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Amor Que Trasciende por Yacsi

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By: Sebastián Michaelis.

 

Al llegar a la mansión junto con Ciel; Meyrin se nos acercó con angustia, y nos comentó que mi pequeño se había ido de la mansión, solo y con un arma en mano, sentí un oprimir en mi corazón acompañado de una inquietud descomunal, así que sin decir nada me iba a disponer a ir a buscarlo, pero Ciel me retuvo, pidiéndome que lo lleve, sin queja acepté y emprendimos en su búsqueda.

 

Guiándome por el poder del sello del contrato logre encontrarlo sin contratiempo, pero al hacerlo divise que estaba a punto de suicidarse así que rápidamente, en segundos, deje a Ciel en el suelo para después, detener la acción de mi pequeño, logrando quitarle el arma antes que la bala pudiera dañar su cuerpo, vi como abrió los ojos y me miró, lágrimas rodaban de sus mejillas, sus ojos estaban hinchados, detrás de él, Ciel le refuta con ira.

 

- ¡¿Que tratabas de hacer?!

 

Él se limitó a mirarme con aquellos ojos azules llenos de dolor, ignorando a su hermano, quise acercarme, pero no lo hice, porque había faltado a la orden que él me había dado.

 

-E-Es… tarde para mi… debiste dejar que culminará mi acción. Hablo con melancolía, sonriendo de lado

 

Sin entender sus palabras, no pude decir nada solo me limite a observarlo hasta que él comenzó a toser de manera fuerte y descontrolada, cubrió su boca, en un intento fallido de apaciguar su tos, en ese instante el olor a sangre llenaba mis fosas nasales, entonces mire como de su boca hacia su mano se desprendían hilos de sangre, estaba a punto de desfallecer y rápidamente lo sostuve en mis brazos al tiempo que percibí otro olor que se mezclaba con su sangre.

 

-Veneno… -Murmure

-¿Por qué lo hiciste? -Lo cuestione mientras sentía como el miedo me invadía al saber que pronto su vida acabaría.

-Pe-Perdí el sentido de vivir… de-desde que me dejaste…. Ya nada tiene sentido si tú no estás a mi lado… -Contestó con agonía.

 

Nuevamente tosió y con mi mano le limpié las comisuras de su boca que se encontraban manchadas de sangre, su cuerpo tembló al mismo tiempo que noté como el brillo de sus ojos desaparecía, entonces entendí que ya no podía verme; me estremecí porque el final se acercaba.

 

Le di un beso en su frente para después deslizarme a sus labios, besándolo sutilmente, me separe del beso juntando mi frente con la de él y acaricie su mejilla.

 

-Te-Te… a-amo… -Trasbillo cerrando los ojos, su respiración comenzó a ser errática para después iniciar con espasmos causados por el veneno, se agarró fuertemente de mí, tome su mano e intente tranquilizarlo, no quería que sufriera así, me sentía impotente ante la situación.

 

Lo abrace contra mi pecho angustiándome con cada segundo, no quería que esto terminara así, no quería perderlo.

 

-No…me dejes… te amo… -Le susurre mientras unas lágrimas comenzaron a mojar mis mejillas.

 

Con dificultad alzó su mano, intentando tocar mi rostro, se lo agarre guiandolo hacia mi mejilla, él sonrió sutilmente

 

-Gra-Gracias… -Dijo finalmente, para después extinguirse su vida en ese último suspiro.

 

Lo abrace con fuerza, escondiendo mi rostro en su cuerpo mientras mis lagrimas salían por el dolor, en toda mi larga vida, jamás había experimentado estos sentimientos, pero él logró sacar esto de mí.

 

No dije que te amaba, jamás supiste la verdad,

lo mucho que me amaste no lo supe valorar

 

 

Mientras seguía abrazando su cuerpo inerte y frío, comencé a maldecir aquella orden que me había dado semanas atrás. Si tan solo él me hubiera dejado explicarle; aquella noche en que me descubrió con su hermano… si tan solo no me hubiera interrumpido, cuando quise decirle lo que sentía… tal vez…

 

No, fue mi culpa, por dejarme llevar por el orgullo, por creer que no le importaba, por pensar que no sufría mi perdida, por que aquella noche, al verlo con ese semblante tan suyo, sin una lágrima en su rostro, creí que no le importaba lo que había pasado, creí que no le importaba lo que yo sentía y solo me limite a limpiarle las heridas de sus piernas, esperando un gesto de enojo, de celos o de odio hacia mí, pero no lo hizo y nos dejamos engatusar por el orgullo.

 

 

Me equivoqué, yo me equivoqué,

vacío me dejaste el corazón.

