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ONE SHOT por Artemisa El Britannia

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Notas del capitulo:

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo. 

Six Shot

 

Iba manejando de regresó a la mansión para poder cenar en familia, claro que Joey había ido todo el camino haciéndole burla por cómo había actuado frente a Ángelo lo cual había hecho que el sonrojo no bajara durante todo el camino y que su sobrina le preguntara cada cosa incomoda que lo hacía querer aventarse de un barranco, al llegar a la mansión Seto los recibió en la puerta y vio a su hija extremadamente feliz y despeinada, había llegado a la conclusión que su felicidad era proporcional a lo despeinaba que acababa.

-          ¿Cómo les fue? – preguntó el castaño que se sentía mal por no poder acompañar a su hija al parque, esa era la parte que odiaba de ser una figura pública, si quería salir debía reservar el lugar completo para evitar a los paparazis, cuando se había casado habían atosigado la mansión por horas para poder tomar fotos de su esposo, el cual jamás había aparecido en público, pero si era muy famoso, Joey había estudiado fotografía y era uno de los más reconocidos, sus fotos de lugares inhóspitos lo había posicionado en el primer lugar del salón de la fama, no le gustaban las fotos de su persona, pero siempre tenía el ángulo perfecto para cada foto.

-          Pregúntale a Mokuba – Joey seguía riendo por la cara roja de su cuñado y Seto no entendió a qué se refería, pero que se estuviera riendo a costillas de su hermano solo significaba que la habían pasado muy bien.

-          Hermano, ¿puedo hablar contigo? – Seto se sorprendió – en privado – y ahora abrió los ojos sintiendo como casi salían de sus cuencas sus joyas azules, hacía mucho tiempo que su hermano no le pedía un consejo y se sentía oxidado en esa parte, si bien podía contestar cualquier pregunta sobre cualquier tema Mokuba tenía la habilidad de agarrarlo en curva y no saber qué contestar.

-          Vamos a mi oficina – ambos iban caminando a través de la mansión y Seto empezaba a sentirse nervioso, ¿qué podría ser tan importante para hablar en privado?, por dios Joey era el que se encargaba de los asuntos sentimentales no él porque era un negado en todo eso del corazón y en expresar emociones, no mentían cuando decían que era un tempano de hielo y solo Joey podía sacar lo mejor de él.

-          Hermano – Seto trago en seco y espero pacientemente a que su hermano se abriera – ¿cómo lograste que Joey se fijara en ti? – el castaño se quedó pasmado, si bien recordaba todo como si hubiera sido ayer, no quería contarle a su hermano todos sus sucios secretos referente a su relación con Joey – por favor… necesito ayuda.

-          Pues…

 

Era el día de la graduación en la preparatoria de Domino, Seto sentía un gran alivio de que al fin dejar esa escuela pinchurrienta, de dejar al tarado de Yugi Moto y sus sosos amigos que solo sabían repetir la palabra amistad, justo habían terminado de entregar los papeles, tomar las fotos necesarias, había sido víctima del acoso de las mujeres que al parecer esperaban que él les declarara su amor o que aceptara sus regalos, lo cual solo las vio de manera amenazante y las alejo de él, tomo sus cosas y  empezó a caminar hacía la salida y justo delante de él iban caminando los simios amaestrados que tanto odiaba, por alguna extraña razón la mujer no los acompañaba lo cual hacía que sus neuronas fueran más primitivas de lo normal, decidió no rebasarlos ya que eso significaba que Yugi le hablara que él lo rechazara, que el perro empezara a ladrar sobre su soberbia, que el simio apoyara al perro y que él terminara de malas toda la tarde por tener que rebajarse a pelear con unos animales, así que por salud mental decidió solo ir unos metros detrás de ellos.

