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Flores + Apareamiento por Hakupaluszki

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Notas del capitulo:

Donde Akira se saca un moco y Yuu se enamora más de él

 


Apareamiento


 


Tras el fracaso que Yuu había sufrido, decidió que lo mejor era ir directamente hacia el desnalgado y declararle su amor.


 


Sabía que la florería cerraba cerca de las 8 de la noche, porque a las 7 llegaban todos aquellos que no se habían acordado de sus aniversarios, por lo que al finalizar su turno se dirigiría expresamente hasta la calle de enfrente y le sacaría el número al rubio.


 


Akira estaba oliendo la tela de su nariz, pensando que su abuela exageraba al decir que olía a pescado cuando solo olía un poquito mal, cuando el tintineo anunció la llegada de un nuevo cliente.


 


—Bienvenido a Akai, ¿puedo ayudarlo en algo?


Yuu, quien se había deshecho ya de la botarga, sintió derretirse cuando oyó la gutural voz natural de Akira. Aquella que solo oía cuando el rubio hacía transmisiones en vivo por Instagram de sus pedas, o cuando cantaba a todo pulmón Amanda Miguel pensando que nadie lo oiría con el ruido que hacía el show de Yuu en la farmacia.


 


Yuu se quedó pasmado, sin saber qué decir al haberse acercado hasta el mostrador donde Akira se sacaba discretamente el moco de la nariz. El rubio aventó su tesoro por ahí y fue cuando decidió mirar a quien había entrado antes de cerrar la tienda, tenía sueño y ya se quería morir ahí mismo.


 


Pero al ver a Yuu se descolocó, abrió la boca y retiró su fleco maltratado de su cara, queriendo arreglarlo en ese momento. ¿Estaba viendo bien? ¿Dónde había dejado sus lentes?


 


Shiroyama Yuu estaba frente a él, sonriéndole estúpidamente sensual. Akira comenzó a sudar frío al ver al pelinegro ahí en su florería, ese tipo le gustaba desde cuarto semestre cuando lo vio pasar con el pelo amarrado en una coleta, y más tarde ese mismo día se lo había encontrado ensayando en el taller de teatro de la universidad cuando acompañó a Kouyou a su ensayo. Shiroyama tenía una presencia admirable en el escenario y un trasero enorme digno de admirar.


 


—Buenos traseros... digo, tardes —el rubio se golpeó mentalmente esperando que el pelinegro no se fuera de ahí, por lo que se apresuró a seguir—. ¿Buscas algunas flores en especial?


 


—¿Te vendes? —Yuu se dio cuenta de lo que había dicho cuando Akira pasó de una expresión de embelesamiento a una de procesamiento— ¿Tú vendes rosas?


 


Ambos se quedaron en silencio, mirándose directamente. Yuu carraspeó y Akira salió de su ensoñación. Asintiendo y pidiendo un momento para ir a buscar las rosas que Yuu había pedido.


 


Cuando perdió de vista a Akira, Yuu se pegó en la frente con tal fuerza que poco después se sobó, era un idiota, no llevaba ni cinco minutos ahí y ya la había cagado.


 


Su celular sonó con el tono de Bonita de J Balvin, Takanori le había enviado un mensaje de texto: “Ese es mi tigre”. Yuu volteó horrorizado a hacia la ventana y ahí encontró a Takanori pegando la nariz al vidrio y enseñando su pulgar en señal de aprobación. Levantó su dedo medio y Takanori rió despegándose del vidrio y marchando de nuevo hacia la farmacia, ahí esperaría a Yuu con tres litros de Kosako para enfiestar toda la noche, a modo de celebración.


 


Shiroyama regresó toda su atención a Akira cuando este apareció con el ramo de rosas entre sus manos, con una expresión indescifrable en el rostro.


 


—¿Tus flores van a llevar un mensaje especial? —habló en voz baja al regresar. Al fin su crush escolar estaba frente a él, pidiendo sus flores favoritas, para otra persona que no era él.


 


—Eh, sí. Las voy a enviar —dijo mientras tendía el dinero para pagarlas al mismo tiempo que recibía dos papelitos, uno para anotar la dirección a donde lo quería mandar, y otro para poner un mensaje romántico con el cual acompañar el presente.


 


Sonrió y garabateó las dos hojas rápidamente, para salir corriendo rápidamente del lugar. Dispuesto a morirse de congestión alcohólica en la noche.


 


Akira: Tu pones la hora y yo te caigo, atte: Yuu” y al lado su número de celular.


 


Yuu salió victorioso y bajo su tela apestada, el rubor se instauró en el rostro de Akira cuando se dio cuenta de que la dirección era la de la casa de su abuela, donde también él vivía.


 

Notas finales:

 

Tenía mucho que no escribía un fanfic, y mucho menos uno que acabara tan rápido, espero que esto haya sido agradable para todos y haya cubierto las expectativas de Xime y de Hiro uwu

 

Ahora ya son libres de tirarme mierda.

 

Los amo.

—Haku.


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