 

 

Sentí la mirada de Ciel y vi cómo se limpiaba las lágrimas, en todo ese tiempo no se acercó, algo que me extraño, pero en parte le agradecía por darme la oportunidad de despedirme de mi pequeño, me coloque de pie cargando el cuerpo de mi amado, Ciel intentó acercarse, y yo di un paso atrás, no quería que se acercara, él me fulminó con la mirada y nuevamente dio un paso hacia mí.

 

-¡No te atrevas a llevarte el cuerpo de mi hermano!. -Vociferó con enojo

 

Me limité a sonreírle con crueldad, mientras una sombra oscura, acompañada de plumas comenzó a rodearme, cubriéndonos, para después, desaparecer de la vista de Ciel. En poco tiempo llegue al lugar que siempre concurrimos, me quite el abrigo y cubrí su cuerpo, me senté a la sombra de aquel árbol que fue testigo de innumerables muestras de nuestra pasión, coloque en mi regazo su cuerpo y cerré los ojos, mientras la brisa acariciaba mi rostro; entonces recordé aquella noche que me dijo que me amaba.

 

Esa noche quería quedarme a su lado y despertar como cada mañana en su habitación, pero con la llegada de Ciel, ya no podía permitirme hacer tal cosa, porque sentía que comenzaba a sospechar y no es que temiera de un simple humano, porque bien podía deshacerme de él sin ningún esfuerzo; lo que temía era que mi pequeño se dejará lastimar por Ciel, porque aunque no me lo dijera, yo podía ver en su afligido ser, que aún se sentía culpable por haberlo sacrificado para invocarme.

 

Por ello decidí, sin consultárselo, hacer las cosas a mi modo, así que esa noche, preferí regresar a mi habitación, estaba a punto de hacerlo cuando de sus labios salió la palabra “te amo”, sorprendido lo mire y vi que tenía agachado la mirada mientras lágrimas rodaban por sus mejillas, me acerque rápidamente, deslice mis dedos en aquella parte para luego cuestionarle por su acción, al tiempo que saboreaba aquellas gotas saladas que seguían deslizándose por su piel.

 

Debo admitir que me causo ternura al verlo así, era la primera vez que lo veía en ese estado, aunque me invadía la duda, si lo que me decía era real o simplemente estaba jugando conmigo, como siempre lo hacía, pero esa noche era diferente, así que en parte me asuste, lo analice con la mirada y sin pensar lo bese profundamente para luego darle un beso en su frente y despedirme.

 

 

Y hoy que ya no estás aquí,

que sé lo mucho que perdí.

 

 

Abrí los ojos sintiendo como las lágrimas mojaban mis mejillas; realmente me dolía, jamás creí, que yo, un ser demoníaco, podría sentir tales sentimientos, como el amor, dolor y sufrimiento. Al principio lo tomé como un juego, algo meramente carnal, pero a medida que pasaba el tiempo, comencé a querer estar más tiempo a su lado, tan solo su mirada y su aroma no era suficientes, por lo que aquellos encuentros se volvían cada vez más demandantes para mí; es que tan solo su presencia misma se había vuelto en lo más preciado de mi aburrida y cotidiana vida. Pero ahora que se ha ido, me ha dejado con todos estos sentimientos y sin ganas de seguir.

 

Acaricie su apacible rostro, pareciera que solo está tomando una siesta y que pronto despertará, pero no es así, él se ha ido al igual que mis ganas de continuar en este mundo, porque simplemente su vida se había convertido en parte de la mía.

 

 

No tengo ganas de vivir,

me duele ver que todo terminó

 

 

 

Rocé mis labios con los suyos por última vez, debía volver a la mansión para que ellos se puedan despedir de él, realmente no quería llevarlo, quería enterrarlo en este lugar que fue nuestro, pero estoy seguro de que él hubiera querido que Ciel le dé sepultura a lado de sus padres.

 

Mientras caminaba con rumbo a la mansión, recordé cuando fui a ponerme a disposición de Ciel por órdenes de mi pequeño.

 

-Así que mi hermano te ordeno a que me ayudes en todos los deberes que la reina me pida. -Me decía tajantemente.

-En efecto joven amo. -Le contesté con cortesía mientras le hacía una reverencia.

-Te seré sincero, no me agradas, pero debo admitir que tu ayuda será necesaria para mí. -Decía sin rodeos.

-Entiendo, tratare de no causarle molestias. -Contesté sin más, aunque el sentimiento es mutuo.

-Entonces me retiro.