Observaba de manera fija como los tres hacían bromas y se reían sin preocupación alguna, en algunas ocasiones se preguntaba que se sentiría ser normal, no tener una compañía y convivir con gente de su edad, estaba pensando en eso cuando vio como el simio de Tristán tomaba al perro Wheeler por la cintura y se le pegaba de manera muy sugerente causando un sonrojo en el perro y que Moto se empezara a reír al ver como su amigo se ponía nervioso con el toque, entonces notó algo que posiblemente Moto no había notado, el simio había embarrado todas sus manos en el pecho del perro y Wheeler había cerrado los ojos y se había puesto rojo hasta las orejas.

Se paró en seco y vio como el simio soltaba al perro y seguían su recorrido, pero ahora Wheeler iba con la cola entre las patas y con las orejas bajas tratando de ocultar su vergüenza y si había visto bien hasta cierto punto excitado por el toque de su zopenco amigo, al verlos salir de su rango de vista volvió a caminar hacia la limosina que lo esperaba en la entrada, durante todo el recorrido no pudo evitar recordar la cara de Wheeler, ese recuerdo paso una y otra vez por su cabeza mientras trabajaba no lograba concentrarse en nada más que en ese perro, ya había aventado casi todas las cosas de su escritorio al piso y no lograba bajar su enojo, no sabía porque estaba enojado realmente, solo sentía un hueco en el estómago que lo hacía sentirse mal, entonces decidió empezar a calmarse porque no podría avanzar en su trabajo y eso implicaba que no durmiera esa noche, cerró los ojos y entonces le vino a la mente como un pequeño flash la imagen de él acariciando al perro por detrás y el rubio sonrojado viéndolo con deseo y vergüenza a la vez, abrió los ojos de golpe y en un arranque de furia lanzó su escritorio por los aires logrando asustar a su secretaria que se encontraba a fuera y que de inmediato entro para ver qué pasaba, no dio más de dos pasos en la habitación, al ver el desastre supo que su jefe estaba de malas y era mejor irse antes de que se desquitara con ella.

Seto estaba respirando de manera agitada por el esfuerzo que había hecho para lanzar el escritorio, así que se sentó y solo hasta ese momento fue consiente de la erección que tenía en el pantalón, solo hasta ese momento entro en sus cabales y empezó a tratar de calmarse, pero su cuerpo no coopero con su mente, así que se metió a su baño privado cerró la puerta y por primera vez en su vida se masturbo teniendo la imagen del perro en su cabeza, excitado, desnudo, a su merced, soltando gemidos, gritando por más.

Iba de regresó a su mansión sintiéndose tonto por masturbarse en su trabajo con la imagen del perro, pero no le dio mayor importancia, se ducho, se dedicó a quemar su ropa porque no quería que hubiera evidencia y se recostó para dormir pensando que había sido una mala jugada de su mente, eso pensó hasta que tuvo sueños húmedos cada noche donde Wheeler era la estrella porno más sensual que hubiera conocido, todos los días terminaba con una ducha fría tratando de calmar su hormonas, ya estaba afónico por culpa del agua fría, así pasó una semana y no lo tolero más debía calmar esa ansiedad que tenía, debía de tener más del perro, sentía como si fuera una droga que tenía que empezar a consumir por que se estaba volviendo loco.

Ese sábado en la mañana contrato a un investigador privado para que le tomara fotos y lo siguiera a diario, claro esto de manera muy discreta bajo un seudónimo para evitar escándalos, también investigó todos los puntos de su vida y se inscribió en la misma universidad que Wheeler, necesitaba verlo para saciar su adicción recién descubierta, cuando empezó a hacer todos los movimientos correspondientes se empezó a sentir mejor, ya no perdía los estribos tan rápido, había hecho una carpeta especial para el perro donde tenía mínimo 10 fotos de cada día de su vida, lastimosamente jamás obtuvo ninguna de él desnudo, pero con sus sueños tan gráficos era más que suficiente.

