el de cabello moreno y puntiagudo- Pero si es lo que desea mi hermanita, tendré que resignarme. Así que, ¿cómo lo hacemos?

Aquellas palabras pronunciadas de manera inconsciente por el sujeto de morenos cabellos causaron una reacción totalmente inesperada en su compañero de habitación. Su rostro, hasta ahora pálido e impasible ante su presencia, se había ruborizado. Simplemente, había sido una reacción natural al ver el doble sentido que podía tener la pregunta pronunciada. Pero aquel acto involuntario, llegó al interior del chico de pelo moreno.

-Espero que sean felices- dijo el rubio intentado desviar la atención del semblante vergonzoso que portaba- Al menos, que unos sean felices.

-Nosotros fuimos felices.

-Tú lo has dicho bien, fuimos- contestó de manera tajante el músico regresando nuevamente a un ambiente hostil entre los dos.

El de cabellos claros aprovechó el momento incómodo para levantarse y dejar en su sitio el instrumento de música con el que estaba tocando hace un rato. Sentía que le faltaba aire al estar tan cerca del otro, que debía alejarse aunque fuera un poco.

-¿Estás componiendo de nuevo? Hace tiempo que no das un concierto con tu banda- le preguntó el moreno devolviéndolo a la conversación.

El otro se limitó a asentir con la cabeza sin apartar la mirada del cielo tan turbado que se veía desde aquella altura.

-Me alegro de que lo hagas. Siempre me ha gustado esa parte de ti, tu virtuosismo- halagó de manera inocente el moreno al otro volviéndole a sonrojar el rostro- ¿Puedo saber cómo se llama la canción que tocabas antes, cuando he llamado a la puerta?

-Digital World- contestó el rubio con pocas palabras ya que no necesitaba más.

-¿Lo añoras?

-No. Pero allí pasamos grandes momentos. Quiero decir, por grandes aventuras y nos divertimos- el rubio sintió la necesidad de explicar un poco más aquella primera respuesta.

-Sí, sobre todo cuando teníamos detrás a Devimon, Etemon y toda su panda. Esos sí que eran momentos entretenidos- respondió de forma sarcástica el moreno sin lograr ni un solo carcajada de su acompañante.

Sin lugar a dudas, la situación no era la más idónea para estar bromeando y menos de esos temas. Nuevamente, se instauró el silencio incómodo entre aquellos dos chicos que evitaban todo lo que podían cruzar miradas. Pero aquel silencio no podía durar para siempre y fue el rubio quien sin apartar la mirada del cielo encapotada, se atrevió con una difícil pregunta.

-¿Por qué no fuimos capaces de mantenernos, como nuestros hermanos?- el rubio lanzó la pregunta al aire.

El de cabellos más oscuros no esperaba aquella cuestión así tan repentinamente. Por eso, su respuesta no resultó ser la más acertada y exacta posible.

-La presión, la incertidumbre, el ocultismo… No sé…- aunque en el fondo si tenía una idea de lo que había llegado a ocurrir.

-Éramos unos críos que apenas sabían lo que hacían- intentó justificar el rubio ya que a pesar de haber sido él quien había lanzado la pregunta, ahora se arrepentía de las consecuencias que podía llegar a tener. Y así fue.

-Por eso te fuiste con Sora a la primera de cambio- soltó el moreno sin tapujos.

-¡Te equivocas!- le respondió exaltado el músico de rubios cabellos- Nunca haría algo así.

-No me vengas con esas estúpidas excusas, lo hiciste y no te veías afectado por ello- el fuerte carácter del moreno comenzó a salir tras escuchar las palabras tan poco sinceras de su acompañante.

-No me dejaste otra opción.

-Pero, ¿de qué coño estás hablando?- aquella última frase había hecho mella en los sentimientos encerrados del moreno. No pudo controlar su ira y agarró de la camisa al rubio hasta encararlo contra la pared- ¿A qué mierdas te refieres? Explícate o sino…

El chico no quiso ir más allá. A pesar de su odio y todo el dolor que sentía, algo dentro de él sabía que ese comportamiento que estaba teniendo no era normal. Pero la situación, las revelaciones, todo le estaba superando y apenas tenía valor para enfrentarse a aquello. Por otra parte, el joven músico tampoco se encontraba al cien por cien de sus facultades. Todo lo contrario. Estaba temblando, nervioso e inquieto, incluso atemorizado por los brazos tan firmes que le rodeaban. No pudo aguantar entero por mucho tiempo y se derrumbó.

-Estar contigo solo provocaba dolor…- se atrevió a decir el rubio entre sollozos que dificultaban su habla- Separarnos era lo mejor, para el uno y para el otro. Para los dos.

-¡¿Qué tonterías estas diciendo, joder?! ¿Qué yo te causaba dolor? ¿Qué estar juntos te hacía infeliz? ¿Por qué? ¿A qué viene toda esta mierda? No entiendo nada…- el chico de pelo pincho pegó un puñetazo a la pared tras decir aquellas palabras. Por algún lado tenía que salir toda la ira que le estaba consumiendo. Tras la ira, las lágrimas compartieron protagonismo junto a su enfado- Fuiste tú quien me dejó tirado de la noche a la mañana por otra. Tú. ¡Joder!