- ¡Espera!, No sé que estés tramando al engatusar a mi hermano en esos encuentros nocturnos en su habitación, pero sea lo que sea, no permitiré que te lo quedes. -Explico mientras me miraba fríamente.

-¿Eso es una amenaza?. -Sonreí con arrogancia

-No, es difícil amenazar un demonio, pero… no imposible. -Jactancioso contestaba sonriendo traviesamente.

-Pero estoy al tanto del contrato, así que me pregunto ¿Qué pasaría si él te diera la orden que no te le acercaras?, sería interesante ver que sucedería...

-Aunque me lo pidiera, sería algo imposible, tal vez me prohíba verlo o que me acerque, pero jamás podría abandonarlo, ya que estamos ligados bajo un contrato, así que no importa donde vaya o donde intente esconderse, yo podré encontrarlo hasta los confines del mismo infierno. -Conteste sin borrar mi sonrisa.

 

Él se quedó callado y sin esperar una respuesta me dispuse a irme haciendo una reverencia, desde ese día preferí no irrumpir las noches de mi pequeño, no quería que Ciel se atreviera a algo más, antes, debía conocer sus movimientos y que era lo que tramaba, así que obedientemente acompañe a Ciel a los mandados de la reina.

 

En ocasiones nos quedábamos en la residencia de la ciudad de Londres sin hacer absolutamente nada, al parecer su objetivo era mantenerme lejos de su hermano, y lo logró, porque yo no podía desobedecer la orden de mi amante.

 

El día que llegamos a la mansión, mi pequeño no estaba, quise ir a buscarlo, pero Ciel quería que lo acompañara a la biblioteca, accedí a su petición y al llegar, se recargo de la mesa cruzándose de brazos.

 

-Creo que aquí nadie nos molestara. -Decía mientras se quitaba el saco, extrañado lo miraba

-Que pretende joven amo. -Mencione mientras arqueaba una ceja.

-¿Que tengo que hacer, para que liberes a mi hermano de ese infernal contrato? -Me sorprendí pero en segundos me reí a lo bajo por su patética cuestión.

-No hay nada que hacer, su hermano me pertenece. -Él sonrió

-Hablas como si también su cuerpo te perteneciera, pensé que solo te interesaba su alma.

-Y así es, solo me interesa su alma y si me exprese así, es porque su cuerpo solo me sirve como entretenimiento mientras espero mi ansiada comida. -Dije con frialdad, arreglando mi error de hace unos segundos, ya que no quería que él se diera cuenta de mis sentimientos hacia su hermano.

-Con que es así, entonces no te importara entretenerte con mi cuerpo. -Alego con descaro, abriéndose los botones de su camisa.

 

-Acaso te me estas ofreciendo como una vil cualquiera. -Él no contestó y desvió la mirada avergonzado.

-No me molestaría darte un poco de placer, después de todo es mi naturaleza, sin embargo, no te aseguro que seré gentil contigo. -Explique tomándolo del mentón

- ¿Eres gentil con él? -Cuestionó sonriendo de lado

- ¿Es necesario que te cuente qué hago con él?

 

Sin decir nada me jalo de la corbata para darme un torpe beso, yo traté de guiarlo sintiendo como sus manos comenzaban a despojarme de la ropa, por pura diversión se lo permití, aunque en realidad no pretendía llegar a más, después de todo yo le pertenecía a mi pequeño. En segundos ambos ya nos encontrábamos semidesnudos, lo tomé de la cintura sentándolo en la mesa, me deshice de sus últimas prendas mientras que yo conservaba mis pantalones, me coloqué entre sus piernas acercando mi rostro con la de él.

 

-¿Aun quieres continuar con este juego? -Susurre cerca de sus labios

-Me gusta lo juegos. -Contestó con cierta coquetería.

 

Sonreí y con un dedo acaricié su torso, él se estremeció ante aquel contacto, por un momento pensé en sucumbir a su lujuria, pero, era más grande mi deseo de estar con mi pequeño amante y hacerlo tiritar de placer, solo con él podía perderme en esa deliciosa lujuria, así que di un paso atrás, pero Ciel me jalo para besarme, en ese momento mi pequeño ingresaba a la habitación descubriéndonos, para después salir corriendo.

 

Rápidamente me vestí mientras que Ciel gritaba por su hermano, estaba a punto de irme cuando las palabras de Ciel llamó mi atención.

 

-Entonces si te interesa por completo mi hermano. -Dijo con socarronería, no contesté y salí de ahí para alcanzar a mi pequeño.