Al empezar la universidad llegó como la estrella que era en su limosina, con un traje blanco y con unos lentes de sol listo para buscar al perro y hacerlo suyo, no había opción al no, así que camino con toda seguridad hacia su facultad y justo cuando pasaba frente a control escolar lo vio salir del edificio, se había dejado el cabello solo un poco más largo, su piel era tan blanca como la recordaba, sus ojos parecían miel recién hecha por la luz del sol y su cuerpo se veía más tonificado, además de que traía un pantalón de mezclilla desgastado una playera blanca algo ajustada a su cuerpo y tenis blancos con rayas negras, al momento de que el perro alzo la mirada se paró en seco al verlo y justo cuando iba a hacer uno de sus comentarios ácidos vio como el perro literalmente daba la media vuelta y se iba por el lado contrario a donde el caminaba.

Sin saber cómo interpretar esa reacción siguió caminando hacia su facultad fingiendo que no había sido ignorado, pero esa reacción causo muchos estragos en su cabeza, la calma que había conseguido al estar al pendiente del perro durante todo ese periodo separados se había vuelto un huracán de emociones, tristeza, enojo, ansiedad, desesperación, de nuevo enojo y entre tantas que tenía pudo identificar una que se negó a sentir, pero que era la que más gritaba en su cabeza y esa era la decepción.

Mientras tomaba sus clases solo podía recriminarse el hecho de que él (gracias a sus alucinaciones) había creído que Wheeler sentía lo mismo por él, que en cuanto lo viera se sonrojaría como cuando el simio lo toco, que vería ese brillo de deseo con el cual soñaba todas las noches, pero todo eso que él había formulado en su cabeza no era real al menos aún no, debía conseguir que el cachorro empezara a verlo, que lo deseara, que solo pensara en él, en pocas palabras que rogara por que se convirtiera en su dueño.

Pasaron dos años donde tuvo que vivir literalmente acosando al cachorro, el investigador se había encargado de enseñarle su día a día, se había aparecido en lugares donde Wheeler iba (claro de manera discreta), un día los de su facultad lo habían empezado a perseguir para pedirle que posara para una sesión de fotos y él dijo que aceptaría bajo la condición de que el mismísimo Wheeler se lo pidiera en persona y el cachorro fue arrastrado por toda su facultad hasta su salón.

-          Kaiba – Seto alzó sus diamantes azules y vio al cachorro a los ojos, el cual se sonrojo de inmediato agachando la cabeza, casi se podía imaginar las orejas bajas y la cola entre las patas de Wheeler, lo cual lo hizo sonreír con arrogancia ese rubio casi pedía que se lo llevara a un lugar más privado y lo sometiera como había añorado por casi 3 años – bueno… mis compañeros quieren que participes en nuestra sesión fotográfica esta tarde, podrías asistir por favor – Joey parecía a punto de colapsar por el sonrojo que tenía en la cara, la presión de tener a la mitad de su facultad detrás de él esperando a ver qué pasaba, todos los compañeros del castaño esperando la reacción del mismo.

-          Con una condición Wheeler – sus compañeros se sorprendieron por la respuesta y además supiera el nombre de la persona que se encontraba delante de él, Joey lo volteo a ver sorprendido de que no lo llamara perro y sobre todo que se prestara realmente a esa petición solo porque él se lo había pedido – acércate – Joey le temblaron las piernas y su sonrojo aumento más, solo acerco su oreja a la boca del que había jurado era su peor enemigo – debes aceptar tener una cita conmigo – Joey ni en un millón de años se habría imaginado que esa era la condición.

-          De… de… Está bien Kaiba – dijo en una voz inaudible para los demás, pero había sonado como un grito a los oídos del ojiazul, que se levantó mostrando su imponente 1.90 de altura, su figura masculina que estaba enmarcada en sus músculos bien tonificados que había ganado por nadar a diario por 2 horas, su cabello castaño sedoso que caía como cascadas de chocolate sobre su rostro y que hacía contraste con su piel blanca que parecía leche.

-          Vamos a esa tonta sesión de fotos que tengo asuntos más importantes que convivir con ustedes bola de fenómenos – los presentes se dieron cuenta del tremendo cambio del castaño y lo vieron salir siendo seguido cómo si fuera una estrella de cine y el rubio que había logrado romper la barrera que el castaño tenía para todos los seres vivos que lo rodeaban solo había atinado a tirarse al piso muerto de miedo, lo que no sabían era que estaba sonrojado y su corazón parecía salirse de su pecho por los hechos recién ocurridos.