-Era lo único que podía hacer…

-¡No vuelvas a decir esa mierda! ¡Ni te atrevas!- los ojos llorosos del moreno empañaban el semblante serio y enfadado que seguía teniendo ante la situación- Pensaste que hacías algo bien. En lugar de eso, fue lo peor que pudiste hacer.

Dicha afirmación dejó totalmente noqueado al chico de rubios cabellos. Aquellas duras palabras habían llegado directas a su corazón y habían hecho mella en él.

-No creo que pueda seguir con esto- el chico de cabello moreno  liberó  al rubio de la atadura que le había impuesto con sus brazos. Cabizbajo, se apartó a un lado, muy próximo a la puerta- Prepararé un plan con todas las tareas que debemos hacer como padrinos y con algunas ideas. Cuando lo tenga, te lo haré llegar por correo. No aguanto ni un segundo más aquí.

El chico de pelo puntiagudo se colocó el abrigo y se dirigió hacia la puerta, pero una inesperada mano le detuvo el paso.

-Pero Tai- el de cabellos claros se había atrevido a usar el nombre de su compañero por primera vez desde que había iniciado la conversación- Nuestros hermanos no tienen la culpa de lo que nos pase a nosotros.

-Qué ironía, antes no me dejabas entrar y ahora no puedo salir. Siempre igual, tomando tus propias decisiones sin tener en cuenta la opinión de los demás- el moreno apartó la mano del rubio con un manotazo- Pues que sepas que tienes razón, que aquí el único culpable de todo esto eres tú.

Tai apartó al rubio y se marchó por la puerta. El portazo que pegó en la puerta se pudo escuchar varios pisos más abajo. Llamó incesantemente al timbre del ascensor deseando que llegara cuanto antes para evitar estar más rato allí. Mientras esperaba, no pudo controlar la rabia que le había empezado a consumir desde un buen rato antes y golpeó la pared con un cabezazo, causándose él más dolor que a la propia pared. El descenso en el elevador se le hizo eterno, un infierno donde su mente no podía evitar recordarle frases y momentos de lo ocurrido. Fue un alivio ver las puertas abrirse del ascensor que le permitía liberarse y huir de aquel infierno. Pero parecía que el tiempo estaba acompañando su humor. La tormenta proseguía y en lugar de amainar desde que había llegado, había empeorado. Para colmo, por las prisas se había dejado el paraguas en el apartamento.

-¡Joder! ¡Maldita lluvia de mierda!- gritó enfurecido al salir a la calle y calarse casi por completo en un instante.

Pero, a pesar de todo, estaba decidido a no detener su paso. Le daba igual el fuerte temporal, solamente quería abandonar aquel edificio cuanto antes. Antes de continuar su camino, miró al cielo para maldecir el tiempo y la lluvia, pero lo que se encontró fue algo mucho peor. Apenas se podía ver con esa tormenta y con la niebla que cubría gran parte de la ciudad. Pero conocía muy bien aquella silueta para no distinguirla aunque fuera en la lejanía. Sin embargo, la idea de estar en lo cierto le aterraba.

-¡Joder, no llegaré a tiempo!- corrió lo más que pudo y regresó al interior del edificio del que había salido.

Llamó al ascensor pero ya no estaba en aquella planta y esperarlo podía ser demasiado tarde. No se lo pensó dos veces y se dirigió hacia las escaleras. Subió lo más rápido que pudo hasta el piso más alto del edificio. Llegó a lo más alto casi sin aliento y agradeciendo la resistencia que le había proporcionado los años que había hecho futbol. Se abalanzó hasta el timbre del apartamento en el que hacía escasos minutos todavía se encontraba. Llamó repetidas veces en un periodo de tiempo muy corto pero no recibió respuesta.

-¡Matt! ¡Matt! ¡Abre la puerta! ¡Abre la maldita puerta, por favor!- comenzó a gritar el moreno mientras golpeaba la madera de la puerta sin obtener mejores resultados que antes.

Cuanto más pasaba el tiempo más le asustaba la idea que le venía a la cabeza. Empujó con fuerza la puerta, con toda la que tenía y la que no hasta conseguir romper el pestillo y entrar. Nada más entrar, dirigió su paso hasta el balcón que había visto desde abajo. Allí se encontró con un ápice de esperanza que le borraba de su mente aquella idea tan aterradora que se le había pasado unos minutos atrás.

-No hagas ninguna estupidez, Matt- dijo Tai mientras salía al balcón lo más calmado que podía.

-Eso es lo único que hago- contestó afligido el otro joven- Pero intento hacer lo mejor para ti.

-Ya estamos de nuevo con esas- a Tai no le había gustado para nada esa respuesta del rubio pero debía mantener la compostura, estaba en una situación crítica y cualquier comentario inoportuno podría causar una desgracia- ¿Por qué no te alejas un poco de la barandilla y hablamos mejor dentro, más calmados y secos?

-¿La barandilla?- Matt no comprendía bien lo que el otro le estaba diciendo- ¿Qué pensabas que iba a hacer?