 

Cuando lo alcance y después de compartir algunas palabras mientras le limpiaba las heridas; él no mostraba ningún sentimiento de dolor, así que me resentí, en breve se dispuso a regresar a la mansión, comencé a seguirlo en silencio, notando que conservaba aquel semblante de orgullo y de soledad, sentí odiarlo al verlo así, pero a la vez me sentía herido y utilizado.

 

Aunque, si hubiera dejado mi orgullo atrás y lo hubiera detenido… si tan solo hubiera actuado bajo mis propios sentimientos, tal vez en estos momentos él estaría aquí conmigo, besándonos y haciendo el amor en ese lugar que era nuestro secreto.

 

 

Tú siempre fuiste todo para mí

Y nunca te enteraste de mi amor

 

 

Llegue a la mansión y todos salieron, coloque el cuerpo de mi amado en el suelo, Ciel se acercó y acarició el rostro de su hermano, para después mirarme con odio, le devolví el gesto, sabiendo que él también tenía la culpa por sus absurdos juegos, pero más yo, por no haber sido sincero con mis sentimientos.

 

Aquella noche en el que me ordenó que no me acercara a él, quise oponerme ante esa orden, pero al notar su típico semblante acepte sin objetar, él se retiró a su habitación y yo fui a ver a Ciel.

 

-Vienes a terminar lo que dejamos a medias. -Decía con una sonrisa sarcástica.

-Depende, si es que quieres seguir jugando a que te gusto. -Conteste con una sonrisa burlona.

-Así que escuchaste mi conversación con mi hermano. -Arrugó el entrecejo mirándome con enojo.

-Lo siento, no pude evitarlo. -Dije con sarcasmo.

-Al menos ya no podrás acercarte a él. -Mencionó acercándose a la ventana dándome la espalda.

-Así que todo este tiempo ese era su plan, alejarme de su hermano. -Manifesté acercándome hábilmente tomándolo del brazo para mirarlo con ira.

-No se de que hablas, si tu fuiste el que iba a sucumbir a mis deseos carnales, así que también es tu culpa. -Contestó riendo con sorna

 

Sin decir nada lo solté y salí de aquella habitación, estaba furioso porque al final tenía razón, era mi culpa. Los días pasaban y no podía acercarme a mi pequeño, así  que le pedí a los sirvientes que lo ayudarán con todo lo que él necesitara.

 

Un día, Ciel, con desespero se encontraba golpeando la puerta de la habitación de su hermano, guiado por aquel ruido, llegue y sin preguntar forcé la puerta, al ingresar, el estaba tendido en su cama, su rostro estaba pálido, por suerte la señorita Sullivan estaba de visita y lo ayudo.

 

Afligido, comencé a culparme de que él haya decaído enfermo; si las cosas fueran como antes nada de esto le estaría sucediendo, empuñe las manos con ansiedad de verlo, pero era más fuerte esa estúpida orden, que solo podía quedarme detrás de la puerta escuchándolo hablar con Ciel.

 

 

Creíste que lo amaba que él robó mi corazón.

Creía que lo nuestro sería eterno, pero no.

 

 

Los preparativos para el funeral ya estaban listos, por lo que trasladaron su cuerpo a una iglesia, mientras que yo, solo me quede en lo alto de aquel lugar esperando a que terminara aquella ceremonia.

 

Mientras estaba en aquel lugar, mi paz fue interrumpida por aquel shinigami de cabellos rojizos.

 

-Es increíble que tu contratista haya muerto, pero lo más sorprendente es que no hayas devorado su alma. -Mencionaba Grell con esa voz tan molesta.

-No es de tu incumbencia. -Conteste tajante

-Tan frío como siempre, haces que mi corazón se agite de la emoción.

 

Me limité a quedarme en silencio notando que la gente comenzaba a salir de aquel lugar, hasta que vislumbre a Ciel siendo acompañado por su prometida Elizabeth del cual colgaba de su brazo, sentí coraje hasta el punto de querer asesinarlo porque ahora que su hermano a muerto, él se quedara con todo el esfuerzo que mi pequeño logro en 3 años, porque a pesar de que retorno como el legítimo conde, mi amante aún se encargaba de las empresas funtom.  

 

 

Me equivoqué, yo me equivoqué.

Es increíble se acabó.

 

 

Cuando todos salieron de ahí con el cuerpo de mi amado, me dispuse a seguirlos, escuche que aquel shinigami me gritó algo, pero no le preste atención, ya que no me interesaba nada de lo que él pudiera decirme.

 

Al llegar al cementerio donde sería enterrado, a lado de sus padres, opte por quedarme a una distancia considerable para no ser visto, desde ahí, observe, como Meyrin y Finny lloraban sin parar y como Elizabeth escondía sus lágrimas en el pecho de su prometido.