 

Después de haber posado para todos los fotógrafos de la clase de Wheeler había acabado molesto por que las mujeres parecían más concentradas en lograr que él las volteara a ver, pero sus ojos siempre estaban fijos en el mismo punto, el cachorro escondido  en una esquina evitando que lo vieran sus compañeros, le encantaba porque cada cierto tiempo se animaba a levantar la mirada, pero solo se topaba con su mirada azulina y volvía a bajarla evitando más contacto visual del que era necesario, al finalizar la sesión de fotos logro escabullirse de entre la multitud, llegó a la altura del rubio lo tomo de la mano y literalmente huyeron de ese salón y acabaron dentro de su Porche convertible que estaba en el estacionamiento de la universidad.

 

-          Solo hare una vez esta pregunta y sino contestas hare mi santa voluntad – Joey se encogió más en el asiento sin saber que esperar, pero algo le decía que no hiciera movimientos bruscos o acabaría mal esa situación - ¿quieres ir a algún lugar en específico?  - Seto lo pregunto con la mayor amabilidad que le podía salir, había esperado años por esa oportunidad y quería hacer todo lo que venía maquilando en su mente durante todo ese tiempo, pero debía ser paciente porque no quería espantar al cachorro.

-          Pues no realmente… - Seto sonrió al parecer solo le harían falta horas al día para poder disfrutar de su cachorro.

 

Arranco su deportivo y llevó al cachorro a comprarse ropa para la ocasión lo cual fue lo más delicioso que pudo haber hecho ese día, ya que lo iba a llevar a una playa privada que tenía y comprarle un traje de baño había sido una experiencia de infarto, el cachorro se veía bien con todo y su tono de piel era tan blanco como lo había soñado, tenía todo en su lugar, si bien no estaba tan tonificado se daba cuenta de que se mantenía en forma y valla forma…

Al terminar las compras llegaron al edificio de Kaiba Corp. Y lo llevó a la zona donde estaba el helipuerto y sin que Wheeler se lo imaginara él fue el que condujo el helicóptero hasta el hangar privado donde estaba su jet que los llevaría a la playa privada, el cachorro se sentía perdido y pensó por un momento que Kaiba lo iba a secuestra… no estaba tan lejos de la realidad, pero al final se dejó hacer.

Llegaron a la paya privada y Joey se empezó a emocionar con lo que estaba pasando así que sin siquiera fijarse en lo que provocaba en el castaño empezó a desnudarse y a ponerse el bañador mientras corría al mar, Seto quedo pasmado viendo como literalmente corría como Dios lo trajo al mundo y se ponía el bañador de la misma manera y sintió como su cuerpo había despertado, necesitaba calmarse si quería que esa cita funcionará como quería, así que pensó en ancianas desnudas para bajar el calor que empezaba a sentir, a diferencia del perro que parecía no tener pudor él fue a cambiarse al área respectiva y así alcanzar a Wheeler que ya se encontraba flotando a muchos metros lejos de la orilla, le enseño las motos de agua, el yate, la patineta acuática y le señalo un lugar donde podrían hacer paragüismo.

Literalmente se la vivieron de aventura entre cada una de las actividades que brindaba la residencia y en todas se habían divertido mucho juntos, habían olvidado por completo que en la prepa se habían intentado asesinar y sobre todo que no eran los mejores amigos, al llegar el atardecer Joey pensó que se irían de ahí, pero Seto lo guío a la casa de playa y ahí los esperaban para cenar y con las camas listas para que pudieran descansar y continuar con la diversión al día siguiente.

 

-          Kaiba quiero la verdad, ¿por qué me pediste que saliera contigo? – el rubio estaba tranquilo en apariencia, pero en su interior sentía que su corazón iba a explotar.

-          Si a partir de este momento me llamas por mi nombre te lo diere – el castaño sonrió al ver la expresión sonrojada del rubio.