-Pues no sé, una locura muy estúpida. Se me había pasado por la cabeza la idea de que te podía perder y perdí los nervios.

-Tranquilo, solo salí a tomar el aire- tranquilizó el rubio al otro comprendiendo que era lo que parecía aquella situación.

-¿Con esta lluvia y este viento? ¿A quién se le ocurre?- reprochó el moreno tras conocer que todo había sido un malentendido por su parte.

-Así las gotas podían cubrir el poco orgullo que me queda.

Tras escuchar aquellas palabras, a Tai le entraron unas ganas terribles de reconfortar el corazón herido de su acompañante. Sin embargo, su mente le recordó todo lo que le había causado en el pasado impidiéndole actuar según lo que le dictaba su corazón.

-¿Por qué tomaste aquella decisión?

No podía reconfortarlo, no quería en cierto modo. Pero Tai necesitaba respuestas, entender que era lo que había pasado para aclarar sus sentimientos.

-Porque te amaba. Te sigo amando- ahora sí que Matt no pudo contener más sus sentimientos y los dejó salir por completo. Su rostro ya no diferenciaba las gotas de la lluvia de las que se derramaban por sus ojos- Pero no podía arrastrarte a la debacle conmigo. Tus padres, tu hermana, tus amigos, tu prestigio intachable como líder podían esfumarse si todo se hubiera sabido. ¡Quedarías destrozado! No podía dejar que eso pasara, pero tampoco quería dejar que estuvieras con Sora. Solo imaginar a alguien que no fuera yo a tu lado me horrorizaba. Así que, conociendo lo que Sora sentía por ti, decidí reemplazarte para que no fueras de ella.

-¡Eso es muy egoísta, joder! ¡¿Todo lo que sufrí yo no cuenta, no te importa?! ¿Tú no podías verme con otra pero yo sí? – la verdadera razón del rubio seguía sin convencer al moreno- Cada vez que os veía juntos me daban ganas de abalanzarme a ti y no soltarte jamás, decir que eras solo mío y de nadie más. Qué idiota he sido. ¿Por qué tomaste la decisión de no luchar por lo nuestro y rendirte al miedo y a la incertidumbre del que dirán?

-¡Porque lo nuestro es imposible! Recuerda, yo soy el emblema de la amistad. Tu fiel amigo y aliado, no tu amor. El destino no quiero que estemos juntos y sabemos que es imposible luchar contra él.

-Pero eso ahora es una tontería. ¿Acaso seguimos en el Digimundo? Todas esas reglas, esas estúpidas normas que nos parecían incomprensibles e inmutables de niños ahora carecen de importancia. Somos personas adultas, como nuestros hermanos, y podemos decidir con quién estar, pese a quien le pese. ¿Cómo puedes negarme estar contigo si he escuchado hace un momento que todavía me amas y yo también te sigo amando, más que antes incluso?

-Pero…

-Pero nada, a veces la amistad se convierte en amor y el amor en amistad. No hay nada malo en ello, Matt- Tai parecía más decidido que nunca a hacerle entender a su amor que todo aquello podía funcionar- Y sé que ese rostro empañado por gotas que no son de lluvia es amor, tenlo por seguro.

-Tai…-el valor que reflejaban las palabras pronunciadas por el moreno le habían dado fuerza a Matt para plantearse, por primera vez, que su relación podía llevarse a cabo.

-Entonces, prométeme que vas a dejar de hacer y pensar estupideces. Te amo a ti, el único que me da el valor suficiente para enfrentarme a la vida, ahora, antes y de seguro que en un futuro- gracias a la confesión de Tai, a Matt se le aclararon cualquier duda que podía tener sobre la estabilidad de su relación. De modo que no le quedó otra que aceptar las condiciones de su amor y olvidarse de darle vueltas a la cabeza a las cosas y pensar demasiado- Ahora que está todo claro, ¿podemos dejarnos de melodramas y puedo besarte ya? No creo que aguante mucho más.

Matt, totalmente ruborizado, se limitó a asentir con la cabeza esperando a que llegara el ansiado momento. En cuanto se juntaron sus labios, ambos chicos recordaron la cálida sensación que sentían el uno y el otro cuando se profesaban amor de pequeños, en aquel mundo digital. Parecía que sus labios querían recuperar el tiempo perdido por lo que estuvieron un largo rato bien próximos.

-Parecemos idiotas aquí los dos empapados de agua sin poder esperar a entrar al salón- dijo el moreno después de que los labios de ambos se separaran.

-No lo parecemos, lo somos- contestó Matt riéndose.

-Pues como lo somos, por eso tengo la sensación de que nuestros hermanos han tenido algo que ver con todo esto- dijo Tai sacando a la luz una verdad como un templo.

-Pues entonces tendremos que recompensarles bien y planificar una gran boda.

-Y después ellos harán la nuestra.

-¡Sí!

Notas finales:

Bueno, ¿qué os ha parecido esta historia? Sin duda algo más turbulenta que la anterior. Espero  leeros pronto y nos vemos en el siguiente relato, sobre Laxus y Freed de Fairy Tail.


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