- Quién diría que lo que nunca hicimos en la escuela cuando éramos niños o incluso adolescentes, lo tendremos que hacer de adultos - menciona Ronald quien decidió sentarse lejos de nuestro malhumorado amigo.
- Sigue siendo algo estúpido y eso nadie se lo va a quitar - se queja Claude - o bien, de acuerdo, no hay de otra, entiendo... Pero ¿por qué demonios tenemos que trabajar juntos con los de nuevo ingreso? Si apenas están conociendo el ritmo de la escuela.
- Claude, sabes... No son niños... Aunque lo parezcan... - vuelve a intervenir el único rubio - da igual, son adaptables, ya son mayorcitos.
- Lo que sea, sigo y seguiré inconforme y más por ese chiquillo. Todo fue su culpa.
- Te refieres a TÚ responsabilidad - me burlo encontrando la oportunidad de poner más sal a la herida - que por cierto, aún no me dicen que sucederá.
- Cierto. Yo te termino de contar, mientras tú - señala a Claude - ahoga tu bilis con esto - le ofrece una botella de vino para que empezara a consumirla - verás, cuando dijeron que trabajaríamos por "equipos" pensamos que dentro de nuestro mismo grupo, pero que equivocados estuvimos - mira de re ojo a quien ya inició por su primera copa con el ceño fruncido - Ash, sin pedir opinión, arrojó esos equipos, quedando que serían por especialidad, grados menores con mayores - enfatiza con las manos - y por obviedad nos quedamos con los nuevos. En lo particular, no me desagrada, pero a este - lo señala y el nombrado evade la mirada - la simple idea de soportar a ese joven de cabellera rubia, fue la principal causa, del momento - señaló con énfasis - lo que pasó después rebozó su rabia.
- ¿Tanto así? - pregunto tratando de obtener una respuesta de la según "víctima", mas se hundió en su capricho.
- Uy sí. Te cuento: como los representantes estábamos ahí, Ash pidió que tomáramos una decisión, justo en ese preciso momento, de cuál sería nuestra actividad para demostración, ya previamente que explicó lo que los japoneses suelen hacer y bla bla bla.
- Supongo que entre ustedes cuatro representantes, la idea de los menores no fue del agrado ¿verdad?
- Exacto. Claude proponía algo simple, como presentar algo tipo de una obra, donde claro, este solo pensaba en dirigir. Por supuesto fue rechazado por Alois, tachando que era aburrido. Tanto como mi pequeña tutorada y yo, nos mantuvimos al margen mientras estos se mataban hasta que Ash se percató de la escena y opta que el arreglo sea decida a la suerte. Así de fácil.
- ¿Con una moneda?
- Eso pensábamos, hasta que, literal, saca de la manga una baraja de cartas. Ese tipo es una caja de sorpresas, no me preguntes cómo lo hizo. Extendió cada carta en el escritorio, y el que sacara el valor más grande, decide ¿y quién crees que ganó?
- Suerte de novatos - balbuceó el mal perdedor.
- Por supuesto, este fue la segunda apuñalada para su mal humor - digo comprendiendo mejor las cosas - ahora la parte crucial.
- Ese chico loco no vaciló en decir ¡hagamos una cafetería! – lo imitó con todo y ademán.
- Pero dudo que solo por eso se terminara de enojar este ¿verdad?
- La idea, después de esa, que salió de su boca, fue la cerecita del pastel: una cafetería con temática.
- ¿Con temática? ¿Nos vamos a disfrazar?
- Así es.
- ¿Y de qué?
- Él solo dio dos opciones: de maids, así tipo aquel lugar que fuimos, y de mayordomos.
- ¿Maids? - pregunto irónico - si mal no recuerdo, son muy contadas las mujeres que hay en cada grupo y dudo que solo esas pocas se lleguen a encargar.
- Acertaste. Eso mismo le comentamos al chico, pero dijo sin más: "habrán algunos sacrificios", acompañado de una sonrisa maliciosa.
Claro... ahora entiendo esa escena en la biblioteca. Ciel será de los primeros desafortunados... Y dudo que le quede opción…
- Es un demonio ese rubio. Se los digo. - se queja Claude con su segunda copa de vino - esto no va a acabar bien.
- Y supongo que ustedes hablarán con el grupo, le dirán las maravillosas buenas nuevas, para ponernos de acuerdo, y así ustedes hablen con aquellos dos representantes ¿no? Para que hagan lo mismo con los suyos.
- Sí, esa es la dinámica.
- Bueno, es una propuesta interesante - digo con tal de fastidiar - siempre y cuando no nos pongan esos vestidos... En lugar de atraer personas, los ahuyentaremos...
- Puede que no. Muchos estarían ahí por el momento oportuno para burlarse. Yo lo haría - sin tapujo, dice Ronald.
- ¿Y cuándo se hará esto?
- En dos meses.
- Falta algo de tiempo...
- Sí, pero como es primera vez para todos, lo hicieron para que nos preparáramos, y más mentalmente. Una de las aulas servirá para que ahí sea el café y el otro para guardar las cosas.
- Entonces mañana se decidirá el qué hará cada quién y el cómo irán.
- Exacto, y para eso, se correrá bajo la suerte.
- Espero que la suerte “corra” – enfatiza - de nuestro lado... Por su bien... - con la misma voz de queja, menciona mi pobre amigo.
- Ya veremos, pero una vez aclarado todo, olvidemos del momento el mal trago de hace un rato, y pasemos a algo mejor: comida y una buena bebida - Ronald me da una copa para que acompañemos al gruñón - por la suerte - alza su copa para brindar por lo que ha dicho.
- Por la suerte...
Y de verdad esperemos que así sea, sin embargo hay algo que me intriga en todo esto y no es de nuestro grupo...