-          Está bien, Seto ¿por qué me invitaste a salir? – el rubio solo quería respuestas, por eso no se puso rejego al momento de las peticiones del castaño, total le estaba regalando el mejor fin de semana de su vida.

-          Porque me gustas pensé que era obvio – dijo el castaño con simpleza mientras terminaba de embarrar mantequilla en la langosta que le habían servido, volteó a ver al rubio que se había quedado de piedra y que además estaba más rojo que un tomate, ya que no se esperaba una respuesta tan simple que le rompiera el mundo por completo - ¿y bien?, también te gusto no – el rubio se levantó de la mesa y corrió hacia su cuarto para poder razonar las palabras que habían salido de la boca del castaño, mientras el mismo terminaba su cena y sonreía para sus adentros pensando que el cachorro no era tan indiferente a su persona.

 

Toco la puerta del cachorro y le avisó donde estaba su habitación por si acaso necesitaba algo, ingresó a su cuarto y se ducho y se puso una pijama ligera ya que hacía mucho calor en las noches, al cerrar los ojos Morfeo se lo llevó de inmediato al mundo de los sueños donde había muchos cachorros para disfrutar de todos y cada uno de ellos, en ese sueño paso algo que casi nunca pasaba, Wheeler se acercó a besarlo, pero en esa ocasión era más deliciosa que cualquier otra sensación, tomo al cachorro entre sus manos y lo recostó sobre las nubes y empezó a besarlo de nuevo de manera apasionada metiéndole mano por donde pudiera, amaba esa piel el sabor, lo calientito del cuerpo ajeno empezó a besar su cuello quitarle la camisa y a chupar sus pezones, por primera vez escuchaba los gemidos de su cachorro tan nítidos, le empezó a bajar el pantalón y tocó su miembro “¿De verdad te gusto Seto?”, escucho el tono de miedo e inseguridad en la voz, que lo devolvió a la realidad, de verdad estaba sobre su cachorro, ya lo había desnudado por completo y su miembro estaba que explotaba por estar dentro de él, pero al ver las lágrimas en los ojos junto a su sonrojo y  las inseguridad en su mirada, decidió parar.

 

-          Perdón… - no sabía porque, pero sintió que debía disculparse por asustarlo – por supuesto que me gustas, sueño contigo todas las noches, eres como una droga que no puedo dejar, te veo y pierdo los estribos… esto no puede ser así, quiere que sea especial para ambos… - Seto se bajó del cachorro y lo ayudo a vestirse, si bien había esperado por eso por tanto tiempo, no podía ser un desgraciado.

-          Gracias – lo vio a los ojos y supo que había hecho lo correcto - ¿puedo dormir contigo? – Seto sonrió ya que al parecer no había sido una total pérdida de tiempo.

-          Claro.

 

Después de esa salida, hubieron muchas más, donde ambos se escapaban de fin de semana completo a cualquier lugar para divertirse, darse besos lejos de la prensa, para conocerse poco a poco y así crear un lazo que no podía ser roto por nadie, ya que en esas salidas no solo cultivaron su amor, sino también paciencia y confianza, se contaban todo sobre cualquier cosa, querían que esa relación funcionara y por eso ambos pusieron mucho de su parte para salir a delante.

-          Pues… mira Mokuba, primero que nada debes de aprender mucho de la otra persona, dedicarle tiempo, mostrarle todo lo que tú eres y sobre todo ser honestos entre ustedes, la confianza es la base de cualquier relación y jamás debes de forzar las cosas, todo se debe ir dando poco a poco, de tal manera que ambos se sientan plenos y satisfechos sin tener que recurrir a cosas tan vacías como el sexo – Mokuba se sonrojo al escuchar esa palabra de la boca de su hermano, pero entendió todos lo que le había querido decir – además recuerda que a pesar de lo que eres, esa persona te querrá por lo que puedes hacerla sentir.

-          Gracias hermano – sonrió y se paró listo para empezar desde cero con el pelinegro mayor, aun no se sentía listo para decirle quien era en realidad, pero si se sentía listo para demostrarle sus sentimientos y tratar de conquistarlo.

Fin.

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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