 

- ¿Porque no te acercas?, tú deberías estar ahí como el fiel mayordomo que fuiste. -Me decía Undertaker

-Hoy los shinigamis se pusieron de acuerdo para molestarme. -Dije algo irritado

-Lo siento, no era mi intención hacerlo, es solo que me llamó la atención que estés apartado de todos ellos. No contesté y seguí observando

 

-¿Por qué no devoraste su alma? -cuestiono de golpe con esa sonrisa imborrable en su rostro

-Tal vez porque estúpidamente pensé que podía salvarlo. -Dije con disgusto cansado de esa charla sin sentido

- O tal vez, porque te enamoraste de él, que no pudiste hacerlo.

 

Empuñe las manos con enojo que tenía la necesidad de querer golpearlo para apaciguar mi dolor pero me contuve, porque  sus palabras eran ciertas; yo me había enamorado perdidamente de aquel humano y ahora que su existencia se había desvanecido ya no tenía motivos para continuar en este mundo por lo que en mi mente paso una idea de cómo terminar con mi dolor.

 

-Undertaker necesito un favor.

-Lo que quieras.- Me contestó el shinigami mientras reía entre dientes.

 

Y hoy que ya no estás aquí

Perdí las ganas de vivir

 

 

La lluvia hizo presencia y la gente comenzaba a irse, espere unos minutos más y cuando el lugar quedó vacío, decidí acercarme, Undertaker me seguía por detrás, al llegar me quedé mirando la tumba de mi amado, agradecí que la lluvia aún siguiera ya que cubría mis lágrimas, me hinque ante su tumba y coloque una rosa blanca, no se cuanto tiempo estuve así, y realmente no me importaba si aquel shinigami me veía, solo quería seguir llorando ante el dolor que me embargaba su pérdida.

 

-Debiste amarlo con devoción. -Decía aquel shinigami.

-Undertaker, quiero que me mates. -Dije mientras me colocaba de pie.

-Oh vaya, ¿piensas que podrás encontrarlo del otro lado?

-No, se que es imposible, pero el ya no existe en este mundo, por lo tanto, yo ya no tengo motivos para seguir existiendo.

 

Vi que el shinigami sonrió y sacó su guadaña, me quede quieto en espera de ser asesinado, pero no ocurrió, solo sentí un golpe en la cara que me hizo caer en el pastoso y húmedo suelo.

 

-¿Que tratas de hacer?. -Refute mientras me incorporaba

 

Él se acercó hacia mí, me tomó de la muñeca; quise golpearlo, pero él se adelantó golpeándome en el estómago para después amenazarme con el filo de su guadaña.

 

-¿Acaso no te has dado cuenta, Mayordomo?. -Me decía mientras me quitaba el guante de mi mano.

-El sello del contrato aún continúa en tu mano.

- ¿Y eso que tiene que ver? -Con desconcierto hable.

-No cabe duda de que el amor y el dolor ciegan a los humanos y hasta a los demonios por lo que veo. -Decía con burla el shinigami para después soltarme.

-Se claro. -Le dije con impaciencia

-Tu mejor que nadie deberías saber, que al no concretarse el pacto, deberás vagar por este mundo hasta encontrar de nuevo aquella alma. -Explicaba mientras guardaba su guadaña.

-Pero él se suicidó. -Dije mientras intentaba aclarar mis pensamientos.

-En efecto, pero al estar atado bajo un contrato con un demonio, este no puede renacer como shinigami.

-Quieres decir que….

-Si, su alma está obligada a renacer para cumplir con aquel contrato. -Mencionaba mientras señalaba el sello de contrato de mi mano.

-¿Porque me dices todo esto? -Lo cuestione con desconcierto

-No lo sé, tal vez porque se me hace muy interesante ver a un demonio enamorado. -Decía con una sonrisa burlona.

 

-Bien, supongo que ya sabes lo que tienes que hacer. -Comenzó a irse, despidiéndose con un gesto con la mano.

 

Me acerque a la tumba de mi amado, acaricie la lápida brevemente y me fui de ahí.

 

 

As far as any man can see

As far as any one can reach

You'll always be the fantasy

I can't believe that I was letting go

He'll always be the one for me

I can't believe that I was letting go

 

La lluvia cesó, y consigo se llevó mi dolor, dejando en mí una esperanza en mi corazón. Llegué al lugar que siempre concurrimos, la brisa era muy fuerte, el sol brillaba con todo su esplendor, esbocé una sonrisa.

 

-Pronto nos volveremos a ver mi amado Phantomhive….

